Monday, 14 September 2009

El Eterno Jardinero

Se arrecia la lluvia política debido a las próximas elecciones de este julio 2009. El momento de los manguerazos toma su máximo auge, ya que nos enfrentamos al regateo intensificado de spots mediáticos que encharcan y enlodan nuestras carreteras de intención y voluntad intelectual. Ya que por muchísimo mas que simple ósmosis, esta cascada de símbolos esquizofrénicos permean, penetran, infiltran y escurren nuestras mentes hasta el consentimiento.

Este jardinero no se cansa ni se cansará nunca de mojarnos con sus turbias aguas, ya que ningún otro camino le queda a este dueño del jardín - y del agua que lo moja - así como también dueño de las mismas mangueras que de sus firmes brazos se extienden plásticamente como protuberancias que no muestran el principio de su envergadura, pero si el oblicuo final de donde emanan sus acaudalados torrentes.

El estado nos obliga a convertirnos en recipientes de sus expresiones y de sus vanos e inútiles intentos de elaborar y articular un mensaje coherente y lo suficiente eficaz que nos haga creer en algo que ni siquiera el cree, o que mucho menos quiere poner en práctica por su propio bien como fin en si mismo. En esta banqueta todos nos mojamos por igual y lo peculiar de todo esto es que nos damos cuenta que estamos mojados. Pero lo peor de todo es que sabemos perfectamente quien nos mojó, y que el desear permanecer perfectamente secos es perfectamente fútil.

El estado mexicano, y su amante conspicua – los medios de comunicación - nos enjabonan y bañan y nos hacen cómplices de un juego que tenemos que jugar nos guste o no. El objetivo es empaparnos y el hacerlo de manera generalizada, para no nada mas hacernos reflexionar indefinidamente sobre ello, si no para que colectivamente se intensifique la humedad social, y que esas mismas aguas ahoguen nuestra profundidad de pensamiento como cuando se llena una noria. La bastardización de información que estamos viviendo nos cae encima como un tsunami y el tratar de escapar esta de sobra. Este líquido vital se convierte en un asesino por su voluminosidad y masificación, y nuestro vaso medio vacío se llena hasta el hastío, trasformando nuestro mundo y panorama simbólico en humor acuoso.

La democracia, ahogada y relavada como victima de este proceso, flota por nuestros alrededores como un pequeño bote a la deriva; su vela habiéndose desgarrado muchas millas náuticas atrás. De todo este horizonte, lo único que podemos hacer como náufragos de este sistema lagunero en permanente reproducción es juntar todas nuestras manos para que con nuestros múltiples dedos intentemos bloquear cada poro por donde ocurren sus filtraciones.

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