Sunday 13 March 2011

El miedo como política publica en México

Parte de la ceguera de los políticos es que sacrifican los medios para obtener los fines que se plantean con cualquier política publica. Es  lógico que debe existir un sacrificio para cualquier fin - ya que las cosas requieren de esfuerzo y tiempo colectivo. Pero los medios o el camino a seguir no debe de sacrificarse al extremo en pro de ningún objetivo - que se establece como superior - aunque se trate de la supuesta sapiencia de la clase política.  Existen niveles de gradación en la ecuación, pero dejar los medios a la deriva en pro de fines utópicos, como el caso mexicano lo demuestra, son características de gobiernos autoritarios e ineptos, se encuentren donde se encuentren.

Independientemente de los fines que se busquen con la guerra que México ha estado experimentando de forma permanente, lo que hay que analizar es el efecto que el miedo ha tenido sobre la población. Francis Fukuyama en su libro sobre la ‘Confianza’, nos dice que este valor humano se vuelve imprescindible para que las sociedades progresen - ya que la confianza es la base para que cualquier institucionalidad sea efectiva. El describe a México, lógicamente, como un país de bajo nivel de confianza - por la baja incidencia en la relación gobierno/pueblo. El fracaso institucional contemporáneo de nuestro país es la mejor evidencia de esto.

Pero Fukuyama se refiere al nivel del espacio publico, un lugar que debe de existir,  no nadamas delimitado físicamente para las asambleas o para hacer política, si no como una realidad mental que hace a una comunidad política una efectiva. El  respeto a un espacio publico es necesario para que la ley pueda sancionar a los trasgresores en los derechos de otros. También es el lugar donde se obtienen otras libertades. Este espacio se logra psicológica y socialmente  mediante una educación publica que coloque a la comunidad en ese menester. El peligro con un país tan mal educado en civismo, e individualista como el nuestro, es que la desconfianza termine por erosionar ese espacio publico que se vuelve  tan necesario hoy como siempre para seguir operando como país.

Pero si escarbamos por debajo de este espacio publico ingresando en la mente del mexicano promedio, nos daremos cuenta que el miedo ha lastimado la psique individual y colectiva de la sociedad - en un nivel mucho mas determinante para la operación de la comunidad - mas allá de la organización política de la cual somos participe. En pocas palabras, el miedo esta afectando nuestras relaciones sociales y personales por culpa de una política que supuestamente busca ‘armonizar’ a futuro  los valores cívicos y patrióticos. Siguiendo esta línea, no hay patria que funcione si la comunidad primero no esta bien consolidada. La patria se monta sobre la comunidad, y no al revés.

El sociólogo  alemán Niklas Luhmann nos dice que un mínimo de confianza es necesaria para que el mundo social funcione.  El se refiere a cosas tan básicas como que la puerta del coche abra cuando se le requiere o que el vehiculo que se tiene que detener para que yo pase lo haga. En ese sentido, es que el miedo ha generado una desconfianza en niveles alarmantes, los cuales están muy por debajo de lo político. Con esto me refiero a que ya no confiamos en nadie porque este puede representar una amenaza, como rutinariamente nos vende el sistema político y mediático tan monopolizado  y hegemónico como el mexicano. Abraham Maslow nos decía que es necesario trascender las necesidades mas primarias para lograr ascender en conciencia y en funcionalidad como personas y sistemas. En su versión política, esto querría decir que si queremos tener comunidad, y por consecuencia una conciencia política-publico-patriótica, es imperativo dejar detrás lo que la obstaculiza. El miedo es lo contrario a la dignidad y la  civilidad. Es por eso que se debe de construir un sistema desde abajo y con inteligencia. No se debe de construir desde arriba y con ignorancia. Ni mucho menos con miedo.

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