semiótica del poder
'Si tu dices una mentira
lo suficientemente grande y la repites constantemente, la gente eventualmente
se la creerá. La mentira puede ser mantenida solo durante el tiempo que el
Estado pueda proteger a la gente de las consecuencias políticas, económicas y o
militares de la mentira misma. Entonces se vuelve vital para el Estado el
utilizar todos sus poderes para reprimir el desacato, ya que la verdad es la
enemiga mortal de la mentira, y por extensión, es la mas grande enemiga del
Estado.'
-Joseph
Goebbels, ministro de propaganda Nazi
-Los personajes son históricos
pero los mensajes son atemporales-
Si postulásemos este ultimo
renglón como verdadero, entonces personas como Joseph Goebbels solo serian chivos expiatorios simbólicos de
una era, en lo que a la maldad se refiere. Esto porque en el hoy
le asociamos a el y a figuras de su talla con enunciados tan duros como
el de la mentira que abre este
texto. Al relacionar a Goebbels con su enunciado de forma total le pusimos una
categoría inamovible de maldad. La forma de liberarlo - a el como narrativa intrinsica del mal - es diciendo que el no fue
el primero que lo dijo. En este sentido lo unico constante es el poder, el cual está en constante reconfiguración de los discursos y los personajes que lo ejercen en turno.
Pero no solo las personas o las
ideas son notorias por la relevancia que tuvieron en sus tiempos. Los símbolos
también han sufrido transformaciones y transmutaciones en sus significados y
aplicaciones, como la Svástica misma - a la cual le hemos reservado un lugar permanente en
el hotel del mal que habita nuestras mentes. Este era un símbolo que tenia
otras connotaciones desde la antigüedad, mucho mas extensas y variadas que la visión del siglo XX del Nazismo. Por
eso lo apropiado, antes de hacer comparaciones o tomar ejemplos, seria el liberarle a ese símbolo de la carga de ser ‘malvado’, para ver que hay detrás del fenomeno que representa.
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ecocidio
Hoy hemos llegado al punto del ‘ecocidio’, en donde estamos aniquilando las mismas bases orgánicas de nuestra existencia. ¿Que no es esto ya mucho mas grave que las peores consecuencias del Nazismo?
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ecocidio
Hoy hemos llegado al punto del ‘ecocidio’, en donde estamos aniquilando las mismas bases orgánicas de nuestra existencia. ¿Que no es esto ya mucho mas grave que las peores consecuencias del Nazismo?
Es obvio que el ecocidio se
lleva a cabo inconscientemente, dado que el mundo y sus recursos se nos
prometió como la base del progreso. ¿Pero que acaso no es mucho mas profundo y
violento el estar arrasando con todo el medio ambiente y sus contenidos? ¿No es esto ir mucho mas allá de la
eliminación de solo algunos grupos
y razas humanas a la Hitler?
La paradoja del hoy es que ya nos dimos cuenta de lo que le
estamos haciendo a nuestro hogar, pero
no queremos aceptar que hay que pararle, ya que ni el Estado ni el
pueblo pueden ni saben como. Pero lo mas ridículo es que estamos aplicando
todavía las ya conocidas soluciones fascistas para arreglar un problema
distinto, esclavizando al otro y matándolo para salvar su libertad. Puesto en perspectiva, todo esto en un
acto fútil ante la inminente catástrofe ecológica. Por eso el problema que nos
aqueja ya no es de corte ideológico, es un problema de corte civilizatorio que
ha desencadenado efectos ecológicos serios.
Heredamos de nuestros
antepasados el concepto ‘magnicidio’, que representa la muerte del padre – el líder de la tribu y de la comunidad - y esto
llego hasta las patrias
representativas que hoy habitamos. El ‘genocidio’, por otro lado, trata sobre
la muerte de las criaturas engendradas por ese padre, sus hijos. La muerte de
la etnia es mas compleja que la del líder tribal, ya que está simbólicamente
relacionada con la terminación de una forma de ver las cosas. Con el genocidio
se elimina la descendencia - que equivale a la civilización – vista como un enorme entramado discursivo,
tejido con nombres y apellidos.
Ulteriormente lo que muere es un tracto cultural con identidad propia. Se
despedaza la patria como orden
simbólico.
Comoquiera que sea, el ecocidio
lleva a la destrucción de la base orgánica misma, incluyendo el hábitat y la
personas que ahí residen. Para
empezar, ese ‘lugar’ nos permite la vida misma, incluyendo la posibilidad de
tener tiempos para cavilar sobre dichas cuestiones. ¿Hacemos mas daño (proporcionalmente) nosotros hoy, que lo
que los nazis hicieron en su momento? ¿Representaría el ecocidio, entonces,
una evolución de mayor complejidad en nuestra capacidad de
destrucción? Y si este fuese el
caso, ¿tendríamos una justificación moral si apeláramos a la inconsciencia
sobre la bipolaridad de nuestras formas de progreso civilizatorio?
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