Tuesday 24 November 2015

La guerra contra el efectivo

'Los bancos de EUA y Europa están tratando de desarrollar un sistema de transacciones sin dinero en efectivo'
Harald Malmgren (1935- ) Asesor presidencial estadounidense
La eliminación del dinero en efectivo empoderaría aún más al sector financiero sobre la ciudadanía, la cual sufriría una considerable pérdida de privacidad.
Dicha medida debe ser tomada con cautela, ya que no está pensada para favorecernos.
Las razones detrás de la descabellada intención son:
Primero, la banca quiere expandir sus tentáculos especuladores sobre la sociedad, específicamente en lo que tiene que ver el con la emisión de la deuda y la usura. Eliminar el papel y las monedas equivale a neutralizar cualquier mecanismo tangible de intercambio, facilitándole al sistema la administración tecnológica de la economía. Sin rastro físico se volvería mucho más fácil jugar con las cifras como si fueran apuestas.
El efectivo te protege de fluctuaciones repentinas en la economía, como el colapso de la bolsa de valores, la bancarrota de alguna organización, o la manipulación de la tasa de interés.
Segundo, el sistema financiero desea incentivar todavía más el consumo que se ha deprimido desde la crisis de 2008. Ademas, las tasas de interés de 0% hacen casi imposible que la gente quiera tener su dinero en el banco, por lo cual muchos han optado por guardarlo en sus casas.
Suprimir el dinero en efectivo forzaría a la gente a entregar sus ahorros personales, que serían intercambiables por crédito digital. Esta drástica transformación en la cultura económica tendría como efecto la proliferación de todavía más crédito para el consumo, tendencia que viene al alza desde la aparición de las tarjetas de crédito a partir de la década de los 80.
La tercera razón es profundizar la supervisión y vigilancia de las finanzas del pueblo, que de facto estaría entregándole mayor poder a los ‘arquitectos del intercambio’. Para este fin se usarían súper computadoras como las que ahora permutan cifras en fracciones de segundo. No hay que olvidar que muchas veces estas maquinas son las que potencian el robo a gran escala, como pudimos atestiguar con la apertura informativa en relación al modus operandi de Wall Street.
Tal vez la mayor tecnologización del intercambio financiero prevendría la evasión y el fraude fiscal. Sin embargo, en la práctica tendría que cambiar la cultura que tenemos, que permite que las grandes fortunas no paguen impuestos por supuesta conveniencia colectiva. Actualmente la ‘reforma financiera’ mexicana le dio más poder al Estado y a la banca sobre el deudor (espionaje), pero eso no resultó en más libertad civil. Asimismo, el Estado ha hecho lo propio, modificando leyes para lubricar su intrusión en asuntos ciudadanos. Es por eso que la idea de canjear otra forma de interacción humana más por sistemas automatizados de utópica inspiración me parece aterradora.
La cuarta razón es el lógico afán de la banca de incrementar sus cobros por transacción, lo cual bajo un esquema sin dinero en efectivo elevaría el riesgo para el cliente frente al sistema. La privatización de la banca le enseñó a México que los bancos nunca limitan su avaricia. Entonces, ¿para qué facultarlos más?
En resumidas cuentas, eliminar el dinero en efectivo empoderaría todavía más a la corporación, esa que en nombre de las libertades individuales ha arrasado con la representación política y la república misma. Fue gracias a la posmodernidad informática –con su aceleración de procesos virtuales a escala global– que la corporación logró ‘zafarse’ del control del Estado-nación que le brinda su domicilio fiscal. Sin dinero en efectivo la corporación reforzaría sus lazos horizontales con otras corporaciones, simplificando la imposición vertical de directrices múltiples para sus clientes.
El dinero alguna vez valía por el peso de sus mecanismos, como eran las piedras que se cargaban o los metales con que se acuñaban. Esto dio paso a la impresión de billetes como notas promisorias. O sea, el poder de intercambio fue gradualmente desvinculándose del portador para terminar en los ‘brazos’ del emisor. Esto es exactamente lo que le ha permitido manipular el destino de la sociedad. Hoy estamos secuestrados por las corporaciones financieras privadas, que no contentas con eso, ahora planean desaparecer al dinero  cual truco de magia.

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