“Nada ha dividido tanto a Europa como el euro”
- Joseph Stiglitz (1943-) economista de Premio Nobel
La solidez de la Unión Europea (UE) está en juego, ya que el triunfo de Syriza en Grecia está resucitando al fantasma nacionalista en partes del continente.
El primer acto político del recién electo primer ministro Alexis Tsipras fue visitar la tumba de algunos de los griegos caídos durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Alemania ocupó temporalmente el país. Tsipras aprovechó para levantar la voz contra Berlin, exigiendo el pago de por lo menos $200,000 millones de dolares, cifra que según él corresponde a los excesos de la invasión Nazi.
Por otro lado, Tsipras alarmó a la burocracia en Bruselas, ya que en su primer gesto diplomático recibió al embajador ruso antes que a los diplomáticos europeos. Por ahí circula el rumor de que Rusia ha ofrecido ayuda financiera a Grecia, ya que al parecer el nuevo liderazgo heleno a dicho que no continuará con el esquema de deuda Troika que tiene contra las cuerdas a la nación.
Otro acto político que sorprendió fue la formación de la alianza de Syriza, considerado izquierda radical, con la derecha nacionalista independiente, la cual similar a otras plataformas ultra conservadoras europeas, son antiausteridad y euroescépticas.
Los llamados a favor de un regreso a las soberanías nacionales también suenan fuerte en Reino Unido y Francia, ya que las ideologías de ultra derecha están resonando cada vez más con la ciudadanía. Marine Le Pen del Frente Nacional emitió un eco después del triunfo de Syriza, hecho al que se refirió como un freno a la tiranía de la banca privada de la Troika.
Lo que está uniendo a partidos en esencia distintos es el clamor por el retorno a la tradición en las relaciones sociales y económicas domesticas, las cuales según dicen, son la clave para una buena gobernabilidad. El objetivo de ese eclecticismo ideológico es luchar por el fin de la austeridad, y hasta cierto punto, intentar restaurar la soberanía nacional.
Estos sueños retrorrománticos son difíciles de cristalizar, ya que ir en contra de la UE es buscar deshacer la unión monetaria liderada por Alemania. Berlín sabe que sin la UE se debilita en su intentos de competir con éxito con EUA y regiones de Oriente, por lo cual, aparte de las enormes deudas que se le deben, el motor europeo luchará para que su euro prevalezca.
El peor escenario para Bruselas y Berlin sería que Grecia rompa sus acuerdos financieros con la UE y se apalanque con Rusia, evento que marcaría un parte aguas fundamental para Occidente como idea y práctica. Esto seguramente detonaría una onda expansiva en toda la periferia, que incluye a España, Portugal, Italia e Irlanda, países que también están pasando por su peor momento en décadas.
La desintegración de la UE sería catastrófico para la OTAN y EUA, quienes dependen de su ala derecha europea para sostener al andamiaje llamado Occidente. Una Europa desunida sería presa fácil para el bloque eurasiático, el cual se vería beneficiado por las posibilidades de negociación directa que se abrirían con cada país miembro.
Y aunque este escenario no suceda, lo más factible es que el triunfo de Syriza, comoquiera que sea, fortalecerá a las opciones de izquierda en varios países, ya que a estas alturas han dejado de ser vistas como extremistas, de acuerdo al desempleo generalizado y la desigualdad que el sistema de deuda centralizada ha generado.
El regreso al nacionalismo no debe ser visto como un fracaso, ya que ninguna súper federación puede funcionar de forma democrática con tanta concentración de poder y dinero. De lo que si hay que estar pendientes es del impulso islamofóbico que muchos líderes están alimentando, y que pudiere polarizar las cosas al grado de la violencia como la vivida en tiempos pasados. Hay algunos que desean expulsar a los que alguna vez invitaron a desarrollar la economía. No obstante, las mayorías siguen siendo tolerantes y respetuosas de las diferencias, ya que eso es exactamente lo que ha hecho grande al viejo continente, con todo y su largo historial de fracturas territoriales.
Que mejor que terminar este escrito recordando que la única constante es el cambio, y que con todo e ideologías, la gente siempre buscará alternativas que le permitan sobrevivir a cualquier dificultad. Si alguna vez pensó, estimado lector, que la derecha es la que hace las cosas bien, y que la izquierda siempre da la contra, le pido que recapacite. Siempre llegará un momento en que las multitudes se harten de lo que acontece, especialmente cuando un grupo cada vez más pequeño de personas se aferre al poder, justificándose en que así siempre se han hecho las cosas.
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