‘…La conspiración se llama el sistema político. No
es nada más que una excusa para robar, engañar y subyugar a la población.’
- Jeffrey Tucker
Ninguna relación
puede fructificar cuando una de sus partes depende del subsidio perpetuo de la
otra. Esta es la situación actual de la Unión Europea, la cual de hecho esta
dividida entre un norte rico y germanizado, y un sur improductivo y mediterráneo.
Es por eso que lo estamos viendo el día de hoy es a este proyecto convertirse
en una unión de transferencias de
capital, más que en aquel sueño
integrador que posicionaba a las naciones cooperando de una forma mucho más
equitativa.
La
algarabía que alguna vez caracterizaba a los lideres europeos ha desembocado en una vergonzosa
lucha para centralizar el poder y perpetuar la moneda común, mecanismo que
mantiene la certidumbre de la economía continental y su competitividad frente a
otros bloques regionales de mundo. Por eso se ha vuelto imperativo para
Alemania el tratar de salvar a las naciones que pudieren colapsar, buscando con
esto evitar un efecto domino el cual teóricamente arrastraría a las demás, y
con ello toda la supervivencia del sueño
europeo.
Para
ejemplificar esta crisis que mejor que Chipre, país miembro que utiliza el euro
y que se encontraba en una posición de insolvencia pública muy similar a las de
Grecia, España, Irlanda, Islandia, Italia, y Portugal. En estos casos los gobiernos
se han endeudado mucho más allá de su posibilidades de solventar dichas deudas,
ya que su productividad ha venido dependiendo cada vez más de créditos privados
– al estilo neoliberal - para capitalizarse y mantenerse a flote.
Los
arquitectos del reciente rescate de
Chipre fueron el Banco Central Europeo
(basado en Alemania y que imprime los euros), institución que en conjunto con
el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea organizan la política y
la economía de la unión monetaria en
algo conocido como la Troika.
Dicha
Troika ha sido muy criticada por la forma en que operó, dado que para torcerle
el brazo al gobierno Chipriota propuso originalmente forzarlo a que
implementara nuevos impuestos para los cuentahabientes comunes, los menos
responsables de todo el asunto. Se
rumora que la Troika buscaba reestructurar todo el sistema financiero chipriota,
ya que este había funcionado hasta ayer como un paraíso fiscal para dinero de
ilegitima procedencia, siendo este mayoritariamente ruso. Pero lo más grave es
haberlo propuesto, ya que de haberse llevado a cabo hubiese violado la
legalidad que cualquier Estado moderno tienen para con su población, de estar obligado a garantizarle su dinero en la forma de depósitos
bancarios.
El
gobierno chipriota estaba dividido, ya que por un lado su presidente buscaba
defender a esos grandes capitales extranjeros que formaban la mayor parte de
la estructura financiera del país. Pero
por el otro lado el parlamento votaba 36-0 en contra de aplicar nuevos
impuestos al ciudadano común. Fue por ello que la Troika decidió intervenir
directamente con el llamado ‘Bail-in’, mecanismo que le permitió inmiscuirse directamente para imponer un segundo plan emergente, circumventando
al Estado de esta la más pequeña economía de la Unión.
Este
plan consistió en eliminar al Banco
Laiki, uno de los dos más grandes del país junto con el Banco de Chipre. Los
activos tóxicos del difunto Laiki - mejor entendidos como bonos chatarra del
tesoro griegos - fueron traspasados al Banco de Chipre, el ahora ‘Banco bueno’
del país. A los cuentahabientes con depósitos menores a cien mil euros no se les
afectó, pero los capitales superiores a esa cifra – incluyendo los más grandes de origen ruso - sufrirán impuestos de hasta
un 40%. Otro resultado de la operación fue la aplicación de controles de
capital mientras la situación se ‘estabiliza’. Esto significa haber puesto a la integridad
monetaria de la Unión Europea en riesgo, gracias a la limitación de las leyes
de mercado mas básicas, que permiten el libre flujo de capitales financieros.
Esta
situación es evidencia de cómo la Unión Europea se pone en jaque a si misma, al
comportarse de forma anti-democrática
con gobiernos como el Chipriota, pero también con el griego y el italiano, al
haberles impuesto de forma vertical a lideres y soluciones tecnocráticas para
arreglar sus economías, medidas que obviamente carecen de representación
popular.
Ulteriormente,
este intento de parchar a los miembros más debilitados para salvar la
credibilidad del Euro nos demuestra dos cosas, por un lado se abre la posibilidad de que esto
se replique en otras naciones, las cuales de golpe perderían su soberanía financiera, en ese afán Bruselas
y Alemania de re-centralizar el poder político. Pero por otro lado esta el peor
ejemplo de todos, el haber sido testigos de que tan fácil se ha vuelto el
responsabilizar al público de los abusos de la banca privada, corroborando que
esta es la que manda sobre la ciudadanía.
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