Wednesday 15 February 2012

La Comunidad Expedita: ¿Que hay detrás de la intención de sacar de nuevo el discurso religioso a la calle? / The Expedite Community: What Has Religion Got to Do with President Calderon's Sense of Flailing Authority

La Comunidad Expedita: ¿Que hay detrás de la intención de sacar de nuevo el discurso religioso a la calle?

 Las protestas del 1ero de Febrero del 2012 se centraron en  las plazas publicas alrededor del país en contra de la más reciente intención de revertir la pieza fundamental de legislación que estableció la sana separación de iglesia y Estado, misma que Benito Juárez firmo en la Constitución de 1857 para la formación liberal del país. Su plan era catapultar a México hacia una visión moderna y secular de republica, y para esto fue necesario el eliminar el poder de la Iglesia Católica del espacio publico y sobre los asuntos de Estado. Pero la Iglesia Católica (y presumiblemente otras denominaciones religiosas) están intentando recientemente (con el apoyo del PRI y el PAN) recuperar su dominio de la consciencia publica y de nuestra cultura, en un país que atraviesa por un vacío de poder y de debacle social.


Si el articulo 24 constitucional es modificado, esto pudiera arrojar de nuevo al espacio publico el discurso religioso. Esto  posibilitaría la adquisición medios de comunicación impresos y electrónicos, abriéndoles la puerta también para intermediar en la educación publica. Esto expondría a los niños  a un pletórico contenido religioso en posible sustitución o de relleno a la ausencia de materias ecolares de corte cívico y racional.


Felipe Calderón esta apoyando este cambio  con el plausible afán de legitimar su posición con algo de autoridad,  ya que la ‘guerra contra el narcotráfico’ ha dañado su imagen publica. Su necesidad de autoridad es mas critica que nunca, ya que las fuerzas armadas están tomando la delantera en muchos sentidos. Pero en vez de trabajar para transformar al país en uno educado en la razón y la ley, el gobierno ha desencadenado una lucha de facto por el poder, por un lado, mientras por el otro, buscan (el Estado incluyendo las fuerzas armadas y las instituciones religiosas) convencer, legitimarse y ganarse la simpatía del pueblo.

 Pero aparte de legitimar el discurso religioso y buscar autoridad, el Estado esta buscando establecer una idea de comunidad funcional. Esto porque nuestra identidad nacional nunca cristalizó, en parte por nuestra pésima educación publica, pero también por los extremos socio-económicos y las barreras socio-culturales que nos dividen.


Todo se remonta al México post-independencia en donde el discurso político presumía que nuestra mayoría ‘mestiza’ seria el ingrediente principal para nuestra aventura hacia la modernidad. Pero en practica esto no sucedió, ya que las elites – de distintas extracciones étnicas – tomaron el control del destino de esos mestizos y del resto de las comunidades indígenas, mismos que nunca lograron integrarse por falta de interés propio y del Estado. La iglesia gradualmente abandonaría la arena política, pero nunca perdió su atractivo, al ser posiblemente la única fuerza unificadora detrás de un Estado que a regañadientes echaba para adelante. Más aun, la educación publica moderna nunca terminó de educar al pueblo en lo civil y lo racional, ya que las elites sabían que esto podría transformarse en una perdida de poder sobre el pueblo que representaban.

El siglo XX vio nacer el surgimiento y consolidación de una sociedad industrial y semi-moderna - con una clase media concomitante - pero esto fue una pantalla para el sentido de comunidad. No todos los mexicanos se movilizaron socialmente. Y mientras los corajes y envidias se mantuvieron a raya gracias a la manipulación de la información y la homologación de  los medios con los intereses del Estado, la división social creció de forma alarmante.


El día de hoy la era informativa Internet expone las enormes redes de compadrazgo, nepotismo y corrupción a lo largo del país. Pero también ha abierto canales de comunicación alternos. Así es como el neo-liberalismo ha sido revelado como un sistema fallido e injusto. Y la gente se esta rebelando. En este sentido, la guerra contra el ‘mal’ no es más que un paliativo para una situación social terriblemente compleja. Esto no parecerá como una insurgencia o una revolución, pero la movilidad social ilegitima esta a la orden del día.


Creo que el calculo de buscar llevar a México de nuevo al oscurantismo mitológico pudiera coincidir con una idea de  buscar un sentido de comunidad de forma practica, independientemente del enorme paso para atrás en términos de la factibilidad de convertirnos en una sociedad racional y de Estado de Derecho.  Juárez estaría aterrado con esto.


juancarlosguerraperez- feb, 2012

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The Expedite Community: What Has Religion Got to Do with President Calderon's Sense of Flailing Authority


Protesters flocked around central plazas throughout Mexico on February the 1st condemning the most recent political intentions of reverting the fundamental piece of legislation that established the healthy separation of church and state, which was seen through by Benito Juarez’s presidency with the signing of the 1857 liberal constitution. His plan was to catapult Mexico into a modern and secular republic, hence to achieve this the Catholic Church was stripped of its power over state affairs. But the latter is now coordinating (with political support) its comeback as an official political power, and is bent on  re-establishing its dominance of public conscience and culture in a country that is experiencing a political power vacuum and social turmoil.

Mexico has a wide variety of religious denominations, comprising catholic and various protestant groups, and many other non-Christian organizations, many of them practicing their religion. Nevertheless, religious discourse is legally exempt from the pubic space. But it could now re-infuse the streets with its mythological mantle if the constitution’s 24th article is finally modified at the hands of the Senate, which is under pressure by the president himself. A lower house of congress has avidly conspired in favour of renegotiating religious liberties – and certainly powers - for all belief-based institutions, as well. This could potentially open the door for religious institutions to be able to possess and utilize media outlets. They will also be empowered to peddle their mostly anachronic world-views in public schools, thus exposing children with an already low level of education to a vertical onslaught of values from which there is no rational escape.


President Felipe Calderon is supporting the change as a logical move - purportedly of reinvesting his position with some kind of legitimate authority - as he is faced with a debacle of public perception, due to the prolonged drug war that has taken its toll on Mexican society. His need of authority is more critical than ever, as the armed forces seize terrain by the day, in every sense. But instead of working to transform the country into an educated and rational law abiding society, the government has unleashed a de facto struggle for power, on one hand, and for hearts and minds, on the other.


But, besides legitimizing religious discourse and seeking authority, what the state is trying to do is to establish some sense of a functioning community. This because Mexico’s national identity has not crystallized hitherto, partly because of its uncompetitive public education and extreme economic and cultural inequalities. It has not cemented because the community itself that functions as the base for national identity is ripped apart, due to these harsh social divisions.

It all dates back to post independence Mexico, where political and postcolonial discourse was claiming that the emerging ‘mestizo’ make-up of the population would be the main ingredient for the country’s lurch towards modernity. But in practice this never happened, as various elites with different ethnic backgrounds took control of the destiny of millions of mestizos and other indigenous populations. The church would gradually exit from the arena of political power, but it never lost its appeal, as it remained very plausibly as the only unifying force underlying a struggling state. Moreover, modern public education was never meant to ‘fully educate’, as elites knew that a real democracy could curtail their power over those same people they represented.

The 20th century saw the emergence and consolidation of an industrial and semi-modern society, with an emerging middle-class, but it nevertheless was a smokescreen for an ailing sense of community. Not everyone mobilized. And whilst grudges and grievances were kept asunder (by a manipulated media), ultimately the chasm between groups grew alarmingly wider.


Today the information age has effectively exposed enormous webs  of corruption and cronyism everywhere. But it has also opened up alternate channels of communication and power. Neo-liberalism has been revealed as an unjust economic system as a failed project, and the people are now rebelling. In this sense,the all- out war versus evil drug dealers is just a palliative for a very complex social situation. This may not look like an insurgency or revolution, but illegitimate social mobility is the order of the day.


I reckon that the calculus of pulling Mexico back to a state of mythological resonance could coincide with the covert idea of building up a sense of community, regardless of the gigantic step backwards in terms of the feasibility of becoming a rational and law abiding society.   Juarez would be appalled.


by Juan Carlos Guerra -  Feb 14th 2012

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