'Superar el mito de que hay algo objetivamente definido como 'libre mercado es el primer paso para entender al capitalismo'
Ha-Joon Chang (1963- ) economista coreano
Uno tras uno se colapsan los cimientos de la ideología liberal, ya que la constante intervención de los mercados es indicativa de que las prioridades del Estado han cambiado.
En esa línea, el individuo, al que tanto se refieren las constituciones que nos 'rigen' en nombre de la libertad, ha sido sustituido, de facto, por la persona corporativa.
Con persona corporativa me refiero a la marca o razón social con la que las empresas trasnacionales participan en las sociedades, definiendo un concepto especifico para simplificar su estrategia publicitaria, pero también para facilitar los manejos legales para con el Estado (por ejemplo, el nombre de un refresco muy popular).
Detrás de dicho producto y marca existe un grupo de accionistas, los cuales por lo general suelen ser tantos que su responsabilidad legal se diluye al momento de las acusaciones por abusos corporativos. Dicho de otra forma, los accionistas nunca dan la cara, para eso tienen una muralla de abogados y cabilderos.
La persona corporativa simboliza una unidad, pero de ninguna manera dicha unidad se asemeja a la integridad de la persona individual, esa que a capa y espada revolucionaria ganó su derecho a vivir y ser respetado bajo ordenes republicanos.
Dicho individualismo, que técnicamente es todavía la base ideológico-moral del liberalismo anglo-americano, fue gradualmente revestido de ideas de libre mercado, ya que una cosa es respetar los derechos de alguien en el papel y otra es darle reglas y herramientas para que trabaje y aporte a la colectividad con la cual cohabita.
Entonces, esencial para el funcionamiento de ese tipo de sociedad era el Estado, que cambió su disfraz monárquico por uno de regulador de los libres mercados necesarios para armonizar los egoismos de los individuos. La libertad en este contexto es económica, por lo que la representación política solo puede ser legitima si previamente instituye reglas del juego claras, que motivan a los individuos a participar, y en el proceso construir sociedades prosperas y equitativas.
Actualmente podemos ver como una banca central supuestamente pública y autonoma como la Fed, en la practica trabaja para la banca corporativa privada. Este ente rector de la economía, que en una mano carga una calculadora y en la otra una impresora, se ha dedicado a mantener las tasas de interes muy bajas, todo mientras imprime el dinero suficiente para seguir lubricando al 1% de la población.
O sea, que en vez de fungir como la institución primaria para coordinar la política macroeconómica (que en nuestra era neoliberal se reduce al control de los flujos de dinero, en algo conocido como monetarismo), este 'templo' central del dogmatismo financierista se dedica a elevar las expectativas y los precios de los bienes y los activos, los cuales son cada vez más controlados por corporaciones.
Es así como la banca central claudica de su razon de ser. Su preferencia es la banca privada que detona el casino capitalismo que ahora hunde las bolsas de valores mundiales. Por eso es que los precios reales y la canasta básica no corresponden a las cifras de inflación que este clero nos arroja. Estan tan preocupados por la salud del sistema financiero y los valoraciones de sus activos como para hacer caso al individuo común que alguna vez juraron defender. En pocas palabras, la manipulación de los tipos de cambio y la impresión de dinero sin limites -para crear crédito barato para la banca privada-, equivale a intervenir en ese libre mercado que tanto le presumen al mundo 'incivilizado'.
Ulteriormente, la bancarrota no sólo es financiera, si no ideológica y moral, ya que los bancos centrales básicamente se han convertido en poderosas lavanderías para la corporación trasnacional que trabajan. Les es más rentable aliarse con los dueños de los medios de producción que con los atomizados individuos que los trabajan y que con la mano en la constitución juran representar.
El colapso de la bolsa de valores es simplemente el reflejo de la reincidente manipulación de los supuestos 'libres mercados'.
Ha-Joon Chang (1963- ) economista coreano
Uno tras uno se colapsan los cimientos de la ideología liberal, ya que la constante intervención de los mercados es indicativa de que las prioridades del Estado han cambiado.
En esa línea, el individuo, al que tanto se refieren las constituciones que nos 'rigen' en nombre de la libertad, ha sido sustituido, de facto, por la persona corporativa.
Con persona corporativa me refiero a la marca o razón social con la que las empresas trasnacionales participan en las sociedades, definiendo un concepto especifico para simplificar su estrategia publicitaria, pero también para facilitar los manejos legales para con el Estado (por ejemplo, el nombre de un refresco muy popular).
Detrás de dicho producto y marca existe un grupo de accionistas, los cuales por lo general suelen ser tantos que su responsabilidad legal se diluye al momento de las acusaciones por abusos corporativos. Dicho de otra forma, los accionistas nunca dan la cara, para eso tienen una muralla de abogados y cabilderos.
La persona corporativa simboliza una unidad, pero de ninguna manera dicha unidad se asemeja a la integridad de la persona individual, esa que a capa y espada revolucionaria ganó su derecho a vivir y ser respetado bajo ordenes republicanos.
Dicho individualismo, que técnicamente es todavía la base ideológico-moral del liberalismo anglo-americano, fue gradualmente revestido de ideas de libre mercado, ya que una cosa es respetar los derechos de alguien en el papel y otra es darle reglas y herramientas para que trabaje y aporte a la colectividad con la cual cohabita.
Entonces, esencial para el funcionamiento de ese tipo de sociedad era el Estado, que cambió su disfraz monárquico por uno de regulador de los libres mercados necesarios para armonizar los egoismos de los individuos. La libertad en este contexto es económica, por lo que la representación política solo puede ser legitima si previamente instituye reglas del juego claras, que motivan a los individuos a participar, y en el proceso construir sociedades prosperas y equitativas.
Actualmente podemos ver como una banca central supuestamente pública y autonoma como la Fed, en la practica trabaja para la banca corporativa privada. Este ente rector de la economía, que en una mano carga una calculadora y en la otra una impresora, se ha dedicado a mantener las tasas de interes muy bajas, todo mientras imprime el dinero suficiente para seguir lubricando al 1% de la población.
O sea, que en vez de fungir como la institución primaria para coordinar la política macroeconómica (que en nuestra era neoliberal se reduce al control de los flujos de dinero, en algo conocido como monetarismo), este 'templo' central del dogmatismo financierista se dedica a elevar las expectativas y los precios de los bienes y los activos, los cuales son cada vez más controlados por corporaciones.
Es así como la banca central claudica de su razon de ser. Su preferencia es la banca privada que detona el casino capitalismo que ahora hunde las bolsas de valores mundiales. Por eso es que los precios reales y la canasta básica no corresponden a las cifras de inflación que este clero nos arroja. Estan tan preocupados por la salud del sistema financiero y los valoraciones de sus activos como para hacer caso al individuo común que alguna vez juraron defender. En pocas palabras, la manipulación de los tipos de cambio y la impresión de dinero sin limites -para crear crédito barato para la banca privada-, equivale a intervenir en ese libre mercado que tanto le presumen al mundo 'incivilizado'.
Ulteriormente, la bancarrota no sólo es financiera, si no ideológica y moral, ya que los bancos centrales básicamente se han convertido en poderosas lavanderías para la corporación trasnacional que trabajan. Les es más rentable aliarse con los dueños de los medios de producción que con los atomizados individuos que los trabajan y que con la mano en la constitución juran representar.
El colapso de la bolsa de valores es simplemente el reflejo de la reincidente manipulación de los supuestos 'libres mercados'.
Lo que Uds no aceptan al referencia de Donald Trump y el tema de inmigración ilegal es que cada país del mundo, que incluye mi querida MX, tiene leyes que como podemos entrar y/o salir del país. No yo podría pensar que yo puedo entrar MX sin pasaporte y papeles de identificación. No es racismo-es la ley. Porque estamos aquí en los estados unidos supuesto aceptar cualquier person en nuestro país quien tiene ganas de entrar por lo mal o bueno? Es verdad que el año pasado más que 600mil delincuentes violentos y felonías han sido cometido por inmigrantes ilegales en nuestro país. ¿Cuántos felonías o delincuentes violentos han sido cometido en MX por estadounidenses? El problema es que Uds gobierno coruptisimo no quiere apagar la inmigración hasta el norte porque le significa dinero sin impuestos en los bancos de MX y menos delincuentes (y gente buena y honrada) en MX. La vergüenza es suyos como nosotros
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