Tuesday, 19 March 2013

De pragmatismo y otras divinidades




Recuperar el terreno perdido. Esa fue la motivación principal para la elección del nuevo Papa. Por un lado la Iglesia busca un líder que ponga de nuevo en alto a su marca. Pero por otro  lado se ha vuelto urgente el tomar en cuenta a la base de fieles que habitan más allá de Europa, continente que ha convertido a muchísimas de sus iglesias en museos y centros para conciertos musicales.

El ultimo papa Ratzinger no solo reprobó en carisma e interés por lo religiosamente prioritario, si no que aparte dejó a América Latina fuera de su radar, prefiriendo avocarse a enfrentar el avance islámico en Europa. Pero el resultado de haber confrontado directamente a otra religión - en tierras que originalmente les invitaba a laborarlas -  fue la polarización entre culturas y sistemas de valores, que ahora se ven en la necesidad imperiosa de  dialogar por si mismas de forma comunitaria. En ese sentido, la multiculturización del viejo continente se esta dando sin la xenofóbica sanción  política ni religiosa de sus representantes. Europa no solo pierde su fe católica que la vio nacer, si no que lentamente también pierde su relevancia económica, como pilar fundamental del binomio occidental que hasta hace poco  dominaba al mundo. En ese línea,  la Iglesia pone un pie   fuera de sus reinos clasicos, buscando acomodarse en una de las regiones con mayor pleitesía católica y potencial económico del mundo, América Latina.


Por el lado estratégico, la razón fundamental y  simbólica de enaltecer a Bergoglio es mediática, en el afán de convertirlo en una figura tele-evangelizadora y peregrina al estilo de  Juan Pablo II. En esta ocasión se buscará sacar máximo provecho de la supuesta austeridad y preocupación por los pobres  de Francisco  en la televisión. Con esto se espera poder sacarlo adelante como ‘vicario de cristo’, pero también servirá para cubrir las múltiples  acusaciones civiles a papas anteriores por motivo de las luchas de poder político e intereses financieros en que ha incurrido la institución que encabezaban. Aquí incluyo las ya acumuladas demandas por casos de pederastia, completando con ello un  paquete de antagonismos que   han dejado huella en la forma de números rojos para la Iglesia. En este sentido la disuasión semiótica y las relaciones publicas  que ofrecen los medios de comunicación lograrán maravillas para su causa.


El capital mediático que Bergoglio ha logrado acumular hasta ahora será lo que simbólicamente lo caracterizará durante su mandato. Aparece en escena este  hombre ‘humilde’ que ciertamente intentará utilizar su postura critica ante el neoliberalismo como el lubricante que lo acerque al pueblo empobrecido de la región. Latinoamérica se encuentra en pleno despegue producto de las incongruencias del fundamentalismo de mercado con tintes religiosos que el neoliberalismo americano dejo en su camino.  

Chávez identificó hasta cierto punto a este  enemigo, y al irse le dejó el campo libre   a Bergoglio para tomar el liderazgo critico en contra el sistema que mas injusticias ha generado en los últimos tiempos.  Comoquiera que sea, el subcontinente ha dejado de ser el patio trasero de EUA por méritos económicos y culturales propios. Pero detrás de las asimetrías ideológicas en América Latina   se encuentra una realidad estratégica de recursos naturales. Ahí podemos encontrar todo tipo de materia primas que las potencias mundiales y demás corporaciones transnacionales desean, y esto hace de esta parte del mundo una de  las más determinante para el futuro de la civilización.


La Iglesia Católica rompe pragmáticamente con su molde europeo, pero únicamente de forma superficial. Esto quiere decir que la marca de su nuevo líder será latinoamericana, pero los ritos y sus modos de producción discursiva – incluyendo la ancestral  herencia del nuevo monarca – se mantienen romanizados hasta la medula. Es difícil pensar que la significación de un jesuita de origen italiano pueda ser suficiente para la transformación que muchos  le exigen a la institución. Por eso creo que la ordenación de la mujer, el celibato, y los intereses políticos y económicos en que se han inmiscuido, seguramente se  mantendrán intactos.   


Otra de las razones fundamentales para el nombramiento latino es que se esta intentando llenar los huecos del mesianismo de algunos lideres como Hugo Chávez, buscando sustituirles con una visión religiosa mas institucional, para ponerla sobre la que  caudillos como este utilizan para legitimarse. Invocar a las mismísimas deidades sobre las que la Iglesia esta amparada es mucho más que una herejía, es una afronta a su poder y razón de ser. La Iglesia Católica  no solo  busca salvaguardar la supuestamente más digna  forma de creencia y ritual religioso, si no que en esa línea intenta mantenerse como la opción más solida, que pueda prevenir el cada vez más profundo giro hacia la  izquierda en el subcontinente. Y en esto asumo que cuenta con el apoyo tácito de EUA y Europa.

Siguiendo con esta lógica no debemos de descontar tampoco el avance de las distintas denominaciones cristiano-protestantes en la región, con importantes presencias que van desde las bautistas evangélicas, hasta los mormones y los mas histriónicos pentecostalismos. Los efectos de estas formas analógicas de interpretar la vida del cristo están causando estragos en los números de seguidores católicos, y para ejemplo basta viajar al sur de México para observar este fenómeno  de primera mano.

Con todo esto quiero decir que lo la Iglesia Católica  busca refrendar  con este nombramiento son dos factores, por un lado esta su nombre y por el otro  su presencia geo-política en el mundo. Para eso ha escogido a la región mayoritariamente católica,


la cual es coincidentalmente la segunda con mayor crecimiento económico en el mundo después de Asia.



Pero no olvidemos que en Latinoamérica la Iglesia no es completamente bienvenida, y no solo Chávez sirve aquí como ejemplo. Ayer mismo, Cristina Fernández de Kirchner, buscó refrendar su poder ‘patriarcal’  al frente de su país, al hacerle ver indirectamente a Francisco  que su elección al frente de la Iglesia  estuvo politizada, por lo cual  la presidenta aprovecho simbólicamente para invocar su intermediación en pro de la defensa – también política - de las Malvinas.

Y que decir del intento filosófico de modificar los alcances de la Iglesia en Latinoamérica, los cuales bajo la dichosa Teología de la liberación, mostraron ya de forma infructífera ese supuesto interés de mejorar las condiciones de los pobres.  Es obvio que esa teología fracasó gracias a la injerencia del Vaticano y de Washington  (los cuales en concierto abogaron en contra de  la ahora ex Unión Soviética), pero también fracasó por haberse aparejado a líneas ideológicas de corte marxista. Hoy personajes como  Hugo Chávez las enarbolan  y sintetizan perfectamente, por eso la urgencia de la Iglesia de revivir el discurso y la flama religiosa en la región.   

El Papa Francisco  deberá navegar entre  extremos mesiánicos y fundamentalismos de mercado para ver si esta vez su Iglesia logra hacer reverberación institucional con números reales, y no solo llenando esos vacíos con discursos piadosos para los más necesitados. Para ello deberá tener mucho cuidado, ya que claramente busca legitimarse de esta manera, y como ya dije, la incredulidad popular es la que ha lastimado la confianza de la feligresía. 

Dura tarea tiene Francisco  por delante. Esperemos que logre acercar un poco más a la institución que representa a la honestidad y la sensibilidad necesarias para alejarle  del monopolio corporativo sobre dios que de forma tangible  han buscado perpetuar. Los reflectores están puestos en nuestro cálido continente, muy lejos de la base europea que hoy es asediada - ya no por barbaros guerreros medievales - si no por los cada vez más creciente cuota de ciudadanos pensantes y racionales que han dejado de creer en esta, una de las más herméticas e incongruentes instituciones del mundo.

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