“´El secretario general cree que la prohibición de la tortura es absoluta y no negociable´”
-Stéphane Fujarric (1965-) vocero del secretario general de la ONU
-Stéphane Fujarric (1965-) vocero del secretario general de la ONU
Como era de esperarse, los centros de tortura de Guantanamo y Abu Ghraib eran solo la punta del iceberg del tortuoso autoritarismo de los EUA.
El comité de inteligencia del Senado publicó apenas 600 paginas de un reporte total de 6,000, que incriminan a la CIA en actos de flagrante tortura durante el periodo de 2002 a 2006, lapso que marcó el inicio de la caza de brujas “terroristas” de George W. Bush.
Dicho reporte sacó a relucir las dichosas “técnicas de interrogación realzadas”, eufemismo para la violación sistemática de los derechos humanos de los miles de supuestos terroristas. El Senado concluyó que las técnicas no funcionaron, ya que no se consiguió información relevante. Ademas de torturar inocentes, los métodos de tortura aplicados fueron mucho más graves de los originalmente reconocidos por la CIA, institución que no vaciló en manipular a los medios de comunicación, tergiversando los hechos con alevosía y ventaja.
El diablo está en los detalles. Resulta que hay más de 54 países involucrados en esta tortura enquistada y validada por Washington, ya que es el mismísimo Poder Ejecutivo que ha venido utilizando a la CIA como herramienta coercitiva de política exterior. El reporte del Senado compromete indirectamente a Bush y a siniestros miembros de su gabinete como Donald Rumsfeld y Dick Cheney, los cuales forman parte del notorio grupo de neoconservadores que secuestraron a la república estadounidense desde la década pasada.
La CIA no escatimó en cuanto al dinero que destinó para corromper a los gobiernos foráneos, ya que literalmente se construyeron centros de detención tipo cárcel en sus países. Entre los inculpados están Polonia, Rumania y Lituania, miembros de la OTAN que andan muy bravos contra la resurgíente Rusia, y que por ende han apoyado a Washington en aventuras como estas.
Pero la cosa no para ahí, ya que se supo que la CIA subcontó, también con fondos públicos, a psicólogos y contratistas privados –entiéndase mercenarios– para hacer el trabajo sucio. Esto es natural, ya que los Estados siempre prefieren pagarle a dementes expertos en violencia para que hagan lo que sus ejercitos profesionales no deben hacer.
Entonces lo que tenemos es a las fuerzas armadas del Estado exportando ´libertades´ a balazos, mientras que los psicólogos ´profesionales´ prostituyen el discurso científico para justificar la perversión mental. Encima de todo están los contratistas privados, corporaciones del terror que se encargan de darle el ´empujóncito´ final al ´enemigo´, ese que por azares del destino está parado sobre los recursos del imperio.
Imagino que de esto estará consciente el poder legislativo de EUA, el cual saca todo a relucir por dos razones. La primera tiene que ver con el balance de poder de la exrepública estadounidense, la cual ya no contrapesa debido a los excesos del Poder Ejecutivo, que ha convertido a la CIA en un brazo armado corporativo de política exterior. Pegarle a la CIA es sacudir a la presidencia, con la esperanza de que el mismo Obama y futuros mandatarios respeten la normatividad implícita. En pocas palabras, los legisladores quieren poner la casa en orden restaurando el equilibrio institucional, pero lo están haciendo sin afectar directamente a su líder actual y a los partidos políticos.
Lo segundo responsabiliza a la CIA misma, organización puente entre los que desarrollan la inteligencia y los que formulan las políticas públicas de la nación. Si no se mete en cintura a esta “águila” desbocada, la imagen de EUA pudiere afectarse todavía mucho más.
Aquí es donde caben las declaraciones de la prensa (gobierno) china, que en una de sus criticas dice que “EUA debe limpiar su patio trasero primero y respetar los derechos de otros países para resolver sus propios asuntos”.
Ya sabemos que la tortura, al igual que el espionaje, son tan antiguos como la civilización. Lo grave es que esta crisis de legitimidad se da en momentos en que la autoridad moral de EUA se ha deteriorado, al punto que cada vez se dificulta más ponerle ejemplos a otros pueblos.
En 130 años de poderío de EUA han pasado de la intervención en los asuntos del mundo (Open Door Policy con China, circa 1880) hasta él tratar de forzar a sus dogmas a los demás por la garganta como ahora. Esta agresividad está ya institucionalizada, y lo que sucede en cuanto al autoritarismo en casa es el simple reflejo de lo que acontece afuera de ella.
Desconozco las motivaciones de esos “ingenieros sociales” que se mueven y pegan en nombre de la libertad y la democracia. Si lo que quieran es asustar, habría que recordarles que esa forma de proceder le es característica de un animal encerrado, que ataca lleno de miedo cuando se le arrincona.
El torturar podrá ser patriótico, pero fuera de casa existen otros seres que piensan distinto. Si nadie va a juicio por tortura, estimado lector, esté seguro de que la filosofía del ´fin justifica los medios” terminará de llevarnos a todos de encuentro.
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