Friday, 30 November 2018

Enfatizar la raza es diferenciar las clases sociales y el trabajo. Esto ancla a un grupo en el poder, mientras el resto se confronta en tiempos de crisis.
La pobreza es un enemigo interno que resulta de manipular a lo racial y la clase, porque siempre tiene que haber alguien a mero abajo para justificar los niveles superiores y al sistema económico.
Esa misma pobreza como enemigo es reforzada en las instituciones del Estado, como la cultura y la educación. Se construye todo un discurso que la legitima, así como se hizo con la servidumbre durante el feudalismo. Sin pobreza como realidad y concepto se dificulta la motivación económica para ascender y salir adelante. La pobreza es el combustible de la movilidad social.
Las clases sociales, en este sentido, son un concepto que combina a la raza y las practicas culturales, que facilita el orden social y la organización del trabajo a gran escala. Es por eso que cuando el trabajo es escaso el poder siempre recurrirá a la raza y las diferencias culturales para empoderarse. Divide y vencerás le dicen. Es más fácil distraer al desempleado de la realidad estructural del desempleo si enfoca su malestar contra entes específicos. Enfrentar a la clase trabajadora contra las pobres, y a veces hasta la clase media, ha sido una estrategia recurrente de nuestra civilización. 
Otra estrategia tiene que ver con la manipulación de los mercados laborales y la migración. Si lo que se busca es reducir costos laborales en casa simplemente se deja entrar a gente que cobra mucho menos por hacer lo mismo que tu gente.
Por eso la igualdad en la sociedad capitalista y la socialista es una ilusión. El sistema piramidal desigual es el que facilita el control social y la organización del trabajo y la economía. Las grandes utilidades solo se aseguran bajo este esquema, y por eso la movilidad social como posibilidad para todos es falsa. Las diferencias y el conflicto le son orgánicas al sistema, ya que mantienen la estructura de precios que aseguran las enormes utilidades que refuerzan a la elite en la punta de la pirámide. 
A grandes rasgos el costo de la desigualdad lo pagamos todos, aunque desproporcionalmente.
Cargas de trabajo, salarios, oportunidades laborales, acceso a bienes y servicios, segregación, racismo y clasismo. Todas características del sistema piramidal que nos gobierna. 
En pocas palabras, el pobre le sirve al sistema, siempre y cuando no represente a las mayorías.

El cuerpo es el compás de la reacción


Apenas y nacemos y se nos pone el camisón de la identidad, ese que gradualmente se nos teje con el lenguaje para que lleguemos lo antes posible a eso que llamamos la razón, la mente y el pensamiento.
Sin embargo sabemos que existen las emociones, las cuales nos han acompañado durante los millones de años en que hemos evolucionado como especie, y que están más cerca del hueso que la mente. Muchos dicen que las emociones pueden llegar a ser más importantes que la razón misma, y que su incomprensión y falta de consciencia puede influenciar nuestro estado de animo, al grado de dificultar el pensamiento. 
Para nuestra cultura el cuerpo es el vehiculo de nuestras ideas, conceptos y mapas mentales, y por eso se nos dificulta cambiar de opinión. Simplemente transportamos a nuestro ' yo ' de un lugar a otro, sin tomar en cuenta como nos vamos sintiendo en el camino. 
Pedirle a alguien que expresa lo que siente, dentro de una cultura que por competitividad niega a las emociones, puede llegar a enfurecerlo. Esto porque la razón, por más exacta que sea, no logra transmitir mediante sus fórmulas lo que una simple emoción transmite. Es por eso que el cuerpo se endurece y no fluye con el momento expresivo, así alimentando la rudeza en la resolución de conflictos.
Expresa lo que te incomoda para que se libere y salga de tu cuerpo. No fortalezcas tu caparazón corporal y las enfermedades al mentalizar lo que sientes. Canaliza tus emociones y sentimientos para el bien de tu salud mental y corporal.

Wednesday, 28 November 2018

Nuestro yo cibernético


Las tecnologías de la información de nuestra era han sido colonizadas por la imagen, ya que las computadoras personales que en la década de los ochenta priorizaban al teclado y los textos que escribíamos, hoy  han cedido su lugar a los celulares y tablets que operan con una pantalla como plataforma digital, que coronan a la imagen y su consumo como lo más fundamental.

Y aunque los gadgets del día de hoy también cuentan con un teclado digital, la realidad es que éste solo es utilizado incidentalmente en plataformas com Instagram, donde un pequeño fragmento de texto acompaña a la  profusa imagen.  En ese sentido , no solo es la palabra la que se pierde a favor de la imagen, si no también las habilidades tradicionales que desde Homo Habilis aprendimos en un medio de interacción natural, que nos hace lo que somos como especie.  La parte mamífera ahora está siendo delegada a un centro tecnológico que acumula y dicta mediante algoritmos lo que debemos hacer y ser.  Todo lo que alguna vez hicimos y que ya olvidamos  ahora lo aprendemos a través de youtube, de personas que ni conocemos ni nos interesan, de las cuales tomamos solo lo que nos sirve de forma utilitaria, sin tener que dirigirle una palabra como al chofer de uber con el que apenas y saludamos, por estar todo perfectamente coordinado desde la comodidad de mi celular. Ulteriormente, las conexiones emocionales que nos hacen humanos, y que suavizan y facilitan la transmisión de conocimiento y habilidades, están  siendo desplazadas por unos cuantos clicks. 

Esta transformación no solo implica y exige una nueva ética de alcance tecnológico-social, en una sociedad propensa a depender de las fantasías paralelas para escapar de la realidad inmediata. Más allá de eso. Lo que es urgente es analizar el fenómeno mediático y los  efectos para la comunicación humana en si misma -entre las personas como grupos, y en la relación que hay para las personas consigo mismas, en su comunicación interior, esa que le permite establecer consciencia y soberanía sobre el mundo perceptivo, prerequisito para la autoconocimiento y la comunicación interpersonal. En pocas palabras , la comunicación tecnológica de la imagen implica nuevos patrones de convivencia. A continuación un glosario de conceptos relacionados.

La disociación tecnológica implica la despersonalización de la comunicación y el debilitamiento del grupo - cuyos individuos se atomizan, fraccionan y desintegran del colectivo por estar distraídos en perpetua imagen-acción. Una especia de trinchera virtual  anti-social; un coco wash y lavandería de eternas  imágenes. Esta disociación engendra la desconfianza, especialmente en  colectividades  sobre-socializadas, donde el sistema influye mediante el excesivo requisito para la unidad  del grupo. Esto equivale a que el miedo y la exigencia fortalecen las funciones y roles específicos de cada quien para reforzar la identidad del  colectivo, a expensas de la libertad de los individuos que lo componen.  

El movimiento físico  se alenta mientras que el aprendizaje y la comunicación no verbal-mimetica se disipa, esa que nos permite sentirnos interconectados aunque estemos en silencio. Dicho de otra forma, nuestra presencia es solo en cuerpo, ya que ni siquiera nuestras emociones están depositadas en lo que percibimos, si no que están enfocadas  en nuestros gadgets y su profusa vendimia de imágenes.  Terminamos confundiendo al mapa y sus coordenadas de imágenes con la realidad, y acabamos viviendo desde ahí.

Los selfies, en esta linea, son intentos de agregar al colectivo mi fracción de sentimiento personal, pero no desde lo interpersonal-comunicativo, si no desde mi islote y fracción de desconexión virtual. ' Descubrí esto o aquello mientras navegaba' , y quise compartirlo para añadir a la conversación, aunque ésta no me consideraba e incluía  por haber arribado a ella de forma virtual.  

La estructura tecnológica de poder  ha cambiado la libertad posmoderna de interconexión horizontal -peer to peer- que permitía el libre flujo de discursos entre usuarios. La red se ha super comercializado dificultando con sus cobros el libre paso de lo que sea. Los grandes grupos mediáticos dominan, modifican y sugieren nuestras vidas, redireccionando las prioridades. El envudo es la promoción, ellos nos llevan bajo el lema de ' alternativas  de opción del libre mercado', donde sin percatarnos acabamos  condensando nuestras decisiones y estandarizando  estilos de vida.  
Por otro lado está el poder de desinformación y misinformación que resulta de tanto acceso tecnológico a realidades virtuales que están más allá de nuestro presente.  Se facilita el control de la opinión, porque confiamos  en los dispensadores de información y en sus mecanismos tecnológicos . No solo batallamos para sintetizar mucho más la enorme cantidad de información e imágenes que nos arrojan. En el proceso se dificulta también el obligado  escrutinio lógico-racional, para saber  que realmente pudiera ser plausible y factible, de acuerdo a la gran cantidad de información con la que nos topamos, dificultando  un sano establecimento de los parametros de la realidad que queremos refrendar tanto afuera como dentro de nosotros. 

La nueva Santa Trinidad- Aplicación, ActualizaciónAlgorítmo
La confianza se vuelve un activo fundamental en tiempos de despersonalización, ya que cada vez sustituimos más presencia fisica por largas distancias de interconexión cibernética. Por eso dependemos incrementalmente de las referencias virtuales para poder ser alguien en el mundo de las redes sociales, gradualmente transformando nuestra identidad tradicional en una virtual, donde el puntaje y la certeza de los clicks determina lo que somos.
Encima de esto se da un proceso de injerencia de más regulaciones y dictados de un sistema de computo que se super comercializa. Es así como la red nos amarra mediante la trinidad Aplicación-Actualización-Algorítmo, que hace de nuestro comportamiento uno cada vez más predecible, así facilitando la estandarización del mercado y la adicción como patrón de perpetuo consumo.
La privacidad sufre en el camino, ya que se sacrifica en nombre de la feróz seguridad virtual, reflejando de alguna manera lo que sucede en el mundo real-social del que somos conscientes cuando no hay wifi. El control permea a las redes virtuales que enredan a sus usuarios con tanta oferta y requisito, haciéndolos presas de sus seductores e incesantes contenidos.

La cultura del consumo ha penetrado a la cultura de la tecnología de los tablets y los celulares.  Ahora las aplicaciones se actualizan en automático, estimulando la demanda y la adquisición  para que la sociedad pueda estar 'actualizada' con lo más novedoso.  No son herramientas que mejoran nada más nuestras vidas, si no que además  la moldean al grado de tejer nuestros estilos de vida, los cuales no podemos llevar a cabo sin la intermediación  de los gadgets. Estos se vuelven  tan o más importantes que nuestro automóvil o la misma casa y la ropa que portamos, se  convierten  en accesorios de  moda combinables.   No son un medio, si no un fin en si mismos; son nuestras extensiones bionicas. 

Los procesos cognoscitivos se alteran con tanta imagen, ya que el razonamiento y la sinapsis que alguna vez hacíamos con nuestras categorías mentales ahora son sintetizadas  por la imagen, que nos llena el caudal temporal de expectativas y fantasías ya significadas. Nos ahorran el pensamiento y la prospección cuando nos llenan el pasado, futuro y presente con tanta imagen. 

En esa línea, la epilepsia mediática (narrativas de imagen que no duran más de 1 a 3 segundos) que nos arroja el cine, así como los programas de  televisión y su publicidad contemporánea, se refleja también en las aplicaciones de nuestros gadgets, donde la profusión repentina de imágenes nos mantiene ocupados con tanta fantasía. Esto es una distracción que nos aísla en complacencia consumista. La imagen obnubila al texto y al audio con que antes construíamos conceptos que le daban una linealidad y conceptualizacion clara a nuestro pensamiento. El ' scrolling' que hacemos con el dedo mientras desesperadamente buscamos más imagenes en facebook o Instagram rompe con la linea de pensamiento, porque nos seduce a que pasemos  de un perfil a otro sin gran reflexión; bits y encabezados informativos que por flojera no contextualizamos y por ende no profundizamos.   

El resultado es la atomización disociatoria, que rompe con la linea de pensamiento, ya que las multiples imágenes sobre estimuladas y ciertamente pre-significadas (o sea, no son símbolos fonéticos cual letras y palabras que percibimos para proceder a darle significado conceptual, si no imágenes con una carga semiótica pre especificada). que sustituyen a nuestra realidad perceptiva. La sustitución se da después que la epilepsia mediatica entre cortó nuestro pensamiento lineal, debilitando cualquier defensa mental ante el ataque de imágenes. Narrativas de imagen que no duran más de 1 a 3 segundos, que multiplican el parpadeo de los ojos y la consecuente ansiedad del cliente. Dicha repetición de imágenes  supera al pensamiento y a cualquier reflexion.

Hoy debilitamos el logos (pensamiento linguistico-conceptual) emergente de los niños, que para los 3 años ya usan  uno o varios  gadgets, ya que sus padres así lo prefieren. Por un  lado para distraerlos, y por otro 'pa irlos acostumbrando a la realidad del mundo y el tiempo en que nacieron'.


Así es como nuestra certeza perceptiva el día de hoy es una combinación de gadget  y mente, con tendencia a que el primero aglomere casi todo. Esto nos convierte en la practica en un androide.  Esto porque nuestras extensiones bionicas son el receptáculo  de nuestra información, a la cual se la otorgamos mediante un empoderador  ' upload mental '.  Nuestro entendimiento del mundo se ubica en la palma de nuestra mano, una especie de intermediario que filtra los contenidos perceptivos de forma selectiva, que refleja las decisiones comerciales y de consumo que el sistema nos enseñó a coronar sobre nuestra voluntad tradicional y las habilidades arquetípicas correspondientes a millones de años de evolución antropológica.    

Nuestro yo ciber-netico. En pocas palabras, es la imagen que tenemos de nosotros mismos, que  tiene menos que ver con algo que surge de nuestro ser, y más con un constructo introyectado y re significado por las tecnologías que permitimos en  nuestras vidas. 

Thursday, 27 September 2018

existencia lineal y pre programada

El segundero de nuestros relojes nos distrae del presente, galopando hacia adelante en incesante alerta y fijación, tejiendo el mañana con expectativas que tapizan el contorno de nuestra mente, desplazando con susto al insípido presente. 
Ese segundero del tiempo lineal sobre el que navegamos es también el cincel que esculpe nuestro destino, que se mercadéa como el mejor antídoto a la incertidumbre existencial que nos distingue.
Eso si, nuestro destino final está allá afuera, donde la cultura y la sociedad se anclan con eterna promesa de realización totalizadora. Es en ese sentido que somos puntas de flecha que siempre están a punto de darle al blanco, por lo que cualquier posibilidad de paciencia, presencia y consciencia nos son canjeadas por prisa y exigencia, convirtiendo nuestro potencial de experiencia en roles y funciones predeterminadas por un todo del cual somos meros apéndices y miscelánea. 
En ese esquema siempre estamos llegando, materializando, adquiriendo, comprando; apropiándonos de aquel o aquella. Se nos enseña que cada logro de estos es una finalización de procesos y consolidación de metas para el rol que nos toca, que debemos jugar con gusto para envolvernos de esa permanencia que ya fue trazada para nosotros, y que solo espera nuestra agilizada e incuestionada participación. La adultez, el casamiento, la ciudadanía, la feligresía, la salvación, puras membresías a algo más grande que nosotros; todas parte de la gran historia en donde actuamos, pero que no se nos dice que sacrificios debemos hacer para obtenerlas, y mucho menos, para mantenerlas en línea con la añorada permanencia, incierta ilusión que lucha contra una naturaleza y existencia cíclica, que en muy raras ocasiones nos permite quedarnos y aferrarnos con lo escogído, prefiriendo arrebatárnos lo necesario para seguir creciendo como personas. 
Se supone que nuestro destino y el de todos está atado a buenas causas, la riqueza material, la libertad máxima, un retiro digno, la paz en el mundo, la justicia social, bueno, hasta el final de lo tiempos y la redención divina, como lo prometen los más ambiciosos, esos que editan y embalsaman nuestra muerte para presentarla como trampolín hacia una mejor vida, obsesionados con los triunfos y los ascensos, pero no con las derrotas y los descensos, y mucho menos con los transbordos y los reintentos terrenales. 
Por eso no sabemos reaccionar cuando nuestros roles, promesas y destinos no se cristalizan, no llegan o no se realizan. Se nos juró que la vida se simplificaría , que las preocupaciones menguarían, que los precios bajarían, que la democracia llegaría , que la guerra acabaría, que el amor se mantendría, que la política cumpliría y que dios reaparecería. Pero simplemete no fue así, y a veces, sucede todo al revés.

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Saturday, 11 August 2018

La felicidad no es un estado meditativo de eterno presente, algo temporal y dificil de sostener en nuestra compleja existencia.

La felicidad es la integración de las experiencias vividas ya convertidas en peldaños de una escalera que me permite sentir el ahora en aceptación, tomando responsabilidad por los efectos de mis propias decisiones. Todo parte de un proceso de paz interior donde vacío los neuróticos y culposos contenidos de mi mente, abriendo así el panorama para dar cabida a lo que viene, con la confianza de que el empoderamiento que me permito me ayuda a reconocer lo que soy.

La felicidad es convertir mis proyecciones y grandes expectativas en mera sincronía con lo que frente a mi sucede, evitando así que la necesidad y la espera saturen mi camino de accidentada agonía.

La felicidad es dejar de buscar señales en números y símbolos humanos, esos que inconscientemente arrojamos por buscar algo más allá que la vida misma que los ojos registran -la señal más increible y bella de todas- que me da oportunidad para tender un puente hacia mi pasado como hacia mi futuro para desplazarme con tranquila certeza, transformando a la ansiedad y la incertidumbre que antes me frenaban en el combústible de mi autentica presencia.

Saturday, 21 July 2018

La nueva Santa Trinidad - Aplicación, Actualización y Algorítmo

La confianza se vuelve un activo fundamental en tiempos de despersonalización, ya que cada vez sustituimos más presencia fisica por largas distancias de interconexión cibernética. Por eso dependemos incrementalmente de las referencias virtuales para poder ser alguien en el mundo de las redes sociales, gradualmente transformando nuestra identidad tradicional en una virtual, donde el puntaje y la certeza de los clicks determinan lo que somos.
Es así que la confianza se vuelve una serie de datos técnicos que corroboran nuestro tecno-aislamiento, ya que la confianza anteriormente se ganaba en el terreno, y no sentado frente a un monitor. En esa línea, nuestra forma de hablar también se transforma, porque nuestro lenguaje se va alimentando de esos tecnicismos que nos arrojan las redes, exacerbados por el triunfo de la imagen sobre la palabra y la comprensión de la lectura.
Encima de esto se da un proceso de injerencia de más regulaciones y dictados de un sistema de computo que se super comercializa. Es así como la red nos amarra mediante la trinidad Aplicación-Actualización-Algorítmo, que hace de nuestro comportamiento uno cada vez más predecible, así facilitando la estandarización del nicho y la adicción como patrón de perpetuo consumo.
La privacidad sufre en el camino, ya que se sacrifica en nombre de la feróz seguridad virtual, reflejando de alguna manera lo que sucede en el mundo real-social del que somos conscientes cuando no hay wifi. Ulteriormente el control permea a las redes virtuales que enredan a sus usuarios con tanta oferta y requisito, haciéndolos presas de sus seductores e incesantes contenidos.

Migración politizada

El Estado es complice de la migración desde que dibujó las fronteras hace mucho tiempo.
Es más importante observar los movimientos poblacionales en masa dirigidos, que los de unos cuantos soñadores en busca de mejor vida, porque en los primeros están los cambios sociales.
Ejemplo de esto que llamo 'migración politizada' fue el Colonialismo, donde las grandes potencias movieron poblaciones enteras, incluyendo a la esclavitud, para reducir costos laborales. Asimismo sucede en el Pos Colonialismo, cuando la gente liberada migra hacia el corazón del alguna vez amo colonial, que le espera con los brazos abiertos para, otra vez, reducir costos laborales.
No importa el sueño individual de salir adelante. Para la migración politizada la clave es la alquimia que convierte a muchos en mano de obra barata. Hoy en la actualidad pasa lo mismo, pero ya con imperios fragmentados como naciones donde abundan las fronteras, con ello multiplicando las narrativas migratorias entre vecinos.
Hoy vemos como la política y el negocio, a veces en colusión, abren las puertas para dejar entrar a mucha gente, ya sea para formar una masa fiel votante a cambio de derechos de asilo, en el proceso convirtiendo al discurso político en uno de la identidad, la raza y las diferencias culturales. O, para beneficiar al empresariado con, otra vez, bajos costos laborales.
El problema con esto es tratar despues de hacer política congruente en tiempos de crisis, -llenando de promesas la calle- así como Trump y demás políticos conservadores abusan del tema migratorio para llevar agua a sus molinos.
En pocas palabras, la migración es más una estrategía económica y política cortoplazista para el poder en turno, por lo cual la convivencia social se dificulta entre tanta hipocresia, de un sistema que por un lado promete la unidad, mientras que por el otro nos receta el 'complica y vencerás' a diurnas cucharadas.

¿Es más natural competir o cooperar?


La naturaleza es un sistema que fluctua entre competencia y cooperación, pero la identidad del YO se ancla más en la competencia, ya que nos educan para ser mejores de lo que ya somos. Todo sistema e ideología propone el sacrificio de tu presente a cambio del fruto del mañana, enfatizando la lucha para realzar tu individualidad sobre la del resto, ironicamente esperando que resulte armonía, salud mental y estabilidad emocional de todo ello. Sin embargo la cooperación pura es a su vez muy idealista, como aquellos que creen que es factible vivir sin afectar el medio ambiente y sin causar impacto, donde nada sufre ni muere para dar cabida a lo nuevo. 
La punta de la pirámide descansa sobre otras niveles, mientras que la cooperación pura no produce liderazgo, ya que no estimula las diferencias ni establece aspiraciones, por ello dificulta el cambio y la evolución. La clave es buscar el equilibrio entre competencia y cooperación, para entrar en sintonía con una naturaleza integral que es más realista que idealista. Reduces la competencia pura del ego sin abandonarla. Participas también de la cooperación que es necesaria para girar la rueda de la distribución equitativa de las posibilidades.
La naturaleza es tanto gregarismo como imitación. Lo distinto provoca cambios porque produce curiosidad y nos cuestiona, por eso es positivo. La conformidad de la cooperación absoluta no produce liderazgos ni chispazos de espontaneidad, esenciales para establecer nuevos significados y formas de cooperación.
La continuidad de la vida como sistema, ironicamente, es que las cosas mueran para que lleguen cosas nuevas - distintas pero parecidas en esencia. La vida no sucede en la permanencia de lo estancado y de lo que poco cambia. Finalmente la cooperación incluye a la competencia, la recibe en sus brazos, la contempla en su atardecer, se juntan en el cenit del horizonte que comparten, donde nace toda posibilidad de existencia material.

Del egoismo a la autentica presencia

Del egoismo a la autentica presencia
La identidad es el puente que construimos para mejor administrar la realidad que percibimos, puente que consiste en un lenguaje con el que interpretamos al mundo.
Dicha identidad tiene la funcion de darnos certeza de lo que está ahi afuera, mediante las referencias perceptivas que llamamos pensamientos. Es así como sutilmente nos vamos separando y distinguiendo del exterior. Sin darnos cuenta sutituimos nuestra presencia y participación por nuestros pensamientos, convertiendolos en gendarme y aduana que obstruyen el libre flujo de percepciones. No dejamos 'entrar' nada a nuestra mente que antes no hayamos etiquetado, buscando proteger a la identidad y al capullo de certeza objetiva que a su alrededor tejimos. Es así que no tenemos palabras tampoco para nuestras emociones, porque de hecho la mente se monta sobre ellas, por ende no sabemos intepretarlas, ni mucho menos sentirlas, porque vivimos desde la cabeza, la percepcion y las etiquetas de lo exterior.
Es de aquí donde nace el egoismo, algo no natural, si no un subproducto de la construcción de ese mecanismo del ego que es la identidad. Egoismo en este sentido es filtrar todo lo que experimentamos para contrastaralo con nuestra programación. Desafortunadamente esa herramienta que se nos da con buenas intenciones para el exito en la vida termina separandonos, ya que nos da un falso sentido de individualidad pura y de desconección. Nos molesta que las personas no se comporten como queremos, ya que constantemente las ponemos a prueba de nuestras necesidades semanticas.
Madurar es flexibilizar el caparazón identitario para ponernos en el lugar de otros -vernos como ellos, como objetos más que sujetos, desarollando una sensibilidad hacia lo que nos rodea, reduciendo la categorización y el aferramiento racional. La conexión está más alla del ego y antes de el, cuando eramos un fresco retoño a quien no se le había recetado el dichoso visor de la identidad.
Entonces, la reintegración voluntaria con el todo que ya estabamos integrados (antes de ponernos la mascara de la identidad) implica lograr una presencia más participativa y consciente en el todo. Ironicamente son las caidas y las frustraciones las que nos fisuran y quiebran el caparazón de la identidad, ya que por sistema la mente siempre busca cubrir con su manto de ideas al todo. Son los tropiezos los que nos permiten ver desde afuera al capullo que construimos como algo fragil y falible, permitiéndonos la sensibilidad emocional que requerimos para reintegrarnos, facilitándo la participación con otros con la empatía como nueva posibilidad.
Es desde afuera de uno mismo pero con un pie adentro desde donde podremos desarrollar la autenticidad necesaria para cristalizar la sintesis de lo interior y lo externo. Interior en el sentido individualista-identitario. Colectivista en el sentido de ser uno más por haberse diluido y perdido entre los demás.
Ser autentico es haber trascendido la creencia que se está aislado en total individualismo, así como también evitar perderse entre las exigencias de otros. Es poder celebrar la unidad esencial sin necesidad de embarrarse con ellos en extasis estandarizador. Ser autentico es compartir desde la profundidad del ser -usando para ello la presencia corporal, el misterio emocional, pero tambien la razón, para no convertir a la fiesta en algo completamente insipido. Eso si, una razón menos clasificatoria, que nos permita realmente estar y compartir tomando en cuenta las necesidades ajenas.
Ser autentico es ser un candil de luz en el camino de los demás, evitando colectivismos y membresías que nos estancan, así como individualismos egoistas que nos anclan en el Yo y sus simbolizadas exigencias. 
Intentémos desarrollar enclaves de autenticidad linguistica que nos permitan re conformar las palabras para usarlas más allá de la identidad con la que nos programáron, estableciendo así una verdadera conexión con lo que nos rodea y una mejor comunicación con la totalidad de lo presente.

Entre más grande la culpa más larga la agonía


La culpa nos estanca en el proceso de aceptación de experiencias vividas porque nos mantiene como protagonistas del drama no trascendido.
Y aunque siempre hay responsabilidades que repartir, la culpa las concentra en quien la refrenda, convirtiendo al proceso en una jaula sin salida. Es así como los demás hechos y participantes quedan fuera de la ecuación, excluídos de la resolución de nuestra propia parte del conflicto. 
Más aun, la culpa es un repaso retrospectivo del como 'debió ser' lo que fue, por lo que al flagelarnos sin cesar reforzamos el cuadrilatero mental en que nos atoramos, en el proceso removiendo las emociones que alguna vez sentimos y que como droga nos seguimos recetando.
Ironicamente la culpa realza la auto flagelación y refuerza la idealizacion de los elementos externos a nosotros, afectando nuestra percepción en el presente, contaminada por un pasado que nos provoca una nostalgia poco saludable.