Tuesday, 10 March 2015

De cultura y opiniones

`Abandonar el Euro es la única solución para Francia´


Marine Le Pen (1968- ), política francesa


La debilidad del recién electo Syriza en Grecia está siendo aprovechada por la ultra derecha francesa, que señala al euro como el principal problema de la Unión Europea (UE).

El álgido tono con el que Syriza encrespó a la masiva población que le votó al poder ha sido sustituido por un discurso más conciliador, practica común en la política de todo el orbe. La verdad de las cosas es que el poder ciega a las personas, y sólo en raras ocasiones sirve al pueblo.

Por el momento Syriza negocia la postergación de los vencimientos de la enorme deuda que tiene paralizada al país. Asimismo, algunas voces proponen la implantación de controles de capital, medidas extremas que muy difícilmente serán tomadas en cuenta por la cantidad que se debe.

No hay que olvidar que el partido de ultraderecha griego -Amanecer Dorado- tuvo que ser metido en cintura por el Estado para evitar el colapso de la gobernabilidad. No obstante, las fuerzas populares que alientan a la ultra derecha y a la extrema izquierda siguen vigentes, y de acuerdo a lo que se ve con el posible fracaso de Syriza es muy factible que regresen a conmover al espacio público.

Es de acuerdo a esta realidad de inmovilismo que sigue agudizándose la política de muchas europeos, entre ellos Francia, que como sabemos es uno de los pilares de la UE, y hasta hace poco tiempo copiloto junto a Alemania como motor económico de la Unión.

Lo que gente como Marine Le Pen reclaman no sólo es el monopolio económico financiero del euro germano, si no que en un sentido enfatiza la  pérdida de relevancia de las demás culturas europeas.

De una forma lo que ha triunfado en Europa es una visión especifica de cómo deben ser las cosas. Aquí el papel principal lo juega Alemania, que es una cultura híper racionalista, metódica y súper eficiente, que por méritos propios logró construir una poderío económico impresionante. Lo interesante es que esto a su vez estableció un polo de poder en todo sentido, posicionando a Berlín como el epicentro económico y socio cultural de Europa.

El sueño de homologar al continente alrededor de valores compartidos desde antaño no ha podido cristalizarse, ya que la polarización económica esta cooptando al resto de los países y sus respectivas culturas. Por eso lo que últimamente emana de Berlín son soluciones todo menos practicas, que no toman en cuenta las necesidades de los  que sufren. No se consolidará una cultura común en Europa mientras imperen los desempleos generalizados, el estancamiento social y la pobreza de la periferia.

Un ejemplo cercano es la relación entre EUA y México. Aunque nosotros tenemos más historia y una mayor diversidad cultural, lo que al final del día domina es el poder y el dinero, por lo que cada vez más nos dejamos seducir por la estandarización cultural que deviene al neoliberalismo estadounidense, que supedita todo al interés del individuo, figura que es coronada de forma dogmática por la neo religión ideológica.

Como vemos en el caso norteamericano y europeo, riqueza no significa civilización ni paz, ya que esta tarde o temprano convierte al que la posee en egoísta y condescendiente. Es así que lo que vemos es la imperante separación, en vez de la integración que nos han vendido por décadas.

Cuando alguien quiere negociar con Europa se va directamente con Alemania, y lo mismo sucede con Norteamérica y los EUA. La cultura y la historia son irrelevantes ante el poder económico, y esto es finalmente lo que Marine Le Pen busca revertir en el viejo continente.

No debemos olvidar que la racionalización es también un mecanismo de defensa colectivo, que aglomera la insaciabilidad de los egos individuales revistiéndolos de significado y orden. Entonces, la lógica de la racionalización es la de centralizar cada vez más todo tipo de decisiones, lo cual no augura buenas cosas para un proyecto europeo dominado por una sola visión que ahoga al pluralismo.

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