‘‘La tiranía que Atenas impuso a otros finalmente se impuso a sí misma’’
Tucídides (460-396 a.C) historiador griego
Las similitudes del conflicto sirio con las grandes leyendas mitológicas de nuestra historia evidencian que la guerra es un deporte cultural para el ser humano.
Camiones de petróleo robados y bombardeados. Tribus enfrentadas unas contra otras por territorio y recursos. Líderes haciendo y deshaciendo alianzas estratégicas por conveniencia. Desgaste de los miembros de la comunidad. Vidas enteras despedazadas. Destrucción permanente.
Esto que describo no sólo está pasando en Medio Oriente con lo del ISIS, sino que también es el tema de la película Mad Max 2: El Guerrero de la Carretera estelarizada por Mel Gibson en 1982.
Dicha película a su vez está inspirada en la Iliada de Homero, epopeya mítica fundacional griega que narra cómo los pueblos se enfrentaban constantemente, al igual que los personajes de Mad Max y nuestra telenovela contemporánea en Medio Oriente.
Confieso que a veces inconscientemente apoyo a cierto bando porque se presenta como la autoridad moral del momento. Sin embargo, aunque técnicamente ganen los ‘‘buenos’’ –que en el caso de la transición hegemónica que experimentamos sería la alianza liderada por Putin–, dicha coalición tarde o temprano se excederá como hizo Occidente. De hecho todo tirano siempre ha comenzado su carrera prometiendo la libertad para todos.
Por eso creo que es mejor no tomar ningún partido, aunque parezca difícil. Al final la televisión, y nuestras discusiones sobre temas de relevancia mundial como éste, acaban certificando y volviendo común eso que nos proyectan. Endiosamos a ciertos líderes. Nos convencen de que algunos luchan por el bien de la humanidad, pero eventualmente nos desilusionamos por sus incongruencias.
No hay que olvidar que el ISIS es un grupo mercenario que fue armado con ciertos fines, pero que ahora ha tomado hasta cierto punto el control de su destino. Los grupos son formados alrededor de una idea, pero los mismos crecen y se desarrollan en torno a otras ideas que van surgiendo en el camino, por lo general opuestas a las de los que los financiaron inicialmente.
Tanto el ISIS como los kurdos fueron financiados para fines completamente diferentes a los que ahora reclaman. Se supone que los kurdos nada más iban a contener a Saddam Hussein, pero ahora que ya no está éstos reclaman una nación propia. El ISIS estaba destinado a derrocar a Bashar Al-Assad, pero ahora compiten por su propio califato. Ulteriormente, todos hacen el trabajo sucio de los ocupadores, que no utilizan ejércitos convencionales para no ser reprobados por su electorado.
Una cosa sí le digo, estimado lector, lo que das es lo que recibes. Por eso no hay que sorprenderse de los cada vez más comunes asesinatos en masa con armas legales en Norteamérica, así como de la implantación de Estados policiacos en Francia, Europa y el resto de Occidente. Si exportas la represión y la guerra eso es exactamente lo que llevarás a casa.
Ahora sólo nos queda observar el desenlace de la transición de poder global hegemónica entre Occidente y Oriente. Esperemos que una debilitada OTAN reconozca la realidad económica que empoderó a la competencia multipolar de Rusia, Irán, China, India y demás naciones. De lo contrario caeremos en la trampa de Tucídides, quien dijo que un poder emergente generalmente pone nervioso al poder saliente, al grado que éste le declara la guerra por aferramiento.
Yo le recomiendo que para entender dicha transición mejor apague el caballo de Troya moderno que es la televisión. El contenido parcial de la TV se infiltra en nuestras casas como mercurio líquido, inundando nuestras cabezas de imágenes noticiosas cargadas de emociones que nos seducen a favor de lo que se nos presenta.
Es así como la TV construye 'héroes' como Obama y Putin, en analogía a como en la antigüedad las épicas aventuras de dioses y emperadores distrajeron al pueblo de la desastrosa realidad que tenían enfrente.
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