'Si tu dices una mentira
lo suficientemente grande y la repites constantemente, la gente eventualmente
se la creerá. La mentira puede ser mantenida solo durante el tiempo que el
Estado pueda proteger a la gente de las consecuencias políticas, económicas y o
militares de la mentira misma. Entonces se vuelve vital para el Estado el
utilizar todos sus poderes para reprimir el desacato, ya que la verdad es la
enemiga mortal de la mentira, y por extensión, es la mas grande enemiga del
Estado.'
-Joseph Goebbels, ministro de
propaganda Nazi
La
gente se alarma cuando se le postula la posibilidad de que su gobierno utilice
tácticas que históricamente han servido para el control social. Cuando se dice que el gobierno mexicano
lleva a cabo practicas fascistas no quiere decir inmediatamente que sean
iguales a las que los gobiernos del mismo
Hitler o Mussolini utilizaron. Lo que digo es que los Estados buscan perpetuarse a como de lugar,
y si sus políticas publicas
necesitan justificarse como legitimidad para ellos mismos como burocracia, pues
la repetición absurda de algo se
convierte en una forma de
propaganda, la cual como nos dice la introducción, ha sido una herramienta
clásica en el afán de moldear a la opinión pública a través de la historia.
El
ejemplo en cuestión es la política de la repetición de la supuesta
justificación de la guerra que
peleamos todos en pro de la seguridad. Se nos vende seguridad – porque
estamos seguros que es lo que más nos hace falta – pero nos damos cuenta que
por la misma se nos tiene aterrorizados. Esto quiere decir que aunque el
problema original pueda realmente existir, la solución puede acabar también
convirtiéndose en un problema – y en justificación para más gastos burocráticos y crecimiento del Estado- como lo vemos en México.
Veo que vamos en camino a convertirnos en una sociedad autoritaria, ya que un
signo de esto es la alarmante realidad de que ya legitimamos la violencia como
camino social.
Nos
damos cuenta que existe una política clara - concertada - en plantear una realidad de telenovela para
un país que teóricamente lucha contra el mal, una que se presume tendrá un final feliz. He dicho hasta el cansancio que esto es
sólo un paliativo para una sociedad inconforme con las diferencias de riqueza y
de cultura tan abismales, claro legado de haber olvidado a grandes sectores de la
comunidad, que ahora utilizan caminos ilegítimos para movilizarse. Y mientras
nuestras televisiones nos dicen que vamos ganando la guerra, el mundo observa (y
opina) como nos desmoronamos como concepto de nación. México está peleando contra si mismo dentro de un coliseo
que esta delimitado por sus fronteras políticas. Pero esta realidad estructural
nos aparece como fragmentada y diluida
a través de las pantallas
de nuestras televisiones, que nunca nos presentan el contexto, ni el análisis,
ni el trasfondo de las cosas. Sólo se nos venden las piezas, ya que así
aseguran una novela mucho más extensa y obviamente más costosa. A cada quien
nos toca un pedazo de la miserable teleserie que por ahí promete nutrirnos de
esperanza, dada la realidad tan de maquillada que nos presenta.
La
realidad que percibimos está construida por la televisión, pero también
participan las formas de hablar institucionales y las que nosotros mismos
reforzamos en el día a día en nuestra comunicación. Y aunque no niego que algunos creen que exista algo que justifica esta forma violenta de
responder, creo que la forma esta
siendo exagerada para exacerbar la cultura del miedo, que como bien sabemos, le
es muy útil a nuestros lideres aquí y en cualquier otra parte del mundo. Estamos llevando el miedo a donde vamos, si es que nos
atrevemos todavía al salir de nuestras casas.
A lo
que quiero llegar con todo esto es que muchas veces el discurso y las ideas
hablan sobre algo que no resuena
con lo que sucede ahí abajo, en el terreno mismo al que refieren. Es muy claro
que la represión fisica de la cual somos victimas se dreproduce en nuestras mentes – en nuestra
psicología social – y prueba de ellos es que la llevamos cargando a cualquier
lugar que nos dirigimos.
Te
propongo dos formas para probarlo. La primera es retirándote completamente de
la ciudad – del contexto en donde se da todo esto - para probar con ello que no hacen sentido esas ideas o formas
de hablar que hacen lo que somos
dentro de esa mismo lugar donde habitamos. La represión solo funciona porque
nuestra mente es social, nuestra convivencia y lenguaje son el resultado de compartir eso mismo con
otros dentro de un espacio definido - y ciertamente televisado - donde constantemente lo reciclamos. Por eso nuestras vacaciones se han convertido en una forma de ‘autonomía
mental’ donde logramos huir de la realidad que vivimos en nuestros lugares de
origen. La otra es que practiques cualquier disciplina que te haga ‘salirte’ de
esa realidad mental sin necesidad de abandonar la urbe que te constriñe con
tanta confusión; una especia de ‘sedición simbólica’. Para esto la meditación
es excelente.
Lo
importante de ambas es aprovechar la
observación de la mente desde otro ángulo para ver como esta se nos ha llenado de miedos que nos
generan ansiedad, culpa y vergüenza. Nos hemos convertido en victimas de las ideas que constantemente nos
repetimos los unos a los otros. Estamos cambiando la cultura en el camino.
La
ansiedad existencial es ya de por si algo difícil para los humanos como para
estar cargando miedos ajenos. El miedo es la mejor forma de control que el ser
humano ha inventado. Entonces,
¿por que seguir arrastrándonos de esta manera en nuestra búsqueda de libertad?
Escuche su programa por Radio UdeM y decidi visitar su blog, el cual encuentro muy interesante, dado que comparto en mucho su punto de vista. Yo lo unico que quisiera agregar es el el valor exagerado que tiene el dinero en nuestra sociedad, y que es el origen, desde mi punto de vista, de todos nuestros males.
ReplyDeleteEspero poder seguir leyendolo y buscare su programa nuevamente por la radio,
Atte. Rocio Gonzalez
Gracias Rocio.
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