Friday, 27 July 2012
Wednesday, 25 July 2012
La Tecnología y la emancipación ilusoria
Los ensayos anteriores de esta
serie sobre tecnología la posicionan como fundamental para la supervivencia de
nuestra especie, la evolución de su cultura y el funcionamiento actual de sus
sociedades http://danzanegra.blogspot.mx/2012/07/la-tecnologia-y-la-sociedad-una.html.
Es obvio que sin fuego y sin escritura no estaríamos vivos. Pero es claro de que aunque existan grupos de poder que tienen
más acceso a la tecnología, otros también han sido beneficiados por ella http://danzanegra.blogspot.mx/2012/07/la-tecnologia-como-herramienta-de-poder.html.
Si los guerreros de la Edad de Bronce no hubiesen defendido a sus poblaciones
desarmadas ante el enemigo invasor, estas no hubiesen sobrevivido y trascendido
como lo hicieron.
La era denominada la modernidad
no solo lo fue en filosofía y formas sociales, también lo fue en tecnología. Y
como ya dije anteriormente, la iniciativa privada jugo un papel clave para la transición. El surgimiento de los
grandes capitales para lo producción los incentivó, a principios del siglo XX,
a incluir productos tecnológicos personalizados para la venta directa al
consumidor. Con esto empezaba una nueva etapa socio-cultural en donde las
mayorías lograban su presencia pública ejerciendo derechos económicos que nunca
tuvieron. Fue aquí en donde la estratificación tecnología de la sociedad delineó
las relaciones básicas de poder con las que hoy estamos familiarizados. Pero
esto a su vez precipitó a la cultura a convertirse en una de constante adquisición de productos
de consumo, incluyendo los tecnológicos.
Pero no fue hasta el Estados
Unidos de la posguerra en donde se aceleró el proceso de individualización y
movilidad social basada en nuevas tecnologías para el hogar. El ‘American Dream’ comenzaba con una larga
etapa de consumo que prometía la emancipación como estrategia de mercado. Y para
llegar a esto fue necesario ajustar al sector industrial a algo llamado
‘economías de escala’, (altos volúmenes y menores costos) que obligan a las
empresas a vender mucho más. Para eso se centró en los individuos,
ofreciéndoles narrativas personales y grupales. Es por eso que la publicidad se
volvió tan agresiva y fantasiosa
como lo es en la actualidad. El resultado de esta practica es el tener hoy a la
tecnología como una parte fundamental en la vida social y cultural de una
ciudadanía cada vez más globalizada según el modelo americano, logrando
convertirla en la pieza clave de
la era de servicios y de información que se viene dando desde la década de los
setenta en todo el orbe.
Es gracias a esa participación
de cada vez más personas que
nuestra civilización contemporánea
muestra cierto grado de aceptación y solidaridad grupal ante esta realidad de
distribución del poder tecnológico. Esto sucedió gracias a que el ciudadano
promedio tuvo acceso a tecnología que ‘técnicamente’ hizo de su vida una más
sencilla y funcional. Pero como resultado la sociedad hoy transita un camino que los grandes capitales
estructuran para nosotros, sistema que sabemos es insustentable en lo social, pero también en lo ecológico.
La publicidad masiva en Internet
y televisión ha sido clave en la
elaboración de los capitales simbólicos de aspiración para el consumidor. No
solo se fija con esto un eje de la
movilidad social de clases, si no que también establece las características que
definen a cualquier individuo ‘involucrado’. En este sentido, la tecnología no
solo reviste al mundo privado en cuanto a la funcionalidad y simpleza de los
quehaceres, si no que aparte de esto intenta moldear al individuo en cuanto a su cotidianeidad publica. Lo
irónico es que la misma estrategia es aplicada para los muchos, y en ese
sentido, uno de sus resultados es que somos iguales en nuestras supuestas
diferencias; todos usamos gadgets con funciones idénticas. Más aun, he sido
testigo de un fenómeno de despersonalización social incremental, el cual se
refiere a personas aisladas de
otras por la excesiva dependencia en la tecnología. La participación en la
calle esta limitada a lo que un
teléfono disponga, en detrimento de la comunicación interpersonal y la
participación comunitaria. Formamos parte de tribus pseudo-individualistas que
interactúan cada vez menos entre ellas.
No se puede negar que los
aparatos con tecnología de punta
son asombrosos. El tener un teléfono con cámara, Internet, audio y video es algo excepcional. Pero excepcional
también es la adicción que genera la amalgama de cuatro tecnologías en una. Las relaciones de poder se
establecen de forma vertical entre nosotros y los fabricantes, innovadores, y grandes capitales financieros
que permiten la producción y distribución de dichos productos. La modificación
en los patrones de consumo y de comportamiento se desprenden de la necesidad
incesante de estar adquiriendo productos paralelos para mantenerse a la cabeza
tecnológica. La estrategia de fabricación denominada ‘obsolescencia planeada’
se utiliza para crearnos una necesidad estructural de constante adaptación al
cambio tecnológico, que comoquiera que sea surge desde arriba. En ese sentido
la tecnología inicial sirve igual que la tardía (un teléfono es para comunicar) aunque la publicidad
nos haya hecho creer que tenemos que estarla actualizando permanentemente para
su optimo funcionamiento. Las necesidades de estarse actualizando y comprando
subproductos y accesorios relacionados con el original nos convierten en simples
fragmentos que mantienen al
sistema.
La tecnología tiene muchas
funciones individuales, pero a nivel estructural busca integrar grupos sociales cada vez más complejos
centrados alrededor del consumo como forma de control y organización social. Es
cierto que la Internet abre la posibilidad de estar informados (como hacen los libros). Pero también es cierto que
nunca había existido tanta invasión de la privacidad y un debilitamiento de la
frontera entre los espacios públicos y privados como sucede hoy. Las
acciones que buscan controlar el
flujo informativo – que van desde medidas como SOPA, ACTA, o el intento de
silenciar a gente como Julian Assange de Wikileaks – son evidencia del deseo
del Estado y la Corporación de frenar el poder de la ciudadanía.
La atracción que emana de la tribu tecnológica es tal que seduce a los demás a
irremediablemente unírsele. ¿Es acaso sensible mantenerse en un camino que nos
encadena a vivir de necesidades impuestas? ¿Por qué nos creímos el cuento que
la tecnología podría ser la mejor
herramienta para descubrir lo que somos?
Una cosa es la inexorable
necesidad de herramientas para la supervivencia colectiva. Otra es que puedan
darnos la individualidad que tanto añoramos. Buscar emanciparse utilizando al sistema es jugar en su propia cancha. La verdadera
libertad no requiere de intermediarios de ningún tipo, incluyendo a la
tecnología.
Monday, 23 July 2012
La corrupción de los grandes capitales y la 'guerra vs. el narco'
Las últimas semanas han sido
reveladoras en cuanto a la forma en que los grandes capitales mueven al mundo. El caso HSBC horrorizó a México,
pero por su parte bien es sabido
que el sistema bancario y financiero internacional no respeta leyes ni
moralidad en cuanto a sus ganancias conviene. Lo sucedido recientemente en
Inglaterra en relación al fraude
LIBOR - donde se alteraban cifras de tasas de interés que determinan el precio
en que los bancos adquieren y prestan dinero - fue evidencia clara de que a la aristocracia
financiera no le interesa la honestidad ni la ética. El caso HSBC y el de LIBOR no estarán
directamente conectados, pero comoquiera que sea son representativos del
excesivo poder e influencia que este tipo de instituciones tienen sobre la clase
política mundial. La corrupción en ambos solo es sintomática de una forma de ser.
Con eso en mente quisiera
enfatizar los siguientes puntos:
1) Los enormes capitales e
intereses financieros están truncando la funcionalidad de países como México.
En Abril del 2011 - http://www.guardian.co.uk/world/2011/apr/03/us-bank-mexico-drug-gangs - salió a la luz publica que el Wachovia Bank of New York había
lavado $378 billones de dólares del narco mexicano. Esto se puede sumar a lo de HSBC y a lo de LIBOR, pero
también a lo de la crisis
financiera del 2008 y la corrupción endémica de bancos como Goldman Sachs y JP
Morgan. La banca mexicana es
mayoritariamente privatizada por instituciones extranjeras de este tipo, y eso
nos incluye en ese sistema financiero neoliberal sin escrúpulos. Este
sistema obviamente no permite la
injerencia en sus asuntos por los
gobiernos de los países en donde hace negocios como el nuestro. ¡Esto quiere decir
que la principal razón por la que no puede hacerse nada en contra del lavado de
dinero es porque no podemos!
2) Algunas agencias
estadounidenses están influyendo en México.
En México se sabe que agencias
estadounidenses están involucradas indirectamente con el trafico de droga (CIA
y DEA) y directamente con el de armas (ATF). http://www.latimes.com/news/nationworld/nation/atf-fast-furious-sg,0,3828090.storygallery
Esto es evidencia de que el
participar ilegalmente de esta forma los mantiene con relevancia en nuestra
región. La existencia de armas y drogas apuntalan su injerencia en nuestro país, a la que vez que los justifica
como agencias con relevancia en su propio país. ¡Ellos mismos están arrojando el
paquete que después les da poder para perseguir! En este sentido, cualquier
serie de normas y tratados que existen entre naciones por el simple hecho de
ser vecinos están sufriendo las consecuencias. Es por eso que la relación
bilateral México-EUA ha venido batallando últimamente.
El problema del narcotráfico se
exacerba dado que la interferencia
extraoficial de agencias comos las ya mencionadas truncan los acuerdos legales que buscan sostenerse ante la
adversidad normal de cualquier relación. Pero sumémosle a eso la participación del Estado de EUA que
ha privatizado y extrenalizado la guerra a un Estado mexicano que se la ha
‘comprado’. La ‘guerra contra el
narco’ ha traído derramas económicas para los sectores que se encargan de
brindar seguridad, siendo las fuerzas armadas el primordialmente beneficiado.
Pero la gobernabilidad en México ha sido la victima más notoria.
La decisión de consumir ciertas
sustancias debiese ser monopolio
de las propias personas, mientras que los resultados sociales
adversos (en el caso que existan) le corresponderían al Estado. Un problema de
salud publica no puede estarnos poniendo de rodillas como lo hace hoy el
narcotráfico. Es momento de
aceptar que es imposible detener a los individuos en su afán de hacer sus
propias vidas. Pero fundamental por otro lado es también tomar en cuenta que
existen estructuras políticas, económicas y financieras que están haciendo
pedazos nuestra forma de organización socio-cultural.
Legalizar no significa el
promover algo especifico. Legalizar es organizar las conductas sociales de manera
racional. Legalizar significa poner en orden la comunión entre el Estado y la
ciudadanía de una vez por todas, buscando con esto reconfigurar la relación, buscando mantener el pacto social lubricado por mucho tiempo. Legalizar significa sacar
de la jugada a los actores domésticos
que han inflado a esos grandes acumuladores
de capital. Legalizar es resistir racionalmente a los actores externos que
impunemente hacen de nuestra población un negocio con alcances globales y que están influyendo en nuestras vidas
con los efectos que ya todos conocemos.
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Sociología
Thursday, 19 July 2012
Wednesday, 18 July 2012
La Tecnología como herramienta de poder
La tecnología no solo logra
intensificar las relaciones
sociales de cualquier colectividad, si no que también determina quienes serán
sus lideres. El primer articulo de esta serie http://danzanegra.blogspot.com/2012/07/la-tecnologia-y-la-sociedad-una.html
relata como es que la escritura afianzó al
patriarcado y a su mitología correspondiente. Pero han existido otras
tecnologías que a través de la historia han consolidado a ciertos grupos sobre
las mayorías.
La invención del arado (9mil
A.C.) trajo cambios fundamentales para la humanidad. No solo se desató la Era
Agrícola como originalmente la conocemos, si no que el hombre como genero logró establecerse sobre la mujer al frente de la colectividad. El manejo del entorno quedaba a su cargo y fue ahí donde se inició la gradual complejidad de
las sociedades.
A partir de aquí fue donde la
búsqueda de poder hizo necesaria la constante invención de mecanismos y
tecnologías que la asegurasen. Como resultado de esto surgieron luchas internas
por el dominio de los haberes del grupo, lo que acelero la división de clases
que había comenzado desde la agricultura. La competencia se convirtió en la
constante, y esto técnicamente abrió las posibilidades de la humanidad como nunca antes. El corolario lógico
de esto fue el encuentro con otras sociedades que en muchísimos casos desato
una beligerancia que todavía nos acompaña hasta nuestros días.
La Edad de Bronce (3,300 – 1,500
A.C.) fue una etapa importante en el desarrollo de la mitología y el poder, ya
que los hallazgos arqueológicos
revelaron la extensiva dependencia en esta aleación para usos diversos, desde adornos
personales hasta armas de guerra. Pero algo fundamental fue que no toda la
población estaba involucrada en su manufactura ni en su utilización. Los
elementos necesarios para la fundición en esta aleación tenían que traerse de distintos lugares, y esto
solo le era posible a los grupos privilegiados. Las practicas funerarias
mostraban a ciertos grupos sociales acompañándose de este metal con carácter
simbólico, el cual se llevaron hasta su tumba, con el interés de acompañarse de las riquezas que se habían
tenido en vida, mas la presunta necesidad de la familia de mostrar
simbólicamente que el muerto había
formado parte de una clase
distinta.
Las mitologías y demás dioses
que gobernaban el espacio
simbólico surgieron en aquella era, pero no fue hasta le Edad de Hierro (1,500
A.C.) cuando se coronaron como el discurso oficial de las sociedades. Las
clases gobernantes transmitían el poder mediante líneas hereditarias y su
relación con los mitos creados. Esta combinación era la justificación para legitimarse sobre sus poblaciones y
las de los pueblos conquistados. En esta etapa vemos surgir los mitos
fundacionales de algunos pueblos europeos como los celtas, griegos, romanos,
germanos y nórdicos.
Cada transición histórica
generalmente se ve reflejada en la tecnología que esta a disposición de las
elites. Pero también es cierto que así como la Edad de Hierro hizo irrelevante
en muchos sentido a la de Bronce,
por su lado la invención de la imprenta le asestó un duro golpe a la
institución religiosa mas poderosa que dominaba el discurso escrito de la
cultura europea. La imprenta fue
un invento tecnológico del Renacimiento (XV), pero los usos sociales de la
misma cambiaron la faz de el viejo continente de manera radical, fracturando el orden que hasta ese momento le había dado estabilidad a una forma
especifica de ver el mundo. La tecnología de la imprenta alteró a la sociedad,
pero también la estabilizó posteriormente con nuevos arreglos de poder. Un
ejemplo fue el surgimiento de monarquías independientes, muchas de las cuales
abandonaron el catolicismo como su base para empoderar a sus propios reyes y aristocracias.
La Industrialización (XVIII) no
fue la excepción. Esta etapa humana desato fuerzas nunca antes vistas en
relación a la posibilidad de transformar el espacio vital humano y el medio ambiente.
No solo se incrementó la capacidad económica y la complejidad de las sociedades
(que aumentaban en demografía) si no que también nos mostró la
industrialización y el escalamiento de la guerra. Y aunque estas eran peleadas
en nombre de los Estados, el sector privado participaba activamente de ellas,
dado el poder que le devenía del tomar parte. Los Estados consolidaban - mediante
la industrialización - una relación con el sector privado que venia forjándose
desde antaño. Pero a partir de esta época el Estado se vio
en la imperiosa necesidad de
mantener una estrecha relación con las clases que le favorecían con el
abastecimiento de armamento.
Otro excelente ejemplo de la
dualidad de toda tecnología es la energía atómica. Esta nos ha catapultado en
el camino hacia la autonomía
energética, pero en el camino empoderó a los países que hicieron de ella la
mayor amenaza de guerra posible.
Pero el paso fundamental a esta
alianza directa entre Estado e iniciativa privada en la búsqueda de supremacía
global no fue finiquitada hasta el advenimiento de la patente como un sistema
racional que oficialmente los ‘legitimaba’. En ese sentido el sistema de patentes no solo realza la
innovación tecnológica - defendiéndola de imitaciones y competencias desleales
- si no que también otorga una
licencia especial para ciertos grupos privilegiados que cuentan con el capital
y la ‘inteligencia’ suficiente para desarrollarla. A escala global el sistema de patentes mantiene a los Estados al frente de la
competencia internacional, y esto
es lo que ha permitido e incentivado a la Corporación privada como la forma de organización
transnacional por excelencia. Estas aglutinan capitales y recursos como no se
había visto desde la época de las Compañías de las Indias Orientales francesa,
inglesa y holandesa (XVII).
La venta de tecnología hoy a
nivel internacional sigue una lógica de desfasamiento. O sea, solo es ofertada
a otros cuando se ha inventado tecnología de punta, en la competencia por estar a la cabeza. No existe nada malo en esto, ya que
esta naturaleza competitiva viene arrastrándose desde la agricultura. El
problema surge de forma domestica,
cuando este sistema estratifica a la sociedad de un mismo país, entre los que
tienen permiso e influencia para desarrollarla, y los que pueden consumirla y
someter a sus empleados bajo sus practicas especificas (cuando estos no se han
convertido en redundantes, gracias a la robotización y automatización de
procesos industriales). El control que la tecnología ejerce no solo modifica
las practicas laborales, si no que también existen tecnologías que son usadas
por el Estado y la iniciativa privada en afán de protegerse de la misma
ciudadanía que gobierna, con ejemplos como el uso de cámaras de vigilancia y demás sistemas de espionaje
que prevalecen como la justificación de la ‘seguridad’ pública que se ofrecen
el día de hoy, época azotada por
crisis de toda índole.
Es natural que los subsidios
públicos existan buscando
incentivar la creatividad, pero sus efectos suelen ser asimétricos, ya que
logran consecuencias inequitativas en la economía y cultura de cualquier país.
Es obvio que no todo mundo tiene ni el tiempo ni el dinero para participar en
la innovación, pero eso no le quita el hecho de que se favorezcan solo unos
cuantos, como viene haciéndose desde la Era de Bronce.
Pero el mejor ejemplo de los
usos de poder y control tecnológico sobre la sociedad puede atestarse hoy, con
la proliferación de medios de comunicación como la Televisión y el Internet. El
primer articulo de esta serie mencionaba que la escritura expandía el poder de
trasmisión de ideas a través del tiempo y el espacio. Pero los medios actuales
han logrado extrapolar esta realidad a una proporción desmedida. Es por eso que
los medios a la que somos expuestos tienen proporcionalmente el mismo poder – y
en algunos casos aun más – que el
del Estado mismo. El ejemplo optimo es la posibilidad que abre la nueva media
para las plataformas e ideologías y discursos políticos. La televisión delimita
una esfera en la consciencia publica de la población que influye en las
decisiones políticas como nadie lo había logrado en toda la historia de la
civilización.
Pero la influencia de la
corporación mediática no solo recae en la venta de espacios a la clase
política, si no que también se ha enriquecido enormemente gracias a las
diversas opciones de
entretenimiento que ofrece.
Más aun, los medios de comunicación han logrado explotar la gran
necesidad arquetípica de identidad - de significado y de aspiración humana - consolidándolos como intermediario cultural con poderes cuasi-divinos. Con esto
me refiero a la cultura del consumo, que ha evolucionado de ser la proveedora
de movilidad social y estatus a millones de americanos en la década de los
cincuenta, a ser hoy la maquina de sueños de billones de personas alrededor del
mundo. El capitalismo ha hecho que esta ‘aldea global’ absorba cada vez a más
gente que es atraída por la fantasía de eterna ‘felicidad’. El posicionamiento
del consumo material como la supuesta forma del ‘bienestar’ humano es el credo
actual de la civilización. Y los centros comerciales son los nuevos
templos donde practicamos
nuestra rituales de ‘libertad’.
Las corporaciones mediáticas
contemporáneas han incursionado en el arte de moldear nuestras vidas - desde
que nacemos hasta la muerte - y por eso han utilizado como forma de seducción
toda la ristra de mitos y leyendas que la humanidad ha gestado hasta ahora. La
gente necesita narrativas, sueños y fantasías, y la televisión provee el 'secreto' comercial que lo constata. Esta nueva ‘religión’ no tendrá dioses,
pero esta llena de iconos, ídolos y demás figuras veneradas, que han hecho del
acto de consumir uno que temporalmente congela nuestros temores existenciales
mas apremiantes.
Es claro que el poder
hipnotizante de la cultura del consumo
han hecho del hedonismo la base del crecimiento económico de las
sociedades globalizadas. Pero también se ha convertido en el mejor tranquilizante y pacificador de
la población ante un Estado en
crisis de legitimidad. Esta crisis de desconfianza es el resultado de la
exacerbación de la relación neo-feudal entre el Estado y la iniciativa
privada en supuesto afán de progreso. Pero como esta
historia lo corrobora, los intereses de la elite incluyen (aunque invisibles o
no tan abiertamente obvios) dosis fuerte de control y orden social. Los
antiguos lideres patriarcales hubieran sacrificado a toda su línea hereditaria
para tener tan solo cinco minutos de acceso a estas tecnologías.
Tuesday, 17 July 2012
La Tecnología y la sociedad: una relación incestuosa
Las antiguas civilizaciones
mitológicas que dejaron impresa su huella cultural en el mundo, lo hicieron en gran parte por su
utilización de la escritura. Esta herramienta tecnológica logró estructurar al lenguaje hablado
en relaciones sociales con relevancia para su colectividad. Pero para conseguir
eso primero fue necesario el sobreponerse a la magia como forma de organización
colectiva. Con esto me refiero al haber
trascendido a las sociedades que eran lideradas por figuras que
lograban convencer mediante una
combinación de carisma y la dependencia en la adivinación. Una forma de poder
había surgido al momento en que las predicciones de carácter grupal lograban
cumplirse satisfactoriamente, confiriéndole una especie de autoridad a la
figura que las directamente las ejercía.
El antropólogo James George Frazer describe este fenómeno como
una forma de legitimación de carácter publico, ya que el grupo que se sometía a
estas practicas era vindicado, lo que lograba unir a su gente hasta cierto
punto. Pero las sociedades mágicas - lideradas en muchos casos por chamanes o
brujos - no se lograron cohesionar de forma compleja por muchos factores, pero
uno fundamental era que carecían
de tecnologías que lo corroborasen de forma mas integral. El poder del chaman o el brujo recaía en la capacidad que
este tuviese en convencer a la gente de las bondades de su ‘magia’ personal.
Pero el riesgo de equivocarse se pagaba en algunos casos con la muerte. Este mediador entre el mundo
natural y el sobrenatural estaba limitado a los alcances de su propia
personalidad en su afán de
convencimiento.
El mundo de la consciencia
colectiva mitológica trasciende al de la consciencia mágica. Este nuevo mundo
social estaba basado en poderes mucho más ‘reales’ y tangibles, como el lograr
proveer de los recursos necesarios
a una población más
numerosa que habitaba un mundo
social mucho más complejo. Fue gracias a esto que el patriarca logro
establecerse como el poderoso en esta nuevo periodo de organización social. El
mito dejaba atrás a la magia como forma de agrupar a los muchos, aunque esta
ultima no desapareció por completo, ya que el líder patriarcal requería por lo
menos de imitar ciertas practicas mágicas para simbolizar un nuevo liderazgo. Los nuevos patriarcas de la
era agrícola cooptaron las funciones chamanicas para justificarse, pero lo
hicieron en sentido ceremonial únicamente. Su verdadero poder devenía de la
capacidad de organizar a la colectividad, y para ello la escritura fue la
tecnología fundamental.
Pacal – antiguo jefe mitológico maya – representaba las características
de un chaman, aunque la forma en que se legitimaba era más por herencia y
dicurso que por conjuros mágicos.
Aunque el lenguaje hablado es
en si mismo una tecnología de
comunicación, no es realmente hasta la invención de la escritura donde
pudiésemos decir con certeza que esta forma de comunicación se vuelve una
tecnología que estructura a la sociedad alrededor de mitos escritos, que
mediante una cultura patriarcal, realza las funciones de los lideres de una
manera discursivamente relatada. El lenguaje como símbolo escrito estructuró el significado de los sistemas de
creencia colectivos. Pero también
organizó las funciones sociales de los miembros principales del grupo.
La escritura fue a grandes
rasgos lo que administro los códigos civilizatorios que nos ayudan hoy a
entender los motivos detrás del
desarrollo y el establecimiento del poder centralizado. Los primeros Estados
dependieron de la escritura para establecerse como tal en conjunción con las
elites que participaban del poder simbólico de la comunidad. La escritura
expande enormemente la trasmisión del poder, ya que realza el sistema
patriarcal y de parentesco hereditario mediante historias, a la vez que
ensancha el espacio y el tiempo de sus dominios. Alguien pudiera haber no
conocido a su líder personalmente, pero siempre existía algo escrito que lo
justificase como tal, independientemente de la ignorancia de ello.
El día de hoy podemos darnos
cuenta de cómo las nuevas
tecnologías refuerzan las múltiples identidades compartidas de
cualquier colectividad. El ‘refinamiento’ de una sociedad no proviene de sus
miembros individuales (fragmentos) ni de su participación en un agregado
colectivo. Los que engrandece y legitima a cualquier grupo contemporáneo es su
dependencia en tecnologías que le permiten al individuo internalizar mas eficientemente los símbolos y
significados grupales, a la vez que facilitan la reproducción externa y objetiva de las estructuras
culturales (y demás normas, reglas y valores) de organización y poder. Todo
este sistema se moviliza a través
de redes sociales e instituciones que tecnológicamente forman a dicha colectividad.
Pongamos como ejemplo a la
identidad nacional danesa. La tecnología no solo hace funcionar las
comunicaciones y el transporte publico y privado de forma competitiva, si no
que también permiten que la identidad pueda materializarse en hechos concretos.
Las instituciones y la infraestructura hacen al país, pero si estas no
estuviesen apoyadas con redes tecnológicas avanzadas, la velocidad de
interconexión tangible de la sociedad y el desplazamiento de caracteres
simbólicos harían de esta una sociedad
tradicional a lo mucho. O sea, no solo es la educación la que hace la civilidad la clave para el
funcionamiento cívico, si no que también es la tecnología que lo sustenta todo.
Es obvio que sociedades mas pequeñas en sentido demográfico facilitan este
proceso. Pero sin tecnología los
cuatro millones de habitantes de cualquier país estarían confinados a
organizarse como cualquier sociedad subdesarrollada en sentido tecnológico.
Pero algo fundamental para el
reforzamiento de las identidades colectivas es que estas logran consolidarse mejor en contextos
urbanos, los cuales permiten delimitarse como espacios de representación para
múltiples identidades convencionales. Aquí la tecnología logra la función de
eficientar dichos procesos. Para esos fines citadinos las más funcionales
serian: trenes subterráneos, vías
y calles en superficie para trafico de vehículos, sistemas de computo y de defensa, y aparatos de
telecomunicación como el radio, la televisión y la telefonía.
La tecnología hace de la vida en
ciudad algo logísticamente posible. Pero también refuerza las relaciones
sociales y culturales que de ahí emanan, logrando reproducir y reforzar el
discurso que hace de dicho contexto uno que vive para si mismo. Esta forma de habitación contemporánea
también facilita la homologación de los fines grupales, cualesquiera que estos
sean. Una enorme oferta de símbolos, significados y motivaciones para nuestras
vidas están disponibles y se proyectan desde pantallas de todo tipo. Y al
parecer la tecnología es solo un paliativo para nuestras necesidades arquetípicas
de magia, reminiscencias de aquella antigua forma de vida todavía añorada.
Somos conscientes de un yo
convencional y de un nosotros compartido, pero la parte exterior controlada
mediante la tecnología es una excelente manera de corroborar lo que
interiormente sospechamos. La tecnología hace de cualquier grupo un mito
artificialmente sostenido. Es por eso que las sociedades tradicionales detentan
características más comunitarias que las modernas urbanizadas. Estas últimas
hacen de la comunidad algo confuso, sustituyéndola con narrativas impersonales,
que solo logran alinearse en momentos en que las tecnologías nos acercan, pero
que solo lo hacen durante el
tiempo en que la ilusión
tecnológicamente sustentada lo permite.
Ulteriormente, la tecnología es el conducto y el sello de cualquier pacto social.
Thursday, 12 July 2012
Wednesday, 11 July 2012
La corrupción como sedimento institucional en México
Las llamadas teorías ‘macro
sociológicas’ existen para
explicar fenómenos sociales que van desde las estructuras típicas de una
colectividad y sus instituciones hasta tratar de entender los procesos históricos y los
cambios globales de las
sociedades. Esto se contrasta con la ‘micro sociología’ que se refiere más a la
Persona (agente) y su capacidad para la acción, la interacción social y las
construcciones de sus motivaciones y
símbolos que le dan existencia y narrativa individual y/o colectiva.
* El estructuralismo y el
funcionalismo – ambas macro
sociológicas – se refieren a distintas formas de entender que lo mas determinante para cualquier sociedad
es su sistema como agregado, y no las partes que lo componen.
El estructuralismo pregona que detrás de toda
apariencia social – y de la supuesta existencia de narrativas individuales -
existen estructuras. Pero es importante denotar que lo que hace esta teoría
tenga sentido y aplicación practica, es que se concentre en describir como
distintas entidades se relacionan entre si, en vez de intentar catalogar el
enorme numero de estructuras que
pueden existir en cualquier momento. Lo que importa en si son las relaciones
que forman parte del sistema - y como a su vez el sistema las conforma y
reconforma - y como los individuos
que ocupan los puestos de un sistema solo reproducen la parte del sistema que
les corresponde, como el pequeño tornillo
lo hace en función a la maquina de la cual forma parte. Lo que sucede
aquí es que el agente solo completa una función predeterminada para la
estructura misma que se reproduce en el tiempo. Comoquiera que sea, esta teoría
no explica los fines que tiene cada estructura. Se limita a describir el como es que existen estructuras.
Pudiera decirse entonces que el fin es la estructura en si misma.
Un ejemplo de esto es que si uno
formase parte de un equipo de fútbol estaría sacrificando su individualidad en
pro del grupo, reproduciendo así las necesidades del dueño del equipo, siendo
una de ellas posiblemente el prestigio. En este sentido al ejecutivo no le
interesan las motivaciones personales que nos llevo a unirnos a su equipo ( ya que seria muy costoso el
investigarlo para cada integrante),
y en vez de ello el interés se vuelca en lo que el equipo como conjunto
puede lograr.
En este ejemplo podemos analizar
como las narrativas de los individuos que forman el equipo se ‘funden’ para hacer que funcione la estructura que
los unió, y en ese sentido se convierten en productos narrativos de las
relaciones que surgen del formar parte de dicho equipo como institución, la
cual aglomera reglas y conductas que determinaran lo que es admisible para el
equipo mismo, en detrimento lógico de la personalidad individual de sus elementos.
La conducta de cada elemento, entonces, se explica más por el apego a los
patrones estructurales que por motivaciones personales. El poder,
ulteriormente, esta depositado en la relación estructural que se desprende de
formar parte de un patrón determinado, y no como comúnmente lo hemos entendido
- como el dominio de una persona sobre otra.
Un punto final y una critica
importante hacia el estructuralismo es que no explica como surge el cambio
social. Pero aunque el estructuralismo no permite acciones individuales y o
grupales para cuestionarle, es obvio que el mundo social cambia. Por otro lado, la respuesta en
defensa de la teoría es que aunque el cambio social existe siempre es posible
discernir estructuras detrás de cualquier sistema social. Lo único es que no
nos dicen es como y
quien participó antes, durante y después del cambio estructural. No
hay que olvidar que el estructuralismo no se avoca a entender los fines o
metas, solo nos relata que existen relaciones de poder intrínsecas a dichas
estructuras.
El funcionalismo por su lado incluye también la
poca o nula participación del agente como causa de la conducta social. En ese
sentido, el individuo solo es una parte del todo, un parte disperso que actúa
directamente (aunque sin consciencia de ello) para mantener al agregado
integral del que forma parte. Pero a diferencia del estructuralismo el
funcionalismo si trata sobre los fines. Un ejemplo obvio es la colmena de
abejas en donde hay que trabajar y pelear para defender a la reina que reproduce
más abejas para mantener ( ¿a ella? jaja) a la comunidad viva. En este sentido los efectos - las
necesidades colectivas - preceden a las causas, ya que estas ultimas son las
que en este caso mantienen inconscientemente al sistema. Su participación ‘funcional’ es
individual y logra como agregado la estabilidad colectiva y la supervivencia
del sistema.
Entonces la colmena solo sirve
como analogía ya que esta logra el orden por si misma y lo hace de forma
misteriosa. Pero para los sistemas humanos debemos incluir las intenciones y
las motivaciones de quienes nos lideran como colectividades para lograr
entender algo de lo social. Es obvio que esta última mención de un centro o una
jerarquía ya incluye para nuestra especie a la consciencia. Entonces si
presuponemos que los gobernantes saben lo que hacen y no informan a las
participantes de ello, pudiese aseverarse que el funcionalismo en política es
una especie de ventajismo efectuado por
los que detentan el poder.
Para esta visión la gente sin educación e información solo participaría
como masa inerte para lograr los fines que los ‘educados’ tienen planeados para
ellos. Y como esto presupone
consciencia e intención
clara de algunos para liderar a otros, no es necesario que la franquicia de la
capacidad de decisión sea
extendida para todos.
El funcionalismo es obviamente
conservador, ya que también deja fuera la posibilidad de cambio interno al
sistema. El cambio puede venir del colapso natural que sobreviene a cualquier
sistema, o pudiese venir desde fuera, como por ejemplo una agresión de vecinos
o del medio ambiente mismo. Más aun, lo que se excluye por completo de esta
teoría es una base motivacional de los participantes y de reglas e instituciones públicamente reconocidas que
generalmente sirven como refugio repetitivo de normas que
solidifican la civilidad y el entendimiento colectivo. La claridad en los
procesos sociales contradice al funcionalismo, ya que la transparencia y la
existencia de información pudiesen representar una afronta a los intereses que
desde arriba, o desde el centro, son fijados para las mayorías.
En este sentido las practicas
repetitivas y reproducidas que se hacen a niveles de control pudiesen
representar una especie de institucionalidad, pero su vigencia no es de corte
público ni de conexión con alguna forma de sociedad civil. O sea, la corrupción
puede ser una practica institucionalizada que directamente contradiga y
usurpe a instituciones públicas vindicadas en el pacto social como la Ley. Esto quiere decir que la
corrupción bajo esta óptica es una manera sistemática y natural – y
obviamente institucionalizada - de
hacer las cosas. Bien es sabido que la corrupción existe por doquier en el
mundo, y que en muchos casos mantiene redes de influencia en operación que son relativamente efectivas para
las sociedades que las perpetúan.
Una síntesis de ambas teorías
para explicar lo que sucede en México:
Desde la antigüedad existen
justificaciones racionales para que algunos manden sobre otros. La función
principal de los poderosos del sistema es mantenerse como tal para el supuesto beneficio público.
Pero el poder moderno y contemporáneo no radica únicamente en la fuerza, si no
en la legitimidad que demuestra el gobernante mediante la utilización de formas
económicas y sociales efectivas. Entonces la explicación fundamental
estructural-funcionalista es que las elites oligárquicas – que incluyen al
sector privado y a ordenes públicos – se han organizado en relaciones
estructurales que buscan perpetuar su
control sobre las formas capitalistas que operan dentro de México,
incluyendo las fluctuantes teorías e ideologías que los justifican.
En esta explicación las
funciones son determinadas desde el centro (o arriba) y por eso se hace
determinante aglutinar las relaciones sociales que mantengan esos intereses
bien lubricados. En ese sentido los poderosos tienen claro que buscan y la
alineación entre burócratas y oligarcas hace que se ‘formen’ estructuras. Como resultado las ‘altas
funciones’ se perpetúan como patrones sociales.
El funcionalismo también es
entendido como teoría del ‘consenso’ y esto quiere decir que el mismo puede
darse de forma tacita, aunque raramente es inconsciente. La corrupción aquí es
un subproducto, un mero acto que es necesario para alinearse con las formas de
‘hacer’ las cosas. En este sentido
esta ‘articulación de intereses’ si es intencionada, pero obviamente no es públicamente compartida con una
comunidad supuestamente representada. Pero esta forma de organizarse no es parte
de una conspiración marxista - en el sentido de que conscientemente se busca
dividir a la sociedad de forma desigual - si no que esto ultimo es un efecto no
deseado e inesperado de ese afán
de creer que algunos son los ‘buenos y necesarios’ para lograr mantener ese
orden que los flujos capitalistas y el intelecto económico corroboran.
Como existe un sistema
capitalista que nos rebasa como individuos y países, se cree que alguien debe
domarlo y tomar sus riendas en teórico beneficio de la sociedad. El día de hoy
el neoliberalismo presume la idea que el crecimiento surge de las grandes
corporaciones (piezas clave del engranaje estructural-funcional), ya que estas
gradualmente escurren crecimiento y riqueza a través de los diferentes niveles de la sociedad, logrando
técnicamente llegar hasta abajo donde supuestamente permean a todos.
Para estos fines es que los
candidatos presidenciables y demás figuras políticas de peso cumplen ciertas
funciones para el ‘mantenimiento’
del sistema. Es por eso que personas
como Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera cumplen perfectamente el rol que se
espera de ellos, así como lo hicieron en su momento otros políticos
telegénica y novelescamente
estructurados – como López Portillo/Sasha Montenegro y Salinas de Gortari/ Adela Noriega.
Estos detentan características que
la oligarquía goza para si, y que cínicamente ofrece a la ciudadanía como base
de la movilidad social. Y para esto hacen uso de su relación feudal y estructural
con los medios de comunicación. El funcionalismo radica en la búsqueda de que
todo funcione como relojito, siempre y cuando la gente en la periferia viva en
la ilusión y la inconsciencia. Para estos fines es que se utiliza a la des-educación como arma de ignorancia
masiva, que obviamente es pieza clave para el sistema.
Por eso la base de este tipo de
sistema es el consecuencialismo – el fin justifica los medios – ya que el fin
siempre es la colectividad y sus grandes decisiones (epitomizadas en los
lideres ilustrados que las detentan). Por eso la corrupción es un mal necesario
para esta visión. Tantos intereses
y estructuras la hacen costeable - que en sus diferentes acepciones como el
compadrazgo, el clientelismo, el nepotismo y el vil robo - mantiene a la
maquinaria burocrática y oligárquica bien conectada, pero en detrimento de las mayorías.
Comoquiera que sea, es muy claro que los niveles de desconfianza que vivimos hoy se han convertido en una amenaza al sistema mismo, ya que ha atraído demasiada atención publica hacia la corrupción institucionalizada, al grado de materializar una potencial amenaza de la población hacia el orden público. Pero la corrupción también esta canibalizando a los partidos, instituciones publicas, y empresas privadas. Se esta dando una competencia de toda índole por el control del capital y del poder para distribuirlo.
Comoquiera que sea, es muy claro que los niveles de desconfianza que vivimos hoy se han convertido en una amenaza al sistema mismo, ya que ha atraído demasiada atención publica hacia la corrupción institucionalizada, al grado de materializar una potencial amenaza de la población hacia el orden público. Pero la corrupción también esta canibalizando a los partidos, instituciones publicas, y empresas privadas. Se esta dando una competencia de toda índole por el control del capital y del poder para distribuirlo.
La cultura de la corrupción que
practica la elite es también ‘funcional’ ya que evita que alguien más llegue al poder buscando
eliminar sus privilegios. No hay que olvidar que los que mandan se han justificado
estructural y funcionalmente al frente de una visión social ‘apropiada’. Pero
en realidad la ideología es secundaria al sistema capitalista global, que es el
que teje la distribución (a grandes rasgos) de las oligarquías aquí y en otras
latitudes del orbe. Con esto dicho podemos entender que nos somos los únicos
que sufrimos de esto. Y esto no exime al resto de la sociedad que también puede
ser corrupta. La única diferencia es que el policía que recibe la mordida no lo
hace en afán de salvarse de los embates de las mayorías, como si lo es para la
elite, que defiende sus interés en esa supuesta lucha en pro de la vigencia del
capitalismo.
En este esquema la corrupción es
entendida como el resultado medible de un patrón de conducta sedimentado y
legitimado colectivamente, más que tratarse de un acto inmoral de individuos o
grupos particulares con motivaciones particulares. En esta línea, y
parafraseando a Robert K. Merton,
las función manifiesta de la corrupción es lubricar el engranaje que mantiene a
las relaciones sociales como patrones estructurales operando. Y la función
latente, resultante e inesperada es la de la pobreza, que hasta cierto punto es
justificada en privado como un mal necesario de la sociedad. Esta estratificación ‘natural’ es técnicamente necesaria para maximizar las ganancias
del capitalismo. Cabe resaltar que esta explicación de la corrupción no busca
monopolizar el concepto. Es obvio que existen justificaciones y razones
personales para la misma, pero en ese sentido, una enfoque micro sociológico
seria lo mas apropiado para su análisis.
Regresando a la analogía
original del funcionalismo, en ella las abejas no se dan cuenta que sirven a la
reina, pero si estas tuviesen hambre pudiesen conspirar instintivamente contra
ella. Pero por el lado humano bien es sabido que la
radicalización de la miseria pone en entredicho al sistema mismo, como
al grado en que esta se ha dado en México.
La critica más fácil a estas
ideas estructurales-funcionalistas es que no dan posibilidad para el cambio y
la acción individual. Pero lo más ingenuo es que nos condenan a nosotros, supuestos participes
inertes de todo esto, a ser meros receptáculos. Estas ideas nos consignan al olvido motivacional,
relegados en orbitas periféricas, ruta desde
donde hacemos de la conformidad la base de nuestra perpetua sumisión.
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Thursday, 5 July 2012
La confianza institucionalizada ó el autoritarismo
Nuestros recipientes mentales se
encargan de archivar todas las categorías que nos definen, mismas que vamos recopilando a
través de nuestras vidas. Es por eso que las identidades que presumimos sostener, son el resultado de memorias que hacen sentido en el presente, las cuales se
justifican de forma retrospectiva. O sea, lo que creemos y aseveramos que somos
se ancla en la ideas y conceptos de nosotros mismos, que están almacenadas como
memorias en nuestra mentes. La función del ego aquí es fijarlas en el presente,
para darnos una coherencia como narrativa personal e individual.
Comoquiera que sea, lo que
experimentamos en cada momento nuevo puede ser percibido como tal, sin juicio.
Pero generalmente lo que percibimos refuerza lo que ya tenemos, y ahí el
lenguaje sirve para adscribirle
significados a lo que nos vamos topando en el camino, para ser incluido
y administrado mediante
nuestra percepción.
La ventaja de la mente humana es
que almacena muchísimo, pero la desventaja es que limita de igual manera, ya
que el peligro de vivir de forma proyectiva - esperando que lo que percibimos
cumpla nuestra expectativa - es algo muy limitante. En pocas palabras, pensamos dentro de los limites de nuestro
lenguaje, y lo que nos topamos en el camino es comprensible o
desconocido de acuerdo a sus ‘características’, y nuestra identificación y
comprensión de ellas. Nuestro limitado ‘Yo’ se construye mediante el
lenguaje, ya que cuando hacemos consciencia de ‘quien somos’, lo hacemos de
acuerdo a conceptos que hemos estructurado mediante símbolos lingüísticos. Sin
esto no existiría pensamiento, y
mucho menos identidades convencionales ni
sociedad comunicativa. Somos seres primordialmente sociales. Con esto quiero
decir que nuestra consciencia del yo – y su relación con otros ahí afuera -
esta convencionalmente construida en forma de mapas conceptuales, que son el
resultado de la suma de símbolos e ideas que se acomodan en algún lugar de
nuestra psicología.
Pero la vida esta llena de permanentes y novedosas percepciones. Por eso existe una
constante lucha, por un lado, entre lo que creemos que somos y conocemos, y por
el otro, con lo que nos enfrentamos - y si eso corrobora o no
lo que ya traemos. La seguridad ontologica (mejor entendida como el
cuestionamiento sobre la naturaleza del ser) se refiere a la necesidad
psicológica que tiene cada persona de comprobar constantemente que esas
categorías y conceptos que le dan solidez a su identidad personal tienen
sentido y resonancia con lo que se percibe desde el exterior.
Una de las funciones de las identidades que se nos adjudican desde
fuera, cualquiera de ellas, es precisamente evitar que carezcamos de
significado individual, buscando con esto que formemos parte (sin mucha
discusión) de la colectividad. Pero si estas identidades no tienen solidez (al
no tener sentido o un referente claro), estas serán
cuestionadas de forma interna y psicológica por la persona que las reproduce. En
este sentido, no solo existen crisis existenciales por el simple hecho de que
lo cuestionamos todo, si no porque lo que me vendieron como funcional no
siempre lo hace de acuerdo a la realidad cambiante con que nos vamos enfrentando.
Este contexto sirve para
entender el porque siempre ha existido alguien que nos maneja como individuos o
grupos en pro del orden y la organización de metas colectivas. Entonces esto
quiere decir que los liderazgos no solo son algo a lo que hemos sido sujetos por generaciones de
genética y biología compartida, si no que también se han legitimado de forma
cultural. Es por eso que muchos justifican su poder sobre nosotros aseverando
que la colectividad es más importante que el individuo, y que para manejarla
mas eficientemente se vuelve necesario
que alguien lo haga por nosotros.
No nos extrañe pues, en este contexto, que siempre han
existido justificaciones y discursos para gobernarnos. Desde el Faraón y el
Emperador como representantes divinos, hasta los sistemas republicanos con
gobiernos representativos ‘democráticamente’ electos, la humanidad siempre ha
sido controlada por unos cuantos. Pero este control no se anuncia como tal, si
no que en su lugar utilizan
eufemismos denominados ‘libertades colectivas’, ya que supuestamente son
fundamentales para nuestra supervivencia, y siempre comandadas y estructuradas por
alguien que sabe más que nosotros.
De aquí surgen las
instituciones: tienen existencia propia y permanecen más allá de
nuestra propia muerte. México no desaparece si tu mueres, lo único que se extingue eres tu con tu patriotismo. Comoquiera que sea,
la vida institucional de la colectividad puede representar el refinamiento de
la sociedad en turno, ya que las instituciones son repositorios que acumulan practicas sociales que se reproducen
siguiendo instrucciones especificas y patrones y programas comprobados. Estos clusters de
ideas son niveles intermediarios
de normas y reglas - entre la población y sus lideres –
que estructuran lo admisible para
las personas que se organizan bajo su organización, a la vez que son formas de
cultura que son absorbidas y reproducidas por todos los que se sujetan a ellas.
Las instituciones no solo representan la continuidad de la
identidad colectiva, si no que también simbolizan un colchón donde se deposita
la confianza que la colectividad
se tiene a si misma, como parte del pacto social que incluye a las autoridades y demás instituciones sociales.
Las instituciones tienen vigencia objetiva – existen ahí afuera-, pero también
subjetiva, ya que se emplazan dentro de la persona en sus psicología social. En
esa sentido, las instituciones no
solo son la proyección de nuestras necesidades patriarcales de orden externo,
como Freud implicaba, si no que se
ubican de forma simbólica dentro de nuestra psique, formando parte del relieve de identidades con el cual nos
justificamos permanentemente como seres sociales.
Entonces el mapa mental
conceptual de la persona promedio se conforma de la plétora de identidades de
las cuales participa en su vida.
Su nombre corresponde a la institución familiar, su apellido corresponde
a la institucionalidad
generacional y sus expectativas,
el barrio corresponde (generalmente) a la identidad de clase, mientras
la ciudad y la identidad nacional nos
otorgan membresías
gregarias estereotípicas con relevancia mundial. El
individuo común es heredero de todo este andamiaje, a la vez que el lenguaje es el que administra su
coherencia y continuidad.
Es obvio que todas las
identidades mencionadas tienen un origen externo al individuo, ya que se pueden identificar como
estando ahí afuera - con existencia propia - antes del desarrollo de nuestra propia opinión sobre ellas. Pero también es cierto que
simultáneamente somos portadores de dichas instituciones, ya que las cargamos hacia donde
vamos de forma psicológico-social, conformando el relieve de lo que somos o con la narrativa que hacemos referencia al nombrarnos como entidades independientes.. Entonces nuestro perfil psicológico se
compone de las ideas y conceptos
mas básicos que usamos para referirnos a nosotros mismos, pero también
se complementa con la relevancia
que tienen la identidades colectivas que portamos como seres sociales - como el
lenguaje, la cultura y el conjunto de instituciones que organizan el mundo
social y simbólico que conformamos en nuestras mentes y que utilizamos en nuestra participación hacia con la colectividad.
Siguiendo esta línea, las fronteras del mapa conceptual que esta dibujado en nuestra psicología social, es delimitado por las instituciones mismas con las que nos relacionamos (como la familia, la escuela, los medios de comunicación, la ideología, el discurso, et cetera). Por eso se vuelve tan difícil el ponerse en el lugar del otro, dado que la cultura es una forma institucional que opera como una especie de frontera que nos define exhaustivamente, pero que también nos separa de otros que en contraposición sufren lo mismo - por ser repetidores de convenciones similares.
Siguiendo esta línea, las fronteras del mapa conceptual que esta dibujado en nuestra psicología social, es delimitado por las instituciones mismas con las que nos relacionamos (como la familia, la escuela, los medios de comunicación, la ideología, el discurso, et cetera). Por eso se vuelve tan difícil el ponerse en el lugar del otro, dado que la cultura es una forma institucional que opera como una especie de frontera que nos define exhaustivamente, pero que también nos separa de otros que en contraposición sufren lo mismo - por ser repetidores de convenciones similares.
Las identidades que portamos deben refrendarse con
significantes simbólicos a cada momento para que hagan sentido. Esto quiere decir que las reglas, normas,
leyes y demás practicas
sociales deben tener relevancia
para el individuo, ya que si no lo hacen, desarrollaremos lo que el sociólogo francés Emile Durkheim alguna vez llamo anomia: la ruptura o confusión que provoca la ausencia de
reglas y el no respeto colectivo de normas sociales. Lo que resulta es el caos social. Pero la contraparte de la
anomia tampoco es la fusión total
del individuo con las instituciones, reglas y normas que están ahí afuera, ya
que si este fuera el caso, su psicología y narrativa propia se fundirían
completamente en lo colectivo, eliminando la posibilidad de una narrativa y vida propia.
Lo que el individuo
desarrolla como mecanismo psicológico-social para mediar entre su persona y lo
externo es la confianza. Este puente entre lo personal/psicológico y lo
colectivo/externo es lo que nos permite ser nosotros mismo sin fundirnos en los otros, como también el participar simultáneamente con ellos. Si
yo confío que el otro se detendrá en el semáforo en rojo, doy eso por hecho y
paso a otra cosa. Esta forma de seguridad ontológica es fundamental para la paz
mental y el funcionamiento colectivo, ya que se logra un exitoso enlace entre los mundos privados y
públicos, logrando la participación del individuo en ambas esferas - en donde
utiliza, intercambia y negocia con sus distintas identidades - en la búsqueda
de una vida mínimamente funcional y satisfactoria.
La confianza es una forma de
metabolizar las normas, reglas y leyes
sociales sin tener que recurrir a la fuerza ni a la violencia para su entendimiento
y puesta en practica. Se llevan a cabo porque se sabe que es la forma más racional de funcionar en
comunidad, pero también de respetar lo que a todos les corresponde
públicamente.
Pero la peculiaridad de la
confianza es que no puede forzársele al individuo siguiendo un programa de
tiempos determinados; este la desarrolla de forma personal. Es realmente un
misterio como es que la confianza surge, pero la sospecha a voces es que la
confianza se difunde mediante practicas congruentes - y que las instituciones
como las educativas pueden participar de dicho proceso desarrollador.
Pero tampoco se puede indoctrinar a alguien directamente en ello y esperar resultados sutiles. Lo que si sabemos a plena certeza es
como se pierde la confianza,
forma muy similar y analógica a
como se destruye una reputación positiva.
Hoy en día existen sociedades –
como las escandinavas - que realmente hacen de la confianza la base de la
funcionalidad de sus vidas colectivas. En este sentido, se tiene confianza de
quien hace las cosas, y de las instituciones que los refrendan a todos, como
parte de un consciente colectivo que trabaja por el bien común del organismo
social. Es así que la confianza se contagia, hasta que logra
institucionalizarse, formando un pilar dentro de cualquier arreglo
institucional que obviamente (y de forma sutil) incluye a las autoridades.
Podemos inferir que la confianza
deviene a sociedades e individuos que tienen un nivel de consciencia que ha
hecho de la misma la base abstracta (que no se ve) y racional de su
funcionamiento colectivo. Y aunque al final la razón de Estado y su monopolio
sobre el uso de la fuerza es lo que impera en toda relación de poder humana,
es mucho más civilizado el haber sublimado esta dura realidad, habiéndola
canjeado por la confianza como virtud para mantener lubricado a cualquier orden
colectivo.
La autonomía personal y el respeto de las libertades individuales se vuelven clave para que la confianza haga reverberancia con lo colectivo. Si yo confío en que el otro - incluyendo la autoridad- respetará el orden acordado, es muy factible que la vida se mantenga civilizada por mucho tiempo. Un sistema que respete esto refuerza asertivamente a sus miembros, y abre espacios para el desarrollo de los individuos tanto como de los grupos que conforman la colectividad.
La autonomía personal y el respeto de las libertades individuales se vuelven clave para que la confianza haga reverberancia con lo colectivo. Si yo confío en que el otro - incluyendo la autoridad- respetará el orden acordado, es muy factible que la vida se mantenga civilizada por mucho tiempo. Un sistema que respete esto refuerza asertivamente a sus miembros, y abre espacios para el desarrollo de los individuos tanto como de los grupos que conforman la colectividad.
Pero en los casos en que el
orden institucional se ha desquebrajado – por falta de confianza crónica – el
resultado será la utilización de medios alternativos por los poderosos, que
siempre estarán en la búsqueda cortoplazista de asegurarse firmemente como
Estado legitimo sobre la ciudadanía, aunque la realidad social ya lo haya rebasado. Esto
es una forma de fascismo, ya que el que supuestamente
sabe más que otros depende de la mentira y de la limitación a las libertades
personales y civiles para hacérselo ver a esos que no ‘saben’. El fin justifica los medios, dicen por
ahí.
Si la economía (forma institucionalizada
de distribuir el poder y los recursos) no funciona o es injusta con las
mayorías, el Estado tendera a evitar enfrentar esa realidad. Para esto existe
la propaganda, que es una manera de buscar realzar una imagen de manera
simbólica. La propaganda - y el uso excesivo de los medios de comunicación y el
autoritarismo - son utilizados en
el afán de reforzar el mundo subjetivo de normas e instituciones que
supuestamente funcionan desde
afuera y sin las cuales supuestamente se imposibilita cualquier cauce civilizado. Básicamente, la propaganda se difunde de forma discursiva, mediante el énfasis en el lenguaje y en ciertos
símbolos que técnicamente lo aseveran a nivel psicológico-social. Esto quiere
decir que aunque en la practica una institución este fallando, es posible
modificar la percepción que de ella se tiene.
Esto funciona con todo tipo de
identidades a las cuales somos sujetos. Un ejemplo obvio fue la utilización de
la propaganda masiva Nazi, que logro galvanizar al pueblo alemán a que apoyase
una ideología monstruosa. Otro ejemplo más cercano es la ‘guerra contra el mal’
que venimos librando por largo tiempo en México. La constante repetición de
mensajes simbólicos es a veces más poderoso que la realidad que esta detrás de
dicho mensaje. En ese caso puede no solo esconderla, si no que puede modificar la
percepción de la realidad que el publico sostiene.
Pero lo que hay que entender,
ulteriormente, es que la propaganda es solo un paliativo retardador - que logra
mantener una ilusión mientras el espectador la sostenga. Y eso, estimado
lector, es lo que ha estado pasando en México durante los ultimas décadas.
Hemos estado viviendo una telenovela mediaticamente sostenida, que en
muchísimos sentidos no corresponde a la realidad de las mayorías. El Estado ha
venido intentando legitimarse como autoritario ante una crisis social profunda, y para eso se ha
servido de su relación feudal con los medios de comunicación.
Solo es cuestión de desconectar
la mente, y de aflojar nuestras identidades que nos mantienen aferrados a una
realidad simbólica y discursiva ilusoria, para lograr observar con el corazón lo que a nuestros
alrededores acontece.
Tuesday, 3 July 2012
La Empatía y el Multiculturalismo
Más que ser producto de la
ignorancia, creo que el racismo y el clasismo son resultado de la falta de
empatía que tenemos hacia los
demás.
Las emociones de las personas
son sublimadas como parte del proceso que los lleva a formar grupos. Pero las
emociones son aun más limitadas y reprimidas para las necesidades ordenadas de
civilización (según Sigmund Freud), ya que la modernidad y el orden racional se
montan sobre esa base emocional. Esto porque técnicamente para que funcione
dicha civilización colectiva no es
necesario que individualmente
expresemos nuestras emociones en un espacio público.
Es por esto que el racismo, el
clasismo y demás chovinismos y
estigmas serian bajo esta óptica
un mecanismo de defensa emocional, que es empleado más que nada contra el OTRO,
el diferente, ya que este otro por el simple hecho de serlo representa un
espejo en donde pudiésemos vernos tal cual somos. Bajo esta óptica el otro como
espejo refleja los limites de una visión cultural cerrada - pero vendida como necesaria - para la civilización y la patria.
Y en vez de vernos en el espejo
preferimos evitar cuestionarnos en nuestra intención de mantener nuestra identidad sólida y certera, evitando
hacer juicios sobre la cultura que nos lo refuerza. Preferimos
atacar al que representa lo diferente a lo que se nos enseñó a seguir.
Es aquí donde resaltamos las características del otro que lo hacen
distinto, donde se vuelve mas
fácil atacar lo más obvio y evidente que aquel representa, en vez de tratar de
emplear la empatía para buscar comprenderlo y aceptarlo desde su presencia
única. Ulteriormente las características raciales especificas no son atacadas
en si, si no que estas facilitan la construcción de una defensa mas efectiva,
al ser lo diferente algo inversamente proporcional a lo que creemos que somos y que nuestra cultura
constantemente nos refuerza.
En esta misma línea podemos
colocar a las estructuras culturales para analizar como es que las mismas se
reproducen al nivel de la psicología social de las personas. La cultura es un
sistema complejo de indoctrinación que trae como resultado la unión y la
homologación social de grupos humanos. Pero también es cierto que para lograrlo
estas limitan algunas energías y disposiciones individuales en pro de lo
colectivo. Por ejemplo, Freud decía que la culpa era un mecanismo de defensa
que el individuo había desarrollado en respuesta a la ansiedad que le causaba
el sentirse uno mas de la colectividad. Eso quiere decir que según el, la civilización
funcional y ordenada moderna esconde detrás de ella a muchas personas insatisfechas, por la falta de individualidad y
autenticidad que esa vida en sociedad colectiva conlleva.
Es por eso que las emociones que
se sublimaron para hacernos ‘formar parte’ de algo mayor que nosotros – como lo
es una sociedad con una cultura especifica y diferenciadota de otras – impiden
el desarrollar la empatía para
ponernos en los zapatos de otros. Entonces creo que el multiculturalismo
– esa política pública que busca que los diferentes grupos étnicos y culturales
convivan en espacios compartidos - fracasa básicamente por el hecho de que se
busca que la inclusión de las
diferencias suceda a nivel social y político. O sea, que la solución que
proponen va en función de como se
han hecho las cosas con anterioridad, planteando la aceptación del otro como
algo colectivo/ racional mas que algo
personal/emocional.
El problema radica en que muchas
veces este tipo de políticas buscan que la gente de la cultura sede logre
integrarse con otras, pero lo hace de manera discursiva, planteando la
posibilidad de entender al otro desde su propia cultura. O sea, que lo
ambicioso de este visión recae en
que espera que la ciudadanía aprenda fragmentos o totalidades culturales
ajenas, y es aquí donde muestra su debilidad, ya que lograr el interés de alguien sobre otra cultura es
difícil, esto porque previa y
simultáneamente se nos mantuvo en la ilusión de que nuestra cultura es la base
fundamental para el funcionamiento de nuestra propia comunidad, nación y
patria. Entonces la persona tiene
que reflexionar sobre el hecho de que el o ella es propietario de una identidad
cultural que se le presumió como única, a la vez que supuestamente debe
prescindir hasta cierto punto de ella para lograr ver, aceptar, y hasta cierto
punto integrar la de otros.
Lo positivo de una cultura única
y distinta es que logra conformar grupos complejos bajo fines similares. Pero
su lado negativo es que nos dificulta el desarrollo personal, ya que el formar
parte de algo mayor a nosotros se logra gracias al control de nuestras
emociones fundamentales, que nos dificultan el sentir la empatía hacia otros. Para que el
multiculturalismo funcione debiese de evitar el tratar de forzar, indoctrinar o
convencer a la gente a que se interesen en el otro y su cultura de forma practica y pragmática. Pero
curiosamente la empatía no es una política pública, si no una decisión personal del individuo. Y la ventaja de
estar consciente de ello es que podemos buscar desarrollarla sin la necesidad
de sacrificar ninguna forma de identidad que hayamos elegido para nosotros.
Al final la paradoja de la
utilización de la empatia como
virtud humana/personal es que se encuentra en un estadio anterior al desarrollo
racional del individuo - que esta imitando y reproduciendo una cultura
especifica en afán social y civilizatorio. Y por esto es difícil desarrollarla
cuando seguimos una identidad cultural inconscientemente. Es por eso, irónicamente, que el
deconstruir convencionalmente esa identidad cultural fija - que mentalmente tiene sentido en un
contexto cerrado - es esencial para lograr darnos cuenta de que el otro
experimenta lo mismo y que simple y sencillamente también desea lo mismo que
nosotros - el ser feliz. Pero pues
el permitir que los individuos despierten en detrimento de una cultura
limitante suele ser contradictorio para el patriarca representativo de nuestra
cultura que ha invertido muchísimo en ella. De nosotros depende, pues, el
cuestionarlo todo en búsqueda de la comunidad perdida.
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Monday, 2 July 2012
La intención dirigida y el despertar de la consciencia
Todos sabemos que no se puede vivir sin expectativas, ya que suelen ser
la justificación de la conducta.
¿Para que motivarnos a hacer algo si no se obtendrán los resultados deseados?
Pero para entender esto en la practica se
tienen que analizar algunas
estructuras básicas que determinan su funcionamiento.
Primero la motivación. Esta suele ser la base
de todo, ya que sin ella no seriamos más que seres inertes. Pero en la practica
es muy difícil darse cuenta claramente de que nos motiva, como también nos es
complicado distinguir si las motivaciones son producto de la reflexión, o si
están compuestas de emociones,
impulsos y necesidades
inconscientes. Yo creo que es difícil concluir que las motivaciones de
la conducta están libres de influencia. Pero de que nos movilizan a la acción
no cabe duda.
Después vienen las expectativas, que son ideas o conceptos que construimos en nuestra mente en relación a lo
que podemos esperar del acto de hacer algo. Estas son el resultado del
condicionamiento psicológico y de la experiencia de haber obtenido cosas y
resultados gracias a ellas. Las expectativas no existirían si no hubiese ya un
record cultural de su obtención por otros y un historial
personal de ellas para nosotros. Vivir creyendo que su cumplimiento es posible
es parte de ser humano. Pero las resultados a las expectativas no dependen de
nosotros, en su mayoría.
Lo peligroso es que las motivaciones y las
expectativas se combinen
inconscientemente, y si este es el caso, pues estaremos viviendo nuestras vida
como proyección propia, siendo esta una receta segura para el sufrimiento. El
pegamento de esta alianza será el ego, que hará de su poder el obstáculo mayor
para la aceptación de que las cosas no son siempre como queremos - y por ende
nos estancaremos en el desarrollo personal. Esto porque el ego busca
centralizarlo todo en pro de una personalidad supuestamente sólida y bien
definida.
Por eso la intención – especialmente la
focalizada – es mucho mas que la simple síntesis de la
motivación/expectativa. La
intención es una operación mental, obviamente, pero también es una prueba del
poder de la consciencia en nosotros. Y aunque la intención no esta ajena de la
influencia del ego, el poder dirigirla le permite a la persona el observarse a
si mismo - en la búsqueda de
distinguir su voluntad y libre albedrío de las expectativas y motivaciones que
pueden enturbiarla. Muy diferente es esto - en donde uno se da cuenta que tiene
voluntad o libre albedrío - a decir que las conductas están orientadas a
obtener todo lo que se desea, y que el mundo exterior debe sujetarse a ello.
Otra ventaja de dirigir la intención es que
se le puede limpiar de las emociones que la motivación y la expectativa traen
consigo como bagaje - producto de
la personalización que el ego
asegura como función primaria. Siguiendo esta línea, la intención opera como
una especie de depurador - que
logra separarla y diferenciarla de las motivaciones/expectativas. Pero la
intención también es una herramienta fundamental en el gradual descubrimiento
de uno mismo, camino que incluye el despertar hacia el descubrimiento de lo que
nos motiva, y como esto no es lo mismo que lo que esperamos que nos suceda del
exterior.
Esta separación de la motivación y la
expectativa no solo es sana para la psique, es clave para crecer
espiritualmente. Si todo lo que esperamos es para satisfacer nuestras
necesidades, el despertar de la intención servirá para darnos cuenta de lo
fútil de ese camino. Esto pudiese ayudar a refinar este proceso, buscando eficientar lo que buscamos
y mejor manejar lo que esperamos.
En pocas palabras, la intención no prescinde completamente de emociones, pero
logra identificarlas como ajenas. Si hemos hecho de nuestras expectativas una
fantasía emocional es porque no
hemos separado la consciencia de ello. En ese sentido, estaremos
viviendo en la esperanza perpetua del vivir atados a nuestras emociones,
impulsos y fantasías provenientes de una motivación desenfrenada. Pero esto no quiere
decir que las emociones, la
fantasía o un sueño no sean caminos sinceros ni que puedan convertirse
en realidad. Lo importante seria hacer de la intención la plataforma para
estas, y no dejarlas como motivaciones ideales únicamente.
Y la forma de poner toda esta abstracción en
practica es mediante el manejo de las reacciones ante los resultados no
obtenidos de nuestras expectativas. En vez de enojarnos, bloquearnos y
culparnos, mejor seria transformar la reacción en respuesta, en donde el que
toma el mando consciente de las decisiones es el mismo centro que en primera instancia genera las
intenciones y los decretos. El hogar de la insatisfacción esta lleno de motivaciones y expectativas no
resueltas e incomprendidas. La clave, entonces, radica en evitar que el enojo producto de una
expectativa no lograda se dispare de forma inconsciente, obstaculizando el
flujo consciente en nuestro camino
hacia la aceptación.
La reacción hunde a la consciencia en el pantano de la motivación
frustrada, mientras la respuesta la coloca en el nivel de la aceptación. De ahí se puede transitar más
sutilmente a la voluntad y el libre albedrío. Al no ser emocional la respuesta,
esta le permita estar mas cerca del laboratorio de la intención, desde donde se
programara la siguiente expectativa. El limpiar la intención de motivaciones y
expectativas le dará la
posibilidad al individuo de ver
que el resultado de las cosas que
espera no depende de el. Así se podrá percatar que la expectativa es, en muchos
sentidos, la proyección no cuestionada de las motivaciones propias, las cuales
son colonizadas por el ego en búsqueda de la justificación de los actos
personales.
Entre menos obstáculos le pongamos a nuestra
intención/voluntad mas rica será nuestra personalidad y su expresión. Mas aun,
mejor equipados estaremos ante los embates de la realidad que desde afuera nos
condiciona a adaptarnos o sufrir eternamente. La intención toma el control del
péndulo para moverse conscientemente, oscilando entre la motivación y las expectativas en
nuestras vidas.
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Filosofía,
Religión / Espiritualidad
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