Sunday 30 August 2015

El fin del liberalismo

'Superar el mito de que hay algo objetivamente definido como 'libre mercado es el primer paso para entender al capitalismo'

Ha-Joon Chang (1963- ) economista coreano


Uno tras uno se colapsan los cimientos de la ideología liberal, ya que la constante  intervención de los mercados es indicativa de que las prioridades del Estado han cambiado.

En esa línea, el individuo, al que tanto se refieren las constituciones que nos 'rigen' en nombre de la libertad, ha sido sustituido, de facto, por la persona corporativa.

Con persona corporativa me refiero a la marca o razón social con la que las empresas trasnacionales participan en las sociedades,  definiendo  un   concepto  especifico para simplificar su estrategia publicitaria, pero también para facilitar los manejos legales para con el Estado (por ejemplo, el nombre de un refresco muy popular).

Detrás de dicho  producto y marca existe un grupo de accionistas, los cuales por lo general suelen ser tantos  que su  responsabilidad legal se diluye al momento de las acusaciones  por abusos corporativos.  Dicho de otra forma, los accionistas nunca dan la cara, para eso tienen una muralla de abogados y cabilderos.

La persona corporativa simboliza una unidad, pero de ninguna manera dicha unidad se asemeja a la integridad de la persona individual, esa que  a capa y espada revolucionaria ganó su derecho a vivir y ser respetado bajo ordenes  republicanos.

Dicho individualismo, que  técnicamente es todavía la base  ideológico-moral del liberalismo anglo-americano, fue gradualmente  revestido de ideas de libre mercado, ya que una cosa es respetar los derechos de alguien en el papel y otra es darle reglas y herramientas para que  trabaje y aporte a la colectividad con la cual  cohabita.

Entonces, esencial para el funcionamiento de ese tipo de sociedad era el Estado, que cambió su disfraz monárquico por uno de regulador de los libres mercados necesarios para armonizar los egoismos de los individuos. La libertad en este contexto es económica, por lo que la representación política solo puede ser legitima si previamente instituye   reglas del juego claras, que  motivan a los individuos a  participar, y en el proceso construir  sociedades prosperas y equitativas.

Actualmente podemos ver como  una banca central supuestamente  pública y autonoma como la Fed, en la practica trabaja para la banca corporativa privada. Este ente rector de la economía, que en una mano carga una calculadora y en la otra una impresora, se ha dedicado a mantener las  tasas de interes muy bajas, todo mientras imprime el dinero suficiente para seguir  lubricando al 1% de la población.

O sea, que en vez de fungir como la institución primaria para coordinar la política macroeconómica (que en nuestra era   neoliberal se reduce al control de los flujos de dinero, en algo conocido como  monetarismo), este 'templo' central   del dogmatismo financierista se dedica a elevar las expectativas y los precios de los bienes y los activos, los cuales son cada vez más controlados por corporaciones.

Es así como la banca central claudica de su razon de ser. Su preferencia  es la banca privada que detona el casino capitalismo que ahora hunde las bolsas de valores mundiales. Por eso es que los precios reales y la canasta básica no corresponden a las cifras de inflación que este clero nos arroja. Estan tan  preocupados por la salud del sistema financiero y los valoraciones de sus activos como para hacer caso al individuo común que alguna vez juraron defender. En pocas palabras, la manipulación de los tipos de cambio y  la impresión de dinero sin limites -para crear crédito barato para la banca privada-, equivale  a intervenir  en ese libre mercado que tanto le presumen  al mundo 'incivilizado'.

Ulteriormente, la bancarrota no sólo es financiera, si no ideológica y moral, ya que  los bancos centrales básicamente se han convertido en poderosas  lavanderías  para la corporación trasnacional que trabajan. Les es más rentable aliarse con los dueños de los medios de producción que con los atomizados individuos que los trabajan  y que con la mano en la constitución juran representar.

El colapso de la bolsa de valores es simplemente el reflejo de la reincidente manipulación de los supuestos  'libres mercados'.

Thursday 27 August 2015

Migración sistematizada

‘‘Si tu meta es frenar la migración, lo mejor es trabajar por un sistema global más equitativo’’
Aviva Chomsky (1957-) profesora estadounidense

Los recientes ‘escándalos’ migratorios, que muchos políticos exacerban para ganar capital político, son mucho más que una crisis pasajera, ya que las masas de desplazados que llenan las pantallas de TV son un fiel reflejo del desorden que impera en nuestra civilización.
A la tradicional búsqueda de una mejor vida, que por lo general ha motivado las migraciones de los últimos tiempos, ahora hay que sumarle cuatro novedosas causas. La primera es la profundización del conflicto neocolonial por la lucha de las materias primas que sostienen la forma de vida de consumo, lo cual ahora incluye a las sociedades emergentes de Oriente.
El mejor ejemplo de esto es la disputa por África entre los EUA y China, ya que el asediado continente está lleno de recursos. Lo sucedido en Libia, en cuanto a la remoción de Gaddafi –que arrojó a la nación al caos– apunta en esta dirección. Este país norafricano, por donde irónicamente están transitando gran parte de los migrantes con rumbo a las costas italianas, es una potencia petrolera, como también es líder en reservas de oro y agua dulce. En este párrafo también podemos incluir la dura situación de Irak, Afganistán, Pakistán y Yemen, entre otros.
El segundo disparador de la migración es la siniestra y cada vez más común compra de tierras fértiles en el mundo en desarrollo. Este negocio de corte privado tiene a corporaciones transnacionales y a muchos billonarios saudíes, suecos, australianos, canadienses, británicos y alemanes, entre otros, adquiriendo grandes tractos de tierra en África y Asia, transacciones que obviamente son lubricadas con la corrupción más rampante. Esto obliga a los habitantes originarios a desplazarse, ya que sus ‘propiedades’ han sido vendidas al mejor postor.
El tercer factor que ha motivado las recientes migraciones es la depresión económica experimentada por cada vez más poblaciones, las cuales son metafóricamente ‘secuestradas’ por las inestables fluctuaciones inflacionarias de los tipos de cambio. Un buen ejemplo de esto es México, país que depende cada vez más del dólar estadounidense, y que por ende sufre en igual proporción a su dependencia.
La inflación macroeconómica del 2.3% no se sujeta a la realidad, ya que una devaluación tan fuerte como la que nos aqueja destruye a su paso los pocos avances logrados. En cualquier país, incluyendo a México, este tipo de devaluaciones obliga a la gente a migrar hacia donde la estabilidad salarial asegura un mejor poder de compra.
Bajo condiciones normales, ésta sería la ruta de escapatoria preferida por los desposeídos de este lado de la frontera. Sin embargo, nuestro vecino del norte cerró la frontera debido a su estancamiento económico, y con ello se ‘averió’ la válvula social que le permitía a los gobiernos controlar la situación. Ulteriormente los ‘desplazados económicos’ ahora migran dentro del país, lo cual agrava todavía más la situación de inseguridad y violencia por la que atravesamos.
El cuarto, y más encubierto factor que incrementa la migración, es el cambio climático, ya que la modificación en los patrones del medio ambiente alteran las expectativas de una agricultura ya de por sí vilipendiada por el olvido y la privatización. Ya sea por sequías, inundaciones o plena aridez, hay cada vez menos certidumbre en el campo.
Un buen pero casi desconocido ejemplo es Siria, país que sufrió prolongadas sequías previo a la revolución de 2011, la cual fue finalmente interpretada a conveniencia por los invasores como un fenómeno puramente político. O sea, que mucho del descontento que después fue capitalizado por la oposición al régimen de Assad, se encendió por razones socioeconómicas, debido a la poca disponibilidad y los altos precios de los alimentos.
En pocas palabras, lo que está intensificando las migraciones a escala global es el neomercantilismo, la compra de tierras lejanas, la inestabilidad económico-financiera y el cambio climático.
Ante esta realidad avasalladora la respuesta de algunos es la negación institucionalizada, mientras que otros se aprovechan para encrespar el odio, apuntando dedos y categorizando a los menos responsables.
Es cierto que las migraciones de los Siglos XIX y XX dibujaron una línea desde el sur subdesarrollado hacia el primer mundo norteño. No obstante, la situación ha cambiado, ya que aunque ese norte (EUA, Europa) sigue teniendo un mejor nivel de vida que muchos, su difícil situación actual le imposibilita darle entrada a los millones que hoy lo necesitan. Esta es la principal razón por la que EUA y Europa se están convirtiendo en fortalezas armadas, construyendo murallas con la intención de desconectarse de una realidad a la que con sus actos también contribuyeron.
Por eso, en vez de estar sacando ventaja política del sufrimiento estructural del que participan, yo le recomendaría a los cuasi líderes del mundo ‘civilizado’ que mejor hagan un análisis a consciencia, antes de aparecer ladrando en TV.

Tuesday 25 August 2015

De apuestas y burbujas

'La burbuja de 100 años de expansión crediticia ahora debe implosionar'
Egon Von Greyerz (1950-) fundador de Matterhorn Asset Management
A los dos y medio millones de millones de dólares en pérdidas bursátiles de la semana pasada hay que sumarle las de ayer, claro indicador de que el casino capitalismo al que jugamos está llegando a su límite.
Empiezan a surgir comparaciones entre la inestabilidad financiera actual y el crack de la bolsa de Wall Street de 1929, el cual, como sabemos, marcó el inicio de una de las más profundas depresiones económicas en la historia moderna de Occidente.
Las semejanzas siguen una lógica económica, ya que por lo general, una estrepitosa caída bursátil suele ser el efecto natural de la prolongada especulación, mejor entendido en el argot financiero como ‘‘boom’’.
Una bolsa al alza crea un factor psicológico de bonanza, que motiva a cada vez más gente a apostarle a la tendencia alcista, lo cual a la postre crea una burbuja económica en distintos sectores de la sociedad.
Otra característica de los colapsos bursátiles es que suelen arrastrar consigo a los precios de los commodities (mercancías) que se intercambian en los mercados globales, como son los alimentos, los minerales, o los mismos hidrocarburos, como el petróleo y el gas natural.
En esa línea, el precio del petróleo a la baja es un símbolo de que existe una sobreproducción y sobreoferta del energético, el cual no logra colocarse debido a la ralentización económica de China y otros emergentes, que han reducido su crecimiento en un par de puntos porcentuales.
Todo esto afecta a las economías en cuanto al precio de los insumos y el de las exportaciones de productos terminados. Sin embargo, otro factor que deprecia todavía más las cosas es la confianza del consumidor, la cual suele desplomarse a la par de las expectativas de crecimiento. La incertidumbre suele afectar a los que navegan sobre deuda, ya que no pueden saber cual será el costo de los intereses a mediano plazo.
La última, y posiblemente más determinante causa, y a la vez efecto de los derrumbes financieros es la guerra, la cual suele ser el último recurso para los que buscan perpetuar su hegemonía a toda costa. La crisis del 29 no sólo afectó a muchas naciones, si no que también se vino abajo el comercio y el orden internacional, depresivo preámbulo al fascismo que propicio la Segunda Guerra Mundial. Como dije en columnas anteriores, el álgido discurso de Donald Trump apunta en esta dirección.
La principales diferencias entre 1929 y 2015 son tres. La primera es la globalización del crédito que la tecnología de la información aceleró a partir de la década de los ochenta. Prácticamente sólo tienes que oprimir una tecla para transferir grandes sumas de dinero virtuales por doquier, lo cual de forma inversa facilita la eliminación de la riqueza creada por la especulación en tiempos de crisis. La segunda diferencia es la consolidación del capitalismo neoliberal en gran parte de mundo, lo cual significa que la interconexión económica de las naciones es mucho más aguda hoy que en el siglo pasado.
La tercera la menciono ahora, pero ahondaré en ella el domingo. Esta crisis financiera es mucho más que especulación y apuestas. Estamos siendo testigos de la transición del poder económico, político e ideológico hacia un mundo multipolar, por eso se están exacerbando los conflictos comerciales, económicos y financieros.
Dicha transición comenzó a principio de los años 70, cuando el presidente Richard Nixon liberó al dólar de su anclaje en el oro, lo que le ha permitido a la Reserva Federal imprimir dinero a gusto. O sea, que la flexibilidad monetaria gestada a partir de ese tiempo, aunado a la fusión de la banca comercial y de inversiones, ha convertido a las finanzas internacionales en un negocio usurero.
Los medios occidentales culpan a China de esta caída bursátil, y aunque es cierto que el pánico se difundió debido a las bajas expectativas de crecimiento del dragón, esto dista de la totalidad del fenómeno.
Falta decir que las deterioradas bolsas reflejan la desconfianza que existe en los bancos centrales de EUA, Reino Unido, la Unión Europea y Japón, que se han dedicado a imprimir dinero y a prestarlo a la banca privada con intereses casi nulos, suceso que no ha logrado resucitar a sus economías reales.
Lo increíble es que por lo pronto no hay alternativa a esta forma de operar, ya que el crecimiento económico de Occidente ha bajado al 1%, en promedio.
Es por eso que veremos más de lo mismo hasta el derrumbe total, futuro no muy lejano que advertirá el inicio de la nueva ronda de especulación, que tarde o temprano dividirá otra vez al mundo.

Sunday 23 August 2015

Global-es / Tele circo político

El colapso moral del patriarca

'La población ideal sostenible es de más de 500 millones pero menos de 1000'

'Metas para la humanidad', Club de Roma

Por más doloroso que sea, hay que aceptar que la guerra, y en sí el control del tamaño de la población, ha sido la constante desde que hacemos civilización.

De hecho no podemos hablar de civilización sin considerar tres elementos clave que la permiten, como son el Estado, la ciudad y la cultura, todos emblemáticos de nuestra forma de organizarnos como especie.

O sea, que desde la antigua Mesopotamia las autoridades han manipulado la cantidad de gente que contienen las ciudades, para que no rebasen por mucho los recursos disponibles para mantenerlas.

Por eso se inventó la moralidad pública, la cual fue después capitalizada por las religiones organizadas para ayudar al monarca en su titánica labor de organización colectiva.

En ese sentido, estas instituciones de corte patriarcal lograron sostener a la población estable durante milenios, hasta que los cambios en la estructura socioeconómica de las urbes medievales empoderaron a otros grupos, como son los comerciantes y mercaderes, que catapultaron a la Europa feudal hacia el Renacimiento.

No es casualidad que el siglo XIV marcara un parteaguas en la historia del capitalismo europeo, ya que fue gracias a la alta mortandad causada por la Peste Negra y Bubónica, que los terratenientes finalmente se liberaron del control patriarcal bajo el cual habían estado sometidos por siglos.

Irónicamente la escasez de seres humanos (hasta una tercera parte de la población de Europa pereció con la Peste) encareció los salarios y los precio de las tierras, realidades que facilitaron la consolidación económica del incipiente capitalismo que venía formándose desde antaño.

Lo que trato de decir es que paradójicamente no todos pierden cuando alguien muere, lo que nos sirve para entender el porqué los poderosos siempre recurren a la muerte a gran escala para ‘‘refinar’’ sus métodos de ingeniería social.

Otro buen ejemplo histórico de esto fue el militarismo e imperialismo napoleónico, época en donde inicia la ‘‘moderna’’ mentalidad de guerra total que todavía hoy ensalza nuestras conflagraciones. Guerra total simplemente quiere decir que se utilizan enormes cantidades de gente para pelear, las cuales son sacrificadas en masa en pro del supuesto ‘‘buen’’ fin para el que fueron reclutadas. Aquí vale la pena resaltar al pensador de aquellos tiempos llamado Thomas Malthus, quien publicó un ensayo sobre el ‘principio de la población’, el cual se refiere a un mundo que para los albores del Siglo XIX ya superaba los 1000 millones de habitantes.

Es cierto que los imperios de ahora evitan el mayor numero de bajas propias. Sin embargo, los millones de muertos que resultan de un año bélico promedio, evidencian que la externalización de conflicto perpetuo se ha convertido en una forma de expandir el capitalismo. Primero porque te quedas con los recursos de quien fulminas. Segundo por el caudal de ganancias que la reconstrucción y la venta de armas te genera. Tercero porque preservas tu control sobre las finanzas, los mercados y la geoestrategia del mundo en el proceso.

Otro ‘‘plus’’ para los asesinos institucionalizados es que mantienen entretenida a su población doméstica, la cual es disuadida de sus propios problemas mediante el perpetuo simulacro salvacionista, al que son expuestos a través de los medios de masa.

Pero no crea, estimado lector, que los imperios claudican de rebajar sus propias poblaciones, con todo y la exportación del sufrimiento que los enriquece. Es mediante la comida chatarra, las armas y las farmacéuticas y sus venenos, que se conserva a la población mermada, lo cual, comoquiera que sea, sucede en una proporción mucho menor a lo que se hace fuera de casa.

Todo esto nos sirve para entender porque los genocidios siempre son perpetrados en contra de quienes –por lógica económica– son sacrificables, esto de acuerdo a su clase social y composición racial. En pocas palabras, para algunos es rentable matar a pobres y demás grupos desposeídos, lo cual se vuelve más urgente cuando éstos se concientizan de la opresión sistémica de la que son víctimas.

No hay que asustarnos, entonces, de que algunos ciegos en el poder confundan modernidad con la barbarie del genocidio selectivo. Para ellos es más fácil tratar de forzar el sistema de siempre, mientras hacen negocio con la muerte ajena. Prefieren confundir que educar e incluir, ya que encima de todo, la incertidumbre de la guerra civil les sirve para amedrentar al resto de la población, con lo cual controlan las expectativas de una sociedad que por eterno descuido enajenaron.

Ulteriormente, el Estado siempre ha jugado con nuestras vidas como piececillas de tablero administrativo, moviéndolas o eliminándolas de acuerdo a los intereses y las alianzas en turno.

Para saber si en la ciudad que radicas ocurre esta inhumana forma de operar, revisa los números de gente que ahí habitan, junto con los índices de pobreza, la deuda pública y los recursos naturales disponibles al momento.

Thursday 20 August 2015

De circos y radicalismos

'Trump construye muros. Nadie va a pasar a traves de mi muro'

Donald Trump (1946-) empresario y politico estadounidense

Donald Trump se está vendiendo como la figura ‘‘carismática’’ y pragmática que el pueblo supuestamente necesita, ya que la opinión pública se ha venido radicalizando debido a la prolongada crisis sistémica.

En ese sentido, el caldo de cultivo para este nuevo fascismo de corte empresarial se fue cocinando a fuego lento, fenómeno sociopolítico y económico que comparte aterradoras características con la Alemania de la década de los 30.

De hecho, el mismo Adolf Hitler fue vanagloriado y votado al poder por la franqueza y dureza de sus comentarios, aunque éstos hayan realzado el populismo, la xenofobia, el nacionalismo, el proteccionismo y el odio.

Básicamente, lo que podemos constatar en este periodo preelectoral en los EUA es que no sólo la ideología ha casi desaparecido del debate político, sino también el sentido común. Ulteriormente, los políticos ofrecen heroísmo a cambio de las emociones reprimidas de la gente.

Lo triste es que la estrategia está funcionando, ya que de acuerdo a una muy reciente encuesta de CNN, Trump ya lidera las preferencias para la elección del Partido Republicano. Once puntos lo separan ya de Jeb Bush, candidato que venía utilizando su propio discurso acusador, aunque sí un poco más sutil que el de Trump.

Es así como sin pena ni vergüenza alguna Trump lanza sus diatribas contra todo lo que considera un blanco de ataque, como son los mexicanos, los chinos, los iraníes, los saudíes, etcétera. En esta ocasión no se requiere buscar más allá del clásico concepto del chivo expiatorio para entender lo que pasa, ya que éste suele resurgir cuando las cosas en casa se ponen difíciles.

Entonces, en vez de proponerle a la sociedad que se mire en el espejo para identificar al responsable de la complejidad, el ‘‘flautista de Hamelin’’ Donald Trump toca su flauta al son de la beligerancia, para con ella tratar de seducir a la opinión pública en contra de otros, para con ello darle ímpetu a su extrema campaña política.

Otra víctima de esta parafernalia es Bernie Sanders, candidato demócrata de corte más progresista y realista, cuyo mensaje sí propone la urgente auto-observación como cultura, reflejo que el circo de Trump obstruye con su mediática omnipresencia.

No es casualidad que Trump cuente con el apoyo de los medios. De hecho, este ‘‘caballo de troya’’ del corporativismo contemporáneo es de alguna manera un símbolo del establishment, ya que el notorio empresario vomita los enunciados y frases que muchos quisieran estar lanzando al espacio público, pero que por decencia mejor callan.

Tampoco es coincidencia que la élite burocrática y económica de la nación permita un espectáculo como el de Trump. Por eso me temo, estimado lector, que el tono al que ‘‘flautista’’ está recurriendo es sólo una probada de lo que está por venir.

Me explico. El reforzamiento de la frontera con México, y en sí la manipulación de los mercados laborales, es parte de la estrategia continental que expliqué en columnas anteriores. En ellas describí cómo los EUA hacen sus planes de Estado a mediando y largo plazo, los cuales en este caso consideran a México y a Canadá como parte de un ‘‘compacto estratégico norteamericano’’.

En esa vena están las reservas de hidrocarburos mexicanas, mismas que la Secretaría de Estado, bajo Hillary Clinton, ayudó a privatizar para las corporaciones energéticas.

Aquí es importante que analicemos el aferramiento con los combustibles fósiles como algo más que corrupción y corporativismo.

No debemos olvidar que la supervivencia de la sociedad de consumo, y la maquinaria industrial y militar que la perpetúa, depende de la existencia de los recursos que le dan vida.

La era del hidrocarburo no se trasciende porque las relaciones de poder se han tejido alrededor de petróleo y el gas natural, materias primas que no abundan de aquel lado de la frontera. Encima de todo esto está la preponderancia del petrodólar, matrimonio forzoso que lleva más de cuatro décadas amarrando al energético más importante del mundo con la moneda de reserva de imperio en turno.

Por eso es que el Pentágono y la banca llevan las riendas de la realpolitik de la hegemonía regional y global. Han invertido mucho en el control del mundo como para entregarlo todo al orden multipolar emergente.

Ésta es la principal razón que me hace concluir que la situación actual no hará más que profundizarse. Tendremos más de lo mismo mientras la estructura endeble que lo sostiene no termine de colapsarse.

Tuesday 18 August 2015

La amonestación china

'China a entrado oficialmente a la guerra de divisas'

Sitio web zero hedge

La devaluación del yuan chino puede también interpretarse como una manera de despegarse del sobre valuado dólar, que se ha encarecido debido su indiscriminada impresión por la Reserva Federal (Fed).

El yuan mantenía su paridad con el dólar, ya que este esquema fue planeado así por ambos campos, de acuerdo a los planes de modernización e industrialización que los americanos acordaron con Deng Xiaoping a finales de los años setenta. O sea, que la única manera en que el capital iba a fluir de Occidente hacia China era si este último se comprometía a desmantelar su anquilosado socialismo. Fue así como se echo a andar la maquinaria del país más poblado del mundo, hecho que eventualmente lo catapultó a ser el gigante actual, que irónicamente pone en entredicho a la hegemonía del mismo Tío Sam.

La mejor evidencia de que esta primera etapa de modernización ha terminado no sólo fue esta devaluación del yuan, si no también las muestras de nacionalismo y militarismo que tienen a sus vecinos del Lejano Oriente aterrados. Beijing le da a entender a EUA y su aristocracia financiera que puede manipular la ‘‘manguera’’ por donde fluyen los créditos. Y aunque no están listos para prescindir de las inversiones del exterior, por lo menos si se pueden dar el lujo de avisar que tarde o temprano dejará de necesitarlas.

Las devaluaciones se vuelven urgentes cuando la economía se descarrila por distintos factores, entre ellos la impresión indiscriminada de dólares. Fuego contra fuego. Si un lado abusa el otro no permitirá ser avasallado por ello. Encima de todo no debemos olvidar que China tiene entre sus ‘‘tesoros’’ más de 1,300 millones en bonos estadounidenses, lo que lo convierte en el acreedor principal del país más endeudado de todos, el de las barras y las estrellas.

La lógica económica le dicta a cualquiera, que todavía está a cargo de su soberanía, que debe devaluar para corregir las variables macroeconómicas. Eso fue exactamente lo que hizo el Estado, ya que las exportaciones venían sufriendo por distintas razones. Como ya dije, una fundamental era el encarecimiento de su moneda, que estaba fijada con dólar, y por ende, estaba siendo arrastrada hacia la incompetencia.

Algo más que Beijing trata de expresar es (aunque se reserva el derecho a intervenir en la economía) que grandes rasgos el sistema ha transitado a uno de mercado. Básicamente, Beijing se comporta como cualquier otro régimen neoliberal a los que estamos acostumbrados.

Quien tendrá que sufrir es el mundo en desarrollo, mismo que se vera obligado a devaluar estratégicamente para no ser destruido por las exportaciones chinas.

Es por eso que la devaluación del dragón es un indicador más de que vivimos en un orden multipolar. El gigante asiático le da a entender al mundo que va por todo, y que está dispuesto a alejarse de EUA para conseguirlo.

En esta línea la devaluación también es una llamada de atención a Washington, que en contra de la lógica empírica económica dictada por los especialistas, trata de evitar el ingreso del yuan chino al club de las monedas más importantes del orbe. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya declaró que el yuan debe formar parte de la canasta de monedas de reserva mundial llamada SDR, pero el Tío Sam se niega a reconocer prematuramente la derrota de su billete verde.

Y aunque el FMI es dominado por Washington, por ahí todavía existen ejecutivos con la cabeza fría suficiente, para recordarle al renuente imperio que el tablero geoestratégico ha cambiado. Por eso es mejor aceptar la realidad, en vez de tratar de seguir perpetuando la misma estrategia fallida.

Si el FMI no incluye al yuan en el SDR, es muy factible que se fortalezcan las alternativas institucionales al orden financiero occidental. De hecho ya surgieron dichas alternativas. El Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) es la versión china del FMI, al igual que el Banco Eurasiático de Desarrollo, que es liderado por Rusia.

Es mejor adecuarse al mundo que seguirlo dominando por la fuerza.

Recuerda, lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma.

Sunday 16 August 2015

Corporativismo regionalista

‘‘La frontera guatemalteca con Chiapas, México, es ahora nuestra frontera sur’’

-Alan Bersin (1946-) exasesor internacional en jefe del Departamento de Seguridad Nacional de los EUA

Nuevas revelaciones de Wikileaks, que implican a la Secretaría de Estado de los EUA en la privatización de petróleo mexicano, corroboran el hecho de que el corporativismo ha sustituido a la democracia en América del Norte.

Justo la semana pasada hablaba sobre el área de seguridad militar norteamericana y el imperio financiero que hace de México una provincia. Ahora me topo con la noticia de que las corporaciones transnacionales, lideradas por la exsecretaria de Estado Hillary Clinton gestionaron la ‘reforma’ energética de México, todo ‘lubricado’ por la banca transnacional.

Dicho accionar político-económico acelera la ‘integración’ de México a la órbita de los intereses energéticos corporativos estadounidenses. Esto no equivale a ‘liberar’ dicho sector paraestatal para permitir la competencia abierta, si no a desvincularlo del Estado para facilitar su depredación parasitaria por las multinacionales privadas, algo que se ha hecho costumbre en las últimas décadas.

Este corporativismo, que fusiona al poderío empresarial y político de más alto rango, no es una novedad en la región. De hecho, Donald Trump, el caballo de troya de la política americana, se refirió indirectamente a ello en el primer debate presidencial del partido republicano. Trump dijo que se había vuelto común en Washington pagarle a los legisladores para obtener favores políticos, lo cual además de ser corrupción, es nada más y nada menos la base del corporativismo.

La ‘conveniencia sistémica’ llamada Donald Trump representa la forma de pensar de buena parte del establishment americano, el cual paradójicamente se ha beneficiado de aquello que critica. Su alfil Trump les sirve para encrespar a la opinión pública y para realzar las expectativas sociales de ambos lados de la frontera. El notorio empresario es una bomba de humo, que nos disuade del giro hacia la derecha, de una burocracia que lo utiliza para encubrir al corporativismo que subyace, y que saben, es el verdadero culpable de las injusticias continentales.

Lo que sí es cierto es que este corporativismo antidemocrático define el tipo de ‘unificación’ ventajosa deseado por las élites y las clases políticas de ambos países. Ninguno de estos grupos quiere una unión al estilo europeo, lo cual implica compartir mercados laborales, comerciales y financieros y, por otro lado, homologar las culturas alrededor de ciertos parámetros comunes.

Los poderosos saben que el pueblo no está a favor de profundizar la pérdida de soberanía e identidad nacional. Asimismo, también reconocen que los abismos socioeconómicos, y las diferencias étnicas y culturales, imposibilitan la afiliación. No obstante, el ‘integracionismo’ se mantiene como discurso público, ya que les permite, tras bambalinas, marchar hacia la toma corporativa del territorio, las finanzas, la energía, y la ampliación de la seguridad armada, estratagema que ulteriormente exacerba su dominio como oligarquía norteamericana.

Y aunque la liberalización de algunas barreras comerciales si ha incrementando el intercambio bilateral, lo que más se ha acentuado, desde lo político, es la falta de representación popular.

En este sentido van las declaraciones del secretario de Estado John Kerry, quien se refirió a la inminente firma del Acuerdo Trans Pacífico (TPP) –que catapultará a las corporaciones transnacionales muy por encima de los órdenes jurídicos–, como la cristalización de la unión post-TLC, entre EUA, México y Canadá.

Ya ni siquiera se mencionan los derechos humanos o la gobernabilidad de una zona en guerra. Simplemente se avanza en la forzosa y anti-republicana incorporación de los activos, todo comandado por el U.S. Northern Command (NORTHCOM), tentáculo armado de NORAD.

Es por eso que la proliferación de armas, el narcotráfico, la financialización de la economía, la venta de más recursos, y la quiebra de cada vez más industrias, juega a favor del corporativismo y el capitalismo rentista que arrasa con la civilidad.

Todo esto genera cada vez más descontento popular, efecto natural de un tablero socioeconómico súper desigual, que aparte es presionado por la excesiva vigilancia de un Estado policiaco. Según un reciente encuesta de la Segob y el Inegi, 87.7% de los jóvenes mexicanos –cuyas edades fluctúan entre los 12 y 29 años– no confían en la Policía, ya que creen que ha rebasado sus funciones básicas como proveedora de seguridad. En pocas palabras, la represión ha llegado para quedarse, y por eso es que ahora la inconformidad se refleja en la superficie.

Entre más se vaya centralizando el poder económico y financiero –mediante la manipulación jerárquica de las materias primas y los recursos humanos–, tendremos como resultado más animadversión popular, la cual, como siempre, será reprimida con una amenaza público-privada impositiva.

Esta formula traerá más sufrimiento del que merecemos, todo para dar gusto a un puñado de personas que no respetan bandera ni identidad más que el dinero.

Thursday 13 August 2015

Del financiamiento a la aristocracia

'Lo que fue aplaudido como economía post industrial se ha convertido en una economía financializada'
Michael Hudson (1939-) economista estadounidense

El afán por mantener las tasas de crecimiento económico ante los embates de la globalización obligó al Estado a someterse a los designios de la finanza, la cual se aprovecha del endeudamiento generalizado para acaparar cada vez más activos.
‘‘Capitalismo rentista’’ es otra forma de llamar al neoliberalismo que ha 'financializado' a nuestra sociedad y la de EUA durante los últimos 30 años. Este sistema tiende hacia el monopolio en el acceso a la propiedad física, intelectual y financiera, de donde se extraen enormes ganancias sin necesidad de contribuir al mejoramiento de la colectividad.
A grandes rasgos, la financialización también se refiere a la compra de bienes públicos, tierra y recursos naturales, para después ofrecerlos en forma de servicios a cambio de rentas, que no generan productividad ni valor agregado para la sociedad.
Es obvio que toda aventura económica de envergadura requiere de financiamiento, ya que es casi imposible progresar sin algún tipo de préstamo. Sin embargo, una cosa es financiar al Estado o la empresa privada para que inviertan con el fin de detonar el crecimiento y los empleos, y otra muy distinta es endeudar en exceso a la población, con la esperanza de que gasten su vida de consumo en búsqueda del desarrollo y la estabilidad social.
O sea que, en vez de destinar créditos para crear nuevos medios de producción, la banca simplemente rellena los huecos de los activos económicos que va obteniendo con más deuda, la cual, a falta de salarios reales (efecto del estancamiento económico y la falta de productividad), debe usarse para liquidar los préstamos e intereses adquiridos.
La dependencia en esta forma de hacer las cosas tiene varias explicaciones. La primera es estructural, ya que los avances en tecnología de la información facilitan la movilidad de capitales alrededor del mundo. Este poderío financiero posmoderno logró ‘seducir’ al Estado para que desregulara los candados que prohibían la fusión de la banca comercial y la de inversiones. Fue gracias a ello que la aristocracia financiera se coronó en el pináculo del neofeudalismo en que ahora vivimos.
Otra razón es, como ya mencioné, la urgencia por mantener las tasas de crecimiento económico y la estabilidad social al alza, responsabilidad que le fue delegada al consumidor por ideología neoliberal. El Estado prácticamente claudicó de su función como chispa económica, dejando de invertir en la infraestructura pública que incentiva el progreso.
La tercera y más notoria es la falta de confianza en países como México, que ha perdido sus principales fuentes de financiamiento, como son las remesas, el turismo, y las grandes utilidades del petróleo. Ulteriormente, la baja económica de EUA, la prolongada guerra contra el narco y la caída de los precios del crudo han obligado al Estado a cubrir sus gastos ‘soberanos’ con más deuda.
Todo esto gradualmente hizo del Estado un lacayo de los capitales trasnacionales, lo cual se ve reflejado en las onerosas deudas, así como los jugosos obsequios que se le hacen a sus corporaciones por sus ‘servicios’. El mejor ejemplo de esto es el rescate financiero que comenzó a partir de 2008 en EUA, que ha costado trillones en dinero público. Aquí también caben las tasas de interés casi nulas, mismas que equivalen a dinero casi gratuito para la banca privada. En esta línea, la reforma financiera mexicana no fue más que un reacomodo de jerarquías, posicionando a lo político muy por debajo de lo financiero.
El sector industrial privado tampoco se ha escapado de los tentáculos de la finanza, ya que las gigantes deudas para con este sector literalmente han transferido el poder de decisión a las cúpulas bancarias. Es así que en vez de refinanciar las deudas industriales para enderezar los procesos productivos, la banca invierte en las empresas como si fueren bienes raíces. Su intención es realzar la imagen y el valor de las acciones, para después vender todo a crédito, pero siempre cobrando altas ‘rentas’ de capital en cada operación.
No hay que sorprenderse, pues, de que nuestra desigual cultura (0.1% de los mexicanos tiene el 42% de la riqueza) priorice la especulación en construcción, las bienes raíces y el espectáculo. Todas estas actividades cuentan con el suculento apoyo de la finanza, que presta barato a sus peones para que compitan entre sí, y que en su incesante lucha inflen aún más la burbuja especuladora.
Es por eso que no falta mucho para que alguno otro banco le ‘arrende’ su nombre a los Tigres, para que construyan ese otro monumento al despojo rentista, símbolo de que lo encumbrado es la finanza, y no la ciudadanía, ni la república, ni el medio ambiente.

Tuesday 11 August 2015

De bombas y promesas fallidas


'Los japoneses estaban listos para rendirse y no era necesario golpearlos con esa cosa horrible'

Dwight D. Eisenhower (1890-1969) Trigésimo cuarto Presidente de los EUA


La carrera armamentista nuclear se desató a partir del innecesario uso de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki.

Han pasado 70 años desde la destrucción atómica que humilló al pueblo japonés al final de la Segunda Guerra Mundial. Según muchos historiadores y políticos, el Estado nipón estaba a punto de rendirse. Sin embargo, los círculos de poder en Washington consideraron pertinente el destruir cualquier vestigio del imperio del sol naciente, esto por varias razones.

La primera es la más antigua, y tiene que ver con la necesidad humana de demostrar el poderío tecnológico a como de lugar. La bomba atómica era simplemente lo más sofisticado en armamento, realidad que seguramente sedujo a los altos estrategas que autorizaron su uso.

La segunda razón fue de corte geopolítico, ya que Washington quería asustar a una consolidada Unión Soviética, que terminada la guerra se convirtió en una amenaza para Occidente. No es casualidad que apenas unos años después Moscú detonó la primera bomba de hidrógeno, respuesta beligerante a lo sucedido en el archipiélago japonés.

La tercera tiene que ver con geoestrategia, ya que EUA requería una base en el Lejano Oriente, como punto clave para su expansionismo imperial. La destrucción causada por las bombas le permitió al Tío Sam negociar con todo a su favor. Es por eso que todavía hoy comanda la contenciosa base de Okinawa, desde donde se fraguan otras intervenciones en la región. Ulteriormente, la dominación planetaria en la etapa de postguerra se facilitó gracias a las radioactivas explosiones.

Ninguna de las motivaciones contemplaba el tratar de acelerar la rendición nipona, ya que su participación en la conflagración mundial había desahuciado al Estado y a la población en general. Lo increíble fue que Washington ni siquiera esperó para ver los resultados de la intervención soviética en el Japón, la cual había sido programada por Truman y Stalin para llevarse a cabo en la primera semana de agosto de 1945.

Ya no vale la pena tratar de ajusticiar a los fallecidos que planearon una de las monstruosidades más grotescas de la historia, que costó la vida de cientos de miles de civiles, entre ellos mujeres y niños. Lo que si hay que recordar es que unos meses antes de lanzar las bombas atómicas, EUA ya habían comenzado a bombardear otras ciudades japonesas, entre las cuales estaba Tokio. Esta fue literalmente incendiada y diezmada (más de 100,000 muertos), mediante toneladas de napalm lanzado desde los aires. 

Existe muchísima desaprobación en la actualidad por la presencia estadounidense en Japón. De hecho, según una reciente encuesta realizada por Populus/Sputnik, 61% de los japoneses creen que Estados Unidos deberían disculparse por el ataque nuclear. Asimismo, 74% dijeron que dicho ataque no se justificaba militarmente, debido a la desproporcionada cantidad de muertes civiles.

Lo triste es que el Estado nipón no ha claudicado completamente de la opción nuclear, tanto en lo energético como en lo armamentista. Con todo y la enorme enemistad popular en contra de la militarización, el primer ministro Shinzo Abe está intentando modificar la Constitución para rearmar a la nación.

Es en ese sentido que Abe omitió los tres principios antinucleares, mismos que prometió mencionar durante el evento conmemorativo de fin de semana. Queda muy claro que Abe considera la nueva amenaza China como una muy seria, y que por eso prefirió romper su promesa callando.

Lo que si se antoja urgente es reflexionar sobre el desarrollo de nuevas armas nucleares, y cómo éstas se han vuelto un imperativo para las naciones emergentes, que ven en la destrucción masiva la única forma de defenderse de las agresiones a gran escala.

Sunday 9 August 2015

De provincias financieras y territoriales

'Cada país tiene el circo que se merece'

-Erica Jong (1942-) escritora estadounidense


México depende cada vez más de EUA y sus dólares, dominio financiero similar al sufrido por Grecia en su relación con la Unión Europea.

Ya no es necesario ocupar los países territorialmente como en la antigüedad. Ahora el imperialismo crea mecanismos económicos y monetarios desiguales para enlazar a los Estados, lo que eventualmente obliga a los más débiles a someterse a las deudas y al sacrificio de sus recursos estratégicos.

Sin embargo, el caso mexicano es especial, ya que aunque en teoría todavía somos un país independiente, en la práctica formamos parte de la esfera de influencia de EUA, misma que se ha convertido (a partir de los atentados del 9/11) en una área de seguridad militar estadounidense, que incluye a Canadá.

Para entender este proceso de integración forzada no hay mejor ejemplo que el clásico Imperio romano, el cual como EUA ahora, fue abriendo cada vez más frentes a la par que creaba más enemigos, como efecto natural de su expansión.

De hecho, una de las primeras provincias absorbidas por Roma fue Grecia, la cual formó la base cultural, arquitectónica, y religiosa del naciente Imperio latino.

EUA, por su parte, inició su etapa imperial durante la guerra civil, la cual finalizó con la adhesión del sur confederado y esclavista. Pero la beligerancia no acabó ahí, ya que la proliferación de armas que resultó de ese conflicto motivó el avance sobre tierras mexicanas, que significó la perdida de más de la mitad del territorio de este lado de la frontera. 

La principal diferencia entre los Estados Unidos del Siglo XIX y la Roma del Siglo II a.C. es que Washington no estaba interesado en la totalidad del terreno mexicano, esto por asuntos raciales y culturales. O sea, EUA no quiso integrar a su nación al indígena mexicano ni al legado católico español. Por eso fue que se conformaron con lo ya obtenido.

Mucho se ha dicho sobre la intervención estadounidense durante la Revolución mexicana, desenlace que comoquiera que sea convino a los intereses de la Doctrina Monroe. América para los americanos fue la estrategia que el Tío Sam ejerció durante el Siglo XX, periodo en que logró expulsar a los europeos con los que compitió por el control del continente.
 
Realmente no fue hasta finales de la Segunda Guerra Mundial que Washington consolidó su liderazgo sobre lo que hoy conocemos como Occidente, paradigma geopolítico que, gracias a la fundación de instituciones financieras transnacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), transformó al mundo. 
EUA no quería ser tildado de imperio tradicional, y fue por eso que optó por el control del comercio y los mercados energéticos y financieros, que actualmente definen su estilo globalizador.

Es en esa línea que se dio la inyección de fondos del FMI para México en 1982, suceso neoliberal que inauguró la ‘diplomacia financiera’  que hoy nos tiene contra las cuerdas del servilismo crediticio. 12 años después vendría el Tratado de Libre Comercio, el cual además de incrementar el tráfico de bienes y servicios, también radicalizó el enlace neoliberal que hoy facilita la ‘transfusión’ de sangre corporativa.

Es así como las enormes reservas de dólares, que son defendidas a muerte por el clero burocrático, nos convierten en provincia financiera como la Grecia contemporánea. Y aunque, a diferencia de Atenas, México tiene su moneda propia, la creciente demanda de dólares limita nuestra capacidad de maniobra, triste refrendo de la poca soberanía de la que disponemos.

Por eso, a mayor flujo del crédito –para paliar una economía estancada por la guerra civil, la burocracia y la corrupción– vemos una mayor proliferación del espectáculo, ese que sirve para camuflar la realidad privatizadora que se lleva todo de encuentro.

Las crecientes deudas nos obligan a vender empresas y recursos estratégicos para poder pagar y sobrevivir, circulo vicioso que profundiza los abismos socioeconómicos, los cuales son ‘paliados’ con cada vez más militarización.

La represión es la respuesta dura a la resistencia al capitalismo depredador en forma de protestas. La opresión es el efecto obvio de la subida de impuestos para pagar los intereses de la eterna deuda generada por un Estado policiaco subsidiado en dólares, que desde Mérida nos recuerdan que el tributo financiero ha suplantado a la ocupación territorial de antaño.

Es cuestión de darse una vuelta por algunas de las históricas exprovincias romanas para observar de primera mano cómo la multiplicación de estadios y coliseos simbolizaba la metástasis de una forma de vida abusiva y centralizadora.

Entre más pérdida de poder adquisitivo y autonomía, más se nos receta estandarización cultural y entorpecimiento del discurso público, lo cual facilita su trabajo de indoctrinación y homologación en más de lo mismo.

Hemos claudicado de lo republicano, y por eso es que llenamos el espacio mediático de propaganda, actores, héroes, títeres y miedo, que desde los tiempos romanos se usan para maquillar la realidad y disuadirnos de las causas de la fricción social.

Thursday 6 August 2015

De recurrentes novedades y conflictos

‘Irak y Siria se han fusionado en una zona de conflicto llamada Sirak’


-Ibrahim Al Marashi (1976-) profesor iraquí 


Un nuevo acuerdo militar entre EUA y Turquía evidencia que el objetivo central de la supuesta operación contra el ISIS es realmente una excusa para derrocar a Bashar Al-Assad de Siria.

Ankara finalmente ha permitido a Washington utilizar la base aérea turca de Incirlik, de donde volaran los bombarderos rumbo a Siria. Dicho arreglo formaliza la accidentada participación de Turquía en el conflicto, país que comoquiera que sea ya forma parte de la OTAN. 

El presidente islamista turco Recep Tayyip Erdogan está obsesionado con la eliminación de Assad. Además, Erdogan está aprovechando la beligerancia americana para reprimir a los kurdos de ambos lados de la frontera, ya que éstos han logrado importantes avances en lo militar y lo político. De hecho, lo que el presidente intenta con los ataques es romper con la inercia partidista del partido de los trabajadores kurdos el PKK y el de izquierda HDP. 

Muchos kurdos se sintieron humillados por las declaraciones de Erdogan, cuando dijo que para él, esta milenaria etnia era una amenaza terrorista peor que el ISIS. Esto modificó las lealtades partidarias de la minoría kurda en Turquía, transformación que le ha costado muchísimo al partido oficialista AKP. A su vez, el mandatario neo otomanista aliado de Washington busca atraer a los nacionalistas de derecha a su partido, para afianzarse en el poder.

Obama, por su parte, sigue las órdenes del complejo burocrático industrial y militar, que busca prevenir la consolidación del eje medio oriental del emergente orden eurasiático. Dicho cambio de estrategia, que demanda el reposicionamiento de algunas de las fuerzas estacionadas en Asia Pacífico, es una respuesta a la eficiente diplomacia rusa. Además de asegurar la protección del eje chií, que enlaza a Irán, Irak, Siria y el Líbano, el acercamiento moscovita también ha fructificado en comercio y economía para todos. 

Lo irónico del nuevo acuerdo entre Ankara y Washington es que se da apenas unos días después del paradigmático acuerdo de ‘paz’ occidental con Teherán. La razón es más que obvia. Los intereses que manejan la política y la milicia americana siguen teniendo a Irán en la mira. Hay mucho dinero por hacer con el país persa, pero eso no elimina el hecho de que el chiísmo iraní es mal visto por Israel, Arabia Saudita, y ciertamente por la banca y la milicia que sostiene al orden financiero y energético del mundo.

Es por todo esto que a los EUA les conviene establecerse a largo plazo en Medio Oriente, y para ello, se vuelve urgente erradicar cualquier antagonismo a sus planes. 

Lo increíble es que la luz verde que se le dio a Turquía se convierte en roja para los kurdos, peones de un ajedrez que no termina. Los kurdos eran de las pocas fuerzas terrestres 'aliadas', que con creces venían arrinconando a ISIS en buena parte del norte sirio. Ahora Ankara les podrá destruir, con ello borrando a la única resistencia organizada en contra del ISIS. Los EUA increíblemente le dan la espalda a su único valuarte, por lo cual ahora dependerán de los bombardeos al estilo Libia para lograr su acometido.

Es así que ahora tenemos a Turquía, EUA e Israel bombardeando por los aires a Siria, ya que todos quieren la cabeza de Assad. 

Imagine usted, estimado lector. Obama dijo que la nueva fuerza siria, que Washington ha preparado bajo la bandera moderada y democrática, será defendida férreamente en contra de cualquier molestia por parte de las fuerzas de Assad. Esto metafóricamente equivale a poner un espantapájaros lleno de mazorcas frescas en la campiña como carnada, para después esperar a los pájaros con un rifle detrás de un arbusto.

Le recomiendo no sorprenderse, pero sí abrir bien los ojos, ya que lo que se está peleando es la supervivencia de Occidente en la convulsionada región de Medio Oriente.

Tuesday 4 August 2015

De hipérbole e hipocresía

 “La globalización ha intensificado la diplomacia de poder entre Estados”

Omar Bongo (1935-2009) expresidente de Gabon

Una nueva ley china, en contra de las ONG occidentales, corrobora que la lucha entre civilizaciones es mucho más que una confrontación militar.

Poder suave (soft power) se llama la estrategia publicitaria, que a través de los tiempos ha convencido a las masas de las bondades del Estado. 

Dicho esto, es importante subrayar que la hegemonía en turno suele ser la que más abusa del poder suave, ya que técnicamente este “ente esencial” se vende como el protector y el policía del mundo.

El rol del mayor propagandista de la actualidad es de EUA, país que tiene ya algunas décadas presumiéndole al mundo sus “buenos” actos. Para esto se ha valido de la mejor tecnología posible, que ellos mismos inventaron para propagar su mensaje: la televisión. 

Es de este aparato de donde emanan las recurrentes imágenes de su Presidente, el cual es presentado como el líder a cargo de las decisiones más determinantes para el funcionamiento de la sociedad. Dicho bombardeo de símbolos refuerza en nosotros la idea de que realmente hay un plan bien trazado para todo, aunque en la realidad sepamos que las cosas responden a los intereses corporativos que le pusieron en el poder.

Ni siquiera el antiguo Emperador romano estaba a cargo de lo relevante, ya que su figura simplemente era aprovechada por un Senado envuelto por intereses particulares. Por eso se inventaron los bustos y demás estatuas de piedra, la tecnología propagandística de aquella era, que difundía la idea de su indiscutible mandato. 

El caso de las ONG contemporáneas es muy especial, ya que dichas organizaciones suelen ser los repositorios y sucursales de ese capital moral que tanto se exalta en la televisión y demás medios de masa. 

Es por eso que gobiernos como el chino y el ruso están legislando en su contra. Putin y Xi Jinping se dieron cuenta de que las ONG son centros encubiertos de inteligencia y espionaje, que encima de todo financian grupos de oposición política en donde se establecen. El caso de Ucrania evidencia como las ONG pueden llegar hasta a pagar grupos de choque para derrocar gobiernos que le son incómodos.

Pero el poder más sublime del soft power yace dentro de la geografía misma del imperio, ya que son sus ciudadanos los que son manipulados para creer que lo que se hace fuera es por el bien de todos. Es así que en vez de concentrarse en lo que pasa en casa, la gente se va con la finta de la propaganda que se les receta, por lo que acaban enfocándose en problemas ajenos. Ulteriormente, los medios disuaden a la población de las barbaridades que sus “representantes” exportan, las cuales irremediablemente terminan afectando a esos que les pagan con el producto de su trabajo.

En ese sentido se dio la reciente visita de Obama al este de África, región que está siendo peleada entre el Tío Sam y el dragón chino por los recursos, las tierras, la infraestructura y la mano de obra local. 

El Presidente aprovechó su tiempo para llamar la atención de líderes y población en general sobre temas de derechos humanos y equidad social. Estoy de acuerdo que Obama viene repuntando, si comparamos su gestión actual en política exterior con lo que hizo antes. No obstante, el Ejecutivo habla de un mundo utópico, no sólo porque la igualdad no existe plenamente en África, si no porque en EUA mismo la situación se ha endurecido fuera de proporción, afectando la vida de muchas personas. En pocas palabras, Obama se ve mal al regañar a otros, ya que cada día muchos derechos básicos le son negados a millones de estadounidenses.

La ambición ciega a aquellos que anteponen sus expectativas a sus posibilidades. No es culpa de ningún DNA, cultura o etnia específica. Simplemente esta es la forma de ser de los que manejan el imperio, por lo que algún día no muy lejano, me tocará narrar una historia similar sobre el soft power del imperialismo chino.

Sunday 2 August 2015

Berlín, ¿la nueva Roma?


‘‘Europa es un monumento a la vanidad cuyo inevitable destino es el fracaso’’


Margaret Thatcher (1925-2013) Exprimer ministra del Reino Unido

En un sentido puede entenderse al dominio germano como una nueva Roma, esto si tomamos en cuenta la convulsionada historia europea.

Al final no importa si son la religión organizada o las finanzas las que determinan las relaciones de poder. Lo que importa es quién detenta la autoridad, y cómo ésta organiza a la colectividad y sus destinos.

No es la primera vez que Alemania aventaja a sus competidores. De hecho, el personaje que la historia reconoce como el que puso fin al Imperio romano es Odoacro, líder militar germano que depuso al último emperador romano, Rómulo Augústulo en 476.

Unos siglos después se dio la consolidación del Sacro Imperio Romano en lo que hoy es Alemania, ente sociopolítico que puso a temblar hasta al mismísimo Vaticano, el cual a regañadientes tuvo que aceptar el poderío del norte.

De Alemania misma surge Martín Lutero, sacerdote ‘rebelde’ que puso en entredicho al discurso católico, y que de alguna manera abrió las compuertas ideológicas para el surgimiento del capitalismo.

Y qué decir de Bismarck y la unificación alemana, la cual amalgamó esas fuerzas dispares que no habían logrado conjuntarse. Fue tanta la energía y el poderío que emanó de aquel estadista, que prácticamente el resto de Europa y los EUA se pusieron a temblar.

El Siglo XX está todavía fresco en nuestra memoria, ya que se nos indoctrinó a pensar que el malo de la pelicula era Berlín, pues según la version ‘oficial’, este enemigo declarado lanzó dos guerras mundiales.

Digan lo que digan, la verdad es que a Alemania nunca se ha sometido a los designios de nadie, y es por eso que Adolf Hitler nacionalizó la moneda, arrebatándosela a la mafia privada que la controlaba antes de la guerra.

Este contexto nos ayuda a entender cómo las luchas del poder del pasado siguen vigentes en la actualidad. En esta vena, Berlín aprovechó la iniciativa financiera del proyecto del euro para consolidar su posición económica y política al frente del viejo continente. Para muchos, este ‘sacro orden’ contemporáneo es no menos que una imposición imperial, una nueva versión de la Roma antigua, con sus debidas acepciones.

Lo que sí es cierto es que los germanos se aseguraron en la cima del sistema de usura, deuda e inflación, del cual escaparon en la década de los 30. Por eso es que ahora nadie puede negociar con ellos, ya que son la base de eso mismo que a todos nos afecta.

Es obvio que su profunda cultura del trabajo y sus avances tecnológicos la han catapultado, pero también lo es que eso le facilitó el control de las principales instituciones europeas, entre ellas las bancarias. Simplemente se privatizó la forma de hacer las cosas a la usanza neoliberal, y aunque el concepto de lo público es algo todavía fundamental para la sociedad, hay muchos sectores que ya responden a la centralización de los intereses financieros. El mejor ejemplo es la destrucción del costoso Estado de bienestar del que antes gozaban las mayorías continentales.

Ayer fueron las directrices católicas y la homologación de la cultura de las provincias del reino las que se restringían a una élite. Hoy son las finanzas y las decisiones políticas de la Unión Europea (UE) las que dependen de pocos. 

Uno de los puntos clave del proyecto de la UE era gradualmente ir fusionando la cultura de las naciones invitadas, para con ello irse asemejando al súper estado de los EUA. Esto se volvió imposible desde que los imbalances en productividad y deuda fueron sometiendo a los griegos, portugueses, españoles, irlandeses, y aunque usted no lo crea a los franceses, a los imperativos de Berlín.

Ulteriormente la UE no se viene abajo nada más por las enormes diferencias socioeconómicas y el dogma cuasi religioso de la austeridad. También sucumbe porque a nadie le gusta ser dirigido por algunas cuantas manos de una cultura ajena, y menos cuando éstas manejan casi todas las palancas de la supuesta operación colectiva.

Lo que llevó a Europa a modernizarse fue la transformación individual de sus naciones, las cuales, desde su propia trinchera, cuestionaron al absolutismo religioso que a la fuerza los reunía a todos.

Al parecer, ahora tendrán que ser de nuevo los actores individuales, que más que tratar de modificar la mentalidad de los alemanes deberán ofrecer alternativas reales a los desposeídos, para que todos en conjunto puedan continuar escribiendo la narrativa del cambio.