Monday, 30 March 2020

Tiempos ansiosos

El futuro parece conectado lógicamente con el presente, pero realmente es una continuación proyectada desde nuestra concepción del pasado, en forma de ideas de un porvenir mejor que lo que tuvimos. Esas ideas del "futuro" ocupan junto a nuestro pasado un espacio mental que nos arrebata el presente, cuya característica fundamental es el vacío y la mera presencia. Es así que solo en algunos casos excepcionales podemos experimentar el presente sin la influencia de pasados y futuros conceptuales. 
Una persona sufre porque no ve el envejecimento como algo natural. Sufre porque compara lo que tiene con lo que tenía o con como se veía. En esa línea la codependencia es una patología de eso mismo llevado a la pareja, donde perpetuamente buscamos sentimientos que sentimos cuando comenzamos una relación, aunque ya no existan. Reincidimos como necios en el pasado en contra de toda noción de cambio. 
Por su parte los proyectos nacionales se van friccionando porque siempre se están comparando con la supuesta grandeza de sus inicios. Por eso es que la autoridad se aferra a las exigencias que dicta la cultura, aunque la cultura no sea más que un cúmulo de pasados que sirve como mecanismo de defensa para un grupo de individuos que sacrificáron su libertad individual para formar parte de algo mayor a ellos mismos. En pocas palabras, la cultura es un espejismo social que nos distrae de la imposibilidad de mantener intacta cualquier condición o circunstancia a través del tiempo.
Por eso es que la ansiedad es el hilo conductor de la existencia, debido a la constante lucha entre las culpas e insatisfacciones que cargamos y que condicionan nuestras esperanzas del futuro.
Esto explica porque el ser humano utiliza sustancias de todo tipo para liberarse del yugo de su bipolar mente. Pero eso no funciona, ya que las sustancias no solo no liberan nuestro pasado, tampoco eliminan la ansiedad de un futuro incierto.
Entonces, tiene que ser un accidente, una enfermedad, un desamor o una crisis económica lo que nos trae forsozamente al presente, donde finalmente se colapsan nuestros dogmas conceptuales, dejándonos solos con nuestra presencia corporal, que nos permite hacer consciencia de la enorme posibilidad de auto conocimiento que hay debajo de nuestras cargas mentales. Tal vez sea la única posibilidad que tendremos, siempre y cuando veamos la oportunidad en la mala fortuna, las perdidas, o la confusión que genera una identidad colectiva no correspondida.

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