Friday, 17 February 2012

Paterfamilias



Los registros, cedulas y demás controles de identificación son parte del patriarcado.
Es función del padre saber quienes son y donde se encuentran son sus hijos para mejor establecer el orden, y en si delimitar la jurisdicción de sus dominios. Pero el padre no esta solo.

Su dominio se establece mejor si se alinea con otros patriarcas, héroes y demás deidades comunitarias o nacionales. Es por eso que ese discurso es clave para su sistema. Común en esta forma de vida es la utilización indiscriminada de pleitesías e idolatría de estas y otras figuras – incluyendo a los dioses mismos -  para engrandecer sus confines. El fijar una base histórica y mítica para ello también funciona para alargar la flecha del tiempo del lider en turno, en la búsqueda de nuestro sutil sometimiento a este mandato de forma permanente y eterna.  En pocas palabras, la espacio-temporalidad del sistema  se reifica socialmente y se reproduce culturalmente en el discurso.

Pero los socialismos y capitalismos ‘compasivos’ también toman tintes matriarcales, al convertirse en el proveedor de servicios, amores y compasiones que rebasan los rangos de acción del padre  mismo, el cual esta muy ocupado con nuestro control y recato. Y aunque el padre en la practica haya relegado a la madre a segundo plano jerárquico, no puede prescindir de ella en el ejercicio del poder, ya que los funciones de lo femenino acolchonan y subliman las características mas ‘duras’ del patriarca en turno. Los elementos femeninos  funcionan como una fachada sutil para el poder patriarcal.

No nos extrañe, pues, el politeísmo en que convertimos, no solo a la religión, si no a la política y la vida en sociedad, al haber aparejado al patriarca cuasi-divino con la madre protectora y perpetuadota de ilusiones y de amores fallidos. Ella reconoce y canaliza las demandas emocionales del pueblo para que estos puedan ser mejor cooptados por el padre en su afán de control y poder.

Las virgencitas castas son el receptáculo de nuestras sombras mas recónditas, mismas que buscamos mantener alejadas de nuestro estricto padre  y de nuestra mente consciente. Pero que ingenuos hemos sido al pensar que ella guardara nuestros mas íntimos secretos.

El socialismo busca encargarse oficialmente de sus 'hijos', llevarndolos de la mano hacia la felicidad misma. Pero el capitalismo se sirve cada vez mas de estas estrategias para emplearlas como paliativo a un devastador libre mercado, que dejado a su propia suerte, no termina entregando esa justicia y felicidad que  nuestros papacitos socialistas supuestamente otorgan. Por eso, el buscar acompañar a la política con la religión, ha sido una fantasía de control absoluto sobre nosotros. Héroes, dioses, patriarcas y demás iconos se alinean en colusión para ‘nuestro’ servicio.

¿Entonces, de que se trataba todo esto de vivir en colectividad originalmente?


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