Y la búsqueda no termina. Inventamos las religiones para no aceptar
la conclusión de nuestras existencias, pero fue un gesto inútil frente a
un ego insaciable. Por eso les adjudicamos dioses, para culpar a
alguien mas de nuestro miedo a la muerte.
Pero lo más
difícil de vivir con esas creencias es que nos frenan – como supuesta
oferta de solución existencial trascendente – de la posibilidad de
encontrar acuerdos espirituales propios, dirigidos hacia la más
apremiante necesidad de resolver el enigma de la cesación del pensamiento que nos
sostiene y justifica como identidades únicas y separadas, paliativos todos ante la realidad de la finitez de la que rehuimos.
Se
critica mucho a las creencias occidentales por haber inventado un
cielo, el cual según ellos, por lo menos acolchona ese fenómeno
traumático que nos arranca la luz de la vida. Pero por otro lado muchos
acudieron a la re-encarnación, la cual al final (para los que primero
hablaron de ella) no es algo que sea muy agradable, ya que no es
definitiva, porque hay que estar teniendo que regresar a tomar
vehículos materiales para seguir aprendiendo hasta llegar a la
realización de la unidad de todo, como base de la primacía del espíritu,
el cual anima nuestras vidas, energizándolas desde siempre. Pero al
final esto también es un paliativo. Ya que aunque la re-encarnación
como concepto sí es mas personal que el dichoso cielo en cuanto a lo que
nuestro destino propio supuestamente conviene - por incluir un concepto
central como el Karma (acción) - , acaba siendo otra forma de negarnos a
la partida definitiva hacia la muy factible noche eterna, donde
posiblemente no haya sensibilidad ni percepción alguna.
El
regalo ‘divino’ esta ya con nosotros desde el principio y se trata
solamente de ser auténticos en el aquí y el ahora. Y aunque
supuestamente no se encuentre uno con dios por estar teóricamente lejos
del camino personal aquí descrito, el vivir una vida autentica te acerca
a la alegría, y esta a su vez puede llevarte a una paz interior con
mayor calidad de vida. Pero fundamental es que este camino puede
otorgarte la posibilidad de poder proyectarte al futuro y fantasear con
el lecho de la propia muerte - para ser vista sin vergüenza y temor –
para tomarla como punto de referencia en relación a lo que se este
llevando acabo en el presente, y sentirse satisfecho por estar
entregando todo lo posiblemente necesario para una vida plena, aquí y
ahora. El ser autentico es para mi una forma de espiritualidad. ¿Me
imagino si esto será también un tratado sobre la felicidad, o si son
cosas distintas?
-juancarlosguerra , maro 2012
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