Saturday 31 December 2016

Los fofi-sanos y la estética como discurso


‘Te presentamos a los “fofisanos”, un nuevo tipo de hombre, un nuevo estilo de vida que atrae a cada vez más mujeres, marcando tendencia en la moda masculina en el mundo.’
-Roberto Barajas, para el sitio web de Fernanda Familiar
No hay percepcion directa, existe un filtro mental para todo, ya que no somos simples espejos que reflejan lo que ven sin juicios de por medio. Para mi la belleza es la capacidad de poder ver, escuchar, tocar, oler y probar lo que sea sin distinciones. No obstante, es posible que la estética si sea algo concreto, que con sus lineas y contornos precisos, se estimule a nuestra mente de cierta forma, seduciéndola a que dispare emociones primigenias. Dicho de otra manera, hay ciertas cosas y fenómenos que nos atraen más que otros, y de aquí es donde nos basamos para emitir juicios estéticos de acuerdo a cierta jerarquía y reglas propias.
La construcción social de la estética y la belleza es otra cosa. Manejar estos conceptos como ‘buenas nuevas mediáticas’, presentándonos lo apropiado a seguir, es adscribirle símbolos, conceptos y significados adicionales a nuestra ya de por si condicionada percepción. Se nos monta otra capa de filtro para que desarrollemos otro ‘nivel’ y gama de percepciones. La intención de los medios es dirigir los juicios del lector y el televidente hacia ciertos fines. Desde el punto de vista económico la persuasión estética no es más que otra forma de segmentar mercados, buscando peinar la masa en busca de todavía más utilidades.
El cuerpo espartano deja de ser negocio, ya que sólo sirve para diosificar ciertas lineas de productos. El fofisano sirve para vender estilos de vida más realistas y mucho más numerosos, esos que van más de acuerdo con la pésima alimentación y sedentarismo de la gente común. Es así que se les invita a los más entrados en edad y kilos a que regresen al paraguas del bienestar de la cultura mediática del consumo.
De la noche a la mañana lo que antes era mal visto ahora es presentado como aceptable por los medios, que sacan del armario a estrellas de cine apagadas y pasaditas de peso para relucirlas, arrojándolas a la palestra con un segundo y grueso disfraz.
La TV construye la belleza como las revistas, pero su poder es mucho mayor. Por un lado trata de convencerte de que te sientas bien como te ves, mientras que por el otro, irónicamente, lanza una perpetua promoción de la peor chatarra y estilos de vida que nuestra civilización ha fabricado. Ulteriormente, la manufactura de las ‘tendencias’ es una arma para controlar a nuestro cuerpo, sus emociones y sus bolsillos. Esto es lo que delinea el guión de su ambiciosa estrategia de mercado.

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