Thursday, 2 August 2012

Las emociones y el espejo espiritual





Estamos acostumbrados a intelectualizarlo todo, hasta las mismas emociones.  Por otro lado se nos dice que la estabilidad emocional es necesaria para tener calidad de vida. Pero el pensar en ello no es suficiente para lograrlo. En ese sentido es que se antoja deseable el que exista una manera de poder crecer emocionalmente sin necesidad de sacrificar nada en el proceso.  Es por eso que el sistema tántrico de los chacras de oriente surge como una de las mejoras formas de hacerlo.

En ese sentido cabe destacar que hay un centro energético en el cuerpo que específicamente se relaciona con las emociones de todo tipo, incluyendo las energías sensuales y sexuales. El chacra swadhisthana (tu propio refugio) es místicamente representado por el agua y la luna, ambos elementos femeninos que simbolizan la sensualidad.   Este centro energético corporal es donde también  reside la empatia, la creatividad y la sensibilidad. Pero lo más importante de todo es que se localiza previo al chacra que resalta al Ego (manipura) - donde se genera la masculinidad, la voluntad, el control, la autoridad y la seguridad del carácter.

Es por eso que estimular la energía emocional/sensual del cuerpo puede convertirse en un excelente complemento a las funciones egoicas y voluntariosas que comoquiera que sea son necesarias para una completa vida humana. Es clave darse cuenta que, al contrario de lo que se piensa,  la energía corporal no solo es el resultado de la  combustión y la transformación de alimentos necesarios para la vida. Hay muchísima energía almacenada en nuestro centro emocional, que si  logra ser explotada, puede ayudarnos a realizar una vida mucho más placentera, a la vez que nos mantenemos saludables. Solo hay que  hacer consciencia de ello.

Para hacer esto algo más practico propongo que tomemos la parte  sensual de este centro emocional como la base y el combustible para hacer del movimiento una forma de desarrollo personal. O sea, que la sensualidad puede ser una forma ideal de aspiración, que puede alcanzarse mediante movimientos sexuales y de baile. Con esto quiero decir que el sexo debe trascender las funciones únicamente  reproductivas y placenteras, así como el baile debe trascender el mero movimiento corporal. En ambos casos se trasciende lo básico pero se incluye en el  agregado. Esto como parte del proceso de sublimación de las energías, que técnicamente nos lleva a entender a la sensualidad emocional como el conducto reanimador y energético del cuerpo. Metafóricamente esto quiere decir que el agua toma forma, canalizando y   externalizando las emociones que tanta falta le hacen a un Ego fijo y calculador, resultado condicionado de una supuesta identidad personal que así lo exige en función de la supuesta solidez de la personalidad. Nos da pena movernos mucho porque creemos que esto es algo que solo los animales (o la gente femenina) hacen.

La sensualidad en la practica seria bien representada como un péndulo, que fluctúa de un lado a otro, haciendo de sus movimientos la forma de expresión emocional tangible. La pasión lleva el fluir del péndulo hacia el  baile, pero también nos puede llevar al  sexo. Todo se hace al ritmo de la sensualidad, que no tiene mas interés que el de ayudarnos a de crecer emocionalmente, en búsqueda de la realización de lo que  somos. Como resultado no solo obtenemos eso, si no que también mejoramos en la practica de expresar emociones de cualquier tipo.
   

Algo fundamental es que hacer consciencia en el centro emocional es de gran ayuda para liberar el enojo y la tristeza, ya que es ahí donde se han acumulado  gracias a que el Ego ha reprimido mucho en su afán de ‘civilizarse’.  El desbloqueo emocional libera una cantidad de energía positiva para todas las funciones del cuerpo, elevando las vibraciones del mismo. Todos los caminos espirituales exigen la aceptación como su eje, pero al parecer las emociones tienen que ser primero enfrentadas.

Otra de las funciones de este centro emocional es el de intuir y sentir el lenguaje musical, que para muchos es la conexión divina. Lo común es tratar de entender la música, pero  lo apropiado es sentirla.  La música mueve fibras emocionales y es un excelente aditivo en la búsqueda de esa sensualidad añorada. El que piensa en la música se paraliza, mientras que el que la siente logra una conexión. El miedo de dejar en ridículo a la identidad personal debe trascenderse para lograr saborear los efectos atesorados de nuestras emociones.

 Un centro emocional sano pudiese convertirse metafóricamente en un espejo, que le sirve al Ego  para poder verse a si mismo. Ulteriormente el agua (femenino) sacrifica su naturaleza combativa buscando alinearse emocionalmente con el fuego egoico (masculino). Esto le abre la posibilidad al individuo de incrementar su certeza, siempre y cuando  se observe en ese espejo que una sana vida emocional le brinda a cualquiera. 



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