Thursday, 11 June 2015

De mercenarios e intervenciones ilegítimas

`La posibilidad de establecer un principado salafista en el este de Siria es exactamente lo que los poderes de la oposición a Assad quieren´

-Reporte del Departamento de Defensa de EUA, mayo de 2015


Nuevas revelaciones del Pentágono y la Secretaría de Estado corroboran el apoyo de los EUA para el ISIS. En este sentido, la raíz de la violencia de este grupo terrorista no reside únicamente en su radical interpretación de la religión, sino en que aparte son un grupo de mercenarios que cumplen fines que van mucho más allá de los públicamente reconocidos.

El reporte citado resalta la necesidad de dominar el área de Siria adyacente al territorio iraquí controlado por Washington. Más aún, dicho texto enfatiza que la crisis que estalló en Siria en 2011 no fue producto de una rebelión moderada luchando por la democracia y la libertad, como nos aseguraron los ‘‘expertos’’ en el fenómeno de la Primavera Árabe. 

No, lo que imperó desde el principio fue el financiamiento de grupos integristas, como la Hermandad Musulmana y Al-Qaeda, activos en la zona, que gracias al dinero y las armas estadounidenses se convirtieron en el mismísimo semillero del ahora infame ISIS. En pocas palabras, el argumento de la intervención humanitaria democrática se derrumba con estas revelaciones. En su lugar lo que queda es un siniestro plan para redibujar el mapa de Medio Oriente de acuerdo a intereses occidentales y de demás aliados en la región.

Más evidencia del apoyo al ISIS surge de la reciente declaración de la vocera del Departamento de Estado, Pooja Jhunjhunwala, quien dice: ‘‘De 2003-2014 el coronel Khalimov participó en cinco cursos de entrenamiento de contra terrorismo en EUA y Tajikistan a través del programa de la Secretaría de Estado denominado ‘Programa de Seguridad Diplomática y Asistencia Antiterrorista’”. El referido coronel del grupo ISIS fue entrenado nada más y nada menos que por Blackwater, uno de los ejércitos privados estadounidenses más poderosos del mundo. 

Le recomiendo que no se asuste, estimado lector, ya que la dependencia a mercenarios ha sido la constante de todos los imperios de la historia. De hecho, podemos relacionar esta forma de operar con la de Afganistán de 1979, cuando EUA y la URSS se disputaban al país durante la primera Guerra Fría. Fue ahí que EUA financió y armó a lo que hoy conocemos como Al-Qaeda (originalmente Muhajideen), la organización que le dio vida al actual ISIS. Washington consideraba mucho más grave la amenaza del comunismo soviético y el nacionalismo afgano que al islamismo, y por eso escogieron a los riesgosos fundamentalistas, igual como hacen ahora con el ISIS. 

Otra de las razones de la profundización de la estrategia de mercenarios disfrazados de luchadores por la libertad moderados es que el público anglo-americano –con todo y la propaganda de terror que se les receta a diario– cada vez se muestra más renuente a interferir en costosos asuntos ajenos.Todo esto nos sirve para entender los motivos de esta barbarie mercenaria. 

El primero y más obvio es que las fuerzas subcontratadas sirven para ejecutar misiones bajo el agua que son impopulares, y que por ende no justifican la activación del ejercito convencional. Los asesinos a sueldo no responden a autoridades legales de Estado, y por eso es que siempre se les ha requerido para los trabajos sucios.

 El segundo motivo es que su accionar en nombre del Islam perjudica la imagen de los musulmanes, convirtiéndolos en cómodos chivos expiatorios para legitimar el intervencionismo ‘‘salvacionista’’ y el neomercantilismo.

El tercero tiene que ver con la guerra perpetua que, aunada a una mentalidad de divide y vencerás, transforma a culturas enteras en clientes para la industria armamentista. 

El cuarto motivo para alimentar al frankenstein ISIS es la injerencia en una región llena de recursos energéticos, los cuales aparte de su importante valor económico anclan al dólar estadounidense al petróleo. La defensa del crudo es también la defensa del petrodólar que lubrica a los mercados internacionales.

El quinto tiene que ver con la geopolítica de Medio Oriente, la cual no ha tenido paz ni estabilidad por décadas. El ganón aquí es Israel, ya que la destrucción y consecuente partición de Irak y Siria le han facilitado su ruta expansionista. 

El sexto motivo es de orden geoestratégico, ya que la urgencia es debilitar al eje chií tejido por Irán, que une al Estado sirio, a Líbano y a una parte de Irak como contraposición y amenaza al sunismo saudí. Ulteriormente, la intención del Tío Sam es frenar una mayor consolidación de este eje, el cual es apoyado y defendido por Moscú y Beijing.

El último motivo, o más bien efecto, ha sido el reforzamiento de la vigilancia del estado policiaco estadounidense, que gracias a la política del miedo al terrorismo ha logrado arrebatarle ciertos derechos civiles a la población. 

Hace algunas décadas el affaire contra Iran causó conmoción en EUA, ya que se descubrió que el mismo presidente estaba involucrado en el envío de armas ilegales para fomentar guerrillas anticomunistas. Ahora ya ni siquiera se preocupan de lo que los demás opinen. Las corporaciones que usurpan el poder ya no esconden que su mejor negocio es la guerra.

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