“Con la ayuda del pueblo griego las políticas de austeridad serán historia”
Alexis Tspiras (1974-) líder de Syriza, coalición de izquierda griega
En algo que realmente parecería un referendo a favor o en contra de la política de austeridad impuesta por Alemania, el pueblo griego próximamente irá a las urnas para formar un nuevo Parlamento.
Esto porque el actual se tendrá que disolver, debido a que su popularidad se ha venido abajo dada la quiebra generalizada de la nación, por lo que ni siquiera han podido nombrar un nuevo presidente. El griego común cree que ya no se le representa, y en este país con desempleos de hasta el 50%, las cosas se están poniendo muy difíciles.
Es así que las encuestas para la próxima elección favorecen a la novedosa opción de izquierda anti austeridad llamada Syriza, la cual se ha convertido en una sensación exprés en los últimos años.
Hay que recordar que la austeridad implica reducir el tamaño del Estado para poder solventar las deudas adquiridas en el pasado, lo que en Europa ha significado el desmantelamiento de lo poco que quedaba del Estado benefactor, algo que ciertamente incluye a Grecia. No olvidemos que Grecia representa la base histórica de Europa en valores como la república y la democracia. Lo triste es que hoy Atenas se ha convertido en un basurero ideológico.
En esta ocasión hay nuevos jugadores como Syriza, que desean aprovechar los mecanismos democráticos que están abiertos para los partidos tradicionales. Falta ver si los culpables de la crisis –una combinación de bancos privados llamada la Troika, más el Estado griego– están por fin dispuestos a trascender ese dogma de recortes públicos permanentes para salvar las deudas privadas llamado austeridad, que fue establecida por unos cuantos poderosos que relegaron el interés público.
Se la pongo así, estimado lector, la cosa pinta muy bien para partidos con ideología de izquierda en el sur europeo en España, Grecia e Italia. Por eso es que Alemania ya amenazó al Estado griego de no buscar alternativas a su dogmatismo de austeridad, ya que Atenas pudiere convertirse en ese primer dominó que cambie todo el orden de cosas de forma revolucionaria.
Existe una lucha interna en Alemania entre pueblo y burocracia por el reconocimiento del poder absoluto de su nación sobre Europa. Y aunque para ellos la autocrítica sea tal vez algo difícil de aceptar, para otros europeos es evidente que Berlín se ha convertido en la capital de un nuevo Reino (Reich). Esto puede verse en lo político, lo económico y lo financiero, por lo menos en un sentido moderno de competencia entre naciones.
En esa línea, el ministro alemán de Finanzas afirmó que el futuro gobierno griego deberá respetar los compromisos que se tienen –entiéndase pagar las deudas adquiridas por el gobierno anterior y mantenerse en la zona euro. El ministro Schäuble dijo: si Grecia se decanta por “otro camino”, será “difícil” mantener nuestra ayuda económica. Ulteriormente lo que tenemos es a uno de los principales apologistas de la austeridad y el euro amenazando, con el apoyo de la Troika, a uno de los países más débiles de la Unión Europea.
Alemania está aterrada, ya que Syriza está conectada con Podemos en España, ese partido político con demandas antiausteridad similares, el cual ha surgido como rayo en la política española, y que ha dejado atrás en intención de voto a los tradicionales PP de derecha y PSOE de centro izquierda.
Partidos como Syriza y Podemos han sido criticados y hasta demonizados. Los enemigos de esta susodicha ‘nueva anarquía revolucionaria’ los han aparejado con el ultraradicalismo marxista y el terrorismo contemporáneo, pero muy inteligentemente, los jóvenes líderes de estas alternativas políticas no han caído en provocaciones.
Imagine usted que pasaría si Syriza arrasa en las próximas elecciones. De ser así, es posible que la inercia reformista en esta parte sureña de Europa agarre más vuelo, poniendo en entredicho a todo el euro y al proyecto de unificación continental.
Hay que recordar que Alemania no solo quiere mantener al euro para solidificar su control sobre los mercados europeos. Berlín está obligado a perpetuarlo si quiere seguir siendo un poder en el mundo, especialmente en su competencia con potencias como China, Rusia y EUA.
Termino esta nota aclarando que las raíces ideológicas de tanto Syriza como Podemos yacen en el marxismo clásico. Dicho esto, es mucho más importante enfatizar que los mensajes de ambas opciones se sintetizan de forma sutil sin confrontaciones y radicalismos. Estos partidos concuerdan en que las diferencias abismales de riqueza destruyen a las sociedades, independientemente de la posición que estas ocupen en la línea del tiempo.
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