Wednesday, 15 August 2012

El orden como imposición es una falacia








La idea de que es posible imponer el orden social desde arriba es tan antigua como las pirámides de Egipto. Pero esto no se volvió  una obsesión hasta el siglo XIX, cuando las políticas publicas de control se apoyaron en el Positivismo, el cual justificaba ese tipo de ideas mediante la ciencia. La visión era sencilla, lo más racional es que la sociedad se organice de la manera que menos problemas cause para el devenir del progreso humano. Este concepto seria aplicada aunque no todo mundo la comprendiese, ya que su justificación se basaba en la potencialidad que esta representaba. O sea, los  los fines justificaban los medios, se estuviese de acuerdo o no con ello.

Pero la realidad es que el orden nunca fue un fin en si mismo.  Este solo era la base necesaria para poder establecer desde ahí las distintas formas de progreso que la sociedad ha inventado. Es por eso que hoy se nos dice que el orden es necesario a toda costa para una economía funcional, aunque para hacerlo se vaya en contra de nosotros mismos que participamos de todo ello. Esto quiere decir que la línea de acción para cualquier colectividad generalmente viene de arriba. Y por eso el orden se justifica como la clave para controlar los destinos de cualquier sociedad.

 En ese caso el vender algo como lo optimo para todos es una forma de control social impresionante, ya que lo que se hace es coronar a la razón sobre cualquier otra forma de vivir, de expresarse u organizarse como personas. Esto quiere decir que la razón es utilizada de forma instrumental con el objetivo de homologar y unificar los diversos  criterios, que son naturales como resultado de la diversidad que presenta cualquier agrupación.

El orden es una ilusión. Lo único que hace es sublimar las individualidades en supuesto afán de reducir la ‘amenaza’ que representan. En ese sentido se dice que el orden es lo contrario al desorden, el cual se ha equiparado con algo malo y disfuncional.  Ulteriormente en esto se basa mucho la política. El miedo se utiliza para que creamos que si se nos permitiese ser lo que somos esto seria equivalente a la barbarie. Es por ese resquicio de ignorancia por donde siempre se cuelan las visiones unitarias  que se nos imponen desde arriba - diciéndonos lo que tenemos que hacer como manadas.

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