Probablemente no exista movimiento musical mas incomprendido que el Rave. Parte de las acusaciones mas comunes se centran en dos criticas. La primera se relaciona al hecho de que el Rave se practica de forma atomizada, donde los individuos bailan de manera independiente. Y según esta critica, el tipo de baile que se lleva ahí acabo, no muestra ninguna coherencia o relación a lo comúnmente entendido y aceptado - como por ejemplo el fenómeno de baile dentro de un salón y con una pareja establecida.
Esta critica pierde fuerza cuando analizamos detenidamente los posibles motivos para la practica del Rave. Si la gente baila sola es porque aquí se brinda una oportunidad para relacionarse directamente con uno mismo, donde se abre un espacio para representarse a uno y su narrativa en comunión con la música. No es necesario nada mas que un buen beat para que la persona experimente con su cuerpo, y con las extremidades del mismo, para así lograr un mejor auto-conocimiento y auto-estima. Es natural que al bailar como parte de este fenómeno tan original, solo es fundamental también que el Disc Jockey busque la empatia consigo mismo y con su música, para lograr sintetizarse y fundirse con cada participante que ahí este presente.
La verdad es que el Rave se asemeja mucho mas a un pasado humano tribal donde pequeñas tribus estaban unidas por objetivos mucho menos ambiciosos que los de la masiva sociedad contemporánea. El supuesto baile normal cumple con determinadas reglas y expectativas. El Rave solo cumple en función de lo que la persona originalmente busque y se lleve en conjunción con la energía del DJ y de los demás asistentes que estén ahí disfrutando. Ambos estilos de baile son rituales humanos. La gran diferencia es que el Rave le permite al participante explorar e ir mas allá de las pocas expectativas que tiene el de salón el cual es básicamente para divertirse. El Rave divierte, pero trasciende al entretenimiento, hasta en ocasiones pudiendo lograr características terapéuticas. Es un estar ahí y ahora consigo mismo sin nada mas que el preciso momento que se tiene. La música es el perfecto acompañante.
Por otro lado esta la acusación de que el Rave es un sinónimo del uso permisivo de la droga. Aquí es donde esta categorización se muestra mas ignorante dado que la droga si es una realidad, pero solo lo es en el sentido que la persona que esta experimentando con si misma la busque para complementar ese momento y la experiencia. Esto quiere decir que generalmente la gente que consume algún tipo de sustancia en un Rave también lo haría en alguna otra actividad la cual lleve acabo. Si la persona decidió “amplificar” o “modificar” su experiencia, es cosa de el o ella. La manera mas fácil de derrotar a esta critica sin fundamentos es que ni el salón de baile común, ni ninguna otra actividad social y humana contemporánea se salva de la utilización de estupefacientes.
Lo mas sencillo es acusar a un movimiento que en teoría “disocia” a la persona de sus valores comunitarios. Pero la verdad de las cosas es que el Rave seguirá siendo el espacio mas abierto para lograr una comunión con uno mismo, la música y la naturaleza.
Esta critica pierde fuerza cuando analizamos detenidamente los posibles motivos para la practica del Rave. Si la gente baila sola es porque aquí se brinda una oportunidad para relacionarse directamente con uno mismo, donde se abre un espacio para representarse a uno y su narrativa en comunión con la música. No es necesario nada mas que un buen beat para que la persona experimente con su cuerpo, y con las extremidades del mismo, para así lograr un mejor auto-conocimiento y auto-estima. Es natural que al bailar como parte de este fenómeno tan original, solo es fundamental también que el Disc Jockey busque la empatia consigo mismo y con su música, para lograr sintetizarse y fundirse con cada participante que ahí este presente.
La verdad es que el Rave se asemeja mucho mas a un pasado humano tribal donde pequeñas tribus estaban unidas por objetivos mucho menos ambiciosos que los de la masiva sociedad contemporánea. El supuesto baile normal cumple con determinadas reglas y expectativas. El Rave solo cumple en función de lo que la persona originalmente busque y se lleve en conjunción con la energía del DJ y de los demás asistentes que estén ahí disfrutando. Ambos estilos de baile son rituales humanos. La gran diferencia es que el Rave le permite al participante explorar e ir mas allá de las pocas expectativas que tiene el de salón el cual es básicamente para divertirse. El Rave divierte, pero trasciende al entretenimiento, hasta en ocasiones pudiendo lograr características terapéuticas. Es un estar ahí y ahora consigo mismo sin nada mas que el preciso momento que se tiene. La música es el perfecto acompañante.
Por otro lado esta la acusación de que el Rave es un sinónimo del uso permisivo de la droga. Aquí es donde esta categorización se muestra mas ignorante dado que la droga si es una realidad, pero solo lo es en el sentido que la persona que esta experimentando con si misma la busque para complementar ese momento y la experiencia. Esto quiere decir que generalmente la gente que consume algún tipo de sustancia en un Rave también lo haría en alguna otra actividad la cual lleve acabo. Si la persona decidió “amplificar” o “modificar” su experiencia, es cosa de el o ella. La manera mas fácil de derrotar a esta critica sin fundamentos es que ni el salón de baile común, ni ninguna otra actividad social y humana contemporánea se salva de la utilización de estupefacientes.
Lo mas sencillo es acusar a un movimiento que en teoría “disocia” a la persona de sus valores comunitarios. Pero la verdad de las cosas es que el Rave seguirá siendo el espacio mas abierto para lograr una comunión con uno mismo, la música y la naturaleza.
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