´La capacidad para creer en constructos ficticios es un elemento definitorio de los que nos hace humanos´
Yuval Noah Harari (1976-) historiador israelí
Cuando la ideología se agota, dejando en su lugar soluciones como las que se aplicaron en Grecia, podemos aseverar que la democria ha muerto.
Esto no quiere decir que la democracia de las naciones miembro ha caducado, pero si la que se buscaba instaurar a nivel federación con la Unión Europea (UE).
Esto porque los líderes de la Comisión y el Parlamento europeo permitieron que los intereses de un grupo de banqueros superasen los alcances de la integración, posiblemente, más ambiciosa de la historia.
Como dice Simon Jenkins del periódico The Guardian, ‘cuando la política del miedo es usada descaradamente para sumar al arsenal del Estado, esta debilita la supremacía de los valores democráticos’. Entendido de otra forma, el Estado central europeo se aprovechó de la frágil situación griega para tratar de imponer su voluntad centralizadora sobre este y demás países en riesgo de colapso. Esto, estimado lector, es todo menos democracia. En ese sentido, el referéndum de Atenas fue una cachetada pragmática y de sentido común para el proyecto comunitario europeo.
Abramos los ojos. Lo que llevó a la quiebra a Grecia no fue el endeudamiento público, si no la expansión de un sistema de especulación privada que arrasa con muchas otras naciones del planeta, incluyendo a México.
Evidencia de esto es el historial de la dichosa deuda. Se sabe que un 82% de lo que se debía corresponde a acreedores bancarios, siendo uno de ellos el Deutsche Bank aleman y el otro el Credit Agricole francés. Estos bancos continuaron con las operaciones especultorias comenzadas por Goldman Sachs años atrás, mismo que tuvo que esconder la mano debido a la pérdida de credibilidad, producto de la crisis financiera de 2008 en EUA.
Mucha gente se pregunta por qué no se le condona la deuda a Atenas como se hizo con Alemania al finalizar la Segunda Guerra Mundial. La respuesta tiene que ver con dos factores. El primero es que la condonación hubiere puesto en riesgo a los bancos que están detrás de todo. Haber ‘perdonado’ a Grecia hubiere provocado una reacción en cadena en muchos otros países, afectando considerablemente a la institucionalidad financiera que lo sostiene todo.
Otra de las razones tiene que ver con el control europeo del FMI. Un mal manejo del mismo pudiera poner en riesgo su liderazgo, que con gente como Christine Lagarde, técnicamente ha expandido sus operaciones en el Viejo Continente.
Se supone que la creación y permanencia del euro no iba a ser influenciada por la política e intereses particulares. El tiempo ha comprobado que todo gran proyecto sucumbe cuando no se regula y se pierden de vista sus alcances. Esto ulteriormente acabó erosionando la supuesta democracia en la se amparaba la unidad cultural, política y económica continental.
La dictadura corporativa financiera que está poniendo en entredicho a la UE se ha apoyado de una productiva Alemania para incrementar sus utilidades, y es por esto que se le dio rienda suelta para jugar a sus apuestas con los vecinos más débiles.
Para Noam Chomsky todo esto es representativo de una guerra de clases entre los que tienen y los que no. Es por eso que se buscaba doblar la voluntad de la dizque izquierda radical Syriza, amenazándola desde distintos frentes.
Por lo pronto me quedo con dos reflexiones.
La primera es que la historia está llena de proyectos de envergadura como la UE, pero que los mismos suelen caerse por las excesivas y no controladas ambiciones de un puñado de personas. Los grandes poderes crean divisiones por naturaleza, pero tarde o temprano estas divisiones son las que acaban fracturándolo todo.
La segunda es que el poder generalmente no tiene nada que ver con la igualdad y la justicia, ya que en su directriz está el llevárselo todo, cueste lo que cueste. Afortunadamente las cosas caen por su propio peso, y la bofetada Griega es apenas el inicio del fin del eterno sueño de dominación de unos cuantos.
No hay que olvidar que el financiamiento externo ha sido la constante para príncipes, reyes, sultanes, naciones e imperios. No obstante, tarde o temprano alguien sale perdiendo más que otros en este juego de prestar para ganar.
El sistema financiero neoliberal que nos domina se ha comido a las ideologías en su imparable proceder. Es por eso que las soluciones al mismo tendrán que venir desde abajo, ahí donde empiezan a calar los efectos de la injusticia institucionalizada a lo que nos hemos permitido someter.
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