Empieza por el nombre, los apellidos, el genero y la clase social, para sobre eso ir montando las más confusas y lejanas como la nacionalidad, el partido político y la religión, identidades todas ajenas y externas a nosotros mismos como esencias, intuiciones, sabidurías y presencias. Se nos jura que es mejor entregar lo que somos, intercambiarlo por disfraces convencionales, que 'le sirven a los otros niños' para facilitar su integración a una sociedad repleta de urgencias y expectativas.
No contentos con eso constantemente se nos recuerda, se nos invita, se nos seduce, y en veces se nos forza dicho camisón de identidades, ya que se asegura son el mejor equipamiento para la comprensión, la plenitud y la felicidad colectiva misma, valores que no solo se mercadean como posibles, si no como fundamentales para cualquier proyecto de envergadura.
Ahh pero cuando cualquiera reniega a dicho camisón porque se siente demasiado grande o incomodo y apretado como constructo, se le acusa de ser ego céntrico, ególatra o simple egoísta, por el simple hecho de expresarse en desacuerdo, indicando el interés de emprender una búsqueda alterna, ya no tanto en el mas allá de las abstracciones, si no en el más acá de las esencias que intuimos que somos, que sentimos, y que a veces visualizamos, pero que en muy raras ocasiones nos permitimos enfrentar por miedo a encontrarnos con la supuesta animalidad e incertidumbre que nuestra cultura alguna vez reprimió en supuesto afán civilizatorio.
Civilización aparte, es ahí muy dentro en tu coraza, en tu núcleo donde yace la llave que puede liberarte de las ataduras excesivas, que no te dejan ser lo que quieres ser, para poder, de una vez por todas, quitarte de disfraces y así empezar a brillar en autenticidad creativa y liberadora.
Es así como, en vez de seguir luchando para salvar a partidos caprichosos y seguirte sometiendo a dioses justicieros, mejor ahonda en ti, el máximo poder al cual tienes acceso si solo te permites el coraje y la valentía para abrirte a ti mismo.
Entonces, una vez que le quitamos las categorizaciones y las culpas y las expectativas ajenas a la búsqueda interior, es cuando podremos darnos cuenta que esta lucha de-constructiva de identidades es ya el sacrificio primario, parte ardua de un proceso de auto valorización, que más que otorgar trascendencia nos devuelve la presencia, la plenitud espiritual y la alegría duradera.
Es solo adentrándonos hasta lo más profundo que nos convertimos en resorte, catapulta para nuestros sueños e intenciones más honestas. Existe mucho más poder de comunicación en el compartir desde lo más profundo que desde lo más superficial-convencional y lo ideatico-relativo.
No tengas miedo de usar al miedo como el combustible para tu despertar. La consciencia del miedo es ya un indicador que avanzas asertivamente en tu búsqueda.
Si te dicen egoísta por estar en contacto con tu centro - punto de partida para cualquier intento de comunicación certera y empática con otros- lo que pudieres hacer es agradecerle a quien sea que te lo haya dicho, ya que sin saberlo te estará dando el mayor crédito posible.
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