Tuesday 6 October 2015

La era de las consecuencias

''Putin se quedará sin reservas de divisas internacionales''
David Petraeus (1952- ) militar estadounidense
La prolongación de la nueva Guerra Fría pudiere desfondar no sólo a Rusia, sino también a EUA.
La carrera armamentista entre Washington y Moscú durante la primera etapa Guerra Fría (1945-1991) tuvo como ganador a EUA, ya que su economía era mucho más poderosa que la de Rusia.
Sin embargo, su reciente confrontación en Medio Oriente, que pudiere detonar en una conflagración mucho más grave, es distinta al bipolarismo clásico por varios factores.
Primero que nada Washington no se arriesgó a externalizar su producción industrial hacia China hasta que no cayera la URSS, y por eso se mantuvo como líder de la manufactura global hasta finalizar el milenio. Hoy EUA ha sido superado en industria, exportaciones, poder adquisitivo y comercio por China.
Segundo, la sociedad americana no dependía tanto del crédito como ahora, donde circulan más tarjetas de crédito que efectivo (circulante estimado en $250,000 millones de dólares). El día de hoy la ‘obesidad crediticia’ se infla mucho más que el ingreso, lo que en términos prácticos equivale a que la deuda, y las expectativas que alrededor de ella se crean, han sustituido al crecimiento de la economía real. Increíblemente su deuda soberana actual rebasa los $18 millones de millones de dólares.
Tercero, el apoyo al capitalismo estadounidense era más marcado durante su expansión económica que en la etapa de contracción actual, donde los extremos neoliberales –reflejados en la financialización de la sociedad y las relaciones internacionales– le han restado legitimidad y poder real a su hegemonía.
Cuarto, el enfrentamiento en Siria dista de ser uno ideológico entre capitalismo y comunismo. Hoy tenemos a Rusia, Irán y China capitalistas y alineadas para defender sus intereses en la región, como parte de una estrategia Eurasiática mucho mayor. Dicho de otra forma, lo que vemos en Medio Oriente y otras regiones altamente contestadas del mundo, es una lucha entre el decadente dominio financiero occidental y el emergente orden multipolar.
Encima de todo Rusia no enfrenta solo a EUA. Es cierto que Moscú no tiene suficiente dinero para mantener una postura bélica por mucho tiempo. No obstante, también es cierto que Putin actúa como la punta de lanza para el gobierno chino (principal aliado), que cuenta con el dinero necesario para perpetuar el conflicto, especialmente porque del otro lado tiene a su principal deudor financiero, Washington.
Es así que mientras el Tío Sam se desvive por salvar su dominación global, sus enemigos lo orillan a gastar más dinero del que tiene, en afán de mantener su imagen de 'policía del mundo'.
El establishment estadounidense podrá presumir que ganará la guerra, pero lo que no aclaran es que para lograrlo tendrán que imprimir muchísimo más dinero del que ya han impreso. Irónicamente, esto haría estallar la burbuja que sostiene a su petrodólar.
Las guerras sólo convienen cuando hay ganancia, pero en esta ocasión EUA combate para mantener el statu quo. Es por esto que perder la batalla en Medio Oriente significaría el fin de su hegemonía como la conocemos.

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