La Organizacion de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) reune a los países productores y dueños de su propio petróleo, pero no incluye a Estados Unidos ni a Europa ni a sus empresas trasnacionales.
Entonces, para entender el porque de la influencia que Washington ejerce sobre la OPEP y Rusia para los acuerdos petroleros, debemos considerar que USA recientemente se convirtió en el principal productor de petróleo gracias al fracking. Pero dicho fracking empezó y continua siendo financiado por el Estado, lo que practicamente lo convierte en industria nacional y estratégica.
La importancia de las reuniones de la OPEP para el crecimiento económico y la estabilidad mundial no solo indican que la tendencia seguirá siendo el uso del petróleo, si no también el de las industrias nacionales, esas que acumulan más del 80% de las reservas probadas, lo que les permite participar de las decisiones globales.
Entonces, los que no tengan el control absoluto de su petróleo tendrán que sacar provecho del poco margen de maniobra que eso les permite, obligándose por necesidad económica a no suscribir acuerdos que otros dueños de su recurso si pueden darse el lujo de convenir.
México participa como invitado en la OPEP por ser productor de petróleo, pero nuestro poder de decisión es limitado, ya que la masticada industria nacional fue parcialmente privatizada bajo el disfráz de "Reforma Energética."
Por eso es que el Presidente en turno se aferra al petróleo que nos queda y a las nuevas refinerías, ya que eso técnicamente nos permitiría sacar provecho de una energía que seguirá vigente por lo menos lo que resta de este siglo.
Tan amarrados de las manos quedamos con la dichosa Reforma Energética que tuvo que ser la presión de Estados Unidos -el dueño de una parte de nuestro petróleo- la que nos obligó a dar el si en el más reciente acuerdo.
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