Estamos acostumbrados a
intelectualizarlo todo, hasta las mismas emociones. Por otro lado se nos dice que la estabilidad emocional es
necesaria para tener calidad de vida. Pero el pensar en ello no es suficiente
para lograrlo. En ese sentido es que se antoja deseable el que exista una
manera de poder crecer emocionalmente sin necesidad de sacrificar nada en el
proceso. Es por eso que el sistema
tántrico de los chacras de oriente surge como una de las mejoras formas de
hacerlo.
En ese sentido cabe destacar que
hay un centro energético en el cuerpo que específicamente se relaciona con las
emociones de todo tipo, incluyendo las energías sensuales y sexuales. El chacra
swadhisthana (tu propio refugio) es místicamente representado por el agua y la
luna, ambos elementos femeninos que simbolizan la sensualidad. Este centro energético corporal
es donde también reside la
empatia, la creatividad y la sensibilidad. Pero lo más importante de todo es
que se localiza previo al chacra que resalta al Ego (manipura) - donde se
genera la masculinidad, la voluntad, el control, la autoridad y la seguridad
del carácter.
Es por eso que estimular la
energía emocional/sensual del cuerpo puede convertirse en un excelente
complemento a las funciones egoicas y voluntariosas que comoquiera que sea son
necesarias para una completa vida humana. Es clave darse cuenta que, al
contrario de lo que se piensa, la
energía corporal no solo es el resultado de la combustión y la transformación de alimentos necesarios para
la vida. Hay muchísima energía almacenada en nuestro centro emocional, que
si logra ser explotada, puede
ayudarnos a realizar una vida mucho más placentera, a la vez que nos
mantenemos saludables. Solo hay que
hacer consciencia de ello.
Para hacer esto algo más practico
propongo que tomemos la parte
sensual de este centro emocional como la base y el combustible para
hacer del movimiento una forma de desarrollo personal. O sea, que la
sensualidad puede ser una forma ideal de aspiración, que puede alcanzarse
mediante movimientos sexuales y de baile. Con esto quiero decir que el sexo
debe trascender las funciones únicamente
reproductivas y placenteras, así como el baile debe trascender el mero
movimiento corporal. En ambos casos se trasciende lo básico pero se incluye en
el agregado. Esto como parte del
proceso de sublimación de las energías, que técnicamente nos lleva a entender a
la sensualidad emocional como el conducto reanimador y energético del cuerpo.
Metafóricamente esto quiere decir que el agua toma forma, canalizando y externalizando las emociones que
tanta falta le hacen a un Ego fijo y calculador, resultado condicionado de una
supuesta identidad personal que así lo exige en función de la supuesta solidez
de la personalidad. Nos da pena movernos mucho porque creemos que esto es algo
que solo los animales (o la gente femenina) hacen.
La sensualidad en la practica
seria bien representada como un péndulo, que fluctúa de un lado a otro,
haciendo de sus movimientos la forma de expresión emocional tangible. La pasión
lleva el fluir del péndulo hacia el
baile, pero también nos puede llevar al sexo. Todo se hace al ritmo de la sensualidad, que no tiene
mas interés que el de ayudarnos a de crecer emocionalmente, en búsqueda de la
realización de lo que somos. Como
resultado no solo obtenemos eso, si no que también mejoramos en la practica de
expresar emociones de cualquier tipo.
Algo fundamental es que hacer
consciencia en el centro emocional es de gran ayuda para liberar el enojo y la
tristeza, ya que es ahí donde se han acumulado gracias a que el Ego ha reprimido mucho en su afán de
‘civilizarse’. El desbloqueo
emocional libera una cantidad de energía positiva para todas las funciones del
cuerpo, elevando las vibraciones del mismo. Todos los caminos espirituales
exigen la aceptación como su eje, pero al parecer las emociones tienen que ser
primero enfrentadas.
Otra de las funciones de este
centro emocional es el de intuir y sentir el lenguaje musical, que para muchos
es la conexión divina. Lo común es tratar de entender la música, pero lo apropiado es sentirla. La música mueve fibras emocionales y es
un excelente aditivo en la búsqueda de esa sensualidad añorada. El que piensa
en la música se paraliza, mientras que el que la siente logra una conexión. El
miedo de dejar en ridículo a la identidad personal debe trascenderse para
lograr saborear los efectos atesorados de nuestras emociones.
Un centro emocional sano pudiese convertirse metafóricamente
en un espejo, que le sirve al Ego
para poder verse a si mismo. Ulteriormente el agua (femenino) sacrifica
su naturaleza combativa buscando alinearse emocionalmente con el fuego egoico
(masculino). Esto le abre la posibilidad al individuo de incrementar su
certeza, siempre y cuando se observe en ese espejo que una sana vida emocional le
brinda a cualquiera.
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