`La emergencia: migración y terrorismo´
Encabezado de periódico local de Siracusa, Sicilia, 23 de mayo de 2015
La Unión Europea está pasando por una de sus etapas más difíciles en cuanto a la migración extranjera, pero algunos medios lo han convertido en uno de los asuntos más controversiales del momento.
De hecho, uno de los países que más ha hecho del asunto algo fundamental para su opinión pública es Italia, debido a su cercanía geográfica con África, uno de los continentes que más sufre de problemas relacionados con el movimiento y el desplazamiento de su población. Comoquiera que sea, la migración es algo que trasciende lo meramente nacional, ya que ésta trastoca a todos los miembros de la UE.
No se necesita más que abrir cualquier periódico que esté a la mano para darse cuenta de que los medios están haciendo del tema migratorio uno de los más importantes para la sociedad.
Lo triste es que algunos de ellos están resaltando ciertos elementos raciales, entremezclándolos con el terrorismo para tratar de hacer llegar su mensaje; sin embargo, al hacerlo están polarizando e inflamando más el asunto.
Ayer me tocó analizar un periódico aquí en Sicilia, una de las regiones que más migrantes de la UE recibe mediante barcazas repletas de gente proveniente de países que atraviesan profundas crisis, lo que en algunos casos es la guerra perpetua.
Lo que no me gustó es ver en la misma página el perpetuo discurso de las fechorías de ISIS y el de la migración, de alguna forma tratando de puntualizar que el Islam es el culpable de mucho de lo que acontece. Por ahí también venía una nota sobre una investigación fallida que se le hizo a un peregrino tunecino en Roma, el cual era sospechoso de haber perpetrado el atentado en el Museo del Bardo en la capital de Túnez, hace un par de meses. El detenido no fue encontrado culpable del asesinato de 20 personas, pero comoquiera que sea el texto alertaba al lector –manipulándolo– para que hiciera una conexión mental específica con la migración ilegal como fenómeno.
Se le hace ver al lector que la identidad religiosa y cultural del que llega es incompatible con la europea, por lo cual es mejor no dejarle entrar, con ello evitando mayores conflictos de identidad y de adaptación a la sociedad. Lo malo es que, al presentarlo así, lo que se acaba haciendo es afectar en el camino a la población migrante que ya habita en el Viejo Continente, de la cual irremediablemente dependen, y que comoquiera ya fue estereotipada y estigmatizada por sus características raciales y sociales. Ulteriormente, esta actitud tiene un tinte etnocentrista, ya que tácitamente se reconoce que la cultura europea es intrínsecamente superior a las que se le cierra la puerta.
Lo que no se dice es que detrás de todo existe una realidad socioeconómica en el mismo continente europeo que dificulta la mayor entrada de gente al mercado laboral. Simplemente hay mucho desempleo como para permitir el influjo de otros, para competir por el poco trabajo que queda en ciertos sectores específicos, como son los servicios. De hecho, se está discutiendo en Bruselas la posibilidad de que la migración de ahora en adelante se rija por indicadores macroeconómicos –como son el PIB y la tasa de desempleo– para determinar las cuotas de personas a las que tal vez pueda permitírsele el acceso.
Si hacemos un recuento de la emigración hacia Europa, descubriremos que fue la etapa poscolonial la que más vio llegar gente de distintas partes de África, Medio Oriente y el sur de Asia. Fue gracias a todo ellos que se pudo transitar a la era de servicios, esa que le permitió a millones de europeos el poder disfrutar de una calidad de vida excepcional.
A los extranjeros se les delegaron muchos de los trabajos manuales que diversos locales ya no querían hacer, pero lo que al parecer no se previó es que tarde o temprano eso iba a modificar la propia cultura europea en el proceso.
Por otro lado, no podemos cegarnos ante la terrible situación que viven ciertos países con crisis social y política, las principales causas de la migración. Muy bueno sería tomar en cuenta decir que también existe culpabilidad occidental en casos concretos como el de Libia, el cual fue literalmente reventado por una coalición liderada por Washington en 2011. En este caso, lo que sucede es un desplazamiento poblacional, efecto natural de la falta de un Estado funcional y estable, pues fue removido a la fuerza por algunos monopolistas de los geopolítico.
En la siguiente columna continuaré con el tema migratorio, enfatizando el fenómeno del desplazamiento interno como producto de la guerra civil y el despojo que le es común al nuevo mercantilismo que vivimos el algunas regiones del mundo.
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