Recuperar
el terreno perdido. Esa fue la motivación principal para la elección del nuevo
Papa. Por un lado la Iglesia busca un líder que ponga de nuevo en alto a su marca. Pero por otro lado se ha vuelto urgente el tomar en cuenta
a la base de fieles que habitan más allá de Europa, continente que ha
convertido a muchísimas de sus iglesias en museos y centros para conciertos
musicales.
El ultimo papa Ratzinger no solo reprobó en
carisma e interés por lo religiosamente prioritario, si no que aparte dejó a América
Latina fuera de su radar, prefiriendo avocarse a enfrentar el avance islámico
en Europa. Pero el resultado de haber confrontado directamente a otra religión -
en tierras que originalmente les invitaba a laborarlas - fue la polarización entre culturas y sistemas
de valores, que ahora se ven en la necesidad imperiosa de dialogar por si mismas de forma comunitaria.
En ese sentido, la multiculturización
del viejo continente se esta dando sin la xenofóbica sanción política ni religiosa de sus representantes. Europa
no solo pierde su fe católica que la vio nacer, si no que lentamente también
pierde su relevancia económica, como pilar fundamental del
binomio occidental que hasta hace poco
dominaba al mundo. En ese línea, la Iglesia pone un pie fuera de sus reinos clasicos, buscando acomodarse en una de las regiones con mayor pleitesía
católica y potencial económico del mundo, América Latina.
Por el
lado estratégico, la razón fundamental y
simbólica de enaltecer a Bergoglio es mediática, en el afán de convertirlo en una figura
tele-evangelizadora y peregrina al estilo de Juan
Pablo II. En esta ocasión se buscará sacar máximo provecho de la supuesta
austeridad y preocupación por los pobres
de Francisco en la televisión. Con esto se espera poder sacarlo
adelante como ‘vicario de cristo’, pero también servirá para cubrir las múltiples acusaciones civiles a papas anteriores por motivo
de las luchas de poder político e intereses financieros en que ha incurrido la
institución que encabezaban. Aquí incluyo las ya acumuladas demandas por casos de pederastia, completando
con ello un paquete de antagonismos que han dejado huella en la forma
de números rojos para la Iglesia. En este sentido la disuasión semiótica y las relaciones publicas que
ofrecen los medios de comunicación lograrán maravillas para su causa.
El capital mediático que Bergoglio ha
logrado acumular hasta ahora será lo que simbólicamente lo caracterizará
durante su mandato. Aparece en escena este hombre ‘humilde’ que ciertamente intentará
utilizar su postura critica ante el neoliberalismo como el lubricante que lo
acerque al pueblo empobrecido de la región. Latinoamérica se encuentra en pleno
despegue producto de las incongruencias del fundamentalismo de mercado con
tintes religiosos que el neoliberalismo americano dejo en su camino.
Chávez identificó hasta cierto punto a este enemigo, y al irse le dejó el campo libre a Bergoglio para tomar el liderazgo critico en contra el sistema que mas injusticias ha generado en los últimos tiempos. Comoquiera que sea, el subcontinente ha dejado de ser el patio trasero de EUA por méritos económicos y culturales propios. Pero detrás de las asimetrías ideológicas en América Latina se encuentra una realidad estratégica de recursos naturales. Ahí podemos encontrar todo tipo de materia primas que las potencias mundiales y demás corporaciones transnacionales desean, y esto hace de esta parte del mundo una de las más determinante para el futuro de la civilización.
La Iglesia Católica rompe pragmáticamente con su molde europeo, pero únicamente de forma superficial. Esto quiere decir que la marca de su nuevo líder será latinoamericana, pero los ritos y sus modos de producción discursiva – incluyendo la ancestral herencia del nuevo monarca – se mantienen romanizados hasta la medula. Es difícil pensar que la significación de un jesuita de origen italiano pueda ser suficiente para la transformación que muchos le exigen a la institución. Por eso creo que la ordenación de la mujer, el celibato, y los intereses políticos y económicos en que se han inmiscuido, seguramente se mantendrán intactos.
Chávez identificó hasta cierto punto a este enemigo, y al irse le dejó el campo libre a Bergoglio para tomar el liderazgo critico en contra el sistema que mas injusticias ha generado en los últimos tiempos. Comoquiera que sea, el subcontinente ha dejado de ser el patio trasero de EUA por méritos económicos y culturales propios. Pero detrás de las asimetrías ideológicas en América Latina se encuentra una realidad estratégica de recursos naturales. Ahí podemos encontrar todo tipo de materia primas que las potencias mundiales y demás corporaciones transnacionales desean, y esto hace de esta parte del mundo una de las más determinante para el futuro de la civilización.
La Iglesia Católica rompe pragmáticamente con su molde europeo, pero únicamente de forma superficial. Esto quiere decir que la marca de su nuevo líder será latinoamericana, pero los ritos y sus modos de producción discursiva – incluyendo la ancestral herencia del nuevo monarca – se mantienen romanizados hasta la medula. Es difícil pensar que la significación de un jesuita de origen italiano pueda ser suficiente para la transformación que muchos le exigen a la institución. Por eso creo que la ordenación de la mujer, el celibato, y los intereses políticos y económicos en que se han inmiscuido, seguramente se mantendrán intactos.
Otra de
las razones fundamentales para el nombramiento latino es que se esta intentando
llenar los huecos del mesianismo de
algunos lideres como Hugo Chávez, buscando sustituirles con una visión religiosa
mas institucional, para ponerla sobre la que caudillos como este utilizan para legitimarse.
Invocar a las mismísimas deidades sobre las que la Iglesia esta amparada es
mucho más que una herejía, es una afronta a su poder y razón de ser. La Iglesia
Católica no solo busca salvaguardar la supuestamente más
digna forma de creencia y ritual
religioso, si no que en esa línea intenta mantenerse como la opción más solida,
que pueda prevenir el cada vez más profundo giro hacia la izquierda en el subcontinente. Y en esto
asumo que cuenta con el apoyo tácito de EUA y Europa.
Siguiendo
con esta lógica no debemos de descontar tampoco el avance de las distintas denominaciones cristiano-protestantes
en la región, con importantes presencias que van desde las bautistas evangélicas,
hasta los mormones y los mas histriónicos pentecostalismos. Los efectos de
estas formas analógicas de interpretar la vida del cristo están causando
estragos en los números de seguidores católicos, y para ejemplo basta viajar al
sur de México para observar este fenómeno de primera mano.
Con todo
esto quiero decir que lo la Iglesia Católica busca refrendar con este
nombramiento son dos factores, por un lado esta su nombre y por el otro su
presencia geo-política en el mundo.
Para eso ha escogido a la región mayoritariamente católica,
la cual
es coincidentalmente la segunda con mayor crecimiento económico en el mundo después
de Asia.
Pero no
olvidemos que en Latinoamérica la Iglesia no es completamente bienvenida, y no
solo Chávez sirve aquí como ejemplo. Ayer mismo, Cristina Fernández de Kirchner,
buscó refrendar su poder ‘patriarcal’ al
frente de su país, al hacerle ver indirectamente a Francisco que su elección
al frente de la Iglesia estuvo politizada, por lo cual la presidenta aprovecho simbólicamente para
invocar su intermediación en pro de la defensa – también política - de las
Malvinas.
Y que
decir del intento filosófico de modificar los alcances de la Iglesia en Latinoamérica,
los cuales bajo la dichosa Teología de la liberación, mostraron ya de forma
infructífera ese supuesto interés de mejorar las condiciones de los
pobres. Es obvio que esa teología
fracasó gracias a la injerencia del
Vaticano y de Washington (los cuales en
concierto abogaron en contra de la ahora ex Unión Soviética), pero también fracasó
por haberse aparejado a líneas ideológicas de corte marxista. Hoy personajes como Hugo Chávez las enarbolan y sintetizan perfectamente, por eso la urgencia de la Iglesia de revivir el discurso y la flama religiosa en la región.
El Papa Francisco deberá navegar entre extremos mesiánicos
y fundamentalismos de mercado para ver si esta vez su Iglesia logra hacer reverberación
institucional con números reales, y no solo llenando esos vacíos con discursos
piadosos para los más necesitados. Para ello deberá tener mucho cuidado, ya que
claramente busca legitimarse de esta manera, y como ya dije, la incredulidad popular es la que ha
lastimado la confianza de la feligresía.
Dura
tarea tiene Francisco por delante. Esperemos que logre acercar un poco más a
la institución que representa a la honestidad
y la sensibilidad necesarias para
alejarle del monopolio corporativo sobre dios que de forma tangible han buscado perpetuar. Los reflectores están puestos
en nuestro cálido continente, muy lejos de la base europea que hoy es asediada
- ya no por barbaros guerreros medievales - si no por los cada vez más creciente
cuota de ciudadanos pensantes y racionales que han dejado de creer en esta, una
de las más herméticas e incongruentes instituciones del mundo.
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