Friday, 18 May 2012

Novela Mexicana: La Estrategia Electoral Conservadora y el Aparato de “Seguridad”










La más reciente visita del Papa Ratzinger a México el pasado marzo sirve como un calibrador para comprender mejor el momento crucial por el que la sociedad mexicana atraviesa. Por una parte, esta cargada de contenido simbólico, ya que ha sido utilizada con la clara intención de legitimar a una clase política que ha ampliado la brecha entre los que tienen y los que no tienen a niveles alarmantes. Por otra parte, el líder de la iglesia católica toma el papel de actor principal en un esfuerzo muy bien orquestado para mantener a la población en un estado de conciencia mágico y mítico, al “entontecer” el espacio de representación y discurso público, con la intención encubierta de alejarnos de la argumentación política.

La visita parece haber enardecido la controversia entre algunos sectores de opinión pública con respecto a lo inadecuado de la representación, ya que varios candidatos postulados para el cargo no han malgastado su oportunidad de lucrar con el capital político que ha resultado de la ganancia inesperada de la visita. Están luchando por presentarse a sí mismos como guerreros cruzados del bien, y el tomar posiciones moralistas es parte de su continuo desempeño.

Los principales contendientes están compitiendo para posicionarse como redentores al tratar de aproximarse personalmente a la gente, quienes juegan su propio papel en el juego al enfatizar las cualidades personales de los candidatos y, por tanto, hacen que el aspirar a un análisis profundo sea fútil desde el principio. Esta ha sido una gran oportunidad para ver como la moralidad triunfa sobre la razón cuando se trata de entender la psicología de los votantes. En última instancia, esto ejemplifica la importancia de la política de la identidad en México; en donde el enfoque personal, étnico, y de valores; son más importantes que la ideología en sí.

Algunos de los problemas estructurales que no se están debatiendo son: la guerra civil en curso - incluyendo el deslizamiento hacia una sociedad autoritaria y de vigilancia, el fracaso del neoliberalismo y la crisis financiera global, la economía doméstica, la movilidad social, el tamaño de la burocracia estatal (la cual ha crecido a casi 1/3 del gasto del PIB), el fracasado sentido de comunidad e identidad nacional, la mala representación política, la ley y el orden, la consolidación de estructuras de poder de facto (medios, fuerzas armadas, sindicatos, grupos de mafia, la Iglesia Católica), la creciente privatización de los espacios públicos, la degradación ecológica, la democracia y el republicanismo, etcétera.

Estamos en escasez de ideas dignas de contravenir el esfuerzo discursivo del alto mando para contener un caos social total. En este sentido, el esfuerzo de las relaciones públicas con su “guerra del narco” ha fallado en convencernos de que la paz podría estar a la vista, especialmente cuando las matanzas no han disminuido (se encontraron 49 torsos en Cadereyta, Jiménez, un municipio cercano a Monterrey, Nuevo León). Además, ahora es evidente que un aparato de “seguridad” (con el subproducto de una cultura del miedo) se esta configurando a nivel nacional, uno que ha lesionado las libertades civiles en un cierto grado.


Un recuento experiencial de los sucesos locales en Monterrey

La presencia de la policía y el ejército se ha quintuplicado. Las calles están siendo patrulladas día y noche, los retenes militares se apuntalan en todas partes. Helicópteros vuelan de aquí para allá en todo momento, y lo hacen a muy baja altitud; los centros de vigilancia y las cámaras son ahora comunes tanto en los sectores públicos como privados. Las empresas de seguridad y los convoyes de guardaespaldas son de uso común de la opulencia, y muchas zonas residenciales de clase alta se están transformando en “guetos post-modernos”, donde los residentes se encuentran seguros dentro de complejos vigilados.

Un buen ejemplo de esta cultura del miedo en términos prácticos ha sido la disminución del estatus de Monterrey como un gran lugar de entretenimiento nocturno. Es seguro decir que la asistencia ha disminuido por lo menos a la mitad; por tanto, el derrame económico y las alternativas de entretenimiento han sido dramáticamente coartadas.

A nivel nacional, la legitimidad del Estado esta en trizas, al menos para una buena cantidad de mexicanos, y definitivamente para los observadores internacionales. El conflicto interno por el que atravesamos (incluyendo algunos que lo llaman una guerra civil) es un reflejo de una injusta distribución del capital económico y cultural. Siglos de negligencia social están saliendo a la superficie en forma de rebelión, y aparentemente nuestra clase política no esta prestando atención.

Además, la fabricación y el sostenimiento, por parte de los medios de comunicación  -feudalmente interconectados - de un “cuento de hadas” esta perennemente obstaculizando el debate público. Los problemas sociales reales ya no pueden quedarse al margen o eludirse. Una manera funcional de enmendar a la comunidad - al abrir alternativas de movilidad social y desarrollo - tiene que emerger para plantear una esperanza de paz y prosperidad para la nación.


juancarlosguerra - mayo 2012

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