Tuesday, 13 October 2015

De apariencias y distractores

‘‘Existe una fuerte convergencia de miradas sobre el alcance y la naturaleza de los problemas de derechos humanos en México’’
Zeid Ra’ad Al Hussein (1964-) Alto comisionado de la ONU para los derechos humanos
La ONU le está recomendando a México que retire a la fuerza militar de las funciones de seguridad pública, ya que el Estado es señalado por participar de los abusos de derechos humanos que se han hecho costumbre en el país.
Esta dura realidad no ha sido cuestionada por el gobierno del cambio de NL, que se ha ceñido al plan del gobierno federal, mediante la reciente fusión de los poderes y la centralización de los deberes de la Marina y el Ejército, en lo que tiene que ver con la seguridad del estado. Todo esto sigue la tendencia belicista y represora del Estado mexicano, que en los últimos años ha venido incrementando el gasto en militarismo fuera de toda proporción republicana.
En casi 10 años de guerra contra el narco hemos aprendido que responder de la misma manera a la violencia, la cual era menor antes que el Ejercito ocupara las calles, empeora eso que buscamos erradicar. Este cruel proceso de ‘pacificación’ (según el discurso imperante) nos ha demostrado como una política pública puede acabar transformar a la autoridad en agresor, como dice la ONU.
Existen otras causas de la violencia en nuestro país, además de la prohibición de las drogas que alimentan al narcotráfico, pero no podremos aceptarlas y superarlas si nos mantenemos aferrados a la mentalidad vengativa de la propaganda mediática que legitima la violencia para erradicar la violencia. Ésta simplemente es una estrategia que debe pararse, ya que de lo contrario nos conducirá al enojo y la locura colectiva.
La lista de causas del descontento social incluye también a la corrupción endémica, la excesiva burocratización, la falta de representación popular, la privatización de la vida social y el despojo de cada vez más bienes públicos, la mala distribución de la riqueza, las rampantes deudas, el racismo y el clasismo institucionalizado, y obviamente la prohibición de las drogas, la cual ha permitido que unos pocos se enriquezcan legalmente (banca) mientras otros sufren y mueren.
A mí me gustaría que se generara un debate público sobre el tema de las fuerzas armadas en las calles, ya que por lo visto muchos están convencidos de que es la única forma de arreglar las cosas. Me encantaría saber por qué el gobierno del cambio refrenda esta forma de proceder. Entonces, en vez de dejarnos seducir por las frecuentes apariciones de estos ‘‘héroes’’ en televisión, mejor habría que sentarse con ellos para indagar en estos temas.
Por otro lado, está la enorme deuda pública y el juicio pendiente al exgobernador Medina, temas que lo por lo visto están siendo relegados, olvidados debido a nuestro fuerte convencimiento y ferviente admiración por las hazañas de las nuevas figuras mediáticas.
En apenas unos días la sociedad civil pasó de querer crucificar a Medina al teatro de la democracia directa, con eso del ‘‘referéndum’’ sobre la tenencia. De la noche a la mañana ese electorado que no era tomado en cuenta, ahora se ha convertido en el supuesto eje de la ‘‘renovada’’ gobernabilidad.
Sería bueno tener en mente que no puede haber gobernabilidad con las estratosféricas deudas como las del estado de NL, como tampoco habrá civilidad y republicanismo con el Ejército en las calles. Y qué decir de la casi nula impartición de justicia, realidad que nos ha explotado en la cara debido al dramático repunte en las violaciones a los derechos humanos que reclama la ONU.
Esto de llevar lo de la tenencia a voto es similar a la exagerada fijación con lo de Monterrey VI, señuelos y distractores de los asuntos fundamentales de la comunidad, como son la desigualdad social, la extraorbitante deuda pública y la militarización de la cultura. ¿Si eliminar la tenencia fue una de las promesas de campaña electoral, entonces por qué no la eliminan una vez electos? ¿Por qué manipulan a la opinión pública para hacerse ver muy democráticos?
Debemos hacer consciencia que con o sin tenencia, el Estado comoquiera subirá impuestos y contraerá más deudas, ya que el empecinamiento con el ataque frontal contra ‘los malitos’ cuesta muy caro. Encima de todo, dicha cruzada es negocio para algunos, a la vez que otros se aprovechan para proyectarlo como telenovela que pueda mantenernos anestesiados de la realidad. En pocas palabras, te dan uno pero te quitan dos.
Es por eso que el sistema se sirve de actores mediáticos. Éstos siempre serán más populares que las incomodas causas del descontento social.
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