Monday, 30 March 2020

La emancipación de la mujer

No se puede negar que la agricultura empoderó al hombre sobre la mujer, permitiéndole masculinizar la religión que alguna vez estuvo más cerca de la madre tierra. 
Tampoco puede ocultarse el hecho que la industrialización no nos liberó para compartir en equidad, ya que las máquinas requerían de nuevos expertos- ingenieros, mecánicos, obreros-, todos hombres, responsables de la acumulación de la riqueza, reforzándo así el patrimonio, el patriarcado y los roles de género. 
Pero también es muy cierto que la nueva era de telecomunicaciones y digital de la internet ha abierto avenidas de emancipación y empoderamiento femenino, arrojando los roles de género al aire como un par de oportunos dados. Es así que la mujer actualmente puede decidir no "cumplir" con su tradicional función de esposa y madre para mejor optar por un trabajo y carrera propia - muy lejos del hogar, la fábrica y la oficina masculinizada de las eras anteriores.
No solo puede prepararse como ingeniera, licenciada, mecánica, doctora, antropóloga, arqueóloga o cualquier otra profesión alguna vez reservada para los hombres. También puede desenvolverse y sobresalir como diseñadora, modista, empresaria, política, mercadóloga, actríz, artista, arquitecta, comunicóloga, maestra, música, escritora, bloggera, influencer, et cetera, siguiendo el ejemplo de millones de mujeres alrededor del mundo que ya lo hacen, y que prefieren eso a seguir con la pataleta y el enfrentamiento que caracteriza al feminismo extremo.
Y aunque es cierto que el péndulo ha sido empujado hacia un lado por los hombres para favorecerlos, la solución no radica en llevarlo al otro extremo buscando hacer lo mismo, ya que ahí no está la emancipación económica tan añorada. Tampoco está la paz ni la igualdad que las menos radicales desean.
La clave está en soltar las intenciones de amarre pendular vengativo, permitiéndose aprovechar las nuevas avenidas que ésta era tecnológica nos ofrece, aceptando que el pasado masculinizado no puede cambiarse.
Es más, es urgente que aprovechen lo que ya existe, antes de que la robótica y la Inteligencia Artificial nos arrebate el trabajo que todavía está disponible ahí para todos, hombres y mujeres. Trabajo que los poderosos buscan otorgar a máquinas autónomas para ahorrarse los salarios y prestaciones, escenario distópico que disparará la violencia a niveles no imaginados. 
Realidad que también en su momento será disfrazada por los medios como luchas de género para dividirnos aun más, para no darnos cuenta de lo que sucede en cuanto al empoderamiento de las corporaciones que controlan la economía por sobre la política y su numerosa burocracia. En otras palabras, los políticos han sido rebasados por estos nuevos poderes que los corrompen para que aflojen los permisos. Por eso es inutil patearles la puerta a los que tal vez podrían todavía legislar en lo que les toca pero por las buenas.
La emancipación y la trascendencia, tanto de la mujer como la del hombre, está en unirnos como fuerza laboral y económica para que ningun empresario, máquina, robot o androide pueda dejarnos sin que hacer en esta tierra, que aunque no nos pertenece, si nos seguirá ofreciendo consuelo y un sentido de humanidad compartida.

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