Friday, 26 December 2014

Cuba, la asediada

´Estados Unidos debe respetar nuestro sistema político y económico´
-Raúl Castro (1931- ) Presidente de Cuba

Geopolítica, negocios e inercia electoral son algunos de los factores que influenciaron el acercamiento entre Cuba y los EUA. 

Similar a como sucedió con la privatización de un petróleo mexicano que ya era intercambiado en mercados internacionales, Cuba corroboró su adhesión a un sistema capitalista al cual ya pertenecía. Con esto me refiero al sistema económico al que forzosamente se transitó a partir de la década de los 90, cuando la caída de la URSS puso fin a los gigantescos subsidios que mantenían a flote a la isla. 

Fue ahí cuando el comandante tuvo que permitir la entrada de divisas como el dólar, para satisfacer –a través de los mercados internacionales– las demandas de una población acostumbrada a esperarlo todo de sus autoridades. Además, la expansión del turismo significó una derrama económica importante. Entonces, la combinación de una abundante reserva de divisas, aunada al surgimiento de una especie de clase media dedicada al emergente sector del turismo, ´aflojaron´ la estructura comunista implantada por la revolución.

Era cuestión de tiempo para que el capitalismo terminase de seducir a Cuba. Solo había que esperar a que envejeciese Fidel Castro y la primera ola de migrantes cubanos en Miami, los cuales ciertamente no aprobaron este acercamiento diplomático. No obstante, según una encuesta realizada en febrero de este año por el Centro Latinoamericano del Atlantic Council, 63% de la población cubano-estadounidense favorecía cambios en la relación con Cuba como los anunciados. Es posible que muchos de los encuestados sean jóvenes y que estén sedientos de aprovechar las oportunidades de negocio que se abrirán muy pronto. 

Es de acuerdo a estos cambios de percepción que se dio la decisión de la presidencia de los EUA, que tiene en Obama a un ejecutivo urgido de triunfos en política exterior. Esto de Cuba seguramente aliviará un poco la tensión que se había acumulado por las fallidas intervenciones en Ucrania, Libia y Siria. 

Dicho esto, es importante denotar que la moción estadounidense tiene un trasfondo electoral y geopolítico. Un par de años es poco tiempo en política, especialmente cuando se trata de Florida. Hay que recordar que fueron los votos electorales de ese estado los que finalmente le dieron la (dudosa) victoria a George W. Bush en el año 2000. Florida era gobernada por Jeb Bush, quien ahora desea postularse a la presidencia en las próxima elección del 2016. 

Y aunque el mismo Jeb Bush expresó su desaprobación sobre la restauración de relaciones con Cuba, es muy factible que cambie de parecer cuando se acerque el periodo electoral, cuando le toque enfrentar a una Hillary Clinton fortalecida por el accionar de Obama. El voto cubano será fundamental para la elección presidencial, y que mejor para Jeb Bush que tratar de mantener al estado de Florida bajo control Republicano.

Por el lado geopolítico era más que evidente que China y Rusia se estaban acercando demasiado a Cuba. En 2008 Dimitri Medvedev inauguró la primera Iglesia Ortodoxa Rusa, mientras que a mediados de este año Putin visitó la isla para sellar acuerdos bilaterales para la explotación de energía y el desarrollo de infraestructura. Asimismo, China, el segundo socio comercial después de Venezuela, también estaba acelerando su participación. Estoy seguro que Washington prefiere llenar de crédito en su papel a los Castro, los cuales por el momento dependen del dinero chino para financiar esos proyectos que los mantienen vigentes.

Otra urgencia de tomar Cuba era la de ponerle un freno a la integración del ´eje del mal´ latinoamericano que, con alianzas como el ALBA, la CELAC y UNASUR, venía construyendo alternativas reales a la difunta Doctrina Monroe (´América para los Americanos´). 

¿Y qué decir de la intención de terminar de reventar a una Venezuela que ha hecho de su interconexión con Cuba la base de su permanencia ideológica? No solo existen lazos económicos entre los chavistas y los Castro. La Habana es el epicentro ideológico de la Revolución Socialista venezolana, por lo que su alineación con el eje del norte asestará un durísimo golpe a las autoridades Caraqueñas. 

Por último, está la intervención del Papa y su Iglesia Católica. Aquí no me queda más que aclarar que la monarquía electiva que preside Francisco ha estado involucrada en política desde su fundación. En esta ocasión, el Vaticano busca mejorar su relación con Washington, todo mientras convence a los millones de cubanos del vigente prestigio de sus creencias organizada.

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