Thursday 24 December 2015

España confundida

‘‘El mensaje a Europa es que nuestra soberanía es lo más importante’’
Pablo Manuel Iglesias Turrión (1978-) secretario general de Podemos

Los resultados de las últimas elecciones en España reflejan los cambios estructurales que el país ha venido sufriendo durante esta década.

El primero es la respuesta organizada al centralismo y la austeridad reforzada por Bruselas, lo cual se ve ya plasmado en el capital político con alternativas consolidadas como Podemos. Esta novedosa opción surgió de la transformación cultural instigada por el movimiento ‘‘Indignados’’ en 2011, que simplemente se reduce 
a una palabra: democracia.

Dicha transformación cultural, discurso ahora abanderado por la oposición política legítima, se desprende de la crisis inmobiliaria de años pasados, hecho que destruyó la economía, y que ahora  finalmente pasó factura al establishment.

El segundo cambio estructural tiene que ver con la modificación de las lealtades políticas de la ciudadanía, de acuerdo a la crisis que menciono, pero también en relación a la demografía.  Básicamente la población más vieja es la que sigue manteniendo al Partido Popular al frente del sistema de partidos (50%). Sin embargo, la pérdida de popularidad de este partido se debe a que muchos jóvenes están votando por alternativas frescas como Podemos y Ciudadanos, recién cristalizadas como tercera y cuarta fuerza política. De lo más llamativo de esta elección es que se puso  fin al bipartidismo tradicional del PP y el PSOE.

Otro cambio estructural, que también devino en ganancias significativas para Podemos, son los patrones de votación de regiones como Galicia, Cataluña y País Vasco. Además de incluir el elemento natural de descontento por la situación económica, estas regiones separatistas creen que Podemos puede otorgarles algo de la autonomía por la cual han venido luchando y que los partidos de siempre les han negado. 

Dicho de otra forma, la incertidumbre que la inclusión de dos nuevas fuerzas políticas al sistema está generando un vacío de poder que pudiera ser aprovechado por los ‘‘separatistas’’.

En cuanto a política exterior, la consolidación de Podemos empieza a ejercer presión sobre dos ejes. Por un lado está la Troika, trinidad político-financiera que es dominada por la banca, la cual está aferrada en destruir al Estado y el espacio público para facilitar la privatización de todo. El hecho de que el próximo gobierno español tendrá que ser conformado por una coalición desigual entre ideologías –debilitando el ímpetu de Podemos– debe tener muy tranquilos a los banqueros. Es así que sólo cuando Podemos se cuele hasta el primer lugar como fuerza política, como Syriza en Grecia, es que dicha Troika intentará destruirles, como ya hizo con Alexis Tsipras.

Por otro lado está la OTAN, y en sí la relación española y europea con EUA. Pablo Iglesias ha criticado fuertemente a la organización bélica occidental. Sin embargo, similar a lo que comento con la Troika, por el momento en este frente Podemos no hará mucho ruido. Además, la presión multifacética que Washington ejerce sobre Bruselas, e indirectamente sobre España, no cesará. Esto porque la OTAN es la excusa militar para tener injerencia sobre los destinos económicos y comerciales del Viejo Continente.

Ulteriormente, el quiebre español no sólo es político y económico, sino también identitario. Madrid está perdiendo el control de los destinos de la nación.

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