Wednesday, 25 July 2012

La Tecnología y la emancipación ilusoria




Los ensayos anteriores de esta serie sobre tecnología la posicionan como fundamental para la supervivencia de nuestra especie, la evolución de su cultura y el funcionamiento actual de sus sociedades http://danzanegra.blogspot.mx/2012/07/la-tecnologia-y-la-sociedad-una.html. Es obvio que sin fuego y sin escritura no estaríamos vivos.  Pero   es claro de que aunque existan grupos de poder que tienen más acceso a la tecnología, otros también han sido beneficiados por ella  http://danzanegra.blogspot.mx/2012/07/la-tecnologia-como-herramienta-de-poder.html. Si los guerreros de la Edad de Bronce no hubiesen defendido a sus poblaciones desarmadas ante el enemigo invasor, estas no hubiesen sobrevivido y trascendido como lo hicieron.


La era denominada la modernidad no solo lo fue en filosofía y formas sociales, también lo fue en tecnología. Y como ya dije anteriormente, la iniciativa privada jugo un papel clave para  la transición. El surgimiento de los grandes capitales para lo producción los incentivó, a principios del siglo XX, a incluir productos tecnológicos personalizados para la venta directa al consumidor. Con esto empezaba una nueva etapa socio-cultural en donde las mayorías lograban su presencia pública ejerciendo derechos económicos que nunca tuvieron. Fue aquí en donde la estratificación tecnología de la sociedad delineó las relaciones básicas de poder con las que hoy estamos familiarizados. Pero esto a su vez precipitó a la cultura a convertirse en una  de constante adquisición de productos de consumo, incluyendo los tecnológicos.

Pero no fue hasta el Estados Unidos de la posguerra en donde se aceleró el proceso de individualización y movilidad social basada en nuevas tecnologías  para el hogar. El ‘American Dream’ comenzaba con una larga etapa de consumo que prometía la emancipación como estrategia de mercado. Y para llegar a esto fue necesario ajustar al sector industrial a algo llamado ‘economías de escala’, (altos volúmenes y menores costos) que obligan a las empresas a vender mucho más. Para eso se centró en los individuos, ofreciéndoles narrativas personales y grupales. Es por eso que la publicidad se volvió  tan agresiva y fantasiosa como lo es en la actualidad. El resultado de esta practica es el tener hoy a la tecnología como una parte fundamental en la vida social y cultural de una ciudadanía cada vez más globalizada según el modelo americano, logrando convertirla en la  pieza clave de la era de servicios y de información que se viene dando desde la década de los setenta en todo el orbe.

Es gracias a esa participación de cada vez más personas  que nuestra civilización contemporánea  muestra cierto grado de aceptación y solidaridad  grupal ante esta realidad de distribución del poder tecnológico. Esto sucedió gracias a que el ciudadano promedio tuvo acceso a tecnología que ‘técnicamente’ hizo de su vida una más sencilla y funcional. Pero como resultado la sociedad hoy transita un   camino que los grandes capitales estructuran para nosotros, sistema que sabemos es  insustentable en lo social, pero también en lo  ecológico.

La publicidad masiva en Internet y  televisión ha sido clave en la elaboración de los capitales simbólicos de aspiración para el consumidor. No solo se fija con esto un eje de  la movilidad social de clases, si no que también establece las características que definen a cualquier individuo ‘involucrado’. En este sentido, la tecnología no solo reviste al mundo privado en cuanto a la funcionalidad y simpleza de los quehaceres, si no que aparte de esto intenta moldear  al individuo en cuanto a su cotidianeidad publica. Lo irónico es que la misma estrategia es aplicada para los muchos, y en ese sentido, uno de sus resultados es que somos iguales en nuestras supuestas diferencias; todos usamos gadgets con funciones idénticas. Más aun, he sido testigo de un fenómeno de despersonalización social incremental, el cual se refiere  a personas aisladas de otras por la excesiva dependencia en la tecnología. La participación en la calle  esta limitada a lo que un teléfono disponga, en detrimento de la comunicación interpersonal y la participación comunitaria. Formamos parte de tribus pseudo-individualistas que interactúan cada vez menos entre ellas.

No se puede negar que los aparatos con  tecnología de punta son asombrosos. El tener un teléfono con cámara, Internet, audio y  video es algo excepcional. Pero excepcional también es la adicción que genera la amalgama de cuatro tecnologías  en una. Las relaciones de poder se establecen de forma vertical entre nosotros y  los fabricantes, innovadores, y grandes capitales financieros que permiten la producción y distribución de dichos productos. La modificación en los patrones de consumo y de comportamiento se desprenden de la necesidad incesante de estar adquiriendo productos paralelos para mantenerse a la cabeza tecnológica. La estrategia de fabricación denominada ‘obsolescencia planeada’ se utiliza para crearnos una necesidad estructural de constante adaptación al cambio tecnológico, que comoquiera que sea surge desde arriba. En ese sentido la tecnología inicial sirve igual que la tardía  (un teléfono es para comunicar) aunque la publicidad nos haya hecho creer que tenemos que estarla actualizando permanentemente para su optimo funcionamiento. Las necesidades de estarse actualizando y comprando subproductos y accesorios relacionados con el original nos convierten en simples fragmentos que  mantienen al sistema.

La tecnología tiene muchas funciones individuales, pero a nivel estructural busca integrar grupos sociales cada vez más complejos centrados alrededor del consumo como forma de control y organización social. Es cierto que la Internet abre la posibilidad de estar informados (como hacen  los libros). Pero también es cierto que nunca había existido tanta invasión de la privacidad y un debilitamiento de la frontera entre los espacios públicos y privados como sucede hoy. Las acciones que buscan controlar  el flujo informativo – que van desde medidas como SOPA, ACTA, o el intento de silenciar a gente como Julian Assange de Wikileaks – son evidencia del deseo del Estado y la Corporación de frenar el poder de la ciudadanía.

La  atracción que emana de la  tribu tecnológica es tal que seduce a los demás a irremediablemente unírsele. ¿Es acaso sensible mantenerse en un camino que nos encadena a vivir de necesidades impuestas? ¿Por qué nos creímos el cuento que la tecnología podría ser  la mejor herramienta para descubrir lo que somos?

Una cosa es la inexorable necesidad de herramientas para la supervivencia colectiva. Otra es que puedan darnos la individualidad que tanto añoramos. Buscar emanciparse  utilizando  al sistema es jugar en su propia cancha. La verdadera libertad no requiere de intermediarios de ningún tipo, incluyendo a la tecnología.



Monday, 23 July 2012

La corrupción de los grandes capitales y la 'guerra vs. el narco'







Las últimas semanas han sido reveladoras en cuanto a la forma en que los grandes  capitales mueven al mundo. El caso HSBC horrorizó a México, pero por su parte  bien es sabido que el sistema bancario y financiero internacional no respeta leyes ni moralidad en cuanto a sus ganancias conviene. Lo sucedido recientemente en Inglaterra  en relación al fraude LIBOR - donde se alteraban cifras de tasas de interés que determinan el precio en que los bancos adquieren y prestan dinero - fue evidencia clara de que a la aristocracia financiera no le interesa la honestidad ni la ética.    El caso HSBC y el de LIBOR no estarán directamente conectados, pero comoquiera que sea son representativos del excesivo poder e influencia que este tipo de instituciones tienen sobre la clase política mundial. La corrupción en ambos solo es  sintomática de una forma de ser.

Con eso en mente quisiera enfatizar los siguientes  puntos:
1) Los enormes capitales e intereses financieros están truncando la funcionalidad de países como México.
En Abril del 2011 - http://www.guardian.co.uk/world/2011/apr/03/us-bank-mexico-drug-gangs  - salió a la luz publica  que el Wachovia Bank of New York había lavado $378 billones de dólares del narco mexicano. Esto se puede sumar a lo de HSBC y a lo de LIBOR, pero también  a lo de la crisis financiera del 2008 y la corrupción endémica de bancos como Goldman Sachs y JP Morgan.  La banca mexicana es mayoritariamente privatizada por instituciones extranjeras de este tipo, y eso nos incluye en ese sistema financiero neoliberal sin escrúpulos. Este sistema  obviamente no permite la injerencia en sus asuntos por  los gobiernos de los países en donde hace negocios como el nuestro. ¡Esto quiere decir que la principal razón por la que no puede hacerse nada en contra del lavado de dinero es porque no podemos!

2) Algunas agencias estadounidenses están influyendo en México.

En México se sabe que agencias estadounidenses están involucradas indirectamente con el trafico de droga (CIA y DEA) y directamente con el de armas (ATF). http://www.latimes.com/news/nationworld/nation/atf-fast-furious-sg,0,3828090.storygallery  Esto es evidencia de que el participar ilegalmente de esta forma los mantiene con relevancia en nuestra región. La existencia de armas y drogas apuntalan su  injerencia en nuestro país, a la que vez que los justifica como agencias con relevancia en su propio país. ¡Ellos mismos están arrojando el paquete que después les da poder para perseguir! En este sentido, cualquier serie de normas y tratados que existen entre naciones por el simple hecho de ser vecinos están sufriendo las consecuencias. Es por eso que la relación bilateral México-EUA ha venido batallando últimamente.

El problema del narcotráfico se exacerba dado que la  interferencia extraoficial de agencias comos las ya mencionadas  truncan los acuerdos legales que buscan sostenerse ante la adversidad normal de cualquier relación. Pero sumémosle a eso  la participación del Estado de EUA que ha privatizado y extrenalizado la guerra a un Estado mexicano que se la ha ‘comprado’.  La ‘guerra contra el narco’ ha traído derramas económicas para los sectores que se encargan de brindar seguridad, siendo las fuerzas armadas el primordialmente beneficiado. Pero la gobernabilidad en México ha sido la victima más notoria.

La decisión de consumir ciertas sustancias debiese  ser monopolio de las propias personas, mientras que los resultados sociales adversos (en el caso que existan) le corresponderían al Estado. Un problema de salud publica no puede estarnos poniendo de rodillas como lo hace hoy el narcotráfico.  Es momento de aceptar que es imposible detener a los individuos en su afán de hacer sus propias vidas. Pero fundamental por otro lado es también tomar en cuenta que existen estructuras políticas, económicas y financieras que están haciendo pedazos nuestra forma de organización socio-cultural.

Legalizar no significa el promover algo especifico. Legalizar es organizar las conductas sociales de manera racional. Legalizar significa poner en orden la comunión entre el Estado y la ciudadanía de una vez por todas, buscando con esto reconfigurar la relación, buscando mantener el pacto social lubricado por mucho tiempo. Legalizar significa sacar de la jugada a  los actores domésticos que han inflado  a esos grandes acumuladores de capital. Legalizar es resistir racionalmente a los actores externos que impunemente hacen de nuestra población un negocio con alcances globales  y que están influyendo en nuestras vidas con los efectos que ya todos conocemos.

Wednesday, 18 July 2012

La Tecnología como herramienta de poder






 La tecnología no solo logra intensificar  las relaciones sociales de cualquier colectividad, si no que también determina quienes serán sus lideres. El primer articulo de esta serie http://danzanegra.blogspot.com/2012/07/la-tecnologia-y-la-sociedad-una.html relata  como es que la escritura afianzó al patriarcado y a su mitología correspondiente. Pero han existido otras tecnologías que a través de la historia han consolidado a ciertos grupos sobre las mayorías.

La invención del arado (9mil A.C.) trajo cambios fundamentales para la humanidad. No solo se desató la Era Agrícola como originalmente la conocemos, si no que el hombre como genero logestablecerse sobre la mujer al frente de la colectividad. El manejo del entorno quedaba a su cargo y fue ahí donde se inició la gradual complejidad de las sociedades.

A partir de aquí fue donde la búsqueda de poder hizo necesaria la constante invención de mecanismos y tecnologías que la asegurasen. Como resultado de esto surgieron luchas internas por el dominio de los haberes del grupo, lo que acelero la división de clases que había comenzado desde la agricultura. La competencia se convirtió en la constante, y esto técnicamente abrió las posibilidades de la humanidad  como nunca antes. El corolario lógico de esto fue el encuentro con otras sociedades que en muchísimos casos desato una beligerancia que todavía nos acompaña hasta nuestros días. 


La Edad de Bronce (3,300 – 1,500 A.C.) fue una etapa importante en el desarrollo de la mitología y el poder, ya que los hallazgos  arqueológicos revelaron la extensiva dependencia en esta aleación para usos diversos, desde adornos personales hasta armas de guerra. Pero algo fundamental fue que no toda la población estaba involucrada en su manufactura ni en su utilización. Los elementos necesarios para la fundición en esta aleación tenían  que traerse de distintos lugares, y esto solo le era posible a los grupos privilegiados. Las practicas funerarias mostraban a ciertos grupos sociales acompañándose de este metal con carácter simbólico, el cual se llevaron hasta su tumba,  con el interés de acompañarse de las riquezas que se habían tenido en vida, mas la presunta necesidad de la familia de mostrar simbólicamente que el muerto  había formado  parte de una clase distinta. 


Las mitologías y demás dioses que gobernaban el  espacio simbólico surgieron en aquella era, pero no fue hasta le Edad de Hierro (1,500 A.C.) cuando se coronaron como el discurso oficial de las sociedades. Las clases gobernantes transmitían el poder mediante líneas hereditarias y su relación con los mitos creados. Esta combinación era  la justificación para legitimarse sobre sus poblaciones y las de los pueblos conquistados. En esta etapa vemos surgir los mitos fundacionales de algunos pueblos europeos como los celtas, griegos, romanos, germanos y  nórdicos.


Cada transición histórica generalmente se ve reflejada en la tecnología que esta a disposición de las elites. Pero también es cierto que así como la Edad de Hierro hizo irrelevante en muchos sentido a la de Bronce,  por su lado la invención de la imprenta le asestó un duro golpe a la institución religiosa mas poderosa que dominaba el discurso escrito de la cultura  europea. La imprenta fue un invento tecnológico del Renacimiento (XV), pero los usos sociales de la misma cambiaron la faz de el viejo continente de manera radical, fracturando el orden que hasta ese momento le había dado estabilidad a una forma especifica de ver el mundo. La tecnología de la imprenta alteró a la sociedad, pero también la estabilizó posteriormente con nuevos arreglos de poder. Un ejemplo fue el surgimiento de monarquías independientes, muchas de las cuales abandonaron el catolicismo como su base para empoderar  a sus propios reyes y aristocracias.


La Industrialización (XVIII) no fue la excepción. Esta etapa humana desato fuerzas nunca antes vistas en relación a la posibilidad de transformar el espacio vital humano y el medio ambiente. No solo se incrementó la capacidad económica y la complejidad de las sociedades (que aumentaban en demografía) si no que también nos mostró la industrialización y el escalamiento de la guerra. Y aunque estas eran peleadas en nombre de los Estados, el sector privado participaba activamente de ellas, dado el poder que le devenía del tomar parte. Los Estados consolidaban - mediante la industrialización - una relación con el sector privado que venia forjándose desde antaño.  Pero  a partir de esta época el Estado se vio en la imperiosa  necesidad de mantener una estrecha relación con las clases que le favorecían con el abastecimiento de armamento.


Otro excelente ejemplo de la dualidad de toda tecnología es la energía atómica. Esta nos ha catapultado en el camino hacia  la autonomía energética, pero en el camino empoderó a los países que hicieron de ella la mayor amenaza de guerra posible.


Pero el paso fundamental a esta alianza directa entre Estado e iniciativa privada en la búsqueda de supremacía global no fue finiquitada hasta el advenimiento de la patente como un sistema racional que oficialmente los ‘legitimaba’.  En ese sentido el sistema de patentes no solo realza la innovación tecnológica - defendiéndola de imitaciones y competencias desleales -  si no que también otorga una licencia especial para ciertos grupos privilegiados que cuentan con el capital y la ‘inteligencia’ suficiente para desarrollarla. A escala global  el sistema de patentes  mantiene a los Estados al frente de la competencia internacional, y esto  es lo que ha permitido e incentivado  a la Corporación privada como la forma de organización transnacional por excelencia. Estas aglutinan capitales y recursos como no se había visto desde la época de las Compañías de las Indias Orientales francesa, inglesa y holandesa (XVII). 


La venta de tecnología hoy a nivel internacional sigue una lógica de desfasamiento. O sea, solo es ofertada a otros cuando se ha inventado tecnología de  punta, en la competencia  por estar a la cabeza. No existe nada malo en esto, ya que esta naturaleza competitiva viene arrastrándose desde la agricultura. El problema surge  de forma domestica, cuando este sistema estratifica a la sociedad de un mismo país, entre los que tienen permiso e influencia para desarrollarla, y los que pueden consumirla y someter a sus empleados bajo sus practicas especificas (cuando estos no se han convertido en redundantes, gracias a la robotización y automatización de procesos industriales). El control que la tecnología ejerce no solo modifica las practicas laborales, si no que también existen tecnologías que son usadas por el Estado y la iniciativa privada en afán de protegerse de la misma ciudadanía que gobierna, con ejemplos como  el uso de cámaras de vigilancia y demás sistemas de espionaje que prevalecen como la justificación de la ‘seguridad’ pública que se ofrecen el día de hoy,  época azotada por crisis de toda índole.


Es natural que los subsidios públicos  existan buscando incentivar la creatividad, pero sus efectos suelen ser asimétricos, ya que logran consecuencias inequitativas en la economía y cultura de cualquier país. Es obvio que no todo mundo tiene ni el tiempo ni el dinero para participar en la innovación, pero eso no le quita el hecho de que se favorezcan solo unos cuantos, como viene haciéndose desde la Era de Bronce. 


Pero el mejor ejemplo de los usos de poder y control tecnológico sobre la sociedad puede atestarse hoy, con la proliferación de medios de comunicación como la Televisión y el Internet. El primer articulo de esta serie mencionaba que la escritura expandía el poder de trasmisión de ideas a través del tiempo y el espacio. Pero los medios actuales han logrado extrapolar esta realidad a una proporción desmedida. Es por eso que los medios a la que somos expuestos tienen proporcionalmente el mismo poder – y en algunos casos  aun más – que el del Estado mismo. El ejemplo optimo es la posibilidad que abre la nueva media para las plataformas e ideologías y discursos políticos. La televisión delimita una esfera en la consciencia publica de la población que influye en las decisiones políticas como nadie lo había logrado en toda la historia de la civilización.


Pero la influencia de la corporación mediática no solo recae en la venta de espacios a la clase política, si no que también se ha enriquecido enormemente gracias a las diversas opciones de  entretenimiento que ofrece.  Más aun, los medios de comunicación han logrado explotar la gran necesidad arquetípica de identidad - de significado y de aspiración humana - consolidándolos como intermediario cultural con poderes cuasi-divinos. Con esto me refiero a la cultura del consumo, que ha evolucionado de ser la proveedora de movilidad social y estatus a millones de americanos en la década de los cincuenta, a ser hoy la maquina de sueños de billones de personas alrededor del mundo. El capitalismo ha hecho que esta ‘aldea global’ absorba cada vez a más gente que es atraída por la fantasía de eterna ‘felicidad’. El posicionamiento del consumo material como la supuesta forma del ‘bienestar’ humano es el credo actual de la civilización. Y los centros comerciales son los nuevos templos   donde practicamos nuestra rituales de ‘libertad’.


Las corporaciones mediáticas contemporáneas han incursionado en el arte de moldear nuestras vidas - desde que nacemos hasta la muerte - y por eso han utilizado como forma de seducción toda la ristra de mitos y leyendas que la humanidad ha gestado hasta ahora. La gente necesita narrativas, sueños y fantasías, y la televisión provee el 'secreto' comercial que lo constata. Esta nueva ‘religión’ no tendrá dioses, pero esta llena de iconos, ídolos y demás figuras veneradas, que han hecho del acto de consumir uno que temporalmente congela nuestros temores existenciales mas apremiantes.


Es claro que el poder hipnotizante de la cultura del consumo  han hecho del hedonismo la base del crecimiento económico de las sociedades globalizadas. Pero también se ha convertido en el  mejor tranquilizante y pacificador de la población ante un  Estado en crisis de legitimidad. Esta crisis de desconfianza es el resultado de la exacerbación de la relación neo-feudal entre el Estado y la iniciativa privada en supuesto  afán de progreso. Pero como esta historia lo corrobora, los intereses de la elite incluyen (aunque invisibles o no tan abiertamente obvios) dosis fuerte de control y orden social. Los antiguos lideres patriarcales hubieran sacrificado a toda su línea hereditaria para tener tan solo cinco minutos de acceso a estas tecnologías.


Tuesday, 17 July 2012

La Tecnología y la sociedad: una relación incestuosa






Las antiguas civilizaciones mitológicas que dejaron impresa su huella cultural en el mundo,  lo hicieron en gran parte por su utilización de la escritura. Esta herramienta tecnológica  logró estructurar al lenguaje hablado en relaciones sociales con relevancia para su colectividad. Pero para conseguir eso primero fue necesario el sobreponerse a la magia como forma de organización colectiva. Con esto me refiero al haber  trascendido a las sociedades que eran lideradas por figuras que lograban  convencer mediante una combinación de carisma y la dependencia en la adivinación. Una forma de poder había surgido al momento en que las predicciones de carácter grupal lograban cumplirse satisfactoriamente, confiriéndole una especie de autoridad a la figura que las directamente las ejercía.

El  antropólogo James George Frazer describe este fenómeno como una forma de legitimación de carácter publico, ya que el grupo que se sometía a estas practicas era vindicado, lo que lograba unir a su gente hasta cierto punto. Pero las sociedades mágicas - lideradas en muchos casos por chamanes o brujos - no se lograron cohesionar de forma compleja por muchos factores, pero uno fundamental era que  carecían de tecnologías que lo corroborasen de forma mas integral.  El poder del chaman o  el brujo recaía en la capacidad que este tuviese en convencer a la gente de las bondades de su ‘magia’ personal. Pero el riesgo de equivocarse se pagaba en  algunos casos con la muerte. Este mediador entre el mundo natural y el sobrenatural estaba limitado a los alcances de su propia personalidad  en su afán de convencimiento.

El mundo de la consciencia colectiva mitológica trasciende al de la consciencia mágica. Este nuevo mundo social estaba basado en poderes mucho más ‘reales’ y tangibles, como el lograr proveer de los recursos necesarios  a  una población más numerosa que habitaba  un mundo social mucho más complejo. Fue gracias a esto que el patriarca logro establecerse como el poderoso en esta nuevo periodo de organización social. El mito dejaba atrás a la magia como forma de agrupar a los muchos, aunque esta ultima no desapareció por completo, ya que el líder patriarcal requería por lo menos de imitar ciertas practicas mágicas para simbolizar un nuevo  liderazgo. Los nuevos patriarcas de la era agrícola cooptaron las funciones chamanicas para justificarse, pero lo hicieron en sentido ceremonial únicamente. Su verdadero poder devenía de la capacidad de organizar a la colectividad, y para ello la escritura fue la tecnología fundamental.   Pacal – antiguo jefe mitológico maya – representaba las características de un chaman, aunque la forma en que se legitimaba era más por herencia y dicurso que por conjuros mágicos.

Aunque el lenguaje hablado es en  si mismo una tecnología de comunicación, no es realmente hasta la invención de la escritura donde pudiésemos decir con certeza que esta forma de comunicación se vuelve una tecnología que estructura a la sociedad alrededor de mitos escritos, que mediante una cultura patriarcal, realza las funciones de los lideres de una manera discursivamente relatada. El lenguaje como  símbolo escrito estructuró el significado de los sistemas de creencia colectivos.  Pero también organizó las funciones sociales de los miembros principales del grupo.

La escritura fue a grandes rasgos lo que administro los códigos civilizatorios que nos ayudan hoy a entender los motivos  detrás del desarrollo y el establecimiento del poder centralizado. Los primeros Estados dependieron de la escritura para establecerse como tal en conjunción con las elites que participaban del poder simbólico de la comunidad. La escritura expande enormemente la trasmisión del poder, ya que realza el sistema patriarcal y de parentesco hereditario mediante historias, a la vez que ensancha el espacio y el tiempo de sus dominios. Alguien pudiera haber no conocido a su líder personalmente, pero siempre existía algo escrito que lo justificase como tal, independientemente de la ignorancia de ello.

El día de hoy podemos darnos cuenta de cómo  las nuevas tecnologías refuerzan las múltiples identidades  compartidas  de cualquier colectividad. El ‘refinamiento’ de una sociedad no proviene de sus miembros individuales (fragmentos) ni de su participación en un agregado colectivo. Los que engrandece y legitima a cualquier grupo contemporáneo es su dependencia en tecnologías que le permiten al individuo internalizar  mas eficientemente los símbolos y significados grupales, a la vez que facilitan la reproducción  externa y objetiva de las estructuras culturales (y demás normas, reglas y valores) de organización y poder. Todo este sistema se moviliza  a través de redes sociales e instituciones que tecnológicamente forman a dicha  colectividad.

Pongamos como ejemplo a la identidad nacional danesa. La tecnología no solo hace funcionar las comunicaciones y el transporte publico y privado de forma competitiva, si no que también permiten que la identidad pueda materializarse en hechos concretos. Las instituciones y la infraestructura hacen al país, pero si estas no estuviesen apoyadas con redes tecnológicas avanzadas, la velocidad de interconexión tangible de la sociedad y el desplazamiento de caracteres simbólicos harían de esta una sociedad  tradicional a lo mucho. O sea, no solo es la educación la que hace  la civilidad la clave para el funcionamiento cívico, si no que también es la tecnología que lo sustenta todo. Es obvio que sociedades mas pequeñas en sentido demográfico facilitan este proceso. Pero sin tecnología  los cuatro millones de habitantes de cualquier país estarían confinados a organizarse como cualquier sociedad subdesarrollada en sentido tecnológico.

Pero algo fundamental para el reforzamiento de las identidades colectivas es que estas  logran consolidarse mejor en contextos urbanos, los cuales permiten delimitarse como espacios de representación para múltiples identidades convencionales. Aquí la tecnología logra la función de eficientar dichos procesos. Para esos fines citadinos las más funcionales serian: trenes subterráneos,  vías y calles en superficie para trafico de vehículos,  sistemas de computo y de defensa, y aparatos de telecomunicación como el radio, la televisión y la telefonía.

La tecnología hace de la vida en ciudad algo logísticamente posible. Pero también refuerza las relaciones sociales y culturales que de ahí emanan, logrando reproducir y reforzar el discurso que hace de dicho contexto uno que vive  para si mismo. Esta forma de habitación contemporánea también facilita la homologación de los fines grupales, cualesquiera que estos sean. Una enorme oferta de símbolos, significados y motivaciones para nuestras vidas están disponibles y se proyectan desde pantallas de todo tipo. Y al parecer la tecnología es solo un paliativo para nuestras necesidades arquetípicas de magia, reminiscencias de aquella antigua forma de vida todavía añorada.

Somos conscientes de un yo convencional y de un nosotros compartido, pero la parte exterior controlada mediante la tecnología es una excelente manera de corroborar lo que interiormente sospechamos. La tecnología hace de cualquier grupo un mito artificialmente sostenido. Es por eso que las sociedades tradicionales detentan características más comunitarias que las modernas urbanizadas. Estas últimas hacen de la comunidad algo confuso, sustituyéndola con narrativas impersonales, que solo logran alinearse en momentos en que las tecnologías nos acercan, pero que solo lo hacen  durante el tiempo en que  la ilusión tecnológicamente sustentada lo permite.  Ulteriormente, la tecnología es el conducto y el sello de cualquier  pacto social.

Wednesday, 11 July 2012

La corrupción como sedimento institucional en México





Las llamadas teorías ‘macro sociológicas’   existen para explicar fenómenos sociales que van desde las estructuras típicas de una colectividad y sus instituciones hasta tratar de entender  los procesos históricos y los cambios  globales de las sociedades. Esto se contrasta con la ‘micro sociología’ que se refiere más a la Persona (agente) y su capacidad para la acción, la interacción social y las construcciones de sus motivaciones y  símbolos que le dan existencia y narrativa individual y/o colectiva.

* El estructuralismo y el funcionalismo – ambas  macro sociológicas – se refieren a distintas formas  de entender que lo mas determinante para cualquier sociedad es su sistema como agregado, y no las partes que lo componen.

El estructuralismo pregona que detrás de toda apariencia social – y de la supuesta existencia de narrativas individuales - existen estructuras. Pero es importante denotar que lo que hace esta teoría tenga sentido y aplicación practica, es que se concentre en describir como distintas entidades se relacionan entre si, en vez de intentar catalogar el enorme  numero de estructuras que pueden existir en cualquier momento. Lo que importa en si son las relaciones que forman parte del sistema - y como a su vez el sistema las conforma y reconforma -  y como los individuos que ocupan los puestos de un sistema solo reproducen la parte del sistema que les corresponde, como el pequeño tornillo  lo hace en función a la maquina de la cual forma parte. Lo que sucede aquí es que el agente solo completa una función predeterminada para la estructura misma que se reproduce en el tiempo. Comoquiera que sea, esta teoría no explica los fines que tiene cada estructura. Se limita a describir  el como es que existen estructuras. Pudiera decirse entonces que el fin es la estructura en si misma.

Un ejemplo de esto es que si uno formase parte de un equipo de fútbol estaría sacrificando su individualidad en pro del grupo, reproduciendo así las necesidades del dueño del equipo, siendo una de ellas posiblemente el prestigio. En este sentido al ejecutivo no le interesan las motivaciones personales que nos llevo a   unirnos a su equipo ( ya que seria muy costoso el investigarlo para cada integrante),  y en vez de ello el interés se vuelca en lo que el equipo como conjunto puede lograr. 

En este ejemplo podemos analizar como las narrativas de los individuos que forman el  equipo se ‘funden’ para hacer que funcione la estructura que los unió, y en ese sentido se convierten en productos narrativos de las relaciones que surgen del formar parte de dicho equipo como institución, la cual aglomera reglas y conductas que determinaran lo que es admisible para el equipo mismo, en detrimento lógico de la personalidad individual de sus elementos. La conducta de cada elemento, entonces, se explica más por el apego a los patrones estructurales que por motivaciones personales. El poder, ulteriormente, esta depositado en la relación estructural que se desprende de formar parte de un patrón determinado, y no como comúnmente lo hemos entendido - como el dominio de una persona sobre otra.

Un punto final y una critica importante hacia el estructuralismo es que no explica como surge el cambio social. Pero aunque el estructuralismo no permite acciones individuales y o grupales para cuestionarle, es obvio que el mundo social  cambia. Por otro lado, la respuesta en defensa de la teoría es que aunque el cambio social existe siempre es posible discernir estructuras detrás de cualquier sistema social. Lo único es que no nos dicen es   como y quien  participó  antes, durante  y después del cambio estructural. No hay que olvidar que el estructuralismo no se avoca a entender los fines o metas, solo nos relata que existen relaciones de poder intrínsecas a dichas estructuras.

El funcionalismo por su lado incluye también la poca o nula participación del agente como causa de la conducta social. En ese sentido, el individuo solo es una parte del todo, un parte disperso que actúa directamente (aunque sin consciencia de ello) para mantener al agregado integral del que forma parte. Pero a diferencia del estructuralismo el funcionalismo si trata sobre los fines. Un ejemplo obvio es la colmena de abejas en donde hay que trabajar y pelear para defender a la reina que reproduce más abejas para mantener ( ¿a ella? jaja) a la comunidad viva.  En este sentido los efectos - las necesidades colectivas - preceden a las causas, ya que estas ultimas son las que en este caso mantienen inconscientemente al sistema.  Su participación ‘funcional’ es individual y logra como agregado la estabilidad colectiva y la supervivencia del sistema.

Entonces la colmena solo sirve como analogía ya que esta logra el orden por si misma y lo hace de forma misteriosa. Pero para los sistemas humanos debemos incluir las intenciones y las motivaciones de quienes nos lideran como colectividades para lograr entender algo de lo social. Es obvio que esta última mención de un centro o una jerarquía ya incluye para nuestra especie a la consciencia. Entonces si presuponemos que los gobernantes saben lo que hacen y no informan a las participantes de ello, pudiese aseverarse que el funcionalismo en política es una especie de ventajismo efectuado por  los que detentan el poder.  Para esta visión la gente sin educación e información solo participaría como masa inerte para lograr los fines que los ‘educados’ tienen planeados para ellos. Y como esto presupone  consciencia e  intención clara de algunos para liderar a otros, no es necesario que la franquicia de la capacidad de decisión  sea extendida para todos.

El funcionalismo es obviamente conservador, ya que también deja fuera la posibilidad de cambio interno al sistema. El cambio puede venir del colapso natural que sobreviene a cualquier sistema, o pudiese venir desde fuera, como por ejemplo una agresión de vecinos o del medio ambiente mismo. Más aun, lo que se excluye por completo de esta teoría es una base motivacional de los participantes  y de reglas e instituciones públicamente reconocidas que generalmente sirven como refugio repetitivo de  normas  que solidifican la civilidad y el entendimiento colectivo. La claridad en los procesos sociales contradice al funcionalismo, ya que la transparencia y la existencia de información pudiesen representar una afronta a los intereses que desde arriba, o desde el centro, son fijados para las mayorías.

En este sentido las practicas repetitivas y reproducidas que se hacen a niveles de control pudiesen representar una especie de institucionalidad, pero su vigencia no es de corte público ni de conexión con alguna forma de sociedad civil. O sea, la corrupción puede ser una practica institucionalizada que directamente contradiga y usurpe  a  instituciones públicas vindicadas en el pacto social  como la Ley. Esto quiere decir que la corrupción bajo esta óptica es una manera sistemática y natural – y obviamente  institucionalizada - de hacer las cosas. Bien es sabido que la corrupción existe por doquier en el mundo, y que en muchos casos mantiene redes de influencia en operación  que son relativamente efectivas para las sociedades que las perpetúan.

Una síntesis de ambas teorías para explicar lo que sucede en México:

Desde la antigüedad existen justificaciones racionales para que algunos manden sobre otros. La función principal de los poderosos del sistema es mantenerse como tal  para el supuesto beneficio público. Pero el poder moderno y contemporáneo no radica únicamente en la fuerza, si no en la legitimidad que demuestra el gobernante mediante la utilización de formas económicas y sociales  efectivas.  Entonces la explicación fundamental estructural-funcionalista es que las elites oligárquicas – que incluyen al sector privado y a ordenes públicos – se han organizado en relaciones estructurales que buscan perpetuar su  control sobre las formas capitalistas que operan dentro de México, incluyendo las fluctuantes teorías e ideologías que los justifican.

En esta explicación las funciones son determinadas desde el centro (o arriba) y por eso se hace determinante aglutinar las relaciones sociales que mantengan esos intereses bien lubricados. En ese sentido los poderosos tienen claro que buscan y la alineación entre burócratas y oligarcas hace que se ‘formen’  estructuras. Como resultado las ‘altas funciones’ se perpetúan como patrones sociales.



El funcionalismo también es entendido como teoría del ‘consenso’ y esto quiere decir que el mismo puede darse de forma tacita, aunque raramente es inconsciente. La corrupción aquí es un subproducto, un mero acto que es necesario para alinearse con las formas de ‘hacer’ las cosas.  En este sentido esta ‘articulación de intereses’ si es intencionada, pero obviamente no es  públicamente compartida con una comunidad supuestamente representada. Pero esta forma de organizarse no es parte de una conspiración marxista - en el sentido de que conscientemente se busca dividir a la sociedad de forma desigual - si no que esto ultimo es un efecto no deseado e inesperado de  ese afán de creer que algunos son los ‘buenos y necesarios’ para lograr mantener ese orden que los flujos capitalistas y el intelecto económico corroboran.

Como existe un sistema capitalista que nos rebasa como individuos y países, se cree que alguien debe domarlo y tomar sus riendas en teórico beneficio de la sociedad. El día de hoy el neoliberalismo presume la idea que el crecimiento surge de las grandes corporaciones (piezas clave del engranaje estructural-funcional), ya que estas gradualmente escurren crecimiento y riqueza  a través de los diferentes niveles de la sociedad, logrando técnicamente llegar hasta abajo donde supuestamente  permean a todos.

Para estos fines es que los candidatos presidenciables y demás figuras políticas de peso cumplen ciertas funciones para el  ‘mantenimiento’ del sistema.  Es por eso que personas como Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera cumplen perfectamente el rol que se espera de ellos, así como lo hicieron en su momento otros políticos telegénica  y novelescamente estructurados – como López Portillo/Sasha Montenegro y  Salinas de Gortari/ Adela Noriega. Estos  detentan características que la oligarquía goza para si, y que cínicamente ofrece a la ciudadanía como base de la movilidad social. Y para esto hacen uso de su relación feudal y estructural con los medios de comunicación. El funcionalismo radica en la búsqueda de que todo funcione como relojito, siempre y cuando la gente en la periferia viva en la ilusión y la inconsciencia. Para estos fines es que se utiliza a la  des-educación como arma de ignorancia masiva, que obviamente es pieza clave para el sistema.

Por eso la base de este tipo de sistema es el consecuencialismo – el fin justifica los medios – ya que el fin siempre es la colectividad y sus grandes decisiones (epitomizadas en los lideres ilustrados que las detentan). Por eso la corrupción es un mal necesario para esta visión.  Tantos intereses y estructuras la hacen costeable - que en sus diferentes acepciones como el compadrazgo, el clientelismo, el nepotismo y el vil robo - mantiene a la maquinaria burocrática y oligárquica bien conectada,  pero en detrimento de las mayorías. 

Comoquiera que sea, es muy claro  que los niveles de desconfianza que vivimos hoy se han convertido en una amenaza al sistema mismo, ya que ha atraído demasiada atención publica hacia la corrupción institucionalizada, al grado de materializar una potencial amenaza de la población hacia el orden público. Pero la corrupción también esta canibalizando a los partidos, instituciones publicas, y empresas privadas. Se esta dando una competencia de toda índole por el control del capital y del poder para distribuirlo.

La cultura de la corrupción que practica la elite es también ‘funcional’ ya que   evita que alguien más llegue al poder buscando eliminar sus privilegios. No hay que olvidar que los que mandan se han justificado estructural y funcionalmente al frente de una visión social ‘apropiada’. Pero en realidad la ideología es secundaria al sistema capitalista global, que es el que teje la distribución (a grandes rasgos) de las oligarquías aquí y en otras latitudes del orbe. Con esto dicho podemos entender que nos somos los únicos que sufrimos de esto. Y esto no exime al resto de la sociedad que también puede ser corrupta. La única diferencia es que el policía que recibe la mordida no lo hace en afán de salvarse de los embates de las mayorías, como si lo es para la elite, que defiende sus interés en esa supuesta lucha en pro de la vigencia del capitalismo.

En este esquema la corrupción es entendida como el resultado medible de un patrón de conducta sedimentado y legitimado colectivamente, más que tratarse de un acto inmoral de individuos o grupos particulares con motivaciones particulares. En esta línea, y parafraseando a  Robert K. Merton, las función manifiesta de la corrupción es lubricar el engranaje que mantiene a las relaciones sociales como patrones estructurales operando. Y la función latente, resultante e inesperada es la de la pobreza, que hasta cierto punto es justificada en privado como un mal necesario de la sociedad. Esta  estratificación ‘natural’ es técnicamente  necesaria para maximizar las ganancias del capitalismo. Cabe resaltar que esta explicación de la corrupción no busca monopolizar el concepto. Es obvio que existen justificaciones y razones personales para la misma, pero en ese sentido, una enfoque micro sociológico seria lo mas apropiado para su análisis.

Regresando a la analogía original del funcionalismo, en ella las abejas no se dan cuenta que sirven a la reina, pero si estas tuviesen hambre pudiesen conspirar instintivamente contra ella. Pero por el lado humano bien es sabido que  la  radicalización de la miseria pone en entredicho al sistema mismo, como al grado en que esta se ha dado en México.

La critica más fácil a estas ideas estructurales-funcionalistas es que no dan posibilidad para el cambio y la acción individual. Pero lo más ingenuo es que nos condenan  a nosotros, supuestos participes inertes de todo esto, a ser meros receptáculos. Estas ideas nos  consignan al olvido motivacional, relegados en  orbitas  periféricas,  ruta  desde donde hacemos de la conformidad la base de nuestra perpetua sumisión. 

Thursday, 5 July 2012

Global-es / La incertidumbre que ha generado la eleccion


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La confianza institucionalizada ó el autoritarismo







Nuestros recipientes mentales se encargan de archivar todas las categorías que  nos definen, mismas que vamos  recopilando  a través de nuestras vidas. Es por eso que las identidades que presumimos sostener, son el resultado de memorias que hacen sentido en el presente, las cuales se justifican de forma retrospectiva. O sea, lo que creemos y aseveramos que somos se ancla en la ideas y conceptos de nosotros mismos, que están almacenadas como memorias en nuestra mentes. La función del ego aquí es fijarlas en el presente, para darnos una coherencia como narrativa personal e individual.

Comoquiera que sea, lo que experimentamos en cada momento nuevo puede ser percibido como tal, sin juicio. Pero generalmente lo que percibimos refuerza lo que ya tenemos, y ahí el lenguaje sirve para  adscribirle significados a lo que nos vamos topando en el camino,  para ser incluido  y administrado  mediante nuestra percepción.

La ventaja de la mente humana es que almacena muchísimo, pero la desventaja es que limita de igual manera, ya que el peligro de vivir de forma proyectiva - esperando que lo que percibimos cumpla nuestra expectativa - es algo muy limitante.  En pocas palabras, pensamos dentro de los limites de nuestro lenguaje, y lo que nos topamos en el camino es comprensible  o  desconocido de acuerdo a sus ‘características’, y  nuestra identificación  y  comprensión de ellas. Nuestro limitado ‘Yo’ se construye mediante el lenguaje, ya que cuando hacemos consciencia de ‘quien somos’, lo hacemos de acuerdo a conceptos que hemos estructurado mediante símbolos lingüísticos. Sin esto no existiría pensamiento,  y mucho menos identidades convencionales   ni  sociedad comunicativa. Somos seres primordialmente sociales. Con esto quiero decir que nuestra consciencia del yo – y su relación con otros ahí afuera - esta convencionalmente construida en forma de mapas conceptuales, que son el resultado de la suma de símbolos e ideas que se acomodan en algún lugar de nuestra psicología.

Pero la vida esta  llena de  permanentes y novedosas percepciones. Por eso existe una constante lucha, por un lado, entre lo que creemos que somos y conocemos, y por el otro, con lo que nos enfrentamos - y si eso  corrobora o  no lo que ya traemos. La seguridad ontologica (mejor entendida como el cuestionamiento sobre la naturaleza del ser) se refiere a la necesidad psicológica que tiene cada persona de comprobar constantemente que esas categorías y conceptos que le dan solidez a su identidad personal tienen sentido y resonancia con lo que se percibe desde el exterior.

Una de las funciones de las  identidades que se nos adjudican desde fuera, cualquiera de ellas, es precisamente evitar que carezcamos de significado individual, buscando con esto que formemos parte (sin mucha discusión) de la colectividad. Pero si estas identidades no tienen solidez (al no tener sentido o un referente claro), estas serán cuestionadas de forma interna y psicológica por la persona que las reproduce. En este sentido, no solo existen crisis existenciales por el simple hecho de que lo cuestionamos todo, si no porque lo que me vendieron como funcional no siempre lo hace de acuerdo a la realidad cambiante con que nos vamos enfrentando.

Este contexto sirve para entender el porque siempre ha existido alguien que nos maneja como individuos o grupos en pro del orden y la organización de metas colectivas. Entonces esto quiere decir que los liderazgos no solo son algo a lo que  hemos sido sujetos por generaciones de genética y biología compartida, si no que también se han legitimado de forma cultural. Es por eso que muchos justifican su poder sobre nosotros aseverando que la colectividad es más importante que el individuo, y que para manejarla mas eficientemente se vuelve necesario  que alguien lo haga por nosotros.

 No nos extrañe pues, en este contexto, que siempre han existido justificaciones y discursos para gobernarnos. Desde el Faraón y el Emperador como representantes divinos, hasta los sistemas republicanos con gobiernos representativos ‘democráticamente’ electos, la humanidad siempre ha sido controlada por unos cuantos. Pero este control no se anuncia como tal, si no que en su lugar utilizan  eufemismos denominados ‘libertades colectivas’, ya que supuestamente son fundamentales para nuestra supervivencia, y  siempre   comandadas y estructuradas por alguien que sabe más que nosotros.

De aquí surgen las instituciones:  tienen existencia propia y permanecen más allá de nuestra propia muerte. México no desaparece si tu mueres, lo único que se extingue eres tu con tu patriotismo. Comoquiera que sea, la vida institucional de la colectividad puede representar el refinamiento de la sociedad en turno, ya que las instituciones son repositorios que acumulan practicas sociales que se reproducen siguiendo instrucciones especificas y patrones y programas comprobados. Estos clusters de ideas  son niveles intermediarios de normas y  reglas  - entre la población y sus lideres – que  estructuran lo admisible para las personas que se organizan bajo su organización, a la vez que son formas de cultura que son absorbidas y reproducidas por todos los que se sujetan a ellas. 

 Las instituciones no solo representan la continuidad de la identidad colectiva, si no que también simbolizan un colchón donde se deposita la confianza que  la colectividad se tiene a si misma, como parte del pacto social que incluye a las autoridades y demás instituciones sociales. Las instituciones tienen vigencia objetiva – existen ahí afuera-, pero también subjetiva, ya que se emplazan dentro de la persona en sus psicología social. En esa sentido,  las instituciones no solo son la proyección de nuestras necesidades patriarcales de orden externo, como Freud implicaba, si no que  se ubican de forma simbólica dentro de nuestra psique,  formando parte del relieve de identidades con el cual nos justificamos permanentemente como seres sociales.

Entonces el mapa mental conceptual de la persona promedio se conforma de la plétora de identidades de las cuales participa en su vida.  Su nombre corresponde a la institución familiar, su apellido corresponde a la institucionalidad  generacional y sus expectativas,  el barrio corresponde (generalmente) a la identidad de clase, mientras la ciudad y la identidad nacional nos  otorgan  membresías gregarias  estereotípicas con relevancia mundial. El individuo común es heredero de todo este andamiaje, a la vez  que el lenguaje es el que administra su coherencia y continuidad. 

Es obvio que todas las identidades mencionadas tienen un origen externo al individuo, ya que se pueden identificar como estando ahí afuera - con existencia propia -  antes del desarrollo de nuestra propia opinión sobre ellas. Pero también es cierto que simultáneamente somos portadores de dichas instituciones,  ya que las cargamos hacia donde vamos de forma psicológico-social, conformando el relieve de lo que somos o con la narrativa que hacemos referencia al nombrarnos como entidades independientes.. Entonces nuestro perfil psicológico se compone de las ideas y conceptos  mas básicos que usamos para referirnos a nosotros mismos, pero también se complementa con la  relevancia que tienen la identidades colectivas que portamos como seres sociales - como el lenguaje, la cultura y el conjunto de instituciones que organizan el mundo social y simbólico que conformamos en nuestras mentes y que utilizamos en nuestra participación hacia con la colectividad.

 Siguiendo esta línea, las fronteras del mapa conceptual que esta dibujado en nuestra psicología social, es delimitado por las instituciones mismas con las que nos relacionamos (como la familia, la escuela, los medios de comunicación, la ideología, el discurso, et cetera).   Por eso se vuelve tan difícil el ponerse en el lugar del otro, dado que la cultura es una forma institucional que opera como una especie de frontera que nos define exhaustivamente, pero que también nos separa de otros que en contraposición sufren lo mismo - por ser repetidores de  convenciones similares.

Las   identidades que portamos deben refrendarse con significantes simbólicos a cada momento para que  hagan sentido. Esto quiere decir que las reglas, normas, leyes y demás  practicas sociales  deben tener relevancia para el individuo, ya que si no lo hacen, desarrollaremos  lo que  el sociólogo francés Emile Durkheim  alguna vez llamo anomia: la ruptura  o confusión que provoca la ausencia de reglas y el no respeto colectivo de normas sociales.  Lo que resulta es el caos social. Pero la contraparte de la anomia  tampoco es la fusión total del individuo con las instituciones, reglas y normas que están ahí afuera, ya que si este fuera el caso, su psicología y narrativa propia se fundirían completamente en lo colectivo, eliminando la posibilidad de una narrativa y vida propia.

Lo que el individuo desarrolla como mecanismo psicológico-social para mediar entre su persona y lo externo es la confianza. Este puente entre lo personal/psicológico y lo colectivo/externo es lo que nos permite ser nosotros mismo sin fundirnos en los otros, como también el  participar simultáneamente con ellos. Si yo confío que el otro se detendrá en el semáforo en rojo, doy eso por hecho y paso a otra cosa. Esta forma de seguridad ontológica es fundamental para la paz mental y el funcionamiento colectivo, ya que se logra un exitoso  enlace entre los mundos privados y públicos, logrando la participación del individuo en ambas esferas - en donde utiliza, intercambia y negocia con sus distintas identidades - en la búsqueda de una vida mínimamente funcional y satisfactoria.

La confianza es una forma de metabolizar las normas, reglas y leyes  sociales sin tener que recurrir a la fuerza ni a la violencia para su entendimiento y puesta en practica. Se llevan a cabo porque se sabe que es  la forma más racional de funcionar en comunidad, pero también de respetar lo que a todos les corresponde públicamente.

Pero la peculiaridad de la confianza es que no puede forzársele al individuo siguiendo un programa de tiempos determinados; este la desarrolla de forma personal. Es realmente un misterio como es que la confianza surge, pero la sospecha a voces es que la confianza se difunde mediante practicas congruentes - y que las instituciones como las educativas pueden participar de dicho proceso desarrollador.  Pero tampoco se puede indoctrinar a alguien  directamente en ello y esperar  resultados sutiles. Lo que si sabemos a plena certeza es como se pierde  la confianza, forma  muy similar y analógica a como se destruye una  reputación positiva.

Hoy en día existen sociedades – como las escandinavas - que realmente hacen de la confianza la base de la funcionalidad de sus vidas colectivas. En este sentido, se tiene confianza de quien hace las cosas, y de las instituciones que los refrendan a todos, como parte de un consciente colectivo que trabaja por el bien común del organismo social. Es así que la confianza se contagia, hasta que logra institucionalizarse, formando un pilar dentro de cualquier arreglo institucional que obviamente (y de forma sutil) incluye a las autoridades.

Podemos inferir que la confianza deviene a sociedades e individuos que tienen un nivel de consciencia que ha hecho de la misma la base abstracta (que no se ve) y  racional de su funcionamiento colectivo. Y aunque al final la razón de Estado y su monopolio sobre el uso de la fuerza es lo que impera en toda relación de poder humana, es mucho más civilizado el haber sublimado esta dura realidad, habiéndola canjeado por la confianza como virtud para mantener lubricado a cualquier orden colectivo. 

La autonomía personal y el respeto de las libertades individuales se vuelven clave para que la confianza haga reverberancia con lo colectivo. Si yo confío en que el otro - incluyendo la autoridad- respetará el orden acordado, es muy factible que la vida se mantenga civilizada por mucho tiempo. Un sistema que respete esto refuerza asertivamente a sus miembros, y abre espacios para el desarrollo de los individuos tanto como de los grupos que conforman la colectividad.

Pero en los casos en que el orden institucional se ha desquebrajado – por falta de confianza crónica – el resultado será la utilización de medios alternativos por los poderosos, que siempre estarán en la búsqueda cortoplazista de asegurarse firmemente como Estado legitimo sobre la ciudadanía, aunque la realidad social ya lo haya  rebasado. Esto es una forma  de  fascismo, ya que el que supuestamente sabe más que otros depende de la mentira y de la limitación a las libertades personales y civiles para hacérselo ver a esos que no ‘saben’.  El fin justifica los medios, dicen por ahí.

Si la economía (forma institucionalizada de distribuir el poder y los recursos) no funciona o es injusta con las mayorías, el Estado tendera a evitar enfrentar esa realidad. Para esto existe la propaganda, que es una manera de buscar realzar una imagen de manera simbólica. La propaganda - y el uso excesivo de los medios de comunicación y el autoritarismo -  son utilizados en el afán de reforzar el mundo subjetivo de normas e instituciones que supuestamente funcionan desde  afuera y sin las cuales supuestamente se imposibilita cualquier cauce civilizado. Básicamente, la propaganda se difunde   de forma discursiva, mediante el énfasis en el lenguaje y en ciertos símbolos que técnicamente lo aseveran a nivel psicológico-social. Esto quiere decir que aunque en la practica una institución este fallando, es posible modificar la percepción que de ella se tiene.

Esto funciona con todo tipo de identidades a las cuales somos sujetos. Un ejemplo obvio fue la utilización de la propaganda masiva Nazi, que logro galvanizar al pueblo alemán a que apoyase una ideología monstruosa. Otro ejemplo más cercano es la ‘guerra contra el mal’ que venimos librando por largo tiempo en México. La constante repetición de mensajes simbólicos es a veces más poderoso que la realidad que esta detrás de dicho mensaje. En ese caso puede no solo esconderla, si no que puede modificar la percepción de la realidad que el publico sostiene.

Pero lo que hay que entender, ulteriormente, es que la propaganda es solo un paliativo retardador - que logra mantener una ilusión mientras el espectador la sostenga. Y eso, estimado lector, es lo que ha estado pasando en México durante los ultimas décadas. Hemos estado viviendo una telenovela mediaticamente sostenida, que en muchísimos sentidos no corresponde a la realidad de las mayorías. El Estado ha venido intentando legitimarse como autoritario ante una crisis social profunda, y para eso se ha servido de su relación feudal con los medios de comunicación. 

Solo es cuestión de desconectar la mente, y de aflojar nuestras identidades que nos mantienen aferrados a una realidad simbólica y discursiva ilusoria, para lograr observar con el corazón lo que a nuestros alrededores acontece.

Tuesday, 3 July 2012

Charla sobre xenofobia y multiculturalismo

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La Empatía y el Multiculturalismo







Más que ser producto de la ignorancia, creo que el racismo y el clasismo son resultado de la falta de empatía que tenemos hacia  los demás.

Las emociones de las personas son sublimadas como parte del proceso que los lleva a formar grupos. Pero las emociones son aun más limitadas y reprimidas para las necesidades ordenadas de civilización (según Sigmund Freud), ya que la modernidad y el orden racional se montan sobre esa base emocional. Esto porque técnicamente para que funcione dicha  civilización colectiva no es necesario que individualmente  expresemos nuestras emociones en un espacio público.

Es por esto que el racismo, el clasismo y  demás chovinismos y estigmas  serian bajo esta óptica un mecanismo de defensa emocional, que es empleado más que nada contra el OTRO, el diferente, ya que este otro por el simple hecho de serlo representa un espejo en donde pudiésemos vernos tal cual somos. Bajo esta óptica el otro como espejo refleja los limites de una visión cultural cerrada -  pero vendida como necesaria -  para la civilización y la patria.

Y en vez de vernos en el espejo preferimos evitar cuestionarnos en nuestra intención de mantener nuestra  identidad sólida y certera, evitando hacer juicios sobre la cultura que nos lo refuerza.  Preferimos  atacar al que representa lo diferente a lo que se nos enseñó a seguir. Es aquí donde resaltamos las características del otro que lo hacen distinto,  donde se vuelve mas fácil atacar lo más obvio y evidente que aquel representa, en vez de tratar de emplear la empatía para buscar comprenderlo y aceptarlo desde su presencia única. Ulteriormente las características raciales especificas no son atacadas en si, si no que estas facilitan la construcción de una defensa mas efectiva, al ser lo diferente algo inversamente proporcional  a lo que creemos que somos y que nuestra cultura constantemente nos refuerza.

En esta misma línea podemos colocar a las estructuras culturales para analizar como es que las mismas se reproducen al nivel de la psicología social de las personas. La cultura es un sistema complejo de indoctrinación que trae como resultado la unión y la homologación social de grupos humanos. Pero también es cierto que para lograrlo estas limitan algunas energías y disposiciones individuales en pro de lo colectivo. Por ejemplo, Freud decía que la culpa era un mecanismo de defensa que el individuo había desarrollado en respuesta a la ansiedad que le causaba el sentirse uno mas de la colectividad. Eso quiere decir que según el, la civilización funcional y ordenada moderna esconde detrás de ella a muchas personas  insatisfechas,  por la falta de individualidad y autenticidad que esa vida en sociedad colectiva conlleva.

Es por eso que las emociones que se sublimaron para hacernos ‘formar parte’ de algo mayor que nosotros – como lo es una sociedad con una cultura especifica y diferenciadota de otras – impiden el desarrollar la empatía para  ponernos en los zapatos de otros. Entonces creo que el multiculturalismo – esa política pública que busca que los diferentes grupos étnicos y culturales convivan en espacios compartidos - fracasa básicamente por el hecho de que se busca que la  inclusión de las diferencias suceda a nivel social y político. O sea, que la solución que proponen va en función de  como se han hecho las cosas con anterioridad, planteando la aceptación del otro como algo colectivo/ racional mas que algo  personal/emocional.

El problema radica en que muchas veces este tipo de políticas buscan que la gente de la cultura sede logre integrarse con otras, pero lo hace de manera discursiva, planteando la posibilidad de entender al otro desde su propia cultura. O sea, que lo ambicioso de este visión recae en  que espera que la ciudadanía aprenda fragmentos o totalidades culturales ajenas, y es aquí donde muestra su debilidad, ya que  lograr el interés de alguien sobre otra cultura es difícil,  esto porque previa y simultáneamente se nos mantuvo en la ilusión de que nuestra cultura es la base fundamental para el funcionamiento de nuestra propia comunidad, nación y patria. Entonces la  persona tiene que reflexionar sobre el hecho de que el o ella es propietario de una identidad cultural que se le presumió como única, a la vez que supuestamente debe prescindir hasta cierto punto de ella para lograr ver, aceptar, y hasta cierto punto integrar la de otros.

Lo positivo de una cultura única y distinta es que logra conformar grupos complejos bajo fines similares. Pero su lado negativo es que nos dificulta el desarrollo personal, ya que el formar parte de algo mayor a nosotros se logra gracias al control de nuestras emociones fundamentales,  que  nos dificultan el sentir  la empatía hacia otros. Para que el multiculturalismo funcione debiese de evitar el tratar de forzar, indoctrinar o convencer a la gente a que se interesen en el otro y su cultura  de forma practica y pragmática. Pero curiosamente la empatía no es una política pública, si no una decisión  personal del individuo. Y la ventaja de estar consciente de ello es que podemos buscar desarrollarla sin la necesidad de sacrificar ninguna forma de identidad que hayamos elegido para nosotros.

Al final la paradoja de la utilización  de la empatia como virtud humana/personal es que se encuentra en un estadio anterior al desarrollo racional del individuo - que esta imitando y reproduciendo una cultura especifica en afán social y civilizatorio. Y por esto es difícil desarrollarla cuando seguimos una identidad cultural inconscientemente.  Es por eso, irónicamente, que el deconstruir convencionalmente esa identidad cultural fija -  que mentalmente tiene sentido en un contexto cerrado - es esencial para lograr darnos cuenta de que el otro experimenta lo mismo y que simple y sencillamente también desea lo mismo que nosotros -  el ser feliz. Pero pues el permitir que los individuos despierten en detrimento de una cultura limitante suele ser contradictorio para el patriarca representativo de nuestra cultura que ha invertido muchísimo en ella. De nosotros depende, pues, el cuestionarlo todo en búsqueda de la comunidad perdida.

Monday, 2 July 2012

La intención dirigida y el despertar de la consciencia





Todos sabemos que no se puede vivir sin   expectativas, ya que suelen ser la justificación  de la conducta. ¿Para que motivarnos a hacer algo si no se obtendrán los  resultados deseados?

Pero para entender esto en la practica se tienen que analizar  algunas estructuras básicas que determinan su funcionamiento.

Primero la motivación. Esta suele ser la base de todo, ya que sin ella no seriamos más que seres inertes. Pero en la practica es muy difícil darse cuenta claramente de que nos motiva, como también nos es complicado distinguir si las motivaciones son producto de la reflexión, o si están compuestas de  emociones, impulsos y necesidades  inconscientes. Yo creo que es difícil concluir que las motivaciones de la conducta están libres de influencia. Pero de que nos movilizan a la acción no cabe duda.

Después vienen las  expectativas, que son ideas o  conceptos que construimos en nuestra mente en relación a lo que podemos esperar del acto de hacer algo. Estas son el resultado del condicionamiento psicológico y de la experiencia de haber obtenido cosas y resultados gracias a ellas. Las expectativas no existirían si no hubiese ya un record cultural de su obtención por otros y  un  historial personal de ellas para nosotros. Vivir creyendo que su cumplimiento es posible es parte de ser humano. Pero las resultados a las expectativas no dependen de nosotros, en su mayoría.

Lo peligroso es que las motivaciones y las expectativas  se combinen inconscientemente, y si este es el caso, pues estaremos viviendo nuestras vida como proyección propia, siendo esta una receta segura para el sufrimiento. El pegamento de esta alianza será el ego, que hará de su poder el obstáculo mayor para la aceptación de que las cosas no son siempre como queremos - y por ende nos estancaremos en el desarrollo personal. Esto porque el ego busca centralizarlo todo en pro de una personalidad supuestamente sólida y bien definida.

Por eso la intención – especialmente la focalizada – es mucho mas que la simple síntesis de la motivación/expectativa.  La intención es una operación mental, obviamente, pero también es una prueba del poder de la consciencia en nosotros. Y aunque la intención no esta ajena de la influencia del ego, el poder dirigirla le permite a la persona el observarse a si mismo  - en la búsqueda de distinguir su voluntad y libre albedrío de las expectativas y motivaciones que pueden enturbiarla. Muy diferente es esto - en donde uno se da cuenta que tiene voluntad o libre albedrío - a decir que las conductas están orientadas a obtener todo lo que se desea, y que el mundo exterior debe sujetarse a ello.

Otra ventaja de dirigir la intención es que se le puede limpiar de las emociones que la motivación y la expectativa traen consigo  como bagaje - producto de la  personalización que el ego asegura como función primaria. Siguiendo esta línea, la intención opera como una especie de depurador -  que logra separarla y diferenciarla de las motivaciones/expectativas. Pero la intención también es una herramienta fundamental en el gradual descubrimiento de uno mismo, camino que incluye el despertar hacia el descubrimiento de lo que nos motiva, y como esto no es lo mismo que lo que esperamos que nos suceda del exterior.

Esta separación de la motivación y la expectativa no solo es sana para la psique, es clave para crecer espiritualmente. Si todo lo que esperamos es para satisfacer nuestras necesidades, el despertar de la intención servirá para darnos cuenta de lo fútil de ese camino. Esto pudiese ayudar a  refinar este proceso, buscando eficientar lo que buscamos y  mejor manejar lo que esperamos. En pocas palabras, la intención no prescinde completamente de emociones, pero logra identificarlas como ajenas. Si hemos hecho de nuestras expectativas una fantasía emocional es porque no  hemos separado la consciencia de ello. En ese sentido, estaremos viviendo en la esperanza perpetua del vivir atados a nuestras emociones, impulsos y fantasías provenientes de una motivación desenfrenada. Pero esto no quiere decir que las emociones, la  fantasía o un sueño no sean caminos sinceros ni que puedan convertirse en realidad. Lo importante seria hacer de la intención la plataforma para estas, y no dejarlas como motivaciones ideales únicamente.

Y la forma de poner toda esta abstracción en practica es mediante el manejo de las reacciones ante los resultados no obtenidos de nuestras expectativas. En vez de enojarnos, bloquearnos y culparnos, mejor seria transformar la reacción en respuesta, en donde el que toma el mando consciente de las decisiones es el mismo centro que  en primera instancia genera las intenciones y los decretos. El hogar de la insatisfacción esta lleno de  motivaciones y expectativas no resueltas e incomprendidas. La clave, entonces, radica  en evitar que el enojo producto de una expectativa no lograda se dispare de forma inconsciente, obstaculizando el flujo consciente en nuestro  camino hacia la aceptación.

La reacción hunde a la consciencia  en el pantano de la motivación frustrada, mientras la respuesta la coloca en el nivel de la aceptación.  De ahí se puede transitar más sutilmente a la voluntad y el libre albedrío. Al no ser emocional la respuesta, esta le permita estar mas cerca del laboratorio de la intención, desde donde se programara la siguiente expectativa. El limpiar la intención de motivaciones y expectativas le dará  la posibilidad al individuo de  ver que el resultado de las cosas  que espera no depende de el. Así se podrá percatar que la expectativa es, en muchos sentidos, la proyección no cuestionada de las motivaciones propias, las cuales son colonizadas por el ego en búsqueda de la justificación de los actos personales.


Entre menos obstáculos le pongamos a nuestra intención/voluntad mas rica será nuestra personalidad y su expresión. Mas aun, mejor equipados estaremos ante los embates de la realidad que desde afuera nos condiciona a adaptarnos o sufrir eternamente. La intención toma el control del péndulo para moverse conscientemente, oscilando entre  la motivación y las expectativas en nuestras vidas.