‘La superioridad militar
y tecnológica ya no está sólo en manos de los imperialistas. La época en que el
enemigo nos amenazaba y nos chantajeaba con bombas atómicas se ha terminado.’
- Kim Jong-un
Las
amenazas de Corea del Norte no desembocarán en una guerra directa, pero si en un reforzamiento del
armamentismo en lejano oriente, la nueva región con mayor crecimiento en la
beligerancia de los estados, especialmente el chino.
En
realidad el régimen de Pyongyang no puede llevar a cabo muchas maniobras sin
tomar en cuenta a China, ya que este ultimo país es la potencia emergente con
mayor crecimiento y poder de toda índole. Es por eso que puedo inferir que es
muy plausible que China esté
utilizando a su pequeño y agresivo vecino para indirectamente ventilar sus propias frustraciones geo-políticas
hacia la intervención hegemónica de Estados Unidos en la región.
Con esto
me refiero al nuevo orden que USA busca implantar en el lejano oriente, bajo la
estrategia llamada ‘El pivote Asiático’, que básicamente se refiere al redespliegue
de fuerzas hacia los mares próximos a China, con el objetivo encubierto de
contenerla, en sus aspiraciones de expansión y dominación. Este pivote militar marcó un giro fundamental en la política
exterior de USA, y obviamente también modificó el tablero geo-político del
mundo. Estados Unidos muestra claramente quien es la nueva ‘amenaza’ para el
orden mundial, que su ya muy cansada ‘Pax Americana’ busca perpetuar.
Lo que
quiero decir con esto es que la ira Coreana no es más que un nuevo episodio de
Guerra Subsidiaria – como se acostumbraba en la Guerra Fría - , en donde las
grandes potencias utilizan a terceros países más débiles para escenificar
conflictos y juegos de guerra, característicos de las más actuales luchas de
poder entre potencias de alcance mundial. La crisis coreana se esta
convirtiendo en la excusa para el incremento del armamentismo en la región, y Japón,
Corea del Sur, y el mismo China, están aprovechándola para buscar armarse en demasía.
La nueva
guerra fría esta
representada por China y Estados Unidos, y la península coreana es su mejor
escenario. Corea del Norte es apoyada y financiada por China, mientras que Corea del Sur esa apoyada y armada por Estados Unidos. Pero no debemos
de pensar que Corea del Norte es un completo títere que actúa únicamente bajo las ordenes
chinas. El nuevo líder coreano, Kim Jong-un, esta liderando esta crisis con por
lo menos dos objetivos claros. Por un lado busca legitimarse ante sus propias
fuerzas armadas y su pueblo, ya que tiene muy poco tiempo que accedió al poder
de este, uno de los más armados rincones sobre la tierra. Pero por el otro lado
busca posicionarse a nivel mundial y geo-político, ya que esta vez – como otras
en el pasado - logrará concesiones
para su programa de energía nuclear, que es más que urgente ante la escasez
energética que aqueja a la nación.
Lo que
nos demuestra este fenómeno es que tristemente se vuelve más que necesario el
ser poseedor de poderío nuclear para poder ser escuchado y tomado en cuenta por
las potencias del mundo. Y lo más factible es que muchas otras naciones – como
Irán – reforzarán sus intentos de desarrollar energía y armas nucleares, ya que
es más que obvio que esta es una de las pocas maneras de lograr poder de negociación
como un interlocutor serio.
Esta
crisis nos demuestra básicamente tres cosas. Por una lado, que el ascenso Chino
va en serio, y que ninguna estrategia de contención americana logrará evitarlo.
Por otro lado, queda claro que el sueño de desarme quedará solo en eso, en una fantasía,
dado que el balance de poder y la destrucción mutua asegurada siguen siendo de
las pocas maneras de ser tomado en cuenta. Por ultimo, lo que se comprueba es
que el escudo protector – mejor entendido como la Pax Americana – ha llegado a
su limite, y que las principales naciones que estaban bajo su protección , como
Corea del Sur y Japón, están buscando modificar sus propias políticas públicas
a favor de un armamentismo domestico, que gradual pero
seguramente excluiría a Estados Unidos.
Esto es
evidencia de que Asia Oriental es la región con mayor desarrollo en el mundo, y
que sus propios jugadores buscan lo propio en ausencia de los viejos acuerdos
de posguerra mundial. La nueva hegemonía en Asia es China, y ninguna intentona
de prevenir su despegue será suficiente para evitar que el péndulo de
influencia global vire hacia el oriente.
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