Justicia antes que lo legal es igualdad de oportunidades para todas las partes que integran cualquier sistema social.
Además del respeto minimo que merecen, quienes por realidad histórica dependen de un centro de poder, se deben establecer condiciones para que cada grupo pueda determinarse por si mismo, mediante atributos políticos que les corresponden por ciudadanía.
Justicia como igualdad de oportunidades es sinónimo de un equilibrio entre las partes, para que ninguna obstruya a las demás y no se afecte el funcionamiento colectivo.
Entonces, la justicia ya en un sentido legal debe aplicarse primero a la autoridad misma, para limar sus excesos y mantenerla sana en su rol regulador y de arbitraje. La clave es preservar a la colectividad en un balance para que fluya sin asperezas y pronunciados despuntes. A toda costa hay que evitar que la sociedad se convierta en una pirámide de peligrosas desigualdades, donde las partes olvidadas atenten contra quienes no les respetan ni les toman en cuenta.
Analogías de esto son el equilibrio del cuerpo y el medio ambiente. La mente debe fluir como administrador y no imponerse sobre un cuerpo hostíl, cuyo mal funcionamiento eventualmente pondrá en entredicho a cualquier cabeza y albedrío. Por su parte la naturaleza, usurpada de sus funciones cíclicas y espontáneas por un ser lineal y racional, acabará imposibilitando la vida del hombre con todo y sus ideas.