Sunday, 1 February 2009

La Blanca Refracción del Halo Espiritual



No cabe duda que el aparejar a ciertos colores con ciertos valores es una practica cultural histórica. La realidad es que los colores han sido revestidos de significados por básicamente dos visiones del mundo social.

Por un lado están las religiones, siendo en occidente las judeo-cristianas. Como ejemplo tenemos el uso del verde en el Islam, que representa el color de la naturaleza, y por ende, de la vida. El Judaísmo relaciona al color azul con el cielo y el mar, y desde esta cosmovisión, estos elementos se asocian con la divinidad. En cuanto al blanco podemos decir que hay una especie de similitud. Para los musulmanes representa la pureza y la paz, mientras que para los judíos representa la fe. El blanco es asociado con la pureza, la inocencia, la santidad, la bondad, la virginidad y la perfección en el cristianismo.

Por otro lado tenemos a la ciencia. Para este grupo de especialistas tenemos que los colores son estudiados más como cualidades de la naturaleza de la luz. En este sentido, la luz emite ondas, y la longitud y la vibración de las mismas marca el color que observamos como consecuencia. En pocas palabras, esto quiere decir que la ciencia no atribuye cualidades y valores al color a placer, ni tampoco lo deja a la interpretación. El color en este sentido, es un reflejo real de las cualidades del objeto que representa. La estrella azul es así porque es mucho mas caliente que una estrella roja. El color refleja con precisión cuanto calor es liberado por dicha estrella.

Algunas religiones orientales - como el budismo y el hinduismo - basan mucha de su filosofía en la lógica o la razón. Esto quiere decir, por ejemplo, que algunas premisas filosóficas tienen, según ellos, fundamentos comprobables. En este sentido, en el renacimiento budista o la reencarnación hindú, la energía no se destruye, si no que se transforma. Esta realidad es bien aceptada por la Segunda Ley de la Termodinámica de la ciencia física, visión que vino a comprobarse científicamente mucho más adelante. 

Pero aunque la ciencia se muestre escéptica ante fenomenos como el renacimiento o la reencarnación, no quiere decir que esto falsifique los cánones de dichas religiones. Lo que se esta diciendo es que estas últimas basan sus creencias más profundas en la lógica y la razón, y por ende son “científicas”, ya que de forma similar a la ciencia, también   se basan en la observación y la comprobación de los fenómenos que refrendan. Esto no quiere decir que se asemejen o que intenten ser ciencias, lo que quiere decir es que las experiencias místicas de aquellas creencias orientales son puestas bajo el escrutinio de forma analogica a como lo hacen las ciencias.  


Siguiendo esta línea de pensamiento podemos analizar el sistema de los chacras proveniente de la India, que tanto se ha puesto de moda gracias a la practica contemporánea del yoga. Para esta visión de la espiritualidad, cada punto del cuerpo es un punto energético que emite energía, y por consiguiente, cada punto se puede relacionar con un color correspondiente.

 Que este sistema místico hindú relacione a los colores de manera más científica con la energía no quiere decir que muchos otras visiones dentro de esta mismas religiones no usen los colores de la manera judeo-cristiana, como se explico anteriormente. Basta solo el ejemplo más obvio del ubicuo buda “dorado” que es deificado en muchas partes de Asia. Lo que originalmente representaba lo valioso de sus enseñanzas (el uso del dorado siendo simbólico de esto) se acabo transformando en  rendir pleitesía a la mera representación en si misma. Esto resulto en una alabanza devocional al buda como algo valioso en si mismo.

Independientemente de eso, el sistema de los chacras propone una visión más interdependiente y holistica de la vida. En este sentido, cada chacra representa una elemento físico y espiritual del individuo, que este mismo debe integrar con mucho esfuerzo y disciplina para lograr el desarrollo personal. El color blanco, en este contexto, representa la combinación de los colores en su totalidad. Constituye la coronación del agregado colectivo y del balance de las potencialidades humanas. 

Cada chacra represento un centro energetico con una función correspondiente. El primero es el chacra base  y su color es rojo. El segundo es el chacra sensual/sexual/ emotivo y es color naranja. El tercero es el chacra del Ego y es amarillo.  El cuarto es el chacra de la compasión y es verde. El quinto es el chacra de la correcta habla y es azul celeste. El sexto es el chacra de la clarividencia y es color indigo. El septimo es el chacra de la corona y puede ser violeta o blanco.

En este sentido, la energía sexual, como una parte estructural de la vida personal entre otras, no debe de ser reprimida, si no que debe de ser comprendida y desarrollada para lograr una sintonía con el resto del sistema. Esta no se supedita de manera jerárquica al resto, si no que al permitírsele funcionar de manera correcta se trasciende la misma para ser incluida en el agregado y desarrollo funcional del individuo.

Si uno cree que la ciencia moderna es a veces complicada y que sus especialistas se convierten en nuevos “clérigos” de lo correcto y aceptado, podemos volver a lo más sencillo para poder entender la base de sus conocimientos. El simple hecho de colocar un prisma sobre un rayo de luz y observar el espectro de colores que resulta, o hacer una combinación de los colores hasta lograr el blanco, o porque no, observar como la luz del sol provoca un maravilloso espectáculo multicolor en el arco iris, bastaría para darnos cuenta que a veces lo sencillo que es utilizar lo más cercano a nosotros para lograr una mejor comprensión de las experiencias en las cuales participamos y que definen nuestra vida.

Siguiendo este mismo argumento, entonces, podemos intentar reposicionar al color blanco utilizando este esquema. ¿Lo dejamos en el pináculo de la jerarquía judeo-cristiana, aislándolo de cualquier influencia extraña que manche su pureza? ¿O lo ponemos en si en la cúspide de una pirámide espiritual que lo posiciona de manera interdependiente e inclusiva en ese sitio trascendente?

 Por ultimo, y no por eso menos importante, una pregunta. ¿Cual seria entonces el significado espiritual del halo blanco que emanan seres tan divinos como el Buda o Cristo? ¿Habrán incluido estos personajes colores tan disímiles como el amarillo (ego) , el naranja (sexo), o el verde (corazón compasivo) como parte de un trayecto espiritual techni-color?

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