Estados Unidos y Rusia, son simbólicamente representados por el águila y el oso. Estos países se encuentran actualmente escenificando una disputa de poder la cual ha logrado empañar las hasta hace algún tiempo buena relación entre ambas potencias, todo esto debido a una “tibia” confrontación por el control de amplios sectores de la geografía y de los recursos del planeta. Pero el águila y el oso no se encuentran solos. La peculiaridad del mundo actual es la de una amplia gama de especies que comparten la misma lucha. El presente trabajo sirve para indicar que los problemas ruso-estadounidenses son sintomáticos de una potencial y mucho mayor crisis internacional y de ahí surge la necesidad de contextualizarla. La analogía animal hace alusión a la competencia natural que se da por el dominio de los territorios y de las fuentes naturales que aseguran la supervivencia.
A finales del 2001, Rusia estuvo de lado de los Estados Unidos para brindar su apoyo contra el nuevo enemigo que acechaba a Occidente, el terrorismo. En aquel tiempo, George W. Bush hacia referencia a Vladimir Putin como un “amigo y alguien de cuya transparente mirada emana el alma de un hombre bueno”. Las relaciones de estas dos naciones, que durante mucho tiempo vivieron en manifiesto antagonismo debido a una “Guerra Fría” de corte ideológico y armamentista, no podían estar en mejor momento.
Pero las cosas fueron cambiando. Las sucesivas guerras en Afganistán e Irak - con las cuales Estados Unidos logro establecer bases militares en Asia Central y el Caucaso - y la expansión de la OTAN hacia las fronteras del territorio ruso - donde se absorbió territorios que una vez formaron parte de su antiguo imperio soviético - enfurecieron al oso que sentía un intento progresivo de acecho hacia su histórica guarida. No obstante, la nueva y mas reciente aventura del águila, que esta intenta en emplazar misiles de defensa en Republica Checa y Polonia para prevenir supuestos ataques de países contrarios a sus intereses de libertad y de proliferación democrática (léase Corea del Norte, Irán, y por que no, Rusia), han progresivamente enfurecido a este mamífero.
Por su lado, los rusos han dado también mucho de que hablar. Este país que cuenta con una gran extensión territorial, ha estado utilizando sus abundantes materias primas para reposicionarse en el terreno geopolítico del mundo tras la caída de la Unión Soviética, que trajo consigo el desprestigio a nivel internacional. La estrategia que Vladimir Putin a seguido es una que busca obtener la influencia que alguna vez se tuvo en los tiempos del auge del socialismo. Gran parte de la popularidad (casi el 80%) con que cuenta el Presidente, es gracias al crecimiento económico que se ha logrado con la eficiente explotación del petróleo y el gas natural. Pero estos mismos energéticos están siendo utilizados para manipular a muchos. Europa (la Paloma) es un ejemplo. El oso siberiano ha jugado con el suministro del gas del cual los europeos dependen, y esto ha deteriorado las relaciones entre ambos. La mas reciente y abrupta pugna, ha sido una airada discusión en lo que refiere a derechos humanos y la calidad de la democracia, reclamos que son el resultado de una tensa relación comercial. Rusia también a ejercido su poder en las Naciones Unidas para apoyar mociones que han irritado al águila y a la paloma, como la negativa de imponer sanciones a Irán por su programa nuclear.
Pero en estas circunstancias, juzgar al oso sin tomar en cuenta el contexto seria injusto. ¿Quien puede culparlo de no sentirse arrinconado en un mundo cada vez mas competido y continuamente en conflicto donde sus intereses entran cada vez mas en juego? Como pueden contradecir , el águila y la paloma, el hecho de que no están actuando conjunta y concertadamente para contener al oso, como este lo afirma? ¿Y que decir de otras especies que asedian su terruño como lo son el Dragón (China) y el Tigre (India)? Como debería Rusia de reaccionar al engrandecimiento de estas naciones que han logrado convertirse en jugadores competentes en la escena internacional y que particularmente ejercen influencia muy cerca de su refugio?
Las disputas por el poder no siempre desembocan en conflictos armados. La Guerra Fría nos mostró que aunque el águila y el oso eran capaces de atacarse directamente, nunca lo hicieron. Lo sucedido en Corea y Vietnam lo ejemplifican. Estas guerras, aunque auspiciados por Estados Unidos y Rusia, fueron solo escenarios donde estas potencias ensayaron y liberaron un poco del vapor beligerante que habían acumulado. En este momento ninguno de los dos desean enfrentarse de nuevo como lo hicieron por mas de algunas décadas. Mas aun, no están en condiciones de hacerlo. El águila esta preocupada por sus numerosos nidos (léase Irak, Afganistán, Asia Central, Japón, Corea del Sur, el Medio Oriente) alrededor del mundo, y el oso no es lo grande que una vez fue. Su economía no le rinde para otra confrontación de tal envergadura.
Lo primero que si podemos establecer es que la situación, aunque presente características semejantes, no es ni será una vuelta a la Guerra Fría. El adjetivo “tibio” se aplica como reminiscencia de esa rivalidad, pero el mundo ha cambiado mucho desde aquel entonces y el entorno internacional es enteramente distinto. Segundo, es puntualizar que los Estados Unidos sigue empeñado en contener y dividir al adversario, mientras amplia las sucursales de su imperialismo alrededor del mundo. Tercero, es visualizar a Rusia como potencia regional que esta deliberadamente buscando incrementar su influencia mundial. Cuarto, es revisar el reacomodo de los países a nivel global y de entender las implicaciones para la geopolítica mundial, la cual se ha transformado de un escenario bi-polar (Estados Unidos y Rusia), a uno multi-polar (léase Brasil, China, Europa, India, Estados Unidos, Japón, Rusia). Por ultimo, y no por eso menos importante, es advertir que en un mundo donde varias potencias compiten por los mismos recursos, las circunstancias pueden cambiar, y que una mera lucha por el poder se puede transformar en conflicto armado una por la supremacía energética, como la guerra de Irak lo ejemplifica. No es lo mismo que el águila emprenda su vuelo en pro de la curiosidad o la aventura a que lo haga porque tiene sed y hambre. El oso puede hibernar tranquilamente una vez y solamente si ha asegurado su supervivencia.
La analogía animal nos puede servir para darnos cuenta de lo que la escasez provoca entre las especies. Se nos ha advertido que las guerras futuras serán por los mismos recursos naturales que aseguran nuestra vida en el planeta. ¿Deberíamos entonces de estar preocupados por la aparición de nuevas y variadas especies que insisten en comportarse como el águila y el oso?
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