No es que Trump esté tan interesado en la Rusia de Putin como para sacrificar la relación de Estados Unidos con Europa. Lo que el controversial politico está haciendo es tratar de sacar el máximo provecho de la derrota en Ucrania, bajo la ilusión de que el acercamiento y apoyo a Rusia logrará alejarla de China, con quien forma una alianza de contrapeso hegemónico global.
Por ende, el conflicto que va a fracturar dicho oportunismo geopolítico trumpesco es el palestino, en donde Moscú y Pekín defenderán a ultranza al archi enemigo del sionismo americano/israelí -Iran- eje fundamental de BRICS, y la principal excusa para intervenir en la región con más petróleo y gas del mundo.
En consecuencia, Medio Oriente será donde veremos el desenlace de este nuevo orden de fuerzas, y en donde Trump seguramente se arrepentirá de haber enajenado a Europa por sus urgencias corto-plazistas.
Todo esto será una buena oportunidad para darnos cuenta que Estados Unidos tal vez no tenía otra opción mas que arriesgar su relación con Europa, ya que la estancada situación no estaba logrando evitar la consolidación de BRICS y su concierto de ex-colonias, ahora empoderadas sobre las espaldas de un Occidente en decadencia.