Tuesday 21 April 2015

De ventajismo y acomodos

‘‘Las especificaciones tácticas y técnicas del sistema S-300 la hacen una arma puramente defensiva’’

Vladimir Putin (1952- ) Presidente de Rusia

El envío de misiles rusos de defensa antiaérea S-300 hacia Irán modificará aún más el tablero geopolítico de Medio Oriente y el oeste de Asia.

Dicha acción es un contraataque de Vladimir Putin para Occidente, ya que el nuevo zar ayudó a los Estados de siempre a sellar el acuerdo de no proliferación nuclear con Teherán. Como sabemos, el país persa es presionado por varios frentes, aparte del atómico, con la encubierta intención de frenar su despegue como potencia energética, demográfica , económica y militar.

Y aunque las negociaciones que están sobre la mesa limitan la capacidad iraní de desarrollar armas nucleares, las mismas no le prohíben utilizar armamento convencional. Es aquí donde el presidente ruso aprovechó su más reciente pacto militar con Teherán, para proveerle de proyectiles que, en  teoría, solventarán la  defensa del espacio aéreo de la nación.

Dicha protección con misiles  alterará el balance de poder a escala regional y global, ya que lo recién firmado por Obama con los ayatolás dejaba a estos últimos sin ningún resguardo ante los casi seguros ataques occidentales.  Hay que tener en mente que Libia, Irak, Siria, Yemen y demás países que han sido atacados y después invadidos, no contaban con proyectiles de defensa como los que Moscú ofreció a Irán. Entonces, puede decirse que de alguna manera el país persa acaba de integrarse en definitiva al paraguas de protección del eje sino-ruso y su Organización de Cooperación de Shanghai (SCO).

A Moscú le conviene tener a Irán de su lado, ya que no sólo se frena el regreso del petróleo persa a los mercados globales, algo que ciertamente deprimiría todavía más el precio del crudo, afectando a la economía rusa. Además, Putin necesita vecinos poderosos para incrementar la propia seguridad de su país, a la vez que seduce a los ayatolás para consolidar su relación con el eje económico, militar y comercial Eurasiático.

Teherán realmente no tiene otra alternativa por el momento, ya que su liderazgo está consciente de que los pactos a favor de la ‘paz’ suelen ser un preludio para una invasión. Asimismo, los susodichos misiles S-300 le permiten mantener un balance de poder ante las potenciales agresiones de Washington, Tel Aviv, y el mismo Riad, que ahora mismo está despedazando a Yemen, uno de sus colindantes más débiles.

Ha llegado el momento de abrir los ojos y observar el tablero sin emociones.  Lo que EUA busca es tratar de evitar a toda costa eso que al parecer no hace más que acelerarse. Washington empieza a darse cuenta de que sus sanciones contra la nación persa no han hecho más que empujarlo hacia Eurasia. Es así que el acuerdo nuclear es una forma de hacerle ver a los ayatolás que todavía hay caminos por transitar con Occidente, específicamente en lo que tiene que ver con la energía y el comercio. Dicho esto, es determinante considerar en la ecuación el expansionismo y la creciente agresividad de Tel-Aviv, ya que Hassan Rouhani y compañía deben sentirse igual de amenazados que Benjamín Netanyahu y sus secuaces.

El acercamiento con Irán, a través de las negociaciones atómicas en curso, es de facto un abandono estadounidense de la seguridad directa de Israel. Washington ya se dio cuenta de que esa política exterior le ha perjudicado enormemente, por lo cual busca revertir el error aprovechando la sinergia con Teherán, a favor de las  corporaciones energéticas y comerciales americanas. Israel seguirá contando con el apoyo financiero y militar por parte de EUA, pero ciertamente ya no  recibirá el apoyo ciego para sus atropellos.

A ver cómo resulta todo este juego geopolítico, ya que por lo visto es cada vez más evidente que los intereses de Persia gravitan hacia Eurasia y no hacia ese Occidente que sigue terco en perpetuar su gran juego en Asia.

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