Thursday, 30 July 2015

La paz es la presencia

'La televisión es el espejo donde se refleja la derrota del sistema cultural'

-Federico Fellini (1920-1933) director de cine italiano

 Si no reconstruimos la comunidad y el tejido social, tendremos que conformarnos con una colectividad confrontada por sus urgencias individualistas.

Es cierto que no existe la sociedad ideal, ya que por lo general las personas tratan de cubrir sus propias necesidades. Dicho esto, hay que considerar que es igual o más importante que la gente sacrifique un poco de lo suyo a favor de la concordia comunitaria.

Las comunidades que habitan dentro de espacios urbanos, en contextos modernos y posmodernos, difícilmente son comunitarias, ya que el mismo sistema del que todos participan gradualmente va modificando las prioridades, esas que alguna vez eran incuestionadas por las sociedades tradicionales.

El Monterrey contemporáneo no es la excepción: sociedad trabajadora que hoy sufre la confusión identitaria más profunda desde su creación. No hay más que darse una vuelta por la ciudad para observar nuestras prioridades, mismas que giran alrededor del dinero fácil y el entretenimiento.

Es así que por cada cinco centros comerciales tenemos una pequeña área verde, la cual seguramente ya está en la mira de los ‘desarrolladores’. En ese sentido va la próxima inauguración del estadio, que al puro estilo romano, evidencia cómo a costa de todo –incluyendo a la sociedad y al medio ambiente– se procede con cualquier proyecto.

Cuidado, no estoy en contra de la construcción y el urbanismo per se. Lo que sí me parece ingenuo es pensar que la muy avanzada progresión hacia el ecocidio que llevamos pueda ser de utilidad para esa comunidad que todos necesitamos conformar.

Puede que esta forma de hacer las cosas haya sido la óptima en el pasado. No obstante, no podemos aceptarla ciegamente ya que, de seguir así, caeremos al precipicio de la insustentabilidad y la polución. Ulteriormente, el cemento no es un sustituto trascendental para las plantas.

Recalco que la mejor forma de lograr la unidad es fortaleciendo la comunidad sobre los espacios verdes y públicos que en teoría nos pertenecen, y no mediante el sometimiento a la perpetua propaganda a la que nos han acostumbrado los medios de masa.

Hay que despertar al hecho de que los contenidos televisivos que nos inundan son como cucharadas de un jarabe desagradable que por costumbre evitamos hacer a un lado.

Otro punto clave es el giro autoritario que por miedo hemos autorizado, mismo que crece sobre otros rubros fundamentales como la educación y las inversiones en cultura. Se le quita a todo para dárselo a la ‘seguridad’, pero no hay más que voltear hacia adentro para vernos atrincherados y amurallados, encerrados en espera de que se atrape al supuesto enemigo que nos acecha. Recuerde que un eterno estado de alerta, producto de un excesivo control, genera neurosis y paranoia.

Las cosas suceden porque nosotros lo permitimos, por lo que seguir aplaudiendo no hará más que legitimarlas y agravar la situación. Las circunstancias raramente cambian de arriba a abajo, especialmente en este país. La realidad se transforma cuando desde abajo nos activamos para hacer presencia, fórmula comunitaria que bajo condiciones normales asegura la paz.

El refinamiento en gastronomía y espectáculo son efectos positivos, pero éstos no deben disuadirnos del hecho de que nuestra pirámide social se ha convertido en un castillo medieval, que sólo abre sus puertas a unos cuantos afortunados.

La propaganda mediática de carácter instructor suena muy bonita, pero definitivamente no es mejor que el pupitre, los museos y el arropo comunitario.

Tuesday, 28 July 2015

Nuevos ojos, nuevo mundo

'Crecimiento en aras de crecimiento es la ideología de un célula cancerosa'

-Edward Abbey (1927-1989) escritor estadounidense


Difícilmente habrá alternativas al capitalismo si seguimos aferrados al confinamiento urbano. Se habla mucho sobre el fin del capitalismo, y de hecho, es cierto que este notorio sistema se ha convertido en religión.

Para esto sedujo a los Estados y la población, convenciéndolos de que las libertades individuales son lo más adecuado para la libertad –en toda su expresión–, y sólo así es que permitimos sacrificar lo público en pro de la despersonalización y la privatización de la sociedad. En pocas palabras, nuestros deseos, sueños y fantasías como especie fueron colonizados por símbolos económicos y cosas tangibles, y por eso es muy difícil  ver alternativas a esta forma de hacer las cosas.

Asimismo, la centralización del poder político, financiero y mercantil hacen de esta religión una difícil de trascender, ya que dicha alianza los ha reforzado en la cima. Es así que el dominio, y la compra de cada vez más territorio, no hará más que un recrudecerse, exacerbando el arrebato de los bienes y las materias primas comunes. Tristemente hemos intercambiado lo que nos sostiene por crédito, con la esperanza de que el dueño de los recursos exprima lo que se lleva, permeando así de riqueza al resto de las capas sociales.

Esta forma de organizar la cultura se facilita en centros urbanos modernos donde habita la masa poblacional, espacio reducido que facilita la difusión y la estandarización de contenidos mediáticos de todo tipo. O sea, que en los islotes cada vez más privados (y encerrados) que habitamos, no queda de otra más que consumir y entretenerse, ya que eso es lo que nos venden por todos lados.

Observemos a China, que en las últimas semanas ha chocado de frente con los efectos de su apresurada y accidentada consolidación como superpotencia. La bolsa de valores ha venido perdiendo una parte de su valor, ya que sectores como la construcción y el consumo doméstico no han cubierto las expectativas de los especuladores bursátiles.

Dicho de otra forma, se desbordó la exuberancia especuladora, y esto puso a temblar a todos, incluyendo al Estado, que lanzó su cacería de brujas, en contra sus propios apostadores, para evitar que su bolsa nacional se corrompa, El gobierno intervino para salvar la bolsa, momentáneamente deteniendo el sangrado financiero. Todo parte de un accionar político, en donde le toca resolver crisis varias, que lo legitiman ante el pueblo.

La enseñanza que nos queda es la de un pueblo desesperado por mostrarse capaz de salir adelante, el cual irónicamente escogió el mismo camino dificultoso que nosotros para conseguirlo. Beijing se presume como la nueva hegemonía, pero  sus  autoridades se niegan a reconocer las repercusiones de los mismos remedios fallidos que copiaron.

De este lado del mundo la cosa no es muy distinta, ya que con todo y tropiezo chino, la salud de las finanzas y de todo el edificio crediticio que nos sostiene está en peligro de derrumbarse. Según algunos analistas como la estadounidense Ellen Brown, ‘el casino de derivados no es más que un último intento de apuntalar una pirámide privada’. Brown se refiere a los 1500 millones de millones en derivados que están en riesgo por la fragilidad de los mercados financieros globales. Si dicho esquema se colapsa, se vendría abajo todo el endeble andamiaje que lo sostiene.

Lo que trato de decir es que no hay salvación colectivista para nuestra especie, ya que las ideologías y demás estratagemas que hemos trazado para auto trascendernos simplemente han mostrado sus límites.

Soluciones a esto existen, pero no debemos esperar que emanen del mismo grupo que causó el problema. Para mi una alternativa sería el descentralizar el poder, buscando con ello deconstruir, o por lo menos aflojar, el excesivo control que tenemos sobre tierra, recursos y gente.

Me atrevo a decir que una forma de vida funcional sería el habitar pequeñas comunidades al estilo confederación, donde el poder de decisión resida en un liderazgo acordado por las mismas comunidades interesadas (primero entre iguales). Lo que sea es mejor que los grandes proyectos y discursos que en esta era  ya fracasaron. Para llegar a ello tendríamos que convencer a los poderosos para que  suelten un poco la rienda, y que nos permitan aprovechar la tecnología y a la iniciativa privada como herramientas de interconexión.

El proyecto de comunidades autosustentables, cibernéticamente enlazadas y sin conflictos de identidad o marca, podrá sonar como ridículo ahora. Sin embargo, algún día, cuando hayamos desgastado todos los recursos, y por necedad hayamos tapado todas las salidas, empezaremos a ver el mundo con otros ojos.

De pies y cabeza

‘Vivimos en la era de la administración de la información’

-Chris Hardwick (1971-) Actor estadounidense

La financialización de la sociedad nos hace dependientes del crédito, y en el proceso, convertimos a nuestra cultura en una esperanzada de factores externos para salir adelante.

O sea, que en vez de reforzar lo básico para la supervivencia y la concordia –como lo son la paz, la justicia social, una agricultura sana, la salud de la población, el libre flujo de la información y recursos suficientes para progresar– nos supeditamos a unos mercados todo menos libres, que están cada vez más controlados por unos cuantos.

Ulteriormente, lo que existe es una ruptura entre lo que aspiramos a ser y lo que dejamos en el camino para lograrlo.

La mejor analogía para entender esto es la del cuerpo humano, en donde los pies representan lo esencial para el bienestar, y la cabeza y la mente, el mecanismo para ejecutar todos los planes, metas, sueños y estrategias trazadas.

Técnicamente vivimos bajo regímenes dirigidos por ideologías, pero es evidente que el imperativo financiero que nos gobierna nos ha arrebatado hasta las ideas. Simplemente debemos tanto dinero que no tenemos libertad de maniobra, lo cual frena hasta la intención política más benevolente.

¿Recuerda usted, estimado lector, lo que representaban $1,000 pesos en la década de los 80? Es obvio que todo sube de precio, pero nuestra dosis de neoliberalismo ha sido mortífera para la sociedad. Prácticamente importamos más de la mitad de los insumos que alguna vez produjimos, y por eso es que pagamos más de lo que nos costaría hacerlo nosotros. Por otro lado, nuestra dependencia del dólar, y la ristra de dinero fácil que de éste se desprende, ha inflado nuestra economía como un globo. De alguna forma puede decirse que estamos pagando un enorme precio para taparnos los ojos ante la desigualdad que estos precios generan.

Cuidado, no digo que hay que nacionalizarlo todo y recurrir a la programación de toda actividad social cual socialismo. Lo que sí es urgente es recuperar el control comunitario de las actividades que le dan vida y significación a las mayorías, ya que de lo contrario seguirá incrementando la represión para paliar una sociedad fragmentada.

Las alternativas abundan, la clave es darles cabida ante la cerrazón institucional que nos aqueja. Lo primero que hay que hacer es detener la guerra inútil contra el narcotráfico, legalizando la droga como asunto de salud pública. Lo segundo es aprovechar la misma inercia de autonomía para reactivar las redes que sustentan a la comunidad desde abajo, lo que equivale a empoderar con trabajo digno a aquellos millones olvidados que están optando por el camino fácil. Si esto no se cumple, nunca tendremos una país digno para sus habitantes.

Lo tercero es presionar desde lo cívico para que se libere aún más la información, misma que lubrica esta era de servicios que presumimos haber alcanzado.

Olvidamos los pies por priorizar la cabeza. Por eso por lo menos hay que aprovechar la interconexión que ya tenemos para evitar que las corporaciones y la burocracia se sigan robando nuestras identidades para espiarnos y hacer negocio.

La única forma de lograrlo es reforzando la participación ciudadana y la opinión pública, para que la sociedad civil sea un verdadero amortiguador para los embates de los que nos dirigen.

Thursday, 23 July 2015

¿Identidad sólida o más autoritarismo?


México ha sufrido una dramática transformación social en los últimos años, la cual ha marcado inexorablemente a la ciudad de Monterrey, afectando su identidad de forma considerable. No cabe duda de que la excesiva corrupción, la ingobernabilidad y la violencia se han convertido en realidades cotidianas que la población todavía no ha logrado metabolizar en un sentido ciudadano.

En esa línea, la crisis que experimentamos hoy es una de enormes proporciones, ya que la estabilidad social y crecimiento económico saludable de décadas anteriores parece haber llegado a su fin.

La exacerbación de los excesos sociales que la política no logró rasurar, y que es causa principal de la debacle de nuestro proyecto colectivo, evidenció lo mal que estaba cimentada, no sólo nuestra identidad, sino la comunidad misma, que teóricamente es la base donde se monta cualquier idea social que comparte fines específicos. La acción colectiva común del regiomontano se ha visto mermada por factores que descobijaron aún más lo que nos unía, lo cual al parecer era más instrumental para llevarnos bien –superficialmente– siempre y cuando las vacas estuviesen gordas.

Es por eso que Monterrey debe reconstituirse otra vez como identidad funcional, aprovechando la reciente politización de la comunidad, para convertirse en una sociedad civil sensible. Las realidades estructurales que nos arrojaron a esta incertidumbre de proporciones paranoicas deben ser discutidas abiertamente por todos.

Lo que se necesita es una nueva adaptación colectiva. Pero ésta tiene que tomar en cuenta que la fragilidad y el fracaso de la identidad son el resultado de una comunidad lastimada, que tiene muy poca consciencia del poder público que potencialmente pudiese desarrollar.

Por otro lado, la gran ironía es que esta crisis sistémica nos muestra el camino lógico a seguir, en lo que a la construcción de una nueva sociedad civil se refiere. Aquí incluyo la obvia recuperación de los espacios verdes y las calles –ambos vistos como baluartes fundamentales de algo entendido como el espacio público– lugar que se antoja espacio idóneo para sembrar la nueva agenda política de la sociedad civil regiomontana. La tarea más grande es que estos espacios se recuperen, pero no sin antes hacerlo de forma realmente cohesiva en sentido social. Debemos acabar con el clasismo y etnocentrismo institucionalizado, que algunos confunden con ultracompetitividad y liderazgo.

Redireccionar lo que somos colectivamente debe tomar en cuenta la reconstrucción (o finalmente la construcción que no se había logrado) de una comunidad funcional, lograda así por nosotros los que formamos parte de ella, y no sólo por una burocracia intenta en frenarla.

Hay que, de una vez por todas, trascender e incluir lo que por lo menos a nivel local no nos había permitido unirnos como comunidad. Sobre esto podremos montar la identidad colectiva –cualquiera que ésta sea– incluyendo sus nuevos valores y metas.

La nueva sociedad civil regiomontana pudiera organizarse en la búsqueda de una idea realmente incluyente, y no sólo en la utilización de su población en una búsqueda competitiva por ser ejemplo nacional y mundial. Reitero que no puede haber identidad ni sociedad civil que funcione sin comunidad primero. Por eso lo primordial es establecerla de modo plural y tolerante, donde las políticas públicas y las relaciones sociales tomen en cuenta a todos los habitantes en su formato ciudadano, y no nada más por su capacidad laboral o su bajo costo operativo.

A la sociedad civil regiomontana le tocará buscar un orden de factores desde donde se busque proponer, y no sólo defenderse de los embates sociales que muy factiblemente seguirá sufriendo nuestro país en su afán, también, de redefinir lo que es hoy, y lo que será en un futuro no muy lejano.

Tuesday, 21 July 2015

De prisas y conveniencias

“Síntoma del declive de un imperio es su inhabilidad para sostener el sistema que alguna vez presidió”

-Martin Jacques (1945- ), periodista británico

La urgencia con la que Europa trata a Grecia, y EUA restablece relaciones diplomáticas con Irán y Cuba, evidencian la preocupación occidental por el surgimiento del mundo multipolar.

Además de las estrategias geopolíticas de siempre, en estos tiempos ha surgido un nuevo ingrediente que modifica las prioridades de los poderosos. Con esto me refiero a los nuevos órdenes de los BRICS y el Euro asiático, los cuales se han venido reforzando durante las últimas semanas, en respuesta a las recurrentes crisis en Ucrania, Syria, Grecia, Puerto Rico, etc.

Primero que nada está la prisa de EUA, que finalmente ha terminado con el embargo cubano, ya que la isla se estaba llenando de inversiones e intereses rusos y chinos. En esa línea, dicha renovación de ‘amistad’ con los Castro se volvió imperativa, por lo que es factible que Washington convierta a la isla en una ‘barrera’ económica contra sus enemigos geoestratégicos orientales.

En esa vena también se da el nuevo acuerdo con Irán, el cual sólo en la superficie tiene que ver con la energía nuclear. Sabemos que la potencia persa va a la alza por razones históricas, demográficas y energéticas, lo que explica el apresuramiento de su cortejo. Ulteriormente, una invasión fallida en aquellas tierras acabaría con la hegemonía de EUA y todo el 
andamiaje occidental.
Teherán venía aumentando su intercambio de divisas y su trueque con sus gigantes vecinos asiáticos, consolidando su lealtad con ellos. Los ayatolás tuvieron que actuar así, ya que las sanciones aplicadas por el Tío Sam están afectando profundamente a la nación.

Irán no es la primera potencia que recurre a alternativas para circunventar sanciones. Rusia fue el otro grande que hizo lo mismo, lo cual como efecto secundario de las sanciones, lo acercó todavía más a China.
Washington está consciente de esto, y por eso está tomando la iniciativa, matando dos pájaros de un tiro. Por un lado Obama se distanció del belicoso gobierno israelí, mientras que por el otro, firmó un acuerdo histórico con Teherán. El Presidente sabía que no podía arreglarse con los chiítas sin alejarse del gobierno de Netanyahu, y por eso nos demostró con creces que el tablero de poder ha cambiado.
Es por todo esto que la lucha de poder entre Washington y Berlín por el destino griego no hará más que enconarse. Un FMI manejado por EUA obviamente perdería dinero si se aplica la quita de deuda griega. No obstante, Obama sabe que perder la lealtad de Atenas significaría una perdida mucho más fuerte en el terreno geoestratégico al que me estoy refiriendo.

Alemania, por su lado, parece estar más preocupada por lo que se le debe que con lo que puede perder si Grecia se retira del euro. Francia, a su vez, sabe que Europa ha perdido mucho con la crisis ucraniana y con las sanciones rusas, por lo cual ha participado en la negociación con los ayatolás, en espera de concretar nuevas oportunidades de negocio con el milenario país chiíta.

Mientras todo esto acontece, incluyendo la manipulación de los mercados energéticos, financieros y los de metales preciosos, Obama está luchando para utilizar el desmedido poder que el congreso le otorgó con el fast track, con miras a aprobar el Acuerdo Transpacífico (TPP). De proceder, esta sería otra medida preventiva ante el surgimiento multipolar, cuyo corazón yace en Beijing, la estrella de los emergentes de Eurasia.

La mejor analogía medieval de lo que el TPP representa se cumple colocando metafóricamente a un rey montado sobre su caballo, acompañado de una larga columna de príncipes, todos a caballo, postrados frente a la campiña silvestre. ‘Caballeros, todo lo que sus ojos ven les pertenece’, serían las palabras emitidas por el monarca, rol que en el caso contemporáneo es jugado por el ejecutivo del imperio.

No se me ocurre otra forma de interpretar un ‘acuerdo’ que empoderará a las corporaciones trasnacionales aún más. Imagine Ud., estimado lector. Si este esperpento se aprueba, no habrá poder judicial sobre la tierra que detenga los excesos económicos y comerciales de un puñado de barones neofeudales.

Lo peor de toda esta urgencia por perpetuar el status quo es que se están atropellando los mismos valores que Occidente ha venido coronando desde siglos atrás, como son la república, la libertad, los libres mercados y la democracia. Esos valores, que supuestamente presumen, son criticados cuando otros los enarbolan, incongruencia que no augura buenas cosas para los que detentan la prisa convenenciera.

Sunday, 19 July 2015

La historia se repite

"Por cada marco emitido, requerimos el equivalente del valor de un marco de trabajo hecho o bienes producidos"

Adolf Hitler (1889-1945) excanciller alemán


Mucho más importante que la Troika es la trinidad Washington-Berlín-Fondo Monetario Internacional (FMI), columna vertebral del actual sistema financiero occidental que está en riesgo debido a la crisis griega.

Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial comenzó la terapia financiera llamada Plan Marshall, el cual corroboró la nueva hegemonía estadounidense. Y mientras la mayoría de los clientes europeos luchaban para convertir las nuevas deudas adquiridas en utilidades,  Washington los presionaba para que todos conjuntamente eliminaran la mitad de la deuda germana, producto de dos guerras mundiales. El 'Acuerdo de Londres de 1953 sobre la deuda alemana' fue excesivamente generoso, ya que aparte de la quita, se le permitió a Berlín extender el plazo de la deuda restante a un plazo de 30 años, la cual acabó de pagarse en 2010.

Los motivos detrás de esta increíble quita de deuda fueron principalmente tres.

El primero era borrar los trazos y prevenir la repetición de uno de los experimentos de autonomía económica y financiera más revolucionarios de la historia. Antes de la guerra, Hitler se deshizo de la banca privada que especuló contra el marco alemán durante la República de Weimar, y que hasta cierto punto fue responsable de la hiperinflación que propició el surgimiento del fascismo nazi.

El Tercer Reich creó su propia moneda –libre de inflación y deudas–, y en menos de 5 años de arduo trabajo y grandiosas inversiones públicas, este ente ultranacionalista se convirtió en el más poderoso de Europa. En este sentido, destruir a Hitler no sólo era un imperativo humanitario, sino también económico y financiero.

El segundo motivo era detener a la Union Soviética, superpotencia ideológica imperialista que ocupó Berlín oriental, y que amenazaba con comerse al resto de Europa. Por eso EUA apoyó con todo a la República Federal de Alemania (basada en Berlín Occidental), frontera geopolítica entre las ideologías enfrentadas.

El tercer motivo es realmente la esencia y envoltorio de todo el plan, ya que Washington necesitaba un motor económico para la recuperación económica europea, que facilitara la difusión de su capitalismo liberal en la región.

La flamante 'amistad' con Alemania occidental fue coronada con su adhesión al FMI en 1952, apenas un año antes del ‘jubileo’ que la exoneró de sus beligerantes deudas. Con este hecho se terminó de cocinar la trinidad que aceleró la dolarización de Europa y que empoderó a la alianza geoestratégica de la OTAN (Alemania occidental ingreso en 1955). A su vez, todo esto sirvió para contener cualquier brote de autonomía financiera como el del régimen nazi.

La verdad de las cosas es que sin el apoyo político, militar y económico de EUA el proyecto europeo hubiere sido imposible de realizar. A EUA y Europa les convenía unirse, y por eso eso fue posible la cristalización de lo que hoy entendemos como Occidente.

No puedo acabar de dibujar este contexto sin decir que el euro fue un proyecto propio de la Unión Europea (UE), ya que con todo y su participación en la trinidad financiera occidental, los alemanes querían una moneda propia para defenderse de la voracidad del dólar y el control totalitario estadounidense.

En cuanto a la actual crisis griega, el FMI acaba de publicar un estudio de 'sustentabilidad de la deuda', el cual básicamente aclara que el último rescate europeo de Atenas no logrará los efectos esperados.  Los EUA no se pueden dar el lujo de que la UE sucumba, ya que esto acercaría a los helenos, y uno que otro pueblo rebelde, hacia el mundo multipolar liderado por Moscú y Beijing.

Es por eso que están presionando a Berlín y Bruselas a través del FMI, con la intención de que se trate con mayor suavidad a Grecia. El Tío Sam, similar a como hizo en 1953 con Alemania, está proponiendo la eliminación de la deuda griega, lo cual aparte de la lógica del análisis crediticio, representa una lucha de poder trinitario entre Washington y Berlín.

Alemania se cree con la autoridad suficiente para tratar los asuntos continentales, y por eso no está acudiendo al llamado estadounidense. Además, uno de los acreedores principales de la deuda griega es el Deutsche Bank, lo cual obviamente dificulta aún más la cordura.

Ulteriormente, la historia, con algunas acepciones, se está repitiendo. Berlín quiere darle una lección a Atenas, esperanzado en que los demás miembros en crisis se calmen. Por eso es que la dictadura financiera quiere reventar el experimento de izquierda de Syriza, que con su intentonta de abandonar el euro y de resucitar el drama, pone en riesgo al sistema de emisión de dinero centralizado –lubricado con deuda e inflación privada– en que se ampara la UE y Wall Street.

Alemania batalló mucho en metabolizar su regreso al sistema internacional, y por eso no está dispuesta a permitir que alguien más emule a Hitler, o cualquier otro ejemplo de sentido común, que indican que la única salida a la crisis es la autonomía financiera y la soberanía suficiente para tomar decisiones propias.

La quita de deuda germana sembró las semillas del proyecto europeo. La quita de la deuda griega pudiere salvar al euro, a la Unión Europea y a todo el andamiaje Occidental.

Thursday, 16 July 2015

Global-es / De guerras y espectáculos fallidos

Legalizar es respirar


`Por cada prohibición que creas, también creas algo clandestino´
Jello Biafra (1958-) músico estadounidense

El espectáculo de la fuga de ‘‘El Chapo’’ evidencia que la estrategia contra las drogas no es más que eso, espectáculo. Por eso hay que legalizar la droga para cortar los tentáculos de la banca trasnacional que vive del lavado de dinero y, de una vez por todas, restaurar el Estado de derecho que intercambiamos por fusiles.

Seguir perpetuando la misma estrategia, que hasta ahora ha fallado terriblemente, es, a estas alturas, mucho más inmoral que la `repulsiva´ droga. Legalizar una práctica social como el consumo de drogas significa regresarle al Estado la legitimidad que requiere para salvar a la República, la cual está siendo devorada por el perpetuo conflicto y la muerte. No olvidemos que la gobernabilidad y la paz social pueden obtenerse modificando las reglas del juego, y no peleándonos de forma apocalíptica.

Hoy es más que evidente que encerrar a los narcotraficantes más poderosos no afecta al monstruoso sistema, que se aprovecha de la prohibición para alimentarse. Podrán caer todas las cabezas involucradas, pero si no se corta el problema de raíz –legalizando– no desaparecerá el incentivo cultural ni el económico que mantienen el fuego encendido.

Me explico. Incentivo cultural quiere decir que como cualquier otra conducta social, el consumo de ciertas sustancias tiende a intensificarse cuando se promocionan. Por promoción me refiero a la naturaleza misma de la TV, la cual repite los mismos símbolos y discursos, y por ende, acaba reforzando lo que en teoría se critica. Podrá ser su labor informativa, pero al final terminan difundiendo y popularizando lo que presentan. El mejor ejemplo de esto es la admiración de los narcotraficantes entre los niños, que influenciados por la indirecta promoción de los medios, terminan endiosándolos como figuras públicas.

Por el lado económico el incentivo principal es la prohibición, ya que ésta eleva las expectativas de cualquier cosa o hábito. No olvide, estimado lector, que el ser humano es gregario, que como palomas de plaza, acude hacia donde están las mayorías, independientemente de lo que estén haciendo. ¡Ahora imagine la amplificación de poder económico que la TV, con sus masivas promociones, le dan a algo que por prohibido ya era negocio!

Lo síntesis de la política beligerante (`guerra contra las drogas´) y la propaganda mediática es la escasez, concepto económico que conlleva al aumento de precios que atrae a los potenciales intermediarios (mafias).

Lo que trato de decir es que paradójicamente se le ha dado mas ímpetu al fenómeno de la droga, y es por eso que ha mejorado la calidad y se han multiplicado los precios, las utilidades, los jugadores, los mercados y las cadenas de distribución de la mercancía. El consumo de drogas en nuestro país es ya una realidad, por lo que lo mejor es aceptarlo y legislar para sanar el tejido social.

En cuanto a la banca hay que estar conscientes de que en nuestro país ésta es privada, lo que dificulta la persecución de los capitales acumulados por la venta de la droga. Por eso la única forma de sanear al sistema es legalizándolo.

No olvidemos que éste es un orden que ya cabildeó para que la burocracia hiciera su `reforma financiera´, la cual acabó beneficiando al capital trasnacional. Ese mismo poder también influyó en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por lo que ahora se le rebajará `legalmente´ el sueldo a los trabajadores endeudados. Aparte de todo, la aristocracia financiera está a punto de infiltrar las pensiones y la seguridad social (IMSS, ISSSTE), para privatizarlas y `salvarlas´ de la quiebra.

Si no legalizamos nos quedamos como estamos, en espera del momento en que se firme el dichoso Tratado Trans-Pacífico (TPP), acuerdo corporativista entre grandes barones que dificultará aún más el escrutinio público de las operaciones bancarias en México y el resto del mundo. Legalizar serviría para blindarnos un poco de los abusos neoliberales de la aristocracia financiera, efectivamente sometiéndola a los menesteres de la República.

Asimismo, legalizar le devolvería la dignidad y la relevancia a un Estado miope, que lanzó una guerra –y que la sostiene en contra de todo– con la intención de darle al pueblo un enemigo común, con la esperanza de que alrededor de él encontraría una nueva significación cultural para resucitar la identidad nacional.

Por eso hay que recuperar la gobernabilidad de forma constitucional y no a través de la revolución, ni mucho menos entregando todo el poder público a las esferas militares, ya que éstas no conocen más que la guerra para solucionarlo todo.

Tuesday, 14 July 2015

El narcotráfico como chivo expiatorio


‘Es muy fácil juzgar al caído en desgracia y achacarle todos los errores ajenos’

-León Tolstói (1828-1910), escritor ruso

La historia de la humanidad está llena de culpables, y sospecho que el primero fue el otro, el diferente. En este sentido, el ego se volvió un mecanismo de defensa, que sirvió para ocultar nuestros miedos más profundos. Es así que nos embarcamos en la tarea de delegarle nuestras ansiedades a la persona de enfrente para que cargase con nuestras expectativas. Básicamente, el mecanismo proyector llamado ego dio inicio a lo que entendemos como civilización.

Fue por eso que se inventó la política, para guiar a la gente a un fin común, y para otorgarnos una identidad (ego) colectiva que nos hiciera sentir ‘especiales’ en contraposición a otros. Asimismo, la política es una fabrica de chivos expiatorios –enemigos perpetuos–, que según sus creadores, ‘estropean’ el camino para nuestra realización personal y colectiva.

El enemigo tiene una cara doble, por un lado cumple con la función antropológica de unir al grupo bajo un fin común. ‘Nos identificamos como similares a diferencia de aquellos’. Y por el lado político, tiene la finalidad de encumbrar al líder del grupo que representa nuestra identidad, que además se encargara de lanzar la batalla contra el enemigo en cuestión, ese que pone en entredicho nuestra supervivencia. Esto fortalece al líder en ambos sentidos, en la homologación del grupo, y en el refrendo de su poder al frente del mismo.

Si nos llevamos esto a los ejemplos entendemos como el judío se transformó en enemigo, al igual que el sarraceno (musulmán medieval). Más aún, esto nos sirve para entender como se justificaron las cruzadas y el colonialismo, generalmente en contra del hereje, el terrorista, o el subdesarrollado.

Entre la larga lista de chivos expiatorios confieso que el más ridículo, pero a la vez el más sublime, es el diablo. Este representa la superstición del mal en su esencia más primigenia para algunas religiones. Su iconografía es el resultado de la fusión de varios animales, siendo uno de ellos el chivo.

El chivo expiatorio focaliza la atención y la consciencia pública en una figura particular o en pueblos y naciones enteras, como consecuencia, moldeando la psicología social en su contra. O sea, lo que pensamos acerca de nuestra sociedad y como debe regirse depende de proyecciones externas, que previa, gradual, y sutilmente se nos van recetando, ya sea en familia, en la escuela, en los medios de masa, o en la misma comunidad política que nos desarrollamos.

Por eso es que vivimos en perpetua ansiedad. Se nos dice que hay que estar siempre luchando contra algo para realizarnos como grupo, y ahí es donde yace el control social más incisivo.

La droga no se convierte en amenaza por sí misma, ya que para que ésta tome su carácter político necesita engarzarse con fenómenos sociales, que también son expiados, en afán de colocarlos simbólicamente a todos como malos. En síntesis, el demonizado narcotraficante envenena a la comunidad con sus sustancias ilegitimas. Ulteriormente, el chivo expiatorio no sólo une a la sociedad alrededor de algo ‘malo’, en el proceso se refuerza al líder que se encarga de la pesquisa.

En nuestro caso he dicho hasta el cansancio, que al igual que en los tiempos de Porfirio Díaz se les llamaba ‘pelones’ a los descobijados, hoy nuestro país ha hecho de los ‘malitos’ y narcotraficantes cómodos chivos expiatorios. Detrás de ellos se esconde la realidad de estancamiento económico y de rampante desigualdad sociocultural que sufrimos. Todas características producto de las últimas tres décadas de profundo neoliberalismo, ideología que exacerbó el fracaso del éxodo rural postrevolucionario.

Por eso, ahora que EUA esta legalizando la marihuana, y que la guerra contra las drogas se ha convertido en un anacronismo, salen a la superficie todos los disfraces expiados. Primero nuestro país como ente, ya que le compramos la guerra a EUA, que de forma geoestratégica y geopolítica nos escogió como su chivo expiatorio, para desviar la atención mediática lejos de sus propios problemas estructurales. Segundo, el presidente Calderón y sus urgencias de legitimidad (que hizo de la guerra contra las drogas su emblema), ya que su elección puso en duda no sólo su triunfo, si no todo el sistema democrático nacional.

Tercero, ‘‘El Chapo’’ y demás capos de la mafia, actores que fungen como entretenimiento antropológico. Estos ‘bandidos’ conforman la novedosa narrativa que se le presenta al pueblo como política publica y significación cultural. Se creyó que con esto técnicamente solventaríamos, o por lo menos reprimiríamos psicológicamente, la imperante crisis estructural e institucional de la nación.
Se nos unió como pueblo ‘cruzado’ bajo la bandera del bien, en contra de aquellos que ‘sacrifican’ nuestro presente y nos ‘roban’ el futuro.

Todo esto encajaba perfectamente en el cumplimiento de la variable de nuestra disuasión mediática propia, telenovela que nos ‘blinda’ de las carencias de millones de pobres, los cuales son expiados del espacio de representación mediática y cultural en el proceso.

Los millones de olvidados irónicamente se convirtieron en víctimas del mismo sistema –atropellados por la eterna persecución–, chivos expiatorios de una carne asada que parece no tener fin.

Blog: danzanegra.blogspot.com

Correo: juanguerra@hotmail.com

JUAN CARLOS GUERRA: Licenciado en Estudios Internacionales por la UDEM, con Maestría en Sociología por la Universidad de Essex, Reino Unido. Especialista en Teoría Social y Política. Actualmente locutor y analista del programa de radio Global-es, en la Universidad de Monterrey.

Sunday, 12 July 2015

Global-es / La encrucijada griega

El cochinito de las esperanzas

‘‘Queremos un cambio, cambio real, cambio estructural’’ 
Francisco (1936-) Papa de la Iglesia Católica

En esta época en que las ideologías sucumben ante las ganancias monetarias, se antoja interesante analizar el origen de la coronación de las finanzas sobre el resto de los asuntos sociales.

Tan álgida está la situación global de la especulación, que permite que políticos de extracción tan diversa como el papa Francisco de la Iglesia Católica; Marine Le Pen, de la ultra derecha francesa; Bernie Sanders, del partido demócrata; Alexis Tsipras, de la izquierda griega; Nigel Farage, del UKIP inglés; Ron Paul, del partido republicano; y muchos otros, converjan en el mismo discurso antisistema (establishment).

Esto realmente va mucho más allá del oportunismo político. Cada vez se vuelven más claros los contornos de lo que lo controla todo, forma de poder organizada y desorganizada que está transformando la naturaleza de la representación alrededor del orbe.

‘‘El capitalismo desenfrenado nos ha impuesto una mentalidad de ganancia a cualquier precio, sin ninguna preocupación por la exclusión social o la destrucción de la naturaleza’’. Esta frase del papa Francisco prácticamente sintetiza el sentir al respecto de ese sistema llamado neoliberalismo, que ha transformado el relieve geopolítico, económico y social de nuestra civilización.

Todo comenzó a finales del milenio pasado durante el gobierno de Bill Clinton en los EUA, periodo en el que la profundización del gasto federal (deuda nacional soberana) obligó al presidente a sacrificar las inversiones en seguridad social que alguna vez le fueron naturales al partido demócrata. En su lugar, los 700 mil millones de dólares de Social Security fueron puestos a disposición de Alan Greenspan y su grupo de Wall Street, para comenzar con las apuestas del erario público que ahora son tan comunes en nuestro casino capitalismo.

Pero Wall Street no llenó con ese dinero, y por ello ‘sedujo’ a Clinton para que iniciara la revocación de la Ley Glass-Steagall, la cual prohibía la fusión de la banca comercial y la banca de inversiones. Este inédito hecho catapultó a la clase aristocrática financiera que actualmente nos gobierna bajo un esquema neofeudal. Con ello se agudizó la pirámide social en un puñado de banqueros transnacionales, cuyos intereses trascienden las banderas y las culturas nacionales.

En pocas palabras, bajo el mandato de Bill Clinton se dio rienda suelta a los intereses privados, lo cual ahora se ve reflejado en la deuda soberana de 18 millones de millones de dólares (Clinton la dejó en cinco y medio millones de millones).

La crisis de 2008 nos demostró el poder de la banca. Con todo y que causó la hecatombe de la ‘sociedad de propietarios’ de George W. Bush, ésta fue salvada con trillones de dólares de dinero público. Ulteriormente, se privatizaron las ganancias y se socializaron las pérdidas, todo parte de un sistema económico que transitó de los bienes tangibles hacia los valores especulativos.

Este proceso muestra cómo una simple ideología se incrustó en la sociedad como cultura. Las repercusiones de esto actualmente están a la vista de todos. La banca trasnacional decide las políticas públicas de entes tan diversos como EUA, México, la Unión Europea y Grecia, obligando al Estado a sacrificar el patrimonio y los bienes públicos a cambio de más deuda, para seguir financiando la política del espectáculo a lo que nos han acostumbrado.

Un buen ejemplo histórico de una ideología dogmática hecha cultura y sistema económico fue el cristianismo primitivo, el cual gradualmente se consolidó como una magna organización. Ésta se encargó de ‘santificar’ la estructura monárquica de Europa durante el feudalismo, todo mientras legitimaba Cruzadas militares en otras latitudes.

En esta misma vena operó el socialismo de Karl Marx, el cual finalmente cristalizó en el socialismo real de la Unión Soviética de Lenin, sistema que trató de exportarse mediante la doctrina de la ‘Internacional’ de Trotsky y el imperialismo de Stalin.

Actualmente vemos cómo el neoliberalismo ha cooptado no sólo al Estado y demás instituciones militares y financieras, sino también a los mercados energéticos y de metales y otros commodities, en el afán de perpetuar la era occidental del hidrocarburo hasta donde sea posible.

Es por eso que la banca transnacional defiende al dólar y al euro con gallardía armada, lo cual explica el por qué Grecia se sometió, finalmente, a los designios de la Troika. La consolidación de la ‘revolución de sentido común’ lanzada por Alexis Tsipras y su referéndum hubiere significado el inicio del fin del orden internacional occidental neocolonialista y mercantilista que se resiste a morir.

Fue más fácil torcerle la mano a Tsipras y su endeudada cúpula que estrechársela a los líderes del mundo multipolar. No obstante, no debemos perder de vista que instituciones multilaterales como el BRICS, el Shanghai Cooperation Organization y la Union Eurasiática de Putin –todas de orden geoeconómico y estratégico– han estado reforzando sus vínculos antihegemónicos durante esta tragedia griega.

La clase parasitaria financiero-beligerante se ha comido a la democracia y la misma república, aferrada a las pocas fichas que le quedan en su cochinito de las esperanzas.


Thursday, 9 July 2015

De renacimientos y codicias

‘El agua será más importante que el petróleo en este siglo’

Boutros Boutros-Ghali (1922-) exsecretario general de la ONU

Con un crecimiento promedio de más de 10%, Etiopía se está convirtiendo en una de las economías más promisorias del Cuerno de África, hecho que está llamando la atención de sus aletargados vecinos.

Durante mi reciente visita pude comprobar que es un pueblo en movimiento. Agradable sorpresa fue el toparme con una cultura abierta y tolerante, que agradece la presencia extranjera. La curiosidad es uno de los elementos que incentiva la comunicación, dado que el turismo es algo novedoso por aquellas tierras.

El estereotipo que cargaba desde los ochenta, gracias a la canción We Are The World, de Live Aid, fue roto completamente, ya que como me comentaban unos locales, apenas una pequeña región sufrió de la dichosa sequía y subsecuente hambruna que los medios presentaron como una tragedia de proporciones bíblicas.

Menos de la mitad de la geografía del país es desierto y, de hecho, el resto es verde y montañoso. Otro dato interesante es que el lago Tana es la fuente del Nilo Azul, de donde fluye el 85% del líquido vital, que junto con el Nilo Blanco (proveniente de Tanzania, Kenia, Burundi, Ruanda Uganda y Sudan del Sur) confluye en lo que conocemos como el río Nilo.

Una de las civilizaciones más antiguas y renombradas es la egipcia, la cual logró cristalizar debido a su proximidad y dependencia en el río Nilo, ‘arteria’ principal de la nación que ulteriormente desemboca en el mar Mediterráneo.

Dicho imperio dividía sus provincias con cataratas, fronteras naturales de agua y piedra escabrosa que dificultaban la navegación, y que por ende funcionaban como puntos estratégicos y políticos divisorios. Los faraones eventualmente lograron penetrar más allá de la segunda catarata, conquistando en su camino a la cultura Nubia que habitaba el territorio hoy conocido como el Sudán. 

Esto lo menciono porque en la actualidad están surgiendo disputas geopolíticas y estratégicas regionales por recursos como el agua, la cual, como expliqué en referencia al río Nilo, tiene como su principal fuente a Etiopía.

Las autoridades de Addis Ababa están liderando el resurgimiento de una nación que hasta hace poco no llamaba la atención de nadie. Este país se ha transformado en un polo agrícola y manufacturero, que ha atraído capitales y comercio de China, India y EUA. 
 
Es por estas y otras razones que se han atrevido a empezar la construcción de una de las represas más ambiciosas del mundo, con la cual técnicamente buscan generar la energía hidroeléctrica necesaria para catapultar a su sociedad todavía más alto.
Comoquiera que sea, dicha ‘política pública’ no ha sido bien recibida por Egipto y Sudán, áridas naciones vecinas que dependen en demasía del agua del Nilo para sobrevivir, y que encima de todo acusan a Etiopía de querer manipular el agua para su beneficio. 

Resulta que el Imperio británico creó de la nada un acuerdo para otorgarle el control casi absoluto a El Cairo y Jartum (ambas excolonias) de las aguas de este enigmático río. No obstante, este anquilosado acuerdo del Nilo de 1929 es visto por Addis Ababa y las capitales de donde emana el Nilo Blanco con oprobio, por lo cual han lanzado su propia iniciativa sutil para recuperar lo que consideran les pertenece. 

El acuerdo de la ‘Cuenca del Nilo’, que en teoría incluye a los renuentes Egipto y Sudán, es uno que busca el diálogo y la cooperación entre sus miembros, con miras a sacar el mejor provecho del agua que todos comparten geográficamente. 

Este conflicto que se desata en torno al agua poco a poco se convertirá en práctica común de nuestra civilización. No hay que olvidar que China absorbió al Tíbet por circunstancias similares, ya que es en esa empinada meseta de cultura budista en donde comienzan muchos de los ríos más importantes de Asia.

Esperemos que la codicia por las aguas del Nilo no desaten una guerra mayor en el Cuerno de África, ya que de ser así, seremos testigos de una tragedia de enormes repercusiones ambientales y humanas.

Tuesday, 7 July 2015

Global-es / Protesta en Italia sobre la educacion pública

Global-es / 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial

La refrendada realidad europea


´La capacidad para creer en constructos ficticios es un elemento definitorio de los que nos hace humanos´
Yuval Noah Harari (1976-) historiador israelí

Cuando la ideología se agota, dejando en su lugar soluciones como las que se aplicaron en Grecia, podemos aseverar que la democria ha muerto.

Esto no quiere decir que la democracia de las naciones miembro ha caducado, pero si la que se buscaba instaurar a nivel federación con la Unión Europea (UE).

Esto porque los líderes de la Comisión y el Parlamento europeo permitieron que los intereses de un grupo de banqueros superasen los alcances de la integración, posiblemente, más ambiciosa de la historia.

Como dice Simon Jenkins del periódico The Guardian, ‘cuando la política del miedo es usada descaradamente para sumar al arsenal del Estado, esta debilita la supremacía de los valores democráticos’. Entendido de otra forma, el Estado central europeo se aprovechó de la frágil situación griega para tratar de imponer su voluntad centralizadora sobre este y demás países en riesgo de colapso. Esto, estimado lector, es todo menos democracia. En ese sentido, el referéndum de Atenas fue una cachetada pragmática y de sentido común para el proyecto comunitario europeo.

Abramos los ojos. Lo que llevó a la quiebra a Grecia no fue el endeudamiento público, si no la expansión de un sistema de especulación privada que arrasa con muchas otras naciones del planeta, incluyendo a México.

Evidencia de esto es el historial de la dichosa deuda. Se sabe que un 82% de lo que se debía corresponde a acreedores bancarios, siendo uno de ellos el Deutsche Bank aleman y el otro el Credit Agricole francés. Estos bancos continuaron con las operaciones especultorias comenzadas por Goldman Sachs años atrás, mismo que tuvo que esconder la mano debido a la pérdida de credibilidad, producto de la crisis financiera de 2008 en EUA.

Mucha gente se pregunta por qué no se le condona la deuda a Atenas como se hizo con Alemania al finalizar la Segunda Guerra Mundial. La respuesta tiene que ver con dos factores. El primero es que la condonación hubiere puesto en riesgo a los bancos que están detrás de todo. Haber ‘perdonado’ a Grecia hubiere provocado una reacción en cadena en muchos otros países, afectando considerablemente a la institucionalidad financiera que lo sostiene todo.

Otra de las razones tiene que ver con el control europeo del FMI. Un mal manejo del mismo pudiera poner en riesgo su liderazgo, que con gente como Christine Lagarde, técnicamente ha expandido sus operaciones en el Viejo Continente.

Se supone que la creación y permanencia del euro no iba a ser influenciada por la política e intereses particulares. El tiempo ha comprobado que todo gran proyecto sucumbe cuando no se regula y se pierden de vista sus alcances. Esto ulteriormente acabó erosionando la supuesta democracia en la se amparaba la unidad cultural, política y económica continental.

La dictadura corporativa financiera que está poniendo en entredicho a la UE se ha apoyado de una productiva Alemania para incrementar sus utilidades, y es por esto que se le dio rienda suelta para jugar a sus apuestas con los vecinos más débiles.

Para Noam Chomsky todo esto es representativo de una guerra de clases entre los que tienen y los que no. Es por eso que se buscaba doblar la voluntad de la dizque izquierda radical Syriza, amenazándola desde distintos frentes.

Por lo pronto me quedo con dos reflexiones.

La primera es que la historia está llena de proyectos de envergadura como la UE, pero que los mismos suelen caerse por las excesivas y no controladas ambiciones de un puñado de personas. Los grandes poderes crean divisiones por naturaleza, pero tarde o temprano estas divisiones son las que acaban fracturándolo todo.

La segunda es que el poder generalmente no tiene nada que ver con la igualdad y la justicia, ya que en su directriz está el llevárselo todo, cueste lo que cueste. Afortunadamente las cosas caen por su propio peso, y la bofetada Griega es apenas el inicio del fin del eterno sueño de dominación de unos cuantos.

No hay que olvidar que el financiamiento externo ha sido la constante para príncipes, reyes, sultanes, naciones e imperios. No obstante, tarde o temprano alguien sale perdiendo más que otros en este juego de prestar para ganar.

El sistema financiero neoliberal que nos domina se ha comido a las ideologías en su imparable proceder. Es por eso que las soluciones al mismo tendrán que venir desde abajo, ahí donde empiezan a calar los efectos de la injusticia institucionalizada a lo que nos hemos permitido someter.

Monday, 6 July 2015

El matrimonio y el retro romanticismo bíblico


`El matrimonio es tan antiguo como nuestra civilización´

Janet Soskice (1951-) teóloga y filósofa canadiense

El matrimonio como práctica social antecede por mucho a la religión organizada, por lo que los juicios éticos y morales sobre las uniones homosexuales no deben ser monopolio de ninguna creencia específica.

Los registros más antiguos que existen sobre relaciones de tipo matrimonial son de la antigua Mesopotamia (2000 A.C.) Los motivos que llevaron a aquel Estado a justificar el matrimonio eran pragmáticos. Primero que nada había que regular el conflicto que nos es natural como seres sexuados y progenitores. La generación de hijos legítimos era algo fundamental para el funcionamiento de la pareja, y por ello se hizo necesario reglamentarla.

La herencia legítima de riquezas y propiedades fue consolidándose en lo que entendemos como patrimonio, concepto fundamental para el desarrollo de la unidad familiar que perdura hasta nuestros días. Ulteriormente, una de las primeras `trinidades´ sociopolíticas de nuestra civilización, que todavía no hemos trascendido, es el patriarcado (cultura), al Estado (política) y la familia nuclear (sociedad).

En cuanto al género de los participantes del matrimonio no cabe duda. Éste era entre hombres y mujeres, ya que éstos reflejaban y daban continuidad a ese mismo patriarcado del cual dependía toda la sociedad para perpetuarse. Infiero que fue así por razones prácticas de Estado y sociedad, y no por excesivo moralismo. No hay que olvidar que la homosexualidad ocurría en la alta sociedad grecorromana, la cual no fue expiada hasta la llegada del cristianismo.

La Iglesia católica tomó el control del matrimonio hasta la Baja Edad Media (Siglo XI), cuando la institución finalmente se sobrepuso al pasado romano al que tuvo que someterse para sobrevivir. No obstante, el matrimonio en esta época medieval era un cuasi monopolio de la naciente monarquía, piedra angular que gracias a la intercesión de la Iglesia se convirtió en la base sociopolítica y económica de Europa durante el feudalismo.

La simbólica instauración del celibato en el Siglo XI fue el parte aguas para la obsesión `religiosa´ por el cuerpo humano y la regulación de las instituciones en las que éste participaba. Otros datos importantes es que el matrimonio no se convirtió en un sacramento hasta el Siglo XIII, y que el amor romántico, y en si el matrimonio para las clases bajas, no fue algo común hasta mucho después (posterior al Siglo XV).

En cuanto al análisis de la Biblia como estructura para el matrimonio lo recomendable es releer particularmente el Antiguo Testamento, para darse cuenta como pasajes del mismo describen casos de adulterio, poligamia, incesto, matrimonios bajo coerción, concubinatos, y en si relaciones típicas de la época que forma la narrativa del texto. No olvide, estimado lector, que aparte de hablar sobre Jesucristo, la Biblia relata la vida de personas que habitaban un lugar y un momento específico con costumbres propias, las cuales en este caso simplemente eran profundamente patriarcales.

Más aún, los apóstoles y demás líderes del cristianismo primitivo recomendaban el celibato sobre el matrimonio. Y aunque no estaban en contra de estas uniones, si consideraban que la mejor forma de aproximarse a Dios era el aislamiento. Fue sólo con el pasar de los siglos que la ambivalencia de los evangelios sobre el matrimonio fue supeditada al esquema organizacional que intentó apropiarse del discurso sobre las uniones sociales.

El hecho de que en México aparejemos el matrimonio con cierta interpretación purista de la Biblia es producto de la Iglesia que nos colonizó, pero no existe una correlación lógica ni histórica entre matrimonio y religión organizada. Es por eso que la trinidad ético-moral (matrimonio, Iglesia y Biblia), que los opositores de las uniones del mismo sexo refrendan, simplemente no puede sustentarse.

La cultura y las relaciones interpersonales han cambiado mucho de 2,000 años para acá, y en esta transformación han participado todo tipo de instituciones, incluyendo las legales, las políticas, las culturales y las religiosas. Por eso no debemos apoyarnos únicamente en un sólo texto ni en una sola interpretación, buscando con ello extraer las óptimas interacciones humanas para nuestra vida contemporánea.