Monday, 18 September 2017

El consumismo es como el tráfico, empezamos escogiendo en libertad pero acabamos estancados sin gran diferencia.
La ilusión de las decisiones en torno a la distinción dentro del colectivo -de acuerdo a canones pre establecidos y externos a nosotros- es que nos llevan a resultados similares, eventualmente parecidos. Puedo creer que hubo libertad en escoger mi guardaropa, texturas y colores, pero al final eso no me hace realmente distinto a los demás que lo hacen. Lo mismo pasa con los coches. Si todos ejercen la supuesta libertad de elegir pero habitan en espacios cerrados, acaban encajonados, frenados por sus decisiones como colectivo.
Y como encuerarse o ser hippie no es la solución a esta indiferencia, la clave es reconocer que nunca estaremos completamente diferenciados por nuestro exterior, si no por las decisones que tomamos desde adentro que hacen que nuestro exterior dejer de tener que ser modificado perpetuamente en afán de distinción.
La única forma de ser único es dejar que tu interior reluzca, ese que no necesita comprarse, reponerse ni lavarse. Es obvio que vestirse y transportarse es una necesidad, otra cosa es convertirse en el cascarón que nos arroja en el corralón de las semejanzas.
Una bonita ropa y un buen coche talvez te ayuden a sentirte mejor, pero solo aceptandote como eres por dentro es que lograrás trascender y desplazarte con exito sin tanto sufrimiento. 
Se autentico, así seras único sin mucho esfuerzo.

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