Monday 14 March 2011

La ObstructoCracia Mexicana

Comenzó  durante el gobierno de Lázaro Cárdenas a finales de los años 30s, pero bajo los sistemas socialistas, la excesiva burocracia suele ser un resultado natural de la enorme injerencia del estado en la economía. Continuó bajo los gobiernos que estuvieron a cargo del país durante el ‘Milagro Mexicano’. Se mantuvo, obviamente, durante la subsiguiente etapa de sustitución de importaciones, que poco a poco estanco al país en el rezago económico frente al mundo. Todavía, a esas alturas, era posiblemente justificable el tener una burocracia tan grande, dado el hecho real que una economía y sociedad basada en el desarrollo interno lo ameritaba.

Pero el transito al neoliberalismo - a inicios de los 80s - exigía que esta enorme burocracia se desmantelase, dada la reducción del tamaño del gobierno que se requiere bajo este sistema e ideología política. En este  se incrementa la participación de la iniciativa privada  y se  libera a amplios sectores paraestatales del control del Estado. La paradoja de este país en el hoy es que pone en practica un sistema neoliberal, que teóricamente requiere de gobiernos reducidos, con una de las burocracias mas grandes y costosas del mundo. Esto sin tomar en cuenta la ineficiencia de la misma, en términos prácticos, en  cuestiones de cifras de crecimiento económico y eficiencia política.

¿Que esta pasando?

Primero, los burócratas son antes que nada personas con necesidades similares a los de la población común. Esto quiere decir que el mantenerse en el poder – a falta de una voluntad política que elimine lo innecesario para el correcto funcionamiento político - se vuelve una necesidad de supervivencia. En ese sentido, entre mas grande es la burocracia, mas grandes seran los compromisos políticos por mantener a cierta clase política en el poder, ya que el perder el poder seria el fin de la participación de esa clase profesional en una actividad con remuneración económica y de desarrollo profesional. En un país en donde la poca alternancia ha significado una especie de venganza hacia el partido que se va, la  sustitución de los elementos burocráticos por el partido a comenzar gobierno se torna en una pesadilla para los actuales funcionarios.

Segundo, al extenderse esa necesidad de mantenerse en el poder el sistema burocrático crece aun mas en su necesidad de perpetuarse. Es por eso que entre mas burocracia, y los costos que esta conlleva, habrá mas alianzas con sindicatos y mas apoyo a monopolios. Estas  se vuelven imperativas para lograrlo. El sindicato apoya al que esta en el poder y la televisora nos los vende todo por las obvias ventajas que esto conlleva para futuras expansiones. En pocas palabras, la bestia crece, y sus cabezas se entrelazan con compromisos casi sanguíneos, por las necesidades de poder que los mantenga a todos ganando. No importa lo que sea necesario. Poder por el poder. Aquí la obra publica no nadamas es populista, si no que se vuelve un negocio que mantiene a estas alianzas bien aceitadas. Todos son compadres y se ayudan a si mismos.

Tercero, siguiendo esa misma línea,  la ideología - que generalmente es el constructo racional y bien intencionado que legitima a un grupo de políticos que ofrecen una visión clara de cómo ayudar temporalmente a la mejora de la nación - se convierte en una prostituta para logar cumplir con las necesidades que se han creado hasta ese momento. La ideología política y la representación era originalmente la ‘excusa’ moderna de alguien que tomaría las riendas de la nación, las cuales no les correspondían eternamente, como sí le pertenecían al monarca o al dictador. En ese sentido las alianzas ideológicas extremas - como las de la izquierda y la derecha - se hacen posibles. Uno quiere evitar perder el poder y otros las aprovechan para colarse en el mismo, aunque sea por un resquicio.

El perdedor en todo esto es el pueblo - o la ciudadanía - como ellos la llaman cotidianamente. Entonces nos toca vivir con una burocracia que se justifica a como de lugar para logar mantenerse en el poder. Y por eso las ideologías se convierten en un artífice mas de esto.

No se sorprenda, pues, estimado lector, si cada vez observa un incremental y a veces exagerado numero de reglas, normas, leyes, semáforos, mítines, reuniones, coches de lujo, y demás excesos, mas allá de los necesarios para la operación de la nación. Todo esto forma parte de la Obstructo-Cracia en que se ha convertido nuestro país.

En vez de hacer fluir, impedimos.    En vez de facilitar, obstaculizamos.

Así justificamos la  ‘chamba’.

Sunday 13 March 2011

El miedo como política publica en México

Parte de la ceguera de los políticos es que sacrifican los medios para obtener los fines que se plantean con cualquier política publica. Es  lógico que debe existir un sacrificio para cualquier fin - ya que las cosas requieren de esfuerzo y tiempo colectivo. Pero los medios o el camino a seguir no debe de sacrificarse al extremo en pro de ningún objetivo - que se establece como superior - aunque se trate de la supuesta sapiencia de la clase política.  Existen niveles de gradación en la ecuación, pero dejar los medios a la deriva en pro de fines utópicos, como el caso mexicano lo demuestra, son características de gobiernos autoritarios e ineptos, se encuentren donde se encuentren.

Independientemente de los fines que se busquen con la guerra que México ha estado experimentando de forma permanente, lo que hay que analizar es el efecto que el miedo ha tenido sobre la población. Francis Fukuyama en su libro sobre la ‘Confianza’, nos dice que este valor humano se vuelve imprescindible para que las sociedades progresen - ya que la confianza es la base para que cualquier institucionalidad sea efectiva. El describe a México, lógicamente, como un país de bajo nivel de confianza - por la baja incidencia en la relación gobierno/pueblo. El fracaso institucional contemporáneo de nuestro país es la mejor evidencia de esto.

Pero Fukuyama se refiere al nivel del espacio publico, un lugar que debe de existir,  no nadamas delimitado físicamente para las asambleas o para hacer política, si no como una realidad mental que hace a una comunidad política una efectiva. El  respeto a un espacio publico es necesario para que la ley pueda sancionar a los trasgresores en los derechos de otros. También es el lugar donde se obtienen otras libertades. Este espacio se logra psicológica y socialmente  mediante una educación publica que coloque a la comunidad en ese menester. El peligro con un país tan mal educado en civismo, e individualista como el nuestro, es que la desconfianza termine por erosionar ese espacio publico que se vuelve  tan necesario hoy como siempre para seguir operando como país.

Pero si escarbamos por debajo de este espacio publico ingresando en la mente del mexicano promedio, nos daremos cuenta que el miedo ha lastimado la psique individual y colectiva de la sociedad - en un nivel mucho mas determinante para la operación de la comunidad - mas allá de la organización política de la cual somos participe. En pocas palabras, el miedo esta afectando nuestras relaciones sociales y personales por culpa de una política que supuestamente busca ‘armonizar’ a futuro  los valores cívicos y patrióticos. Siguiendo esta línea, no hay patria que funcione si la comunidad primero no esta bien consolidada. La patria se monta sobre la comunidad, y no al revés.

El sociólogo  alemán Niklas Luhmann nos dice que un mínimo de confianza es necesaria para que el mundo social funcione.  El se refiere a cosas tan básicas como que la puerta del coche abra cuando se le requiere o que el vehiculo que se tiene que detener para que yo pase lo haga. En ese sentido, es que el miedo ha generado una desconfianza en niveles alarmantes, los cuales están muy por debajo de lo político. Con esto me refiero a que ya no confiamos en nadie porque este puede representar una amenaza, como rutinariamente nos vende el sistema político y mediático tan monopolizado  y hegemónico como el mexicano. Abraham Maslow nos decía que es necesario trascender las necesidades mas primarias para lograr ascender en conciencia y en funcionalidad como personas y sistemas. En su versión política, esto querría decir que si queremos tener comunidad, y por consecuencia una conciencia política-publico-patriótica, es imperativo dejar detrás lo que la obstaculiza. El miedo es lo contrario a la dignidad y la  civilidad. Es por eso que se debe de construir un sistema desde abajo y con inteligencia. No se debe de construir desde arriba y con ignorancia. Ni mucho menos con miedo.

Japan and its mythological intercourse with the elements

The Japanese myths speak of a fundamental relationship of its people to a ‘sacred’ land that has historically been under constant threat of external and foreign forces. The most recent Tsunami is another example of how the Japanese character has been moulded in the process of adaptation and transformation of this ‘land of the rising sun’ as the country is better known.


Having descended from the sun goddess Amaterasu, the Nippon community obtained an initial sense of honor in the fact that both their origins and agriculture were rubber-stamped and protected by a deity that would assure them continuity and success in the hands of her chosen leaders, the imperial house. The national’s flag symbol, the sun, is the projection of Amaterasu’s grace upon its people. It is then a symbol of national pride and unity.


The Shinto beliefs and religion describe a land that was created by the gods, thus reinforcing the idea that a special people were related to a divine and chosen land. It would lay in the hands of the leaders, in not only maintaining these ideas, but in expanding them to in order to establish an organized and well-controlled community that would seek progress in order to better legitimate the terrestrial but divine realm that was bequeathed for them in order to do so.


So, in this sense, the 13th century Mongol invasion that was thwarted by a sea storm must have been the intervention of some divine being. This gave birth to a concept, better known as ‘Kamikaze’ or divine wind, that describes the predestinatory salvation of ‘the chosen nation of the gods’ to have survived one of the most aggressive tribes that history has seen, the Mongolian hordes.


The Japanese are a conservative people - not just because of the obvious fact of being inhabitants of an island nation that lies under a geological fault line. Its culture has been under constant threat of ancient imperialism and the more contemporaneous forces of globalization. This has enclosed them even further within their own political bounds. It is safe to say that the nature of the Japanese land and the character of its people that has been successfully laid out as the main fact behind the astonishing discipline and work ethos of a most successful nation today.


But a most ironic reality is that Japanese imperial leaders utilized the Shinto beliefs and symbolism to justify military ventures both within and outside the nation. The aggressions of the 1940s was portrayed in the modification of the national flag, were the Sun extends its rays outwards. This symbol was deliberately made to represent the expansionism and belligerence of its military and naval forces whilst simultaneously intending to unleash the Japanese spirit, which remained dormant and well tied to domestic mores and constraints. The desperate aerial raids - kamikazes- used during the war against the allies, were justified once again in divine myths.


The fire and atomic bombs which devastated part of Japan’s geography revived once again its mythological makeup, and its greater effects - besides the most obvious deadly ones - was to put back the ultra-nationalist genie and extremist tendencies back into the bottle. On the other hand, the collective energy, which was still there, was harnessed into constructing one of the most powerful and progressive economies in the world.

Today’s tsunami is reminiscent, again, of how much this country and its people have been shaped by external events, especially the forces of nature. It remains for them only to reshape their fate once more by altering the curse of their 'special destiny' that their mythology supports. But the risk of the fire god of blowing its nuclear breath into the veins of the land has to be averted. The ‘Kamikaze’ has to make its appearance anew, but this time the task is to prevent a catastrophe of atomic proportions. Good luck to them.