‘‘Introduciré una autorización para el uso de la fuerza militar contra ISIS que no este limitada por tiempo, geografía o recursos’’
Lindsey Graham (1955- ) Senador de los EUA
El legislativo está dispuesto a sacrificar su legítima representación para defender la hegemonía global de Washington.
La autorización para el uso de la fuerza militar (AUFM) técnicamente le otorga poderes tiránicos al ejecutivo, ya que este podrá hacer la guerra sin el consentimiento del Congreso, institución que bajo condiciones normales autoriza cualquier intervención bélica.
De hecho Obama ha venido rompiendo sus promesas pacifistas lanzando más guerras que el mismo George W. Bush, para ello se ha apoyado de la AUFM otorgada a Bush en 2001, la cual en teoría se autorizó para combatir a Al-Qaeda, grupo que en esas fechas fue propagandeado como la amenaza global del momento.
Las razones detrás de la agresiva intención de actualizar la AUFM contra el ISIS son tres. Primero que nada es darle un marco legal a la cruzada contra el ISIS, ya que Obama rompe la ley al abusar de los poderes otorgados a Bush. La segunda tiene que ver con la construcción simbólico-lingüística de un nuevo enemigo y chivo expiatorio convencional. Y aunque en la práctica Al-Qaeda e ISIS son casi lo mismo, el establishment estadounidense busca presentar ambas amenazas como distintas. Saben que algún día la historia los juzgará por sus excesos, y por eso es que manipulan el discurso político para suavizar el impacto mediático.
La tercera razón es la más importante, y tiene que ver con la urgencia de prevenir que un embalado Oriente consolide su control de los recursos energéticos y financieros del mundo. Saben que si no le ponen un alto a Putin en Medio Oriente y a Xi Jinping en el Mar de la China Meridional se aceleraría el fin del dominio planetario del Tío Sam.
Lo más increíble de la nueva AUMF, que Obama viene solicitando desde el año pasado, es que no tendría límites de ningún tipo. En esta línea, el Senador demócrata Christoper Murphy dijo que dicha autorización es ‘esencialmente una declaración de ley marcial internacional, una dramática transferencia de poder militar al Presidente, que le permitirá enviar tropas a cualquier lugar del mundo, por casi cualquier razón, con absolutamente ninguna limitación’.
Todo hace sentido, estimado lector. Ahora que Washington ha perdido su autoridad moral en Medio Oriente y el mundo, y que Putin les ha sacado ventaja en varios frentes, es que los poderes fácticos quieren sacar al César de la caja de los contrapesos, para que haga y deshaga lo que tenga que deshacer para preservar la hegemonía.
Esto incluye al territorio mismo de los EUA, el cual sabemos han puesto en riesgo debido a tanto abuso de poder. Apenas la semana pasada el Estado tuvo que responder con prontitud aniquilando un movimiento contestatario que se gestaba en Oregon. A esto hay que sumarle la novedosa pretensión de desarmar a una población que se ha venido armando desde la Guerra Civil.
La ironía de lo que sucede con nuestro vecino del norte es, que ambas intenciones, la de darle rienda suelto al ejecutivo en el mundo, y la de desarmar al pueblo, juegan una contra otra. Dicho de otra forma, el segundo enmiendo de la Constitución –que permite que la gente se arme para derrocar a un gobierno tiránico– será fundamental para frenar al gobierno tiránico que ahora se vislumbra.
Los EUA están siguiendo el mismo destino de la Roma imperial de ayer.
Financieramente ya no son una República desde 1971 que rompieron con el patrón oro, siendo la deuda soberana de más de $18 millones de millones de dólares la mejor evidencia de ello. En lo militar fue Bush quien acabó con la República, y ahora Obama el que busca estirar todavía más los limites de un imperio en decadencia.
El gobierno de Washington se ha convertido en un lobo en su afán de comerse a otros lobos. Sin embargo, los restos de esos lobos devorados han engendrado en el estomago del imperio una bacteria que ha carcomido los bacilos democráticos que ahí habitaban.