Las llamadas teorías ‘macro
sociológicas’ existen para
explicar fenómenos sociales que van desde las estructuras típicas de una
colectividad y sus instituciones hasta tratar de entender los procesos históricos y los
cambios globales de las
sociedades. Esto se contrasta con la ‘micro sociología’ que se refiere más a la
Persona (agente) y su capacidad para la acción, la interacción social y las
construcciones de sus motivaciones y
símbolos que le dan existencia y narrativa individual y/o colectiva.
* El estructuralismo y el
funcionalismo – ambas macro
sociológicas – se refieren a distintas formas de entender que lo mas determinante para cualquier sociedad
es su sistema como agregado, y no las partes que lo componen.
El estructuralismo pregona que detrás de toda
apariencia social – y de la supuesta existencia de narrativas individuales -
existen estructuras. Pero es importante denotar que lo que hace esta teoría
tenga sentido y aplicación practica, es que se concentre en describir como
distintas entidades se relacionan entre si, en vez de intentar catalogar el
enorme numero de estructuras que
pueden existir en cualquier momento. Lo que importa en si son las relaciones
que forman parte del sistema - y como a su vez el sistema las conforma y
reconforma - y como los individuos
que ocupan los puestos de un sistema solo reproducen la parte del sistema que
les corresponde, como el pequeño tornillo
lo hace en función a la maquina de la cual forma parte. Lo que sucede
aquí es que el agente solo completa una función predeterminada para la
estructura misma que se reproduce en el tiempo. Comoquiera que sea, esta teoría
no explica los fines que tiene cada estructura. Se limita a describir el como es que existen estructuras.
Pudiera decirse entonces que el fin es la estructura en si misma.
Un ejemplo de esto es que si uno
formase parte de un equipo de fútbol estaría sacrificando su individualidad en
pro del grupo, reproduciendo así las necesidades del dueño del equipo, siendo
una de ellas posiblemente el prestigio. En este sentido al ejecutivo no le
interesan las motivaciones personales que nos llevo a unirnos a su equipo ( ya que seria muy costoso el
investigarlo para cada integrante),
y en vez de ello el interés se vuelca en lo que el equipo como conjunto
puede lograr.
En este ejemplo podemos analizar
como las narrativas de los individuos que forman el equipo se ‘funden’ para hacer que funcione la estructura que
los unió, y en ese sentido se convierten en productos narrativos de las
relaciones que surgen del formar parte de dicho equipo como institución, la
cual aglomera reglas y conductas que determinaran lo que es admisible para el
equipo mismo, en detrimento lógico de la personalidad individual de sus elementos.
La conducta de cada elemento, entonces, se explica más por el apego a los
patrones estructurales que por motivaciones personales. El poder,
ulteriormente, esta depositado en la relación estructural que se desprende de
formar parte de un patrón determinado, y no como comúnmente lo hemos entendido
- como el dominio de una persona sobre otra.
Un punto final y una critica
importante hacia el estructuralismo es que no explica como surge el cambio
social. Pero aunque el estructuralismo no permite acciones individuales y o
grupales para cuestionarle, es obvio que el mundo social cambia. Por otro lado, la respuesta en
defensa de la teoría es que aunque el cambio social existe siempre es posible
discernir estructuras detrás de cualquier sistema social. Lo único es que no
nos dicen es como y
quien participó antes, durante y después del cambio estructural. No
hay que olvidar que el estructuralismo no se avoca a entender los fines o
metas, solo nos relata que existen relaciones de poder intrínsecas a dichas
estructuras.
El funcionalismo por su lado incluye también la
poca o nula participación del agente como causa de la conducta social. En ese
sentido, el individuo solo es una parte del todo, un parte disperso que actúa
directamente (aunque sin consciencia de ello) para mantener al agregado
integral del que forma parte. Pero a diferencia del estructuralismo el
funcionalismo si trata sobre los fines. Un ejemplo obvio es la colmena de
abejas en donde hay que trabajar y pelear para defender a la reina que reproduce
más abejas para mantener ( ¿a ella? jaja) a la comunidad viva. En este sentido los efectos - las
necesidades colectivas - preceden a las causas, ya que estas ultimas son las
que en este caso mantienen inconscientemente al sistema. Su participación ‘funcional’ es
individual y logra como agregado la estabilidad colectiva y la supervivencia
del sistema.
Entonces la colmena solo sirve
como analogía ya que esta logra el orden por si misma y lo hace de forma
misteriosa. Pero para los sistemas humanos debemos incluir las intenciones y
las motivaciones de quienes nos lideran como colectividades para lograr
entender algo de lo social. Es obvio que esta última mención de un centro o una
jerarquía ya incluye para nuestra especie a la consciencia. Entonces si
presuponemos que los gobernantes saben lo que hacen y no informan a las
participantes de ello, pudiese aseverarse que el funcionalismo en política es
una especie de ventajismo efectuado por
los que detentan el poder.
Para esta visión la gente sin educación e información solo participaría
como masa inerte para lograr los fines que los ‘educados’ tienen planeados para
ellos. Y como esto presupone
consciencia e intención
clara de algunos para liderar a otros, no es necesario que la franquicia de la
capacidad de decisión sea
extendida para todos.
El funcionalismo es obviamente
conservador, ya que también deja fuera la posibilidad de cambio interno al
sistema. El cambio puede venir del colapso natural que sobreviene a cualquier
sistema, o pudiese venir desde fuera, como por ejemplo una agresión de vecinos
o del medio ambiente mismo. Más aun, lo que se excluye por completo de esta
teoría es una base motivacional de los participantes y de reglas e instituciones públicamente reconocidas que
generalmente sirven como refugio repetitivo de normas que
solidifican la civilidad y el entendimiento colectivo. La claridad en los
procesos sociales contradice al funcionalismo, ya que la transparencia y la
existencia de información pudiesen representar una afronta a los intereses que
desde arriba, o desde el centro, son fijados para las mayorías.
En este sentido las practicas
repetitivas y reproducidas que se hacen a niveles de control pudiesen
representar una especie de institucionalidad, pero su vigencia no es de corte
público ni de conexión con alguna forma de sociedad civil. O sea, la corrupción
puede ser una practica institucionalizada que directamente contradiga y
usurpe a instituciones públicas vindicadas en el pacto social como la Ley. Esto quiere decir que la
corrupción bajo esta óptica es una manera sistemática y natural – y
obviamente institucionalizada - de
hacer las cosas. Bien es sabido que la corrupción existe por doquier en el
mundo, y que en muchos casos mantiene redes de influencia en operación que son relativamente efectivas para
las sociedades que las perpetúan.
Una síntesis de ambas teorías
para explicar lo que sucede en México:
Desde la antigüedad existen
justificaciones racionales para que algunos manden sobre otros. La función
principal de los poderosos del sistema es mantenerse como tal para el supuesto beneficio público.
Pero el poder moderno y contemporáneo no radica únicamente en la fuerza, si no
en la legitimidad que demuestra el gobernante mediante la utilización de formas
económicas y sociales efectivas. Entonces la explicación fundamental
estructural-funcionalista es que las elites oligárquicas – que incluyen al
sector privado y a ordenes públicos – se han organizado en relaciones
estructurales que buscan perpetuar su
control sobre las formas capitalistas que operan dentro de México,
incluyendo las fluctuantes teorías e ideologías que los justifican.
En esta explicación las
funciones son determinadas desde el centro (o arriba) y por eso se hace
determinante aglutinar las relaciones sociales que mantengan esos intereses
bien lubricados. En ese sentido los poderosos tienen claro que buscan y la
alineación entre burócratas y oligarcas hace que se ‘formen’ estructuras. Como resultado las ‘altas
funciones’ se perpetúan como patrones sociales.
El funcionalismo también es
entendido como teoría del ‘consenso’ y esto quiere decir que el mismo puede
darse de forma tacita, aunque raramente es inconsciente. La corrupción aquí es
un subproducto, un mero acto que es necesario para alinearse con las formas de
‘hacer’ las cosas. En este sentido
esta ‘articulación de intereses’ si es intencionada, pero obviamente no es públicamente compartida con una
comunidad supuestamente representada. Pero esta forma de organizarse no es parte
de una conspiración marxista - en el sentido de que conscientemente se busca
dividir a la sociedad de forma desigual - si no que esto ultimo es un efecto no
deseado e inesperado de ese afán
de creer que algunos son los ‘buenos y necesarios’ para lograr mantener ese
orden que los flujos capitalistas y el intelecto económico corroboran.
Como existe un sistema
capitalista que nos rebasa como individuos y países, se cree que alguien debe
domarlo y tomar sus riendas en teórico beneficio de la sociedad. El día de hoy
el neoliberalismo presume la idea que el crecimiento surge de las grandes
corporaciones (piezas clave del engranaje estructural-funcional), ya que estas
gradualmente escurren crecimiento y riqueza a través de los diferentes niveles de la sociedad, logrando
técnicamente llegar hasta abajo donde supuestamente permean a todos.
Para estos fines es que los
candidatos presidenciables y demás figuras políticas de peso cumplen ciertas
funciones para el ‘mantenimiento’
del sistema. Es por eso que personas
como Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera cumplen perfectamente el rol que se
espera de ellos, así como lo hicieron en su momento otros políticos
telegénica y novelescamente
estructurados – como López Portillo/Sasha Montenegro y Salinas de Gortari/ Adela Noriega.
Estos detentan características que
la oligarquía goza para si, y que cínicamente ofrece a la ciudadanía como base
de la movilidad social. Y para esto hacen uso de su relación feudal y estructural
con los medios de comunicación. El funcionalismo radica en la búsqueda de que
todo funcione como relojito, siempre y cuando la gente en la periferia viva en
la ilusión y la inconsciencia. Para estos fines es que se utiliza a la des-educación como arma de ignorancia
masiva, que obviamente es pieza clave para el sistema.
Por eso la base de este tipo de
sistema es el consecuencialismo – el fin justifica los medios – ya que el fin
siempre es la colectividad y sus grandes decisiones (epitomizadas en los
lideres ilustrados que las detentan). Por eso la corrupción es un mal necesario
para esta visión. Tantos intereses
y estructuras la hacen costeable - que en sus diferentes acepciones como el
compadrazgo, el clientelismo, el nepotismo y el vil robo - mantiene a la
maquinaria burocrática y oligárquica bien conectada, pero en detrimento de las mayorías.
Comoquiera que sea, es muy claro que los niveles de desconfianza que vivimos hoy se han convertido en una amenaza al sistema mismo, ya que ha atraído demasiada atención publica hacia la corrupción institucionalizada, al grado de materializar una potencial amenaza de la población hacia el orden público. Pero la corrupción también esta canibalizando a los partidos, instituciones publicas, y empresas privadas. Se esta dando una competencia de toda índole por el control del capital y del poder para distribuirlo.
Comoquiera que sea, es muy claro que los niveles de desconfianza que vivimos hoy se han convertido en una amenaza al sistema mismo, ya que ha atraído demasiada atención publica hacia la corrupción institucionalizada, al grado de materializar una potencial amenaza de la población hacia el orden público. Pero la corrupción también esta canibalizando a los partidos, instituciones publicas, y empresas privadas. Se esta dando una competencia de toda índole por el control del capital y del poder para distribuirlo.
La cultura de la corrupción que
practica la elite es también ‘funcional’ ya que evita que alguien más llegue al poder buscando
eliminar sus privilegios. No hay que olvidar que los que mandan se han justificado
estructural y funcionalmente al frente de una visión social ‘apropiada’. Pero
en realidad la ideología es secundaria al sistema capitalista global, que es el
que teje la distribución (a grandes rasgos) de las oligarquías aquí y en otras
latitudes del orbe. Con esto dicho podemos entender que nos somos los únicos
que sufrimos de esto. Y esto no exime al resto de la sociedad que también puede
ser corrupta. La única diferencia es que el policía que recibe la mordida no lo
hace en afán de salvarse de los embates de las mayorías, como si lo es para la
elite, que defiende sus interés en esa supuesta lucha en pro de la vigencia del
capitalismo.
En este esquema la corrupción es
entendida como el resultado medible de un patrón de conducta sedimentado y
legitimado colectivamente, más que tratarse de un acto inmoral de individuos o
grupos particulares con motivaciones particulares. En esta línea, y
parafraseando a Robert K. Merton,
las función manifiesta de la corrupción es lubricar el engranaje que mantiene a
las relaciones sociales como patrones estructurales operando. Y la función
latente, resultante e inesperada es la de la pobreza, que hasta cierto punto es
justificada en privado como un mal necesario de la sociedad. Esta estratificación ‘natural’ es técnicamente necesaria para maximizar las ganancias
del capitalismo. Cabe resaltar que esta explicación de la corrupción no busca
monopolizar el concepto. Es obvio que existen justificaciones y razones
personales para la misma, pero en ese sentido, una enfoque micro sociológico
seria lo mas apropiado para su análisis.
Regresando a la analogía
original del funcionalismo, en ella las abejas no se dan cuenta que sirven a la
reina, pero si estas tuviesen hambre pudiesen conspirar instintivamente contra
ella. Pero por el lado humano bien es sabido que la
radicalización de la miseria pone en entredicho al sistema mismo, como
al grado en que esta se ha dado en México.
La critica más fácil a estas
ideas estructurales-funcionalistas es que no dan posibilidad para el cambio y
la acción individual. Pero lo más ingenuo es que nos condenan a nosotros, supuestos participes
inertes de todo esto, a ser meros receptáculos. Estas ideas nos consignan al olvido motivacional,
relegados en orbitas periféricas, ruta desde
donde hacemos de la conformidad la base de nuestra perpetua sumisión.
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