Tuesday, 13 December 2011
Monday, 12 December 2011
Saturday, 10 December 2011
La lucha egoica por una figura patriarcal con autoridad en México
Todas las luchas de poder por el máximo puesto en la jerarquía política de una nación están llenas de intrigas. Esto por el hecho de que -en términos freudianos- el ejecutivo o representante de cualquier comunidad equivale a la vez una figura patriarcal y un ego ideal para la agrupación que se encuentra bajo su mandato. El ego ideal es la proyección de admiración que desarrollan sus miembros para con el líder del grupo. Ellos subliman el enojo de ser gobernados y limitados en sus necesidades e impulsos humanos aceptando una cabeza que los organiza de forma común. En este sentido, los lideres religiosos y políticos a través de la historia enarbolan esas características, independientemente de las funciones y del discurso de cada uno.
Los lideres, en esa línea, no solo lo son en autoridad, si no que también en estructura. Esto quiere decir que la cabeza suele ser quien organiza, a la vez que consolida el orden simbólico que precede. En pocas palabras, el líder político establece el respeto y la indoctrinación social, así como el Cardenal, Obispo o Papa es el eje de consolidación doctrinal de la feligresía. En ellos se concentra la figura de autoridad desde donde se perpetua cualquier conjunto de ideas que busquen homologar a cualquier cantidad de grupos de personas bajo una misma cosmología o idiosincrasia.
Comoquiera que sea el sistema republicano (con un pueblo libre gobernado por representantes bajo un régimen legal y racional) es la forma mayoritaria de organización social humana. Pero esto no quiere decir que siempre fue así. En muchos casos se tuvo que experimentar primero con una forma social en donde la religión dominaba el mundo publico y privado. En ese sentido, la religión sentó las bases patriarcales de control.
Pero la evolución a los estados de derecho sancionados por ley no prescinde de lideres patriarcales, ya que estos siguen siendo los jefes de la tribu en el sentido sociológico, y los acumuladores de proyecciones individuales de cada miembro de la población, en sentido psicoanalítico. Esto quiere decir que el representante tiene el poder para configurar lo que simbólicamente determinara (identidad nacional, valores comunitarios, sistemas legales, normas y regulaciones) a cada colectividad en cuestión. Y aunque la ley y el líder electo popularmente no necesariamente son y representan lo mismo, es generalmente el ejecutivo el que debe supuestamente hacer que la ley sea lo que impere dentro de la jurisdicción comunitaria y política que le corresponde.
La ley puede entenderse como una de las invenciones socio-culturales mas refinadas por la humanidad. Pero la ley esta metafóricamente encima de la ciudadanía, como una nube abstracta de conceptos, que debe ser ‘aterrizada’ directamente en la practica publica. Aquí es generalmente el ejecutivo el que representa la legalidad y la civilidad comunal, aunque hayamos separado un poder judicial para prevenir los abusos de una sola persona. En pocas palabras, el ejecutivo debe reflejar un estado de derecho, y para eso debe de tener autoridad para lograrlo. Esta se obtiene con el respeto, la tradición, el carisma o la elección popular. Pero la forma mas importante de lograr cementarse como líder también en lo simbólico es respetando la ley. Y para eso se necesita una cabeza fuerte, pero en esos términos, y no necesariamente de forma violenta como la ley marcial, o la ley ‘del estado soy yo!’ de Luís XIV. Los griegos llamaron al reflejo de un orden legal en la practica - la ‘Isonomía’-, en donde los de arriba y los de abajo están unidos por la sujeción y el respeto a las leyes.
En esta línea, los ‘hombres fuertes del poder’ han evolucionado, del tener todo el control y el poder bajo su hombro, a la gradual descentralización del poder en la imagen del pueblo soberano que es coparticipe de la gobernabilidad de la sociedad mediante la razón y la ley. Pero esto no excluye la necesidad de haber tenido que, casi de manera forzosa, el haber vivido bajo regimenes totalitarios o quasi-autoritarios, para decir que es ahí de donde provienen y surgen las formas de gobierno que hoy nos rigen.
Y es por eso que para entender el líder único podemos hablar brevemente de la transición de las sociedades religiosas de un esquema politeísta (muchos dioses) a uno monoteísta (un solo dios). Los sistemas religiosos monoteístas centralizan el poder divino - y su contraparte mediadora humana- en una representación única. Y una de las características de la transición de muchos dioses a uno solo es la lucha de poder que se dio entre los que defendían dioses particulares y los que querían solo uno. El monoteísmo es la coronación violenta del triunfo de un ídolo sobre los otros. Es por eso que quienes detentan una deidad, y ulteriormente triunfan sobre otras, logran el poder absoluto.
Entonces podemos tomar un poco de la historia de México para poder hacer juicios plausibles en relación a la falta de autoridad que portentan nuestros lideres políticos actuales. El antiguo Imperio Mexica era liderado por el Tlatoani - figura que combinaba funciones religiosas y de estado - que puede decirse que a grandes rasgos pudo haberse convertido aun mas en una especie de figura autoritaria en el camino hacia una unidad de pueblos semejante a nuestro concepto contemporáneo de nación. La nación mexicana que ulteriormente cristalizó lo hizo por causas y elementos ajenos (Colonia Española con su versión de monoteísmo correspondiente) que es muy probable que haya dificultado la proyección y el emplazamiento de una figura de autoridad – egoica y paternal-, lo suficientemente respetada por tratarse de un nativo de la misma comunidad que encabezaba, o por lo menos por ser de una de extracción étnica mucho mas similar a lo que ya había, que lo que era aquella ajena etnia europea. Lo que resulto de nuestra independencia de 1821 fue un caudillismo, el cual se mantuvo durante el periodo posrevolucionario, escondido detrás del ejecutivo PRI-ista ‘legitimado’ por nuestro voto.
La autoridad en México no se logro como en otros lugares, ya que la lucha de poder que lleva a una sociedad del politeísmo al monoteísmo al estado-nación no se dio de forma domestica, lo cual posiblemente nos privo de una coherencia y homogeneidad, que facilitara la futura gobernabilidad mediante la transición a un estado de derecho propio. No solo fuimos robados de nuestra identidad y sociedad indígena durante la Colonia, si no que también de la posibilidad de que ese mismo mundo autóctono - invadido y colonizado - se trasladase lentamente a su forma propia de control y respeto en la imagen de su propia figura de autoridad paternal.
Es por eso que lo que yo veo hoy no solo es una lucha del poder a la vieja usanza, si no que también creo que seguimos en esa búsqueda de establecer, por fin, una figura egoica que podamos admirar y por ende seguir para nuestra gobernabilidad. Esta falta de figura con autoridad, es a mi juicio, la culpable de la excesiva corrupción que nos estanca. Pero creo que también es la gran culpable de que el estado de derecho no sea ni aceptado, ni comprendido, ni puesto en practica por grandes tractos de nuestra población. Además creo que es enormemente responsable de la no posibilidad de eliminar la religiosidad de la política ni del espacio publico, en nuestra lucha por establecer un país laico y moderno como valuarte de racionalismo, y de un respeto de la legalidad – mismo que se obtiene al extirpar del espacio publico los mitos y leyendas que obstaculizan su instauración. Nuestra fachada es católica, pero la realidad es que esta religión se practica de forma sincrética y politeísta por muchos, que posiblemente busquen salvaguardar algunas formas de creencia ancestral. Las heridas de la súper-imposición religiosa ajena no han terminado de sanar. Que mejor ejemplo de esto que la comunidad Chamula de Chiapas.
El PAN tuvo buenas intenciones políticas en esa búsqueda de consolidación de la figura paterna y autoritaria, la cual creyeron que mediante el sufragio obtenían. Pero en la practica se toparon con un país dividido en facciones legislativas, militares, sindicales, mediáticas, partidistas, de creencia, etc., que les impidieron ese emplazamiento que tanto añoraban. Por eso creo que es muy plausible decir que la militarización como opción fue la mas fácil que tomaron, primero Fox, pero mas claramente Calderón, en esa búsqueda de consolidación egoica y paternal para México. El estar al frente de un estado ‘fuerte’ en ese sentido concentra aun mas el poder investido en la figura del ejecutivo, que se vuelve comandante en jefe de una enorme fuerza militar. La gran ironía es que lo militar antecede en muchos sentidos a lo religioso en cuanto a organización y control social se refiere. Y en esa línea la consciencia colectiva que resulta de esa forma de gobierno castrense es arcaicamente ilegal y violenta. La gente no entiende la ley a golpes, y mucho menos si sus lideres tampoco la respetan.
Pero no podemos dejar de un lado el reciente acercamiento - y reivindicación legal en el espacio público - a la curia católica, en el afán de restaurarle ciertos poderes a la Iglesia. El conservadurismo político no solo esta cerca de lo militar, también lo esta cerca de lo religioso, porque como ya se explico, este tipo de institución tiene amplia experiencia con el patriarcado y con las figuras de autoridad en la consciencia social del pueblo. Pero lo mas peligroso es que al recurrir de forma conservadora a la Iglesia con fines políticos es debilitar aun mas -paradójicamente- a la figura del ejecutivo, y ciertamente al estado laico y de derecho, que facilita la funcionalidad legal y de desarrollo racional del país.
No solo es por falta de educación que no entendemos lo civil y lo moderno. Seguimos peleados con nuestras formas de representación y sus fines. Nuestras cabezas son débiles. Y nuestro individualismo y falta de atención a la ley pudiera interpretarse psicológicamente como una afrenta a un padre que no hemos aceptado.
Friday, 9 December 2011
La mentalidad del mexicano (viveinteligente.org)
Es difícil de determinar si todo la gente piensa lo mismo, y para eso, mejor inventamos las identidades colectivas. Entonces podemos tener una mentalidad y juicio propio, a la par que se comparten ideas comunes, mediante la homogeneidad cultural que nos da la vida en sociedad. En esa misma línea el lenguaje, los valores, la religión, y otras estructuras han funcionado para cementar lo que somos, o por lo menos lo que para algunos debería seguir uniéndonos en estos tiempos.
Nuestro caso mexicano de individualismo extremo, representando muy bien con el dicho ‘del zaguán para mi casa’ ha sido muy pronunciado recientemente, en momentos en que la república se esta perdiendo por nuestras incongruencias civiles y que se requiere mas que nunca ‘de jalar parejo’. Es entonces cuando se vuelve necesario analizar el porque del fracaso de nuestra cultura para afrontar, no solo el pésimo trabajo de representación política que estamos evidenciando, si no que también la falta de una comunidad sólida, que pueda solventar por si misma esta confusión y suplicio generalizados por el que pasamos, y buscar hacerlo sin la ayuda de algún nuevo pastor que siga tratando de vendernos falsas ilusiones con fachada de grandes ideas colectivas.
Entonces se antoja interesante el tratar de ingresar a las profundidades de nuestra psicología social, buscando con esto el comprender como es que esas supuestas ideas e ideologías por las cuales nos regimos han fallado en su postura original de unirnos. Aquí abiertamente posiciono sobre la mesa a los grandes mitos como la excesiva injerencia de la religiosidad en el mundo publico (conste que no la critico como apropiación privada y personal) que, hasta cierto punto, no logran permitirnos el avanzar a un nivel colectivo de racionalidad, donde por lo menos el centro de gravedad social gire en torno a la auto-critica, y por ende a dudar la gestión del gobierno y de algunos de sus programas sociales – que pudiéramos fácilmente tachar de abierto populismo.
Más aun, se vuelve obvio a estas alturas, el darnos cuenta que la mentalidad del mexicano esta anquilosada en niveles de consciencia que no le permiten trascender su propio ser, el cual cuando mucho entiende al otro como parte de una feligresía que también esta en el afán de ser salvado de un mundo y un país injusto.
No. Yo creo que no es posible tener una mentalidad alterna si no nos damos la posibilidad de abrirle espacio psicológico y racional a la misma. Es por eso que la labor del Estado mexicano ha sido infame en lo que le corresponde en cuanto a brindar una educación nacional de calidad, que le permita al mexicano el tener alternativas de estructura mental, para así poder activarnos en la consolidación de ese orden moderno que tanto hemos luchado por consolidar desde la independencia.
Y en esa línea podemos darnos cuenta que existe un interés de no hacerlo. Ejemplo de esto pudiera ser las declaraciones de la hija de Enrique Peña Nieto al tratar de defender a su iletrado padre de los embates de un publico medianamente despierto. En estas declaraciones pudimos observar – todavía, a estas alturas- el abierto racismo, clasismo y elitismo que fueron y que son característicos del legado colonial de casi cinco siglos.
Nuestra mentalidad, estimado lector, debe buscar la mejora y la transformación de si misma, ya que la única cosa que busca perpetuarse como tal, evitando el cambio, suele ser esta misma, dado que es trabajo del ego y la identidad individual y colectiva el mantenerle así. Pero lo triste, o lo posiblemente liberador si solo lo reconocemos como tal , es que las cosas cambian en todo momento. Por eso el mantenernos iguales sin modificar nuestros patrones de pensamiento, no solo es ingenuo, si no que es potencialmente destructivo para la sociedad en su conjunto.
La educación no solo sirve para transformarnos y para comprender como funciona el sistema que nos rige. Es también una herramienta fundamental en la búsqueda del aprendizaje y la realización de que somos primero que nada una comunidad humana, y que hay que respetarnos como tal. De ahí nos puede ayudar a pasar a la construcción – ahora si por fin- de una patria funcional – que comparte un espacio publico – y que este debe de respetarse mediante la ley y los acuerdos comunitarios ya existentes.
Nuestro caso mexicano de individualismo extremo, representando muy bien con el dicho ‘del zaguán para mi casa’ ha sido muy pronunciado recientemente, en momentos en que la república se esta perdiendo por nuestras incongruencias civiles y que se requiere mas que nunca ‘de jalar parejo’. Es entonces cuando se vuelve necesario analizar el porque del fracaso de nuestra cultura para afrontar, no solo el pésimo trabajo de representación política que estamos evidenciando, si no que también la falta de una comunidad sólida, que pueda solventar por si misma esta confusión y suplicio generalizados por el que pasamos, y buscar hacerlo sin la ayuda de algún nuevo pastor que siga tratando de vendernos falsas ilusiones con fachada de grandes ideas colectivas.
Entonces se antoja interesante el tratar de ingresar a las profundidades de nuestra psicología social, buscando con esto el comprender como es que esas supuestas ideas e ideologías por las cuales nos regimos han fallado en su postura original de unirnos. Aquí abiertamente posiciono sobre la mesa a los grandes mitos como la excesiva injerencia de la religiosidad en el mundo publico (conste que no la critico como apropiación privada y personal) que, hasta cierto punto, no logran permitirnos el avanzar a un nivel colectivo de racionalidad, donde por lo menos el centro de gravedad social gire en torno a la auto-critica, y por ende a dudar la gestión del gobierno y de algunos de sus programas sociales – que pudiéramos fácilmente tachar de abierto populismo.
Más aun, se vuelve obvio a estas alturas, el darnos cuenta que la mentalidad del mexicano esta anquilosada en niveles de consciencia que no le permiten trascender su propio ser, el cual cuando mucho entiende al otro como parte de una feligresía que también esta en el afán de ser salvado de un mundo y un país injusto.
No. Yo creo que no es posible tener una mentalidad alterna si no nos damos la posibilidad de abrirle espacio psicológico y racional a la misma. Es por eso que la labor del Estado mexicano ha sido infame en lo que le corresponde en cuanto a brindar una educación nacional de calidad, que le permita al mexicano el tener alternativas de estructura mental, para así poder activarnos en la consolidación de ese orden moderno que tanto hemos luchado por consolidar desde la independencia.
Y en esa línea podemos darnos cuenta que existe un interés de no hacerlo. Ejemplo de esto pudiera ser las declaraciones de la hija de Enrique Peña Nieto al tratar de defender a su iletrado padre de los embates de un publico medianamente despierto. En estas declaraciones pudimos observar – todavía, a estas alturas- el abierto racismo, clasismo y elitismo que fueron y que son característicos del legado colonial de casi cinco siglos.
Nuestra mentalidad, estimado lector, debe buscar la mejora y la transformación de si misma, ya que la única cosa que busca perpetuarse como tal, evitando el cambio, suele ser esta misma, dado que es trabajo del ego y la identidad individual y colectiva el mantenerle así. Pero lo triste, o lo posiblemente liberador si solo lo reconocemos como tal , es que las cosas cambian en todo momento. Por eso el mantenernos iguales sin modificar nuestros patrones de pensamiento, no solo es ingenuo, si no que es potencialmente destructivo para la sociedad en su conjunto.
La educación no solo sirve para transformarnos y para comprender como funciona el sistema que nos rige. Es también una herramienta fundamental en la búsqueda del aprendizaje y la realización de que somos primero que nada una comunidad humana, y que hay que respetarnos como tal. De ahí nos puede ayudar a pasar a la construcción – ahora si por fin- de una patria funcional – que comparte un espacio publico – y que este debe de respetarse mediante la ley y los acuerdos comunitarios ya existentes.
Wednesday, 7 December 2011
La mentalidad y la defensa de lo Real
Hace no mucho tiempo atrás que esta comunidad practicaba la costumbre de tildar de forma peyorativa a cualquiera que se mostrarse en contra del orden social de las cosas, mismo el cual para muchos ya mostraba pronunciadas fracturas en muchos sentidos. Con esto me refiero a la criticas en referencia a la corporación como forma de organización social - en conjunto con el Estado y su política -, que en muchos casos evidencian relaciones de lealtad feudales que ponen en entredicho la sana delimitación de los espacios públicos para el operar de una patria relativamente democrática y republicana.
En esta línea, cualquier individuo o grupo de personas que proyectasen una mentalidad critica eran tachadas de inconformes, de izquierdozos, y en algunos casos hasta de anarquistas. Curioso es darnos cuenta como el día de hoy mucha de esta vociferación ha sido mitigada por una mentalidad que esta cambiando, resultado de la crisis y la ruptura de paradigmas globales de los cuales estamos siendo testigos.
Es por eso que me gustaría concentrarme en el concepto de la mentalidad colectiva, y como en muchos casos, esta suele ser el resultado de una forma de vida relativamente funcional para las mayorías. Mucho de esto sucede aquí, y en otros lugares del mundo, por el simple hecho de que el centro de gravedad de la psicología social del ser humano tiende hacia el conservadurismo. En pocas palabras, las mayorías prefieren el orden establecido y la estabilidad lograda, aunque eso mismo no sea necesariamente lo mas apropiado o justo para todos, incluyendo las minorías que puedan estar sufriendo o en simple desacuerdo.
Es por eso que me gustaría concentrarme en el concepto de la mentalidad colectiva, y como en muchos casos, esta suele ser el resultado de una forma de vida relativamente funcional para las mayorías. Mucho de esto sucede aquí, y en otros lugares del mundo, por el simple hecho de que el centro de gravedad de la psicología social del ser humano tiende hacia el conservadurismo. En pocas palabras, las mayorías prefieren el orden establecido y la estabilidad lograda, aunque eso mismo no sea necesariamente lo mas apropiado o justo para todos, incluyendo las minorías que puedan estar sufriendo o en simple desacuerdo.
Para entender como se logran anquilosar las grandes ideas o verdades que consolidan lo que somos o lo que creemos, y que justifican y legitiman el como vivimos, podemos colocar el concepto de ‘Discurso’. Este incluye las formas lingüísticas, reglas, convenciones, y o normas para regir el supuesto cauce de nuestra civilidad y progreso. Estas suelen rebotarse entre nosotros de forma horizontal, pero ulteriormente emanan del orden institucional, mediático y político que consolidan el supuesto ‘Pacto Social’ bajo el cual nos organizamos como colectividades. Esto se conoce bajo el nombre de 'Hegemonía Cultural'. Como ejemplo de esto menciono que el discurso medieval era el religioso, el del Renacimiento estaba relacionado con el de los descubrimientos y del espíritu académico, el absolutista europeo en su justificación bajo el derecho divino del monarca, y el discurso moderno que se establece a grandes rasgos en base a la razón, la técnica, las libertades republicanas – así como de una económica liberal con su respectiva cultura del consumo - todo bajo el control de los ciudadanos libres que conforman la iniciativa privada.
En ese sentido cada época denota características especificas por el hecho de que en ese momento histórico cada comunidad, región o país se rige por un bloque discursivo histórico que lo justifica en si y para si mismo. Siguiendo esta lógica podemos decir que en general el discurso es efectivo si las condiciones que lo reflejan en la practica hace que este sea recibido de forma positiva por los que se rigen socialmente y que son gobernados bajo el.
Entonces podemos también decir que cada época que se vive como real se conduce en esa línea, porque su tripulación piensa y cree que esto es lo más apropiado para el momento. Pero eso no quiere decir que todo mundo siempre este de acuerdo; los discursos pueden ponerse en duda por efectos inesperados y no calculados en un inicio. Pero lo que termina desprestigiándolos es que la base material que los provee esté experimentando una crisis fundamental y estructural, que haga que ese discurso pierda sintonía con esa realidad que supuestamente sostiene. Esta posibilidad suele ser en general mas perceptible y evidente para ese pequeño grupo de personas escépticas que hoy comienzan a ser escuchadas, que comoquiera que sea, comúnmente giran en torno a la duda sobra la 'perfección' de los discursos, cualesquiera que estos sean y por las razones que se busquen ser perpetuados.
El mundo contemporáneo al parecer es evidencia de una crisis de paradigmas civilizatorios. Con esto me refiero a la crisis económica, la política, la financiera/crediticia, y la de valores culturales y de funcionalidad social con la cual nos enfrentamos en nuestra civilización, y con los cuales nos estamos acostumbrando a vivir. Es por eso que estamos entrando en una etapa nueva de cuestionamientos.
Nuestra mentalidad esta compuesta de verdades relativas que nos hemos platicado y que nos hemos creído, y que convencionalmente pusimos en practica para esa manutención de la ‘realidad’ con que aceptamos que vivimos. Se dice que es ‘verdad’ porque es lo que a grandes rasgos nos hemos dicho que es así. De ahí la dificultad para las alternativas y cambios.
Es por eso que se vuelve menester el decir que aunque creamos que la realidad que se vive es imposible - o muy difícil de cambiar - lo más determinante es decir que esa misma realidad algún día se soñó y se gesto con una intención duradera como tal, siendo imaginada desde una perspectiva idealista, para finalmente poder ser llevada a la practica, en donde muchos estarían de acuerdo con ella. Toda realidad alguna vez fue ilusión y sueño. Y toda ilusión se imaginó en momentos en que su realidad más cercana era la que se estaba trascendiendo por estar fuera de tono con eso mismo que alguna vez la justifico, y hasta la legitimo para nosotros. Hoy se esta abriendo la posibilidad de disputarle.
Conceptos que nos rigen hoy como la república, la democracia, la constitución, las libertades civiles, etc., alguna vez fueron propuestas por idealistas que se arriesgaron a hacerlo en contra de una realidad supuestamente operacional e inamovible. Es por eso que hoy es un gran momento para proponer ideas y cosas nuevas, para buscar trascender lo que hoy nos obstaculiza el crecimiento como personas y sociedades.
Conceptos que nos rigen hoy como la república, la democracia, la constitución, las libertades civiles, etc., alguna vez fueron propuestas por idealistas que se arriesgaron a hacerlo en contra de una realidad supuestamente operacional e inamovible. Es por eso que hoy es un gran momento para proponer ideas y cosas nuevas, para buscar trascender lo que hoy nos obstaculiza el crecimiento como personas y sociedades.
-juan carlos guerra, diciembre 7 , 2011
Tuesday, 6 December 2011
The misuse of power and the bastardization of discourse
Constructing rational and linguistic lifeworlds with the intent of mirroring our most pressing material realities is not only a human trait, it is a practice that has been successfully transposed to articulate the legimitations of political societies throughout global history. But the irony is that the more complex a group becomes, the more elaborate its justifications for homogeneity need to be. So our ideas of social harmony and cohesion lie within a balance of alternatives - between what exists and what can be achieved – collectively.
In this regard we could position the claim that certain nations’ ways of life, ethics and morality has been perennially utilized to justify the meddling by our representatives – governments and their extensions - in other countries and regions around the world.
For an example look no further than the once isolationist United States of America. The USA imperiously turned outwards once it realized that its goals of growth, progress and freedom could not be met with the available domestic resources. In this sense, empire (at the onset) was not a planned outcome of foreign policy, but became one as the natural result of social needs that needed to be continuously fed in order to perennially legitimize the American way of life and its cultural representation.
This context serves to posit the USA’s military ventures abroad –epitomized in the attached video- that seem to suggest and reinforce the idea that their values of liberal democracy and free markets are being squandered because of the real intentions of power that lay beneath its eagerness for a multifaceted interference around the world but which real workings are now being uncovered by the Internet.
There is nothing new to contravene claims of a political world comprised of states which main goal is to use globalization for the perpetuation of their own specific ethnic and national identities. Hence, realizing how international politics operate is more a matter of acceptance. Once we have accepted how reality functions and is shaped by states we can propose alternatives. In this particular case the video attacks the hypocrisy of a national identity –represented by the US flag- that is basically being waved as a justification for a common imperial mentality that has aggressively overdosed on violence both locally and internationally. A mercenary army everywhere is gobbling resources up, and it safe to say that it is only superficially aware of its participation in a much greater game that transcends mere army briefings. The US flag here could be seen as the epitome of the bastardization of a discourse of liberty and human civilization. What are they fighting for besides the obvious?
‘Justice is peace’ elicits the narrator in the video. In a globalised human community what happens with one nation does not pertain to itself in isolation. What could be simpler to understand but simultaneously so difficult to implement by the architects of a declining power like the United States of America?
-juan carlos guerra, dec 6th 2011
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Política / Internacional,
Sociología
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