"Si yo me callo, gritarían las
piedras de los pueblos de América Latina que están dispuestos a ser libres de
todo colonialismo después de 500 años de coloniaje."
- Hugo Rafael Chávez Frías
Lo
que más me asombra del personaje de Hugo Chávez fue su imperiosa necesidad de mostrarse como un líder
carismático con vigencia en el mundo contemporáneo. Solo por esto es que se nos abrió la
oportunidad de presenciar uno de los cultos a la personalidad más interesantes
de la historia.
Este
militar convertido en político canalizó la energía popular para catapultarse al
poder, en una época en la cual el protagonismo sudamericano era solo un sueño. La
consolidación de Chávez se daba a la par del surgimiento de otras figuras, como
la de Néstor Kirchner en Argentina y la de Lula da Silva en Brasil. Pero debemos de tener en mente que el
giro a la izquierda socialista en el subcontinente era solo un proyecto de
algunos, como el de Venezuela, del Ecuador y el de Bolivia. Pero muchos otros
no fueron persuadidos por sus ‘bondades’. En esa línea, la emancipación
poscolonial no se daba por razones políticas, si no por la relevancia de las abundantes
materias primas regionales que despertaron el interés de China y otras naciones
emergentes. Sudamérica, liderada por Brasil, se hacia relevante por merito económico
propio, y fue aquí donde Chávez
trato de aprovechar la coyuntura para legitimarse al frente de todo, intentando
avanzar agendas como el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América)
y el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas).
Parte
de su estrategia política fue el tomar como estandarte al personaje de Simón Bolívar,
el cual en combinación con el socialismo marxista, fungió como su base ideológica.
Más aun, Chávez ganaba apoyo popular agrediendo al empresariado venezolano, el
cual se había consolidado mediante la diversificación, más allá del la economía mono-productora de petróleo. Pero como ya se dijo, la mayoría de los países vecinos se
distanciaron claramente de su proyecto bolivariano. Fue por ello que Chávez
busco legitimar su revolución mediante el acercamiento con Cuba y otros países no alineados con
occidente como Irán. Con esto no
solo ponía en riesgo su adhesión al bloque comercial sudamericano
(MERCOSUR), si no toda su imagen
internacional, al frente de una nación que solo una década atrás pasaba
inadvertida para el mundo.
Fue
aquí en donde Chávez adoptó su postura más recalcitrante ante el ‘Imperio Americano’,
como constantemente se refería a los Estados Unidos de América. Esta estrategia
le brindó ciertos frutos, ya que logró incrementar su popularidad ante gran
parte de la ciudadanía. Ejemplo de ello es que la misma no se cansó de
refrendarlo en las urnas - extendiendo con ello la vida política de este controversial
personaje - el cual en la practica intentaba encarnarse como una especie de avatar
de Simón Bolívar.
Pero
no solo de carisma vivía Hugo Chávez. Este transformó los excedentes petroleros
en una espada metafórica, la cual le permitió acrecentar su poder sobre todos
los sectores del país, haciéndose del control de los medios de comunicación en
el camino. La propaganda de su revolución se vio obviamente favorecida, y de
aquí comenzaron a desprenderse todo tipo de estadísticas que le legitimaban -
incluyendo las que aseguraban el crecimiento económico constante, las que
señalaban la reducción de la desigualdad socioeconómica, las que vitoreaban sus
logros educativos, y las que apuntalaban la construcción de infraestructura y de
vivienda popular. Chávez mantuvo bien lubricada a su base popular y partidista
con los caudales de dinero producto del ‘oro negro’, el cual vendía alegremente
en los mercados con mayor tinte
capitalista del mundo.
Pero
lo mejor estaba por venir para su sueño bolivariano. La política exterior de Estados Unidos dio
un giro inesperado a raíz de los atentados del 11 de Septiembre del 2001, y
esto lo envalentonó aun más. Sentado sobre una de las mayores reservas petroleras del mundo, este elevó sin cesar su retorica anti-imperialista.
Como resultado de ello, su partido se convirtió en una organización clientelar, el cual logró hipnotizar
a un pueblo entero de la eternidad de las promesas populistas de su líder. Chávez tuvo logros sociales, es cierto,
pero también es cierto que este logró
dividir a su población bajo líneas étnicas y de clase de forma
substancial. Mi visita a Venezuela en Diciembre del 2011, y mis recurrentes entrevistas
con diferentes capas de la sociedad, lo corroboraron. Por eso creo que las polarizaciones de corte social, político y económico de esta nación tardarán algún tiempo
en revertirse.
Confieso
que me agradaba ver al comandante señalar los excesos y debilidades de Estados
Unidos. Pero mas allá de las emociones, finalmente me doy cuenta que Hugo Chávez
representa otra versión mas del líder
megalomaniaco, que hace uso de cualquier estratagema para ganarse la admiración. En ese sentido, creo que su
constante refrendo publico no es más que un espejismo temporal, el cual se
desvanecerá ante el oprobio de los que alguna vez le endiosaron.