Thursday 20 August 2015

De circos y radicalismos

'Trump construye muros. Nadie va a pasar a traves de mi muro'

Donald Trump (1946-) empresario y politico estadounidense

Donald Trump se está vendiendo como la figura ‘‘carismática’’ y pragmática que el pueblo supuestamente necesita, ya que la opinión pública se ha venido radicalizando debido a la prolongada crisis sistémica.

En ese sentido, el caldo de cultivo para este nuevo fascismo de corte empresarial se fue cocinando a fuego lento, fenómeno sociopolítico y económico que comparte aterradoras características con la Alemania de la década de los 30.

De hecho, el mismo Adolf Hitler fue vanagloriado y votado al poder por la franqueza y dureza de sus comentarios, aunque éstos hayan realzado el populismo, la xenofobia, el nacionalismo, el proteccionismo y el odio.

Básicamente, lo que podemos constatar en este periodo preelectoral en los EUA es que no sólo la ideología ha casi desaparecido del debate político, sino también el sentido común. Ulteriormente, los políticos ofrecen heroísmo a cambio de las emociones reprimidas de la gente.

Lo triste es que la estrategia está funcionando, ya que de acuerdo a una muy reciente encuesta de CNN, Trump ya lidera las preferencias para la elección del Partido Republicano. Once puntos lo separan ya de Jeb Bush, candidato que venía utilizando su propio discurso acusador, aunque sí un poco más sutil que el de Trump.

Es así como sin pena ni vergüenza alguna Trump lanza sus diatribas contra todo lo que considera un blanco de ataque, como son los mexicanos, los chinos, los iraníes, los saudíes, etcétera. En esta ocasión no se requiere buscar más allá del clásico concepto del chivo expiatorio para entender lo que pasa, ya que éste suele resurgir cuando las cosas en casa se ponen difíciles.

Entonces, en vez de proponerle a la sociedad que se mire en el espejo para identificar al responsable de la complejidad, el ‘‘flautista de Hamelin’’ Donald Trump toca su flauta al son de la beligerancia, para con ella tratar de seducir a la opinión pública en contra de otros, para con ello darle ímpetu a su extrema campaña política.

Otra víctima de esta parafernalia es Bernie Sanders, candidato demócrata de corte más progresista y realista, cuyo mensaje sí propone la urgente auto-observación como cultura, reflejo que el circo de Trump obstruye con su mediática omnipresencia.

No es casualidad que Trump cuente con el apoyo de los medios. De hecho, este ‘‘caballo de troya’’ del corporativismo contemporáneo es de alguna manera un símbolo del establishment, ya que el notorio empresario vomita los enunciados y frases que muchos quisieran estar lanzando al espacio público, pero que por decencia mejor callan.

Tampoco es coincidencia que la élite burocrática y económica de la nación permita un espectáculo como el de Trump. Por eso me temo, estimado lector, que el tono al que ‘‘flautista’’ está recurriendo es sólo una probada de lo que está por venir.

Me explico. El reforzamiento de la frontera con México, y en sí la manipulación de los mercados laborales, es parte de la estrategia continental que expliqué en columnas anteriores. En ellas describí cómo los EUA hacen sus planes de Estado a mediando y largo plazo, los cuales en este caso consideran a México y a Canadá como parte de un ‘‘compacto estratégico norteamericano’’.

En esa vena están las reservas de hidrocarburos mexicanas, mismas que la Secretaría de Estado, bajo Hillary Clinton, ayudó a privatizar para las corporaciones energéticas.

Aquí es importante que analicemos el aferramiento con los combustibles fósiles como algo más que corrupción y corporativismo.

No debemos olvidar que la supervivencia de la sociedad de consumo, y la maquinaria industrial y militar que la perpetúa, depende de la existencia de los recursos que le dan vida.

La era del hidrocarburo no se trasciende porque las relaciones de poder se han tejido alrededor de petróleo y el gas natural, materias primas que no abundan de aquel lado de la frontera. Encima de todo esto está la preponderancia del petrodólar, matrimonio forzoso que lleva más de cuatro décadas amarrando al energético más importante del mundo con la moneda de reserva de imperio en turno.

Por eso es que el Pentágono y la banca llevan las riendas de la realpolitik de la hegemonía regional y global. Han invertido mucho en el control del mundo como para entregarlo todo al orden multipolar emergente.

Ésta es la principal razón que me hace concluir que la situación actual no hará más que profundizarse. Tendremos más de lo mismo mientras la estructura endeble que lo sostiene no termine de colapsarse.

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