Wednesday 14 January 2009

El Calentamiento Global y la Democracia

Aunque el calentamiento global se haya convertido en un cliché, gracias a su ubicua presencia en los medios de comunicación, es buen momento para reflexionar sobre el tema. En lo personal, me inclino hacia el lado de los que aceptan que el fenómeno es real, y que el mismo es causado por la actividad humana. Con la simple ley de la causa y efecto como mi aliada, y sin necesidad de grandes pruebas científicas, considero que este suceso climático no se esta dando de manera aislada, ya que no creo que sea casualidad que al mismo tiempo podemos ser testigos de la extinción de una gran cantidad de especies animales y de la masiva de-forestación de grandes partes del planeta, ambos causados por el hombre. Tampoco considero casualidad el tipo de noticias como la que surgió recientemente del ártico canadiense. Los científicos que dedican ahí parte de sus vidas a la investigación climática del mundo acaban de reportar que un pedazo de hielo del tamaño de la Isla de Manhattan (donde yace la ciudad de Nueva York) se ha desprendido de la masa central de hielo que compone esta enorme pero muy fría región del planeta.

Si usted, amable lector, es del bando de los escépticos, no lo culpo, pero le quiero comentar que una multitud de personas no nada mas esta convencido de la realidad de este episodio ambiental, sino que ya esta actuando a manera de cómo prevenir sus posibles efectos. Déjeme platicarle que se esta haciendo al respecto. Algunos países ricos e industrializados han propuesto una solución económica al problema, en pocas palabras, quieren dejar que las fuerzas del mercado operen y resuelvan. Si un país no contamina lo suficiente como para alarmar a sus vecinos, este puede “comerciar” las emisiones de carbono que no produjo con otros países que si contaminan mas de la raya. El país que no contamina vende sus “créditos de carbono” al país que si contamina de manera que este último acaba pagando por sus excesos y el primero recibe un incentivo económico por no contaminar. De esta manera, y en teoría, se logra un equilibrio en las emisiones totales de carbono que forman el contaminante principal que causa el efecto invernadero, el cual trae como resultado el ascenso en la temperatura del planeta.




La iniciativa privada (IP) también esta tomando cartas en el asunto. En fechas recientes se ha puesto de moda convertirse en “Empresa Socialmente Responsable” y pagan hasta el último centavo para hacer vox populi el hecho de que forman parte de ese exclusivo club. Pero seamos realistas. Para muchas empresas es técnicamente muy costoso el modificar sus procesos productivos para lograr una reducción cuantificable en sus emisiones de contaminantes. Algunas de ellas no pasan del simbólico hecho de ondear la bandera verde y pintar una que otra pared en su recinto de este mismo color, el cual es comúnmente relacionado con el movimiento ecologista mundial.

Las críticas mas severas se dirigen hacia lo obvio. Parece ser que los países ricos no están realmente dispuestos a cambiar su manera de operar. La industria los hizo ricos y no van a arrojar por la borda todo lo que se ha logrado. Mucho menos los países en desarrollo. Potencias emergentes como China e India están logrando tasas de crecimiento económicas superiores al 10% las cuales en su mayoría se están obteniendo gracias a la masiva industrialización de sus naciones. Ni los gobiernos, ni mucho menos las empresas, están dispuestas a contradecir los modelos que los han hecho crecer y desarrollarse hasta el gigantismo. Dejar que las fuerzas del mercado resuelvan el problema por un lado, y esperar que las empresas sacrifiquen sus ganancias en pro de la conservación por el otro, mi querido lector, es apostarle al caballo equivocado. En ambos casos no se cuestiona el crecimiento y el desarrollo en sí. Parece que nuestras autoridades no consideran el hecho de que no nada mas los recursos, si no que nosotros mismos como especie somos finitos.

¿Y que podemos hacer nosotros, los ciudadanos comunes al respecto? Pues aunque usted no lo crea, y en toda la expresión de la palabra, podemos ejercer nuestros derechos democráticos para buscar imponer un cambio. Con esto no me refiero al acudir a las urnas y votar por algún representante que haga baños de pureza con semejantes ideales. No, la verdadera democracia es participar multitudinariamente de manera que los gobernantes no tengan otra salida mas que escuchar y por consiguiente crear políticas públicas que favorezcan los intereses de la gente. Nos hemos olvidado de ese hecho fundamental. La democracia no es votar y esperar que nos resuelvan el problema. Día con día podemos ser testigos de la devaluación de esta practica institucional que se perpetua con nuestro consentimiento.

Lo primero que debe de hacer es no alarmarse. Si usted esta convencido de que el fenómeno es real, debe también sospechar que el fin del mundo no esta a la vuelta de la esquina como algunos lo plantean. Pero tampoco creo que debe de acostarse en sus laureles, ya que la evidencia del suceso es abundante. La apatía y el desamparo, en este caso, no hace mas que alimentarlo. Segundo, es aceptar que los gobiernos y los empresarios no son los únicos culpables de haber creado esta sociedad del consumo que conformamos, la cual es causa proporcional de gran parte de las condiciones en que vivimos. Esto quiere decir que nosotros y nuestros patrones de consumo generan necesidades materiales que alguien mas debe cubrir, y en este sentido, las empresas las satisfacen, mientras que los países se hacen ricos a costa nuestra. Tercero, seria bueno tomar acción de manera inmediata para reducir las emisiones de carbono con las cuales usted individualmente contribuye. Una forma especifica seria el de unir esfuerzos con la gente de www.carbonfootprint.com, un sitio de Internet elaborado por personas con nobles intenciones que le permite a usted de forma practica calcular el impacto que sus patrones de consumo tienen sobre el medio ambiente. Es tan sencillo como tomar una lectura del recibo de electricidad o gas para saber cuanto se esta gastando, para de ahí poder tomar una decisión positiva con una voluntaria reducción en su gasto energético. No se le pide que altere totalmente su estilo de vida. Solo se dan consejos de cómo puede uno ser mas frugal con los recursos, los cuales según el sitio Web, no son eternamente renovables.

Así, de esta manera, se puede tomar el calentamiento global como un aliado en pro de la conservación del medio ambiente y de los recursos naturales, lo cual incluye a las especies animales, y por supuesto, a la humana. Una forma de hacer una democracia totalmente participativa (y no únicamente representativa) es la de hacer consciencia de lo que cada quien contribuye no nada mas a este, si no a cualquier otro fenómeno de alcance social, y de que la mas efectiva forma de participación democrática es el de hacer algo, y no quedarse con los brazos cruzados. No se vale pasar la vida en queja culpando a los gobierno y a los empresarios de no hacer nada mientras nosotros continuamos con nuestras vidas de frenético despilfarro.

Saturday 10 January 2009

Antes y Despues del Circo

La legitimidad política, en nuestros tiempos, esta basada en parte en estructuras que el sistema republicano ha logrado después de siglos de avances democráticos. Los representantes son electos por el pueblo para poder cumplir con su “legítima” función de gobierno. Esta estructura forma parte de un proceso, y ese mismo proceso estructura a su vez lo que es la representación política en la democracia moderna. Lo damos como un hecho incuestionado que forma parte de nuestra realidad al igual que en los tiempos feudales se daba como un hecho el poder carismático y tradicional del monarca. Al señor feudal se le aceptaba como inamovible, el estaba ahí, y la lealtad a el era la base personalizada de esa colectividad medieval.

Pero nuestros gobiernos contemporáneos basan su desempeño y eficiencia en métodos mas impersonales como el intercambio de un servicio público a cambio de una carga impositiva. En este sentido, el ejercicio del poder que distinga a cualquier individuo bajo este esquema están basadas en la medición de resultados que se evalúan de acuerdo a lo expuesto al iniciarse cualquier campaña proselitista. No obstante, es posible que los cambios positivos que se buscan en el ejercicio del poder no siempre se logren.

Existen muchas variables que determinan el éxito de cualquier mandato legítimo. La contingencia y los resultados inesperados son siempre posibilidades latentes al intentar darle sentido al gobernar sobre cualquier colectividad. Pero aunque las variables anteriormente mencionadas son comúnmente difíciles de identificar o hasta imperceptibles, existe un vector real que puede desequilibrar la intención que se tiene al efectuar cualquier acción y el efecto que se busca generar con dicha acción, la corrupción. Los efectos de cualquier iniciativa política pueden ser mermados o hasta desviados de su curso original dado que la intención no logra concretarse por la suma del factor corrupción. Simple y sencillamente las acciones políticas no logran tener resultados porque no se llevan acabo como inicialmente se propusieron, y por ende, sus efectos esperados no se materializan.

Siguiendo este mísma línea de razonamiento, la confianza en nuestras instituciones políticas se convierte en el cordón umbilical de cualquier entidad que se gobierna. La confianza, como valor fundamental cívico-social, se vuelve en el lubricante vital que cualquier maquinara política de cualquier nación y de cualquier latitud deben constantemente regenerar. Tenemos que tener confianza en que el gobierno haga las cosas que dice, y que si estas no funcionan como se planearon, nos lo hagan saber. Podemos ser leales y lograr una vinculación mayor con cualquier plataforma burocrático-administrativa
, pero nunca debemos de sacrificar nuestra confianza por lealtad.

La comunicación entre el estado y los ciudadanos que lo conforman se basa en comunicados oficiales de gobierno. La burocracia estatal nos informa de las actividades que lleva a cabo como parte de la democracia representativa, y, en este sentido, la interpretación de cualesquiera de estas actividades se vuelve supuestamente innecesaria dada la transparencia con la cual teóricamente se llevan a cabo y con la que subsecuentemente se nos informan.

Por otro lado, se nos dice que es necesario el tener evidencia para poder substanciar cualquier empresa del gobierno que pudiese ir en contra de los intereses de la sociedad en general, incluyendo la corrupción, esto en el caso cuando la sociedad sienta y piense que se cometen tropelías en detrimento suyo. La presente administración del municipio de Monterrey se ha visto inmiscuida en constantes acusaciones de corrupción, todas cuales han sido rechazadas por su ejecutivo de manera categórica por no presentarse de manera concreta con la presentación de la correspondiente evidencia para comprobarlos.





El hecho de que las leyes mexicanas favorezcan de manera importante el privilegio político sobre el ciudadano es uno de los motivos por los cuales la población se encuentre desprotegida de manera desproporcionada en contraposición al gobierno. Estos actos de corrupción flagrante, que la gente siente y razona, y que obviamente interpreta COMO corrupción, desquebrajan cualquier confianza que se pueda tener depositada en los gobernantes. No es necesario demostrar con evidencia lo que esta era de la información televisada se ha encargado de lograr. La opinión publica esta mediatizada en cuanto al tema de la corrupción al punto de que esta ya permea sus alimentos como condimento desagradable.

La crisis política regiomontana se ve agravada por el concomitante predicamento estructural que vive la republica mexicana en relación al crimen organizado y la inseguridad que éste genera. La ciudadanía se encuentra en un estado catatonico de miedo gracias a la proliferación de una realidad informativa que se a encargado de galvanizar a la población de manera significativa. Lo que no pudieron hacer los valores cívico-nacionales ( la idea de ser mexicano) en contra de la corrupción generalizada, lo esta logrando directamente la inseguridad y los crimines des-humanizantes que de ella emanan. La población se encuentra en estos momentos unida en colectividades que mas allá de compartir conceptos nacionales como los de patria. En este momento nos une una especie de pragmatismo sistematizado y su centro es el miedo. Queremos paz y orden al precio que sea y hasta estamos dispuestos a sacrificar nuestras libertades cívicas y políticas para obtenerlos.

Un consecuencia de esto es que la corrupción se vuelve mucho mas intolerante dado que se relaciona a esta última directamente como causa de la inseguridad. La corrupción genera un vacío de poder dado que los políticos se convierten en obstáculos para el buen funcionamiento de las instituciones de las cuales son partícipes y que los conectan con la ciudadanía y otros grupos de influencia en el país. Este vacío de poder es llenado de distintas maneras, siendo una de estos los poderes facticos, dentro de los cuales se encuentran los grupos que ahora buscan secuestrar nuestras comunidades.
Esta inconformidad generalizada debe reverberar dentro de las plataformas políticas como los partidos y el poder legislativo para que estos tomen las decisiones pertinentes. Como intermediarios entre el ejecutivo y la ciudadanía, deben de tener la sensibilidad para poder denotar el descontento y la inconformidad social y dejar de actuar como elite senadurial, velando por sus propios intereses partidistas. Deben actuar, en consecuencia, mas como tribuna, velando mas por los intereses del pueblo que supuestamente representan. Lo que deben buscar es lograr el arbitraje justo y cumplir con su función de contrapeso político.

El respeto y la aplicación de la ley de manera isonomica es la base cívica de cualquier civilización. O la ley se aplica y se ejecuta por todos y para todos o no se respeta por nadie. La inseguridad broto de la cultura de la impunidad que todos nosotros día a día reproducimos. En un país tan individualista es crucial el colocar al estado de derecho al frente de la vida social para crear un mundo público habitable. Los actos de corrupción, incluyendo el abuso de poder, deben de ser castigados de manera drástica, in situ. No es posible que estemos satisfechos con la frase “pues que robe pero que no sea tanto“. Nuestra sociedad NO ES una telenovela.

La clase política debe poder discernir que en momentos de crisis se vuelve indispensable reforzar esta confianza de manera en que se vuelva metafóricamente en el cordón umbilical que mantiene a las comunidades civiles funcionando. Es menester darse cuenta de la realidad estructural en la que estamos y el tomar las medidas político-administrativas correspondientes. El eliminar los ejemplos de corrupción, y a los políticos que la perpetúan, seria no menos que el lógico inicio del camino que nos liberará del constante peligro y vulnerabilidad con el cual compartimos nuestra comunidad y nuestra patria.